Mientras que Teherán se implica en reuniones multilaterales para la solución de crisis regionales, sus oponentes, liderados por Tel Aviv, están tratando de unirse en su contra.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, viajó al Reino Unido prometiendo prestar la máxima atención a la cuestión de la formación de un "frente unido" internacional para repeler la "agresión iraní".
Asimismo, expresó esperanza en que los nuevos líderes del Reino Unido y Estados Unidos tomen una postura más dura contra Irán que sus predecesores, que, haciendo caso omiso de los llamamientos de Israel, libraron a la república islámica de las sanciones a cambio de limitar su programa nuclear.
Sin embargo, los expertos iraníes entrevistados por Sputnik aseguran que el principal agresor en Oriente Próximo es Israel, y no Irán.
Hassan Hanizadeh, politólogo iraní y exdirector de MehrNews, agencia de noticias líder en Irán, señaló en una entrevista con Sputnik Persa que no se va a escuchar el llamado de Netanyahu, porque hoy en día la comunidad internacional apoya a Irán.
"Estas declaraciones no son nada más que propaganda contra Irán de Benjamín Netanyahu.
En primer lugar, el propio Israel es un gran agresor contra el Estado árabe de Palestina.
Todos los días, como resultado de la ocupación israelí en tierra palestina, cientos de jóvenes palestinos mueren o se encuentran en las cárceles israelíes.
El régimen de Israel es el mayor violador de los derechos humanos en el mundo debido a la matanza de niños palestinos en la franja de Gaza", afirma Hanizadeh.
En cuanto a Netanyahu, es necesario tener en cuenta que han sido presentados contra el primer ministro israelí graves cargos por corrupción. En este contexto, Netanyahu está tratando de atraer la atención y la simpatía del público con la ayuda de acusaciones sin fundamento contra Irán, considera el experto.
Según el politólogo, muchos países, incluidos algunos Estados miembro de la UE, se oponen firmemente a la política de colonización y construcción de ciudades israelíes en tierras palestinas ocupadas.
Por lo tanto, las declaraciones de Netanyahu no surten efecto. No hay muchos países que estén dispuestos a apoyar a Israel.
Hanizadeh destacó que el país hebreo había ocupado varios territorios árabes: los altos de Golán, la franja de Gaza, Jerusalén Este y otros terrenos dentro de las fronteras marcadas en 1948.
En consecuencia, Israel "no tiene derecho a hablar sobre la agresión de Irán; y el propio Netanyahu debe ser llevado ante la justicia por el asesinato de niños palestinos", a su juicio.
Otro experto entrevistado por Sputnik, Hossein Ruyvaran, es profesor de la Universidad de Teherán y exdirector de la oficina regional de la TV estatal de Irán en Beirut.
Este experto en Oriente Próximo aseguró que la principal amenaza para la región proviene de Israel, que está tratando de "redirigir la brújula del mundo geopolítico contra Irán".
"Israel es la causa principal de todos los conflictos en la región de Oriente Próximo.
Desde la fundación de este Estado en 1948, la zona ha visto muchas guerras provocadas por Israel: en 1948, 1956, 1967, 1973, 1982, 2006, 2008, 2012 y 2014 años", recuerda.
Tan solo hace unos días, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la resolución número 2234, que condena enérgicamente la política de ocupación y la construcción ilegal de asentamientos israelíes en tierras palestinas, señaló Ruyvaran.
https://mundo.sputniknews.com/defensa/201702071066777580-israel-agresion-iran/
¿De dónde provienen las atrocidades en el comportamiento israelí y su persistente impunidad?
Uno a menudo queda atónito, con una sensación profunda de desagrado, interrogándose acerca de cómo pueden soldados israelíes cometer algunos actos tan miserables, abusivos, tan desoladoramente inicuos.1
Y uno hace tales juicios a partir de sus puntos de vista. Implícita, inconscientemente, uno elabora estos juicios o sensaciones a partir de sus propios patrones de conducta.
Pero hay que conocer las raíces de tales comportamientos para mejor entender la situación. Que no significa, necesariamente, aceptarla, como podríamos deducir del famoso pensamiento de Mme. de Stäl; “Comprenderlo todo es perdonarlo todo”.
Antes de abordar este universo, quiero hacer una referencia, un agradecimiento y un reconocimiento a Israel Shahak, el judío polaco internado en 1943, a los 10 años, en un campo de concentración nazi junto con sus padres, del cual escapan la madre y él luego de la muerte de su padre y que al final de la guerra se embarca gozoso como novel sionista en un barco con rumbo a Palestina, es decir Sion.
Según el mismo Shahak, ese viaje y la organización verticalista de la tripulación sionista a bordo, lo puso en alerta respecto de ese mensaje.
Pero era adolescente e iba a tardar unos años en darse cuenta que el sionismo y su portavoz David Ben Gurion querían algo radicalmente distinto a lo que él valoraba.
Sus muchas contribuciones revelaron siempre que la humanidad (lo universal) se anteponía a la comunidad o la tribu (lo particular), como aconteció con su denuncia de un episodio en que un judío piadoso no acepta en sabbath ceder su teléfono para una asistencia médica urgente a un no-judío.
Shahak se dedicó a traducir al inglés sugestivos textos que hasta entonces circulaban sólo en hebreo. Gracias a él, entonces, hemos podido acceder en los ’80 al Plan denominado con el nombre de su autor, Oded Yinon, un estratego israelí que diseña el viejo “Divide y vencerás” sobre los estados y países limítrofes o cercanos a Israel (Irak en 3 partes, Egipto en 6, Sudán en 2, Siria en 5, etcétera).
Shahak también ha traducido al inglés textos fundamentalistas de la religión judía que arrojan luz sobre los comportamientos tanto de la sociedad israelí como de sus elencos religiosos y militares para con los palestinos (y otras poblaciones no judías).
Es imposible magnificar el significado de la labor esclarecedora de Shahak respecto de textos de las organizaciones religiosas que han ido tomando cada vez más peso dentro de la militarizada sociedad israelí.
Textos escritos en hebreo y que a menudo dichas redes muy sectarias ni siquiera traducen para sus propias reparticiones fuera del país.
Es de imaginar que si entre judíos está restringida la circulación de algunos pensamientos, ¡lo que quedará para “el mundo exterior”, el “ancho y ajeno”!
Glosaremos sucintamente el trabajo de Shahak y Mezvinski (en adelante, SyM) titulado El fundamentalismo judío en Israel. 3
Sabemos que la formación del Estado de Israel proviene de una curiosa combinación de judíos askenazíes que tenían un muy débil vínculo con la tierra palestina, asiento histórico de diversas poblaciones, entre ellas la judía, que a menudo coexistieron.
La población judía no fue ni la originaria ni la única ni la última.
El sionismo surge como un movimiento de reafirmación de la perseguida identidad judía. Pero no surge en cualquier lugar de la difundida territorialidad judía de fines del s XIX. Surge específicamente en la comunidad askenazí de la Europa Central.
No surge, por ejemplo, en las numerosas poblaciones judías existentes en el mundo islámico.
Theodor Herzl, uno de sus fundadores, estaba convencido que la solución a los padecimientos judíos, a su discriminación, a la maldición cristiana contra los que condenaran a Cristo pasaba por hacer “rancho aparte”.
Llega a estimar, en términos político-tácticos, al antisemitismo como un aliado para favorecer esa separación.4
El sionismo se presenta inicialmente como un movimiento laico, no confesional, pero que no quiere romper con la religión judía, en realidad parece querer aprovecharse de ella.
Poco a poco empiezan a entender que el único vínculo ligador (religare, origen etimológico del vocablo religión) que tiene lo judío es lo religioso; la Torah y otros libros “sagrados”.
Pero por eso también se va constituyendo cierto judaísmo refractario al hecho sionista. 5
¿Materialista y terrenal o místico en contacto con alguna divinidad?
Palestinos que el mismísimo Ben Gurion calificaba como los verdaderos descendientes de los judíos bíblicos (islamizados). Claro que eso lo dice Ben Gurion hasta fines de la década del ’20, luego, nunca jamás.
Entendemos que para superar el tremendo obstáculo de la presencia “ajena”, de una sociedad viviente en donde uno pretende ser el dueño absoluto se necesita una ingente elaboración ideológica que le otorgue impunidad psicológica al despojo que se aprestan a hacer.
Por ejemplo, denominar la conquista de la tierra palestina “redención” tiene una enorme carga ideológica: no se trata de conquistar la tierra, como vulgares invasores; se redime esa tierra; se le quita a “usurpadores” o meros ocupantes y se la devuelve a su verdadero, profundo, eterno sentido; el que le diera, según escrituras, un dios a la tierra “de la leche y la miel”.
Esta autoasignación de un papel tan especial a los judíos, en rigor a los askenazíes, calza como el guante en la mano con la noción de “pueblo elegido”, tan elaborada dentro de la colectividad judía.
Es a partir de asegurarse la excelencia propia que se puede empezar a desechar todo prurito, toda noción de respeto hacia lo ajeno. Como nos enseñó Tikkanen, el dibujante, el Quino finlandés: “Mi moral es tan pero tan buena que no se daña haga yo lo que hiciere.”
Eso es partir de la excelencia propia.
En el caso sionista, autorizada, refrendada, absolutizada, eternizada por un tal dios, presuntamente judío.
SyM relatan cómo los grupos religiosos van tomando más influencia en la sociedad israelí que hasta la década de los ’70 estuvo gobernada al menos nominalmente por “laicos”.8
Hasta entonces −aclaran− Moshe Dayan, la dirección del estado sionista y sus inseparables aliados de EE.UU., buscaban una cierta alianza o convivencia con los clanes palestinos mediante la cual Israel ocupaba toda tierra palestina que no estuviera en uso por sus habitantes ─y de ese modo comía tierras como un pacman─ y cedía, o más bien prometía ceder, el gobierno sobre las reducidas poblaciones palestinas a esos clanes.
Esta estrategia se basaba en la existencia de al menos dos actores: judíos sionistas y palestinos.
Desde 1967 la situación político-militar y social cambia radicalmente en Palestina/Israel, cuando Israel ocupa el 22% restante de la Palestina histórica (que no había sido deglutida en 1948, cuando la fundación del Estado de Israel).
Y los dirigentes sionistas y un buen sector de la sociedad israelí entienden que existe únicamente un actor; los que encarnan a Sion.
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