Gracias, Obama. Por Iroel Sánchez
En una conferencia de prensa en Panamá, al concluir la Cumbre de las Américas efectuada allí en abril de este año, Barack Obama afirmó que su objetivo en Cuba no es el “cambio de régimen”.
Sin embargo, en una entrevista que acaba de ofrecer a Yahoo News, en vísperas de cumplirse el primer aniversario de lo que EEUU ha denominado un “nuevo comienzo” la Isla, el presidente estadounidense ha reclamado una “transformación sustancial” de la sociedad cubana y ha condicionado con ello el presentar “argumentos más fuertes al Congreso sobre la importancia de eliminar el embargo”.
En sus declaraciones a Yahoo, Obama no sólo ha reiterado los habituales clichés de las administraciones norteamericanas sobre libertades y derechos humanos sino que ha llegado a ir en contra de la opinión mayoritaria de los cubanos que participaron en la discusión de los Lineamientos que rigen los cambios económicos en la Isla al oponerse a que las empresas estatales sigan siendo en Cuba “la fuerza económica dominante”
Contradictoriamente con estas declaraciones, la inversión de una empresa estadounidense en la Zona Económica de Mariel para producir pequeños tractores dirigidos a agricultores privados cubanos, lleva meses esperando aprobación del gobierno estadounidense.
Esto hace pensar que no es el desarrollo de una economía productiva no estatal, sino la posibilidad de vincular emprendedores privados directamente a EEUU para poder utilizarlos en su estrategia desestabilizadora, lo que interesa a Washington.
Como si no fuera lo que hacen todos los visitantes en Cuba, incluyendo funcionarios de su administración como John Kerry y Roberta Jacobson, el Presidente ha presentado como un desafío “la posibilidad de reunirnos con cualquiera y hablar con cualquiera” en un hipotético viaje a La Habana.
A pesar de aparentemente desafiar al gobierno cubano, este mensaje está dirigido a los congresistas de la ultraderecha miamense, porque es obvio “cualquiera” se refiere a las personas beneficiadas en Cuba con los más de cincuenta millones de dólares que cada año ellos solicitan en el Congreso y la Administración gestiona para “programas prodemocracia” en la Isla.
Coincidiendo exactamente con la prensa y la academia supuestamente libres que hace muy pocos díasreclamaban lo mismo en voz de Carmelo Mesa Lago y el diario español El País, Barack Obama también ha llamado a “acelerar las reformas”, y ha dado razón a quienes acusan al periódico madrileño de “órgano oficial de la Casa Blanca en lengua castellana“.
Como si además de mantener en pie todas las asignaciones multimillonarias para programas subversivos en Cuba, e instrumentos de propaganda y desestabilización como las transmisiones de Radio y Tv Martí, la política migratoria de pies mojados-pies secos y el programa de estímulo a la deserción de médicos cubanos, hiciera falta algo más, la entrevista incluye una burla sobre el reclamo histórico de los cubanos sobre el territorio que EEUU ocupa en Guantánamo, el presidente afirmó:
“No hay duda de que a ellos les encantaría que les devolviéramos Guantánamo. Pero sospecho que va a ser una discusión diplomática larga que durará más que mi administración”
En diciembre de 2014, presionado con la realidad de que se hundiría en la nada la Cumbre de las Américas en Panamá si Cuba no asistía, Barack Obama tuvo un discurso conciliador que ratificó al efectuarse ese evento en abril, también presionado por la situación creada con la torpeza de declarar a Venezuela amenaza a la seguridad nacional de EEUU. Hoy, envalentonado por las victorias electorales que sus aliados han cosechado en Argentina y Venezuela, no ha disimulado el lenguaje injerencista.
A la de vigencia de todas las armas de su estrategia anticubana: el bloqueo, la política migratoria selectiva y discriminatoria, los fondos y entrenamientos para la subversión, y las transmisiones ilegales de radio y televisión, y las dificultades que el control parlamentario de sus servidores venezolanos tratará de crear a la alianza económica con la Revolución bolivariana, EEUU trata de sumar a su favor ahora el acceso a las instituciones y funcionarios cubanos a través de su embajada en La Habana, el intercambio de delegaciones y la búsqueda de aliados en la emergente economía privada de servicios, asociada a la creciente llegada de viajeros estadounidenses a la Isla.
Independientemente de que Obama viaje o no a Cuba en 2016, la confrontación se profundiza pero también se transparenta. Con sus declaraciones a Yahoo News, el Presidente estadounidense devela toda la hipocresía con la que actuó el 17 de diciembre de 2014, enseña que sólo las presiones hacen a Washington cambiar de postura y rescata para nuestra memoria lo más valioso de aquel día: la alegría por el regreso a la Patria de los antiterroristas presos injustamente en EEUU. Gracias, Obama.
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