El final del orden unipolar dirigido por Estados Unidos se ha manifestado claramente después de la pérdida de la guerra indirecta contra Rusia en Siria, a pesar de lanzar bombas bastante más rápido de lo que las industrias estadunidense podían fabricar.
Durante el último año y medio, una lucha silenciosa se ha librado en la pequeña nación de Burundi, en el África oriental.
Tanto los Estados Unidos como la Unión Europea han exigido en varias ocasiones la dimisión del Presidente de Burundi, Pierre Nkurunziza, mientras que Rusia y China le han apoyado en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, lo mismo que sucedió con Siria.
Al oeste, hace frontera con una zona sumamente rica en recursos, como es la República Democrática del Congo.
Al norte, hace frontera con un famoso aliado de los Estados Unidos y un apoderado militar: Ruanda.
Al este, se sitúa Tanzania, que también apoya a Rusia y a China y hace frontera con el Océano Índico.
Las empresas de Rusia y China han obtenido los principales contratos de las minas de Burundi, y estos países, a su vez, han bloqueado resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que condenaban, sancionaban y enviaban equipos armados a Burundi.
Tanto Estados Unidos como Europa han castigado a Burundi recortando en ayudas, imponiendo sanciones y haciendo la vista gorda a las agresiones transfronterizas de Ruanda.
La prensa y las autoridades occidentales, incluida la embajadora de las Naciones Unidas Samantha Power, han realizado también una incesante campaña de propaganda de guerra contra Burundi.
El 28 de diciembre del 2016,
el Washington Post publicó un ataque contra Burundi sin más evidencias que las presentadas en su publicación PropOrNot de denuncia de medios online independientes, o su acusación sobre que Rusia habría pirateado los ordenadores del Partido Demócrata e incluso la red eléctrica estadunidense en Burlington (Vermont).
La historia fue inicialmente titulada “Sirvieron a un régimen abusivo. Aun así, la ONU los hizo contingentes de la paz” pero fue posteriormente cambiada a “La ONU descubre que algunos de los contingentes de paz tienen un pasado alarmante”.
Esto hacía referencia a los 1.130 burundianos del contingente de paz de la ONU, que sirven principalmente en Somalia y en la República Centroafricana, situándolo así en la posición 23 del mejor contribuyente a las misiones de paz de la ONU desde el 31 de julio del 2016.
El periódico Washington Post, además de haberse basado en testigos anónimos y que su información está fechada y manufacturada en Ruanda, critica a los soldados de Burundi pero no menciona que en los diez principales contribuyentes de tropas de las misiones de paz de las Naciones Unidas se incluyen países que comenten infames violaciones de los derechos humanos como son Etiopía, India, Paquistán, Bangladesh, Ruanda, Nepal, Egipto e Indonesia.
Etiopía, donde una minoría de la etnia tigray (6%) gobierna con puño de hierro, es el principal contribuidor a las tropas de la paz de la ONU, con 8.333 miembros desplegados, siete veces más que Burundi.
El activista por los derechos humanos de Etiopía y residente en Washington D.C., Obang Metho, fundador del Movimiento de Solidaridad por una Nueva Etiopía, afirma que Etiopía escapa de las críticas sirviendo a Occidente.
“El gobierno de Etiopía, la minoría étnica que gobierna, aterroriza a su propio pueblo, y no son criticados porque son protegidos de Occidente. Desde Bush hasta Obama. Cualquier cosa que Occidente les pida, lo harán”.
Matho también llama a Etiopía un régimen de segregación étnica. “Los habitantes de Etiopía no solo lo llaman minoría étnica. Lo denominan segregación étnica, porque es igual que lo sucedo en Sudáfrica y en otros países.
Este pequeño grupo minoritario controla la seguridad, la inteligencia y la economía, de hecho cualquier sector, y se aprovechan de este hecho para dividir para conquistar, dividir a un grupo étnico contra otro”.
Estados Unidas nunca ha llamado la atención al Presidente de Etiopía Mulatu Teshome o al antiguo Primer Ministro Meles Zenawi con el fin de que dimitan, tal y como lo han hecho con el Presidente de Burundi, Pierre Nkurunziza.
La asesora del Consejo de Seguridad Nacional y antigua Embajadora de la ONU, Susan Rice, dio un discurso homenaje de15 minutos en el funeral de Zenawi.
Ann Garrison
Ann Garrison es una periodista independiente con base en Oakland, USA.
Pambazuka News, ‘Washington Post’ attacks Burundi’, publicado el 12 de enero de 2017.
Traducido para Umoya por Clara Donoso Fernández.
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