CASO NISMAN – SECRETOS INCONFESABLES:
No hace falta ser Sherlock Holmes para ver quien impulsó al fiscal a presentar su denuncia
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- marzo 1º, 2017
Leí con mucha atención en Página/12 dos notas muy buenas, casi impecables, de Raúl Kollmann sobre las resucitadas acusaciones de “traición a la patria” contra CFK y su canciller Timerman a propósito del Memorándum de Entendimiento con Irán, y el dictamen elogioso hacia ambos por esa iniciativa que firmó el fiscal Nisman en octubre, noviembre y diciembre de 2014, es decir al mismo tiempo que preparaba la acusación contra ellos, acusación que presentó extemporáneamente en medio de la feria judicial en enero de 2015.
Se trata de El caso del memorándum para principiantes y Cuando Nisman jugaba a dos puntas, notas que recomiendo leer con mucha atención. El “casi impecables” viene a cuento de dos frases de la primera:
“En diciembre de 2014 alguien le metió en la cabeza a Nisman que lo iban a echar de la Unidad Fiscal AMIA” y, más adelante, “La UFI-AMIA también ratificó en forma científica que se usó una camioneta en el ataque”.
Respecto a la última, ya demostré en Un balde rojo cuanta chantada puede esconderse detrás de la supuesta cientificidad, y respecto a la primera, destaco que no hace falta ser Sherlock Holmes para sospechar quien pudo ser ese alguien.
Y aunque se ha escrito en este sitio mucho sobre el particular, preferimos esta vez citar la última nota dominical de Horacio Verbitsky, Prepárense, que muy precisa.
Y es que mientras Kollmann se refiere a “oscuras transferencias de dinero, entre ellas una del Rey de las Vegas, Sheldon Adelson, desde Israel.
Nisman recibió 200.000 dólares en una cuenta oculta de Colonia, Uruguay”, Verbitsky precisa que “Entre 2010 y 2014, Nisman recibió 282.000 dólares transferidos por una empresa de Sheldon Adelson a la cuenta bancaria 9700-7548-MAJ-6325-AC874, de la sucursal uruguaya en Colonia del Banco israelí Hapoalim, cuyo detalle publiqué aquí el 24 de enero de este interminable 2016.
Adelson es socio de Paul Singer en el fondo buitre Elliot, y uno de los mayores aportantes a las campañas del primer ministro de Israel Benjamin Netanhayu y del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump.
La cooperación israelí en tecnología de inteligencia, seguridad y defensa fue acordada por Macri y Netanhayu ese mismo mes de enero cuando se encontraron en Davos, donde el presidente llevó un bufón. La declaración de emergencia en seguridad permite comprar esos juguetes sin licitación.
También coincidieron sobre el juzgamiento en ausencia de los acusados iraníes por la explosión de la DAIA en 1994. Macrì y Netanyahu ya se habían visto en Israel, en junio de 2014, cuando hablaron del fallo del juez de Wall Street, Thomas Griesa. “Habrá que pagar al contado”, opinó Macrì.
Esa es una de las promesas que cumplió desde el gobierno.
El gestor del encuentro fue su actual secretario de derechos humanos Claudio Avruj, socio del compañero sentimental de Patricia Bullrich, Guillermo Yanco.
Juntos administran la agencia de noticias Vis-A-Vis, financiada con publicidad oficial argentina y cuya principal fuente informativa internacional es el diario Israel Hayom, propiedad de Sheldon Adelson, desde el que se giraron las subsistencias a Nisman. ¿Me acusará la DAIA de antisemita por revelar estos pormenores?
Todo indica pues que Sheldon le envió a Nisman 282.000 dólares (equivalentes a más 5000 dólares mensuales durante cuatro años) en nombre y representación de los servicios secretos israelíes, en pago por sus buenos oficios.
¿Cuáles fueron esos buenos oficios?
Está claro que el eje fue mantener contra viento y marea acusaciones insustanciales contra altos funcionarios iraníes por haber sido supuestamente los instigadores de la voladura de la mutual judía de Buenos Aires.
Tal como reconoce Kollmann, “las únicas pruebas son declaraciones de opositores al régimen iraní”, para mas escarnio casi sin excepción de miembros de los Mujaidines al Jalk (MKO), una organización considerada terrorista tanto por los Estados Unidos como por la Unión Europea, amparada hasta su derrocamiento por Sadam Hussein y sospechada de servir de brazo ejecutor del Mossad en el asesinato de científicos nucleares iraníes.
Es a causa de esta falta de pruebas que me atreví a pronosticar, años antes de su muerte, que el fiscal Nisman nunca acudiría a Teherán a entrevistar a los funcionarios iraníes a los que tan livianamente acusaba e incluso a pronosticar que antes de ello se suicidaría quemándose a la bonzo, punto donde debo reconocer, no fuí preciso.
El banco Hapoalim, originalmente vinculado a la central obrera israelí, estuvo vinculado a la quiebra fraudulenta del Banco Mayo, cuyo presidente era Rubén Ezra Beraja, a la vez presidente de la DAIA, quien está siendo hoy juzgado, acusado de haber participado en el desvío de la investigación del atentado a la AMIA con el obvio propósito de que no se identifique a los asesinos.
Le damos la palabra a Daniel Schnitman, director del periódico judío La Voz y La Opinión:
“Los medios hegemónicos casi ni informan sobre lo que sucede en las audiencias del juicio por el Encubrimiento, a pesar de que un de los acusados es nada menos que el ex presidente (Carlos) Menem, el ex juez de la causa (Juan José) Galeano, y los fiscales (Eamon Mullen y José Barbaccia).
Fue Galeano quien imputó, sin ninguna prueba confiable, a funcionarios iraníes.
O sea, el mismo magistrado que encubrió a los verdaderos asesinos es el que imputó a los persas.
“A mi modo de ver, hay otro juicio indisolublemente ligado a éste–continuá Schnitman–. Fue el que se hizo por la quiebra fraudulenta del Banco Mayo en 1998.
Beraja, Salomón Cheb Terrab y otros 18 imputados fueron procesados por los delitos de asociación ilícita, administración fraudulenta y estafa en perjuicio de la administración pública.
Se investigaron maniobras que derivaron en un perjuicio al Banco Central de entre 300 y 600 millones de dólares, además de los perjuicios causados a los clientes de la propia entidad.
La cifra en cuestión es muy pequeña si seguimos la ruta del dinero del Mayo.
Medios israelíes asocian a los bancos Hapoalim, Discount y Leumí, que tenían oficinas en Argentina, con el Banco Mayo.
Beraja manejaba mediante testaferros mesas de dinero como Mayflower International Bank Limited, con sede en Bahamas y utilizando su condición de presidente de una federación de bancos cooperativos con sede en Panamá, entre otros muchos negocios turbios que según varios investigadores incluyeron el lavado de dinero proveniente del tráfico de drogas vía Ibrahim al Ibrahim y Monzer al Kassar.
La quiebra del Banco Mayo también se vinculó en marzo de 2015 con la fuga de dinero a través del HSBC por el entonces titular de la AFIP, Ricardo Echegaray.
Cito de memoria:
‘Existe un alto grado de conexidad entre nombres de las personas que fugaron dinero a través del HSBC e integrantes del Banco Mayo.
Una vez que tengan reunidas esas pruebas las pondremos a disposición de la justicia’, dijo entonces Echegaray, que le pidió a la jueza María Verónica Straccia que detuviera e imputara al argentino Miguel Ángel Abadi, administrador de un fondo que manejaba cuentas por 1.300 millones de dólares en el HSBC sin siquiera tener CUIT en la Argentina”.
Schnitman no lo dice pero Abadi, como Beraja, es un argentino descendiente de judíos sirios.
Como se recordará, el traficante sirio Al Kassar –que repartía metralletas Uzi de fabricación israelí como si fueran tarjetas de presentación– fue el principal sospechoso de haber instigado los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA (tal como reafirmaron los juristas Andrés D’Alessio, León Arslanian, Raúl Zaffaroni y Ricardo Gil Lavedra, contratados por la DAIA y la AMIA en 1997 para estudiar la causa) hasta que Galeano acusó sin mayores fundamentos a los iraníes.
En cuanto a quien fue el “alguien” que convenció a Nisman de que la AFIP estaba tras sus pasos y que la Procuradora Alejandra Gils Carbó se disponía a relevarlo amparándose en el clamor de los tres grupos de familiares de las víctimas que estaban hartos de él y pedían que se lo relevara, cabe sospechar que han de haber sido los servicios secretos israelíes, no sólo por su interés en que no se identifique a los asesinos materiales (que fueron mercenarios locales) por el riesgo de que estos hicieran lo propio con quienes los contrataron desde en el entorno de Menem y ello permitiera barruntar cuáles fueron los pérfidos motivos del ataque, sino, sobre todo, porque el premier israelí Benjamín Netanyahu se había autoinvitado al Congreso de los Estados Unidos pasando por encima del presidente Obama en un desesperado intento de impedir el acuerdo entre Estados Unidos y las demás potencias occidentales e Irán en materia nuclear… para lo cual debía darle alguna encarnadura a sus denuncias de que Irán era un estado “terrorista”… que no está acusado de cometer atentados en ninguna parte, excepto en Argentina.
La extemporánea denuncia de Nisman contra CFK y Timerman le dio pie a Netanyahu para que a principios de marzo y en el Capitolio se refiriera a los lejanos atentados de Buenos Aires.
Queda en pie –aunque temblequeante, en falsa escuadra, derrumbándose en el fangal, como dice el tango– el asunto de si existió o no una Trafic-bomba. Insisto en mi desafío a Kollmann o quien raye para que lo debatamos en público.
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- marzo 1º, 2017
Leí con mucha atención en Página/12 dos notas muy buenas, casi impecables, de Raúl Kollmann sobre las resucitadas acusaciones de “traición a la patria” contra CFK y su canciller Timerman a propósito del Memorándum de Entendimiento con Irán, y el dictamen elogioso hacia ambos por esa iniciativa que firmó el fiscal Nisman en octubre, noviembre y diciembre de 2014, es decir al mismo tiempo que preparaba la acusación contra ellos, acusación que presentó extemporáneamente en medio de la feria judicial en enero de 2015.
Se trata de El caso del memorándum para principiantes y Cuando Nisman jugaba a dos puntas, notas que recomiendo leer con mucha atención. El “casi impecables” viene a cuento de dos frases de la primera:
“En diciembre de 2014 alguien le metió en la cabeza a Nisman que lo iban a echar de la Unidad Fiscal AMIA” y, más adelante, “La UFI-AMIA también ratificó en forma científica que se usó una camioneta en el ataque”.
Respecto a la última, ya demostré en Un balde rojo cuanta chantada puede esconderse detrás de la supuesta cientificidad, y respecto a la primera, destaco que no hace falta ser Sherlock Holmes para sospechar quien pudo ser ese alguien.
Y aunque se ha escrito en este sitio mucho sobre el particular, preferimos esta vez citar la última nota dominical de Horacio Verbitsky, Prepárense, que muy precisa.
Y es que mientras Kollmann se refiere a “oscuras transferencias de dinero, entre ellas una del Rey de las Vegas, Sheldon Adelson, desde Israel.
Nisman recibió 200.000 dólares en una cuenta oculta de Colonia, Uruguay”, Verbitsky precisa que “Entre 2010 y 2014, Nisman recibió 282.000 dólares transferidos por una empresa de Sheldon Adelson a la cuenta bancaria 9700-7548-MAJ-6325-AC874, de la sucursal uruguaya en Colonia del Banco israelí Hapoalim, cuyo detalle publiqué aquí el 24 de enero de este interminable 2016.
Adelson es socio de Paul Singer en el fondo buitre Elliot, y uno de los mayores aportantes a las campañas del primer ministro de Israel Benjamin Netanhayu y del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump.
La cooperación israelí en tecnología de inteligencia, seguridad y defensa fue acordada por Macri y Netanhayu ese mismo mes de enero cuando se encontraron en Davos, donde el presidente llevó un bufón. La declaración de emergencia en seguridad permite comprar esos juguetes sin licitación.
También coincidieron sobre el juzgamiento en ausencia de los acusados iraníes por la explosión de la DAIA en 1994. Macrì y Netanyahu ya se habían visto en Israel, en junio de 2014, cuando hablaron del fallo del juez de Wall Street, Thomas Griesa. “Habrá que pagar al contado”, opinó Macrì.
Esa es una de las promesas que cumplió desde el gobierno.
El gestor del encuentro fue su actual secretario de derechos humanos Claudio Avruj, socio del compañero sentimental de Patricia Bullrich, Guillermo Yanco.
Juntos administran la agencia de noticias Vis-A-Vis, financiada con publicidad oficial argentina y cuya principal fuente informativa internacional es el diario Israel Hayom, propiedad de Sheldon Adelson, desde el que se giraron las subsistencias a Nisman. ¿Me acusará la DAIA de antisemita por revelar estos pormenores?
Todo indica pues que Sheldon le envió a Nisman 282.000 dólares (equivalentes a más 5000 dólares mensuales durante cuatro años) en nombre y representación de los servicios secretos israelíes, en pago por sus buenos oficios.
¿Cuáles fueron esos buenos oficios?
Está claro que el eje fue mantener contra viento y marea acusaciones insustanciales contra altos funcionarios iraníes por haber sido supuestamente los instigadores de la voladura de la mutual judía de Buenos Aires.
Tal como reconoce Kollmann, “las únicas pruebas son declaraciones de opositores al régimen iraní”, para mas escarnio casi sin excepción de miembros de los Mujaidines al Jalk (MKO), una organización considerada terrorista tanto por los Estados Unidos como por la Unión Europea, amparada hasta su derrocamiento por Sadam Hussein y sospechada de servir de brazo ejecutor del Mossad en el asesinato de científicos nucleares iraníes.
Es a causa de esta falta de pruebas que me atreví a pronosticar, años antes de su muerte, que el fiscal Nisman nunca acudiría a Teherán a entrevistar a los funcionarios iraníes a los que tan livianamente acusaba e incluso a pronosticar que antes de ello se suicidaría quemándose a la bonzo, punto donde debo reconocer, no fuí preciso.
El banco Hapoalim, originalmente vinculado a la central obrera israelí, estuvo vinculado a la quiebra fraudulenta del Banco Mayo, cuyo presidente era Rubén Ezra Beraja, a la vez presidente de la DAIA, quien está siendo hoy juzgado, acusado de haber participado en el desvío de la investigación del atentado a la AMIA con el obvio propósito de que no se identifique a los asesinos.
Le damos la palabra a Daniel Schnitman, director del periódico judío La Voz y La Opinión:
“Los medios hegemónicos casi ni informan sobre lo que sucede en las audiencias del juicio por el Encubrimiento, a pesar de que un de los acusados es nada menos que el ex presidente (Carlos) Menem, el ex juez de la causa (Juan José) Galeano, y los fiscales (Eamon Mullen y José Barbaccia).
Fue Galeano quien imputó, sin ninguna prueba confiable, a funcionarios iraníes.
O sea, el mismo magistrado que encubrió a los verdaderos asesinos es el que imputó a los persas.
“A mi modo de ver, hay otro juicio indisolublemente ligado a éste–continuá Schnitman–. Fue el que se hizo por la quiebra fraudulenta del Banco Mayo en 1998.
Beraja, Salomón Cheb Terrab y otros 18 imputados fueron procesados por los delitos de asociación ilícita, administración fraudulenta y estafa en perjuicio de la administración pública.
Se investigaron maniobras que derivaron en un perjuicio al Banco Central de entre 300 y 600 millones de dólares, además de los perjuicios causados a los clientes de la propia entidad.
La cifra en cuestión es muy pequeña si seguimos la ruta del dinero del Mayo.
Medios israelíes asocian a los bancos Hapoalim, Discount y Leumí, que tenían oficinas en Argentina, con el Banco Mayo.
Beraja manejaba mediante testaferros mesas de dinero como Mayflower International Bank Limited, con sede en Bahamas y utilizando su condición de presidente de una federación de bancos cooperativos con sede en Panamá, entre otros muchos negocios turbios que según varios investigadores incluyeron el lavado de dinero proveniente del tráfico de drogas vía Ibrahim al Ibrahim y Monzer al Kassar.
La quiebra del Banco Mayo también se vinculó en marzo de 2015 con la fuga de dinero a través del HSBC por el entonces titular de la AFIP, Ricardo Echegaray.
Cito de memoria:
‘Existe un alto grado de conexidad entre nombres de las personas que fugaron dinero a través del HSBC e integrantes del Banco Mayo.
Una vez que tengan reunidas esas pruebas las pondremos a disposición de la justicia’, dijo entonces Echegaray, que le pidió a la jueza María Verónica Straccia que detuviera e imputara al argentino Miguel Ángel Abadi, administrador de un fondo que manejaba cuentas por 1.300 millones de dólares en el HSBC sin siquiera tener CUIT en la Argentina”.
Schnitman no lo dice pero Abadi, como Beraja, es un argentino descendiente de judíos sirios.
Como se recordará, el traficante sirio Al Kassar –que repartía metralletas Uzi de fabricación israelí como si fueran tarjetas de presentación– fue el principal sospechoso de haber instigado los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA (tal como reafirmaron los juristas Andrés D’Alessio, León Arslanian, Raúl Zaffaroni y Ricardo Gil Lavedra, contratados por la DAIA y la AMIA en 1997 para estudiar la causa) hasta que Galeano acusó sin mayores fundamentos a los iraníes.
En cuanto a quien fue el “alguien” que convenció a Nisman de que la AFIP estaba tras sus pasos y que la Procuradora Alejandra Gils Carbó se disponía a relevarlo amparándose en el clamor de los tres grupos de familiares de las víctimas que estaban hartos de él y pedían que se lo relevara, cabe sospechar que han de haber sido los servicios secretos israelíes, no sólo por su interés en que no se identifique a los asesinos materiales (que fueron mercenarios locales) por el riesgo de que estos hicieran lo propio con quienes los contrataron desde en el entorno de Menem y ello permitiera barruntar cuáles fueron los pérfidos motivos del ataque, sino, sobre todo, porque el premier israelí Benjamín Netanyahu se había autoinvitado al Congreso de los Estados Unidos pasando por encima del presidente Obama en un desesperado intento de impedir el acuerdo entre Estados Unidos y las demás potencias occidentales e Irán en materia nuclear… para lo cual debía darle alguna encarnadura a sus denuncias de que Irán era un estado “terrorista”… que no está acusado de cometer atentados en ninguna parte, excepto en Argentina.
La extemporánea denuncia de Nisman contra CFK y Timerman le dio pie a Netanyahu para que a principios de marzo y en el Capitolio se refiriera a los lejanos atentados de Buenos Aires.
Queda en pie –aunque temblequeante, en falsa escuadra, derrumbándose en el fangal, como dice el tango– el asunto de si existió o no una Trafic-bomba. Insisto en mi desafío a Kollmann o quien raye para que lo debatamos en público.
CASOS NISMAN – AMIA
Paradoja: para los judeófobos, la patria traicionada es… Israel
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- febrero 14º, 2017
El autor se refiere aqui al impresentable fiscal Pollicita (al que no nombra) y a un tema que se ha abordado aqui. Y le pone a su nota un título que se refiere a otra homónima del pasado mes de agosto.
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- febrero 14º, 2017
El autor se refiere aqui al impresentable fiscal Pollicita (al que no nombra) y a un tema que se ha abordado aqui. Y le pone a su nota un título que se refiere a otra homónima del pasado mes de agosto.
Del ridículo es difícil volver II
POR JULIO MAIER * / PÁGINA 12
Sábado de madrugada: me acabo de enterar que, por intermedio del fiscal del caso, a quien no conozco –pero me gustaría saber en cuál Universidad estudió y quién le enseñó Derecho penal (comprensivo del Derecho procesal penal)–, el tratado con Irán ha cobrado nuevos bríos criminales y criminológicos.
Ya no sólo ese tratado –que ni siquiera llegó a perfeccionarse y, por ende, mucho menos a ejecutarse en alguna de sus cláusulas–constituye también el delito de traición a la patria, sin conflicto bélico alguno, sino que el fiscal parece afirmar que “la patria” sería el Estado de Israel, víctima del crimen a través de las personas fallecidas en el atentado, ya no argentinos, al menos en su gran mayoría, sino súbditos nacionales israelíes.
Tamaño argumento viene, además, como dado vuelta desde varios puntos de vista –o quizás no sea así, conforme a la ideología del fiscal–, pues, como lo expresa el articulista, ha sido siempre un argumento natural de quienes se reconocen como antisemitas; la Alemania nazi no le reconocía la nacionalidad alemana a quienes titulaba de “judíos” y establecía así una profunda división en el pueblo alemán, nunca saldada del todo, según creo.
Pero el fiscal tampoco se queda en esos aprontes, sino que establece en su pedido, al parecer, un penoso procedimiento probatorio que desea conocer las comunicaciones telefónicas, electrónicas, orales y de cualquier otro tipo entre funcionarios gubernamentales a los que incluye en el proceso penal, ámbito subjetivo que también abarca a los legisladores y a las audiencias legislativas en las cuales se debatió y ratificó el tratado.
Vale la pena indicar lo inútil que resulta conocer los vínculos telefónicos y presenciales entre personas, desconociendo el contenido de esas comunicaciones, y lo sospechoso por antidemocrático que resulta querer conocer en un proceso penal aquello que cada legislador afirmó durante el debate parlamentario dada la clara indicación constitucional de algo más que impunidad por el contenido de las opiniones parlamentarias.
Vale la pena transcribir: CN, Art. 68.
“Ninguno de los miembros del Congreso puede ser acusado, interrogado judicialmente, ni molestado por las opiniones o discursos que emita desempeñando su mandato de legislador.”
Todo ello se agrega a lo poco menos –o más– que estúpido –también por lo inútil– que resulta enjuiciar a los protagonistas de un tratado que, como dije, nunca se perfeccionó ni ejecutó, sobre la base de una supuesta intención que, a más de no haberse manifestado nunca en la realidad de los hechos, para ser reiterativo, no está atribuida ni siquiera al órgano estatal competente para arribar al resultado supuesto.
Se comprende ahora mi curiosidad por conocer cómo se enseña y quién enseña Derecho penal y procesal penal en las universidades de nuestro país, a pesar de que no desconozco que pueden existir malos estudiantes que no llegan a comprender los alcances del Derecho penal y, sin embargo, superan las exigencias para arribar al título de grado.
En cierta manera a mí me pasaría lo mismo si, de sopetón, me preguntaran por Derecho marítimo –que en la U. N. de Córdoba no tenía mayor desarrollo por razones obvias– o por Derecho aeronáutico, con escaso desarrollo cuando yo estudié.
Sin embargo, puesto frente al problema, intentaría informarme de la manera más completa posible. Advierto que tampoco quiero pecar de ingenuo, pero eso es hoy harina de otro costal.
* Profesor emérito UBA.
POR JULIO MAIER * / PÁGINA 12
Sábado de madrugada: me acabo de enterar que, por intermedio del fiscal del caso, a quien no conozco –pero me gustaría saber en cuál Universidad estudió y quién le enseñó Derecho penal (comprensivo del Derecho procesal penal)–, el tratado con Irán ha cobrado nuevos bríos criminales y criminológicos.
Ya no sólo ese tratado –que ni siquiera llegó a perfeccionarse y, por ende, mucho menos a ejecutarse en alguna de sus cláusulas–constituye también el delito de traición a la patria, sin conflicto bélico alguno, sino que el fiscal parece afirmar que “la patria” sería el Estado de Israel, víctima del crimen a través de las personas fallecidas en el atentado, ya no argentinos, al menos en su gran mayoría, sino súbditos nacionales israelíes.
Tamaño argumento viene, además, como dado vuelta desde varios puntos de vista –o quizás no sea así, conforme a la ideología del fiscal–, pues, como lo expresa el articulista, ha sido siempre un argumento natural de quienes se reconocen como antisemitas; la Alemania nazi no le reconocía la nacionalidad alemana a quienes titulaba de “judíos” y establecía así una profunda división en el pueblo alemán, nunca saldada del todo, según creo.
Pero el fiscal tampoco se queda en esos aprontes, sino que establece en su pedido, al parecer, un penoso procedimiento probatorio que desea conocer las comunicaciones telefónicas, electrónicas, orales y de cualquier otro tipo entre funcionarios gubernamentales a los que incluye en el proceso penal, ámbito subjetivo que también abarca a los legisladores y a las audiencias legislativas en las cuales se debatió y ratificó el tratado.
Vale la pena indicar lo inútil que resulta conocer los vínculos telefónicos y presenciales entre personas, desconociendo el contenido de esas comunicaciones, y lo sospechoso por antidemocrático que resulta querer conocer en un proceso penal aquello que cada legislador afirmó durante el debate parlamentario dada la clara indicación constitucional de algo más que impunidad por el contenido de las opiniones parlamentarias.
Vale la pena transcribir: CN, Art. 68.
“Ninguno de los miembros del Congreso puede ser acusado, interrogado judicialmente, ni molestado por las opiniones o discursos que emita desempeñando su mandato de legislador.”
Todo ello se agrega a lo poco menos –o más– que estúpido –también por lo inútil– que resulta enjuiciar a los protagonistas de un tratado que, como dije, nunca se perfeccionó ni ejecutó, sobre la base de una supuesta intención que, a más de no haberse manifestado nunca en la realidad de los hechos, para ser reiterativo, no está atribuida ni siquiera al órgano estatal competente para arribar al resultado supuesto.
Se comprende ahora mi curiosidad por conocer cómo se enseña y quién enseña Derecho penal y procesal penal en las universidades de nuestro país, a pesar de que no desconozco que pueden existir malos estudiantes que no llegan a comprender los alcances del Derecho penal y, sin embargo, superan las exigencias para arribar al título de grado.
En cierta manera a mí me pasaría lo mismo si, de sopetón, me preguntaran por Derecho marítimo –que en la U. N. de Córdoba no tenía mayor desarrollo por razones obvias– o por Derecho aeronáutico, con escaso desarrollo cuando yo estudié.
Sin embargo, puesto frente al problema, intentaría informarme de la manera más completa posible. Advierto que tampoco quiero pecar de ingenuo, pero eso es hoy harina de otro costal.
* Profesor emérito UBA.
EEUU Vs. Irán. ¿Qué pasa si el Pentágono ataca a los persas?
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- febrero 14º, 2017
Comencemos por la cuestión del uso de fuerzas de operaciones especiales e inmediatamente digamos lo que no son: fuerzas de operaciones especiales no son SWAT o fuerzas antiterroristas.
La máquina de propaganda estadounidense ha impreso en la mente de la gente en Occidente que si una fuerza es “elite” y se ve “tacti-cool” es algún tipo de fuerza especial.
Según ese criterio, incluso algunas policías antidisturbios podrían considerarse como “fuerzas especiales”.
Este es, por cierto, no sólo un pecado americano.
Los rusos han bajado por el exacto mismo camino ridículo y ahora tienen fuerzas “spetsnaz” en toda Rusia -incluso el equivalente ruso del departamento penitenciario de EE.UU. ahora tiene fuerzas “spetsnaz” para hacer frente a los motines en las cárceles!
Del mismo modo, la famosa unidad antiterrorista “A” (erróneamente llamada “Alfa” en oposición al “Delta” estadounidense) es exactamente eso: una unidad antiterrorista y no una fuerza militar especial.
¿Entonces cuáles son, stricto sensu, fuerzas especiales?
Son una fuerza militar que participa en el esfuerzo general de guerra pero de manera autónoma y no en apoyo directo de la fuerza de combate principal/convencional.
Dependiendo del país y el servicio, las fuerzas especiales pueden ocuparse de una variedad de tareas que van desde proporcionar “asesores” a lo que los estadounidenses llaman operación de acción directa, como el reciente y desafortunado ataque contra el complejo al-Qaeda en Yemen.
Al igual que las fuerzas aerotransportadas, las fuerzas especiales han sido mal utilizadas, especialmente cuando no se podía contar con las fuerzas convencionales, pero eso no significa que las fuerzas SWAT y antiterroristas deban ser consideradas como “fuerzas especiales”.
Las fuerzas especiales son siempre fuerzas militares y operan en apoyo de operaciones militares.
[Nota al pie: algunos lectores norteamericanos que se sintieron ofendidos por mis afirmaciones sobre que las fuerzas especiales estadounidenses tienen un terrible historial de la vida real, han tratado de contrarrestarme con un argumento lógicamente falaz: ¿qué hay de las fuerzas especiales rusas, ¿son mejores?
Los ejemplos que dan son Beslan, Nord-Ost y Budennovsk.
Hay dos problemas con este argumento: uno, ninguno de estos acontecimientos puede considerarse como “operaciones especiales” y, dos, incluso si las fuerzas especiales rusas tienen un registro terrible, esto ni siquiera significa que el récord de las fuerzas especiales de EE.UU. es bueno o, aún menos, mejor.
Además, estas tres tragedias son totalmente diferentes.
La crisis de los rehenes en el hospital de Budennovsk fue, de hecho, un desastre total que tuvo lugar en el contexto de otro desastre total, la primera guerra de Chechenia, y que resultó en 130 civiles muertos de un total de alrededor de 2000.
Ese es un 93,5% de rehenes que sobrevivió.
Teniendo en cuenta que las autoridades políticas civiles eran, sin duda, las peores de la historia de Rusia y teniendo en cuenta que los secuestradores eran más de 100 endurecidos terroristas chechenos, creo que este no es el “desastre” que a los civiles les gusta imaginar. A continuación, echemos un vistazo a Beslan.
Aquí tenemos más de 1000 rehenes con 385 muertes -mucho más que un “desastre”, de hecho.
Pero recordemos lo que ocurrió ese día: una bomba, aparentemente una de las más grandes, que se colocó en el pabellón deportivo, explotó, lo que provocó que los civiles locales (padres) asaltaran espontáneamente la escuela.
En este punto, las fuerzas antiterroristas simplemente se unieron para salvar a tantas personas como sea posible y muchos de ellos murieron protegiendo a los niños con sus propios cuerpos. Simplemente no hay manera de que se pueda culpar por Beslan a las fuerzas antiterroristas rusas.
En cuanto a Nord-Ost, esta es una de las operaciones de rescate de rehenes más exitosas de la historia: alrededor de 900 secuestrados son tomados por unos 45 terroristas.
Como resultado de la operación, todos los civiles son liberados, todos los terroristas son asesinados y todas las tropas antiterroristas sobrevivieron.
Ni una sola bomba fue detonada.
Sin embargo, la tragedia sucedió después de la operación cuando los servicios médicos simplemente no tenían suficiente personal para revivir a los rehenes liberados, algunos de los cuales incluso murieron en autobuses en el camino a la atención médica.
En teoría, cada uno de estos rehenes había sufrido una anestesia completa (sin ser intubado) y cada uno de ellos necesitaba ser revivido por un equipo médico.
En sus peores pesadillas las fuerzas antiterroristas rusas nunca habían esperado lidiar con un número tan grande de civiles que necesitaban atención médica especializada inmediata.
Las unidades civiles de respuesta médica de emergencia estaban completamente abrumadas y ni siquiera sabían qué gas había sido utilizado.
Como resultado, 130 rehenes murieron, o alrededor del 15% de los rehenes.
Si los rusos no hubieran decidido usar gas, la cifra más probable de víctimas habría sido más de 500, si no más.
Eso no es lo que yo llamaría un fracaso de toda la operación, incluido el apoyo civil.
En términos de pura operación antiterrorista es probablemente la operación de liberación de rehenes más exitosa de la historia.
Permítanme terminar esta nota al pie con una simple pregunta: ¿cuándo fue la última vez que una fuerza antiterrorista en Occidente tuvo que lidiar con una situación que involucró a más de 1000 rehenes tomados por un gran número de despiadados terroristas militarmente entrenados?]
“Entre 2’11 y 2013, época en que las diplomacias de embos países negociaron el Memorandum de Entendimiento, los norteamericanos negociaban en riguroso secreto con los iraníes el acuerdo en materia nuclear que se cerró en 2015.
Los persas perseguían este acuerdo hacía mucho tiempo y es por eso que no habían fabricado ninguna pedorra bomba A, no porque no tuvieran la capacidad técnica de hacerla.
La tienen Pakistán, la India y Corea del Norte, que es una nación con un desarrollo tecnológico mucho menor.
En fin, que Irán no fabrica la bomba porque los ayatolás saben perfectamente que,de hacerlo, los halcones de Israel convencerían a Washington de atacarlos”, razona José Petrosino, que sigue el tema con tenacidad de sabueso.
Para él no cabe duda de que Cristina buscó un acuerdo con Irán en sintonía con Barack Obama, tal como ella mismo contó en los primeros minutos de la entrevista que le hizo Gustavo Sylvestre (recomiendo enfátcamente volver a escucharla, sobre todo hasta el minuto 16.20).
Petrosino reecuerda que el sorteo del juzgado encargado de ver si se podía reflotar la denuncia de Nisman se truchó luego que recayera en el de Sebastián Casanello, a fin de que fuera a parar a las amables manos del juez Julián Ercolini y el fiscal Eduardo Taiano.
Por fin, intervino el fiscal Gerardo Pollicita que puso por escrito que las victimas de la AMIA fueron… ¡israelíes! (no hubo un solo israelí muerto en el derrumbe de la mutual judía).
“Buscan donde saben que no hay nada porque no pretenden mas que mantener en el tiempo la falacia del asesinato disfrazado de suicidio de Nisman”, dice Petrosino.
Y agrego yo: y mantener en tercer o cuarto plano los atentados, cosa que no se vea quienes fueron los autores materiales, ni que no sólo estuvieron implicados allegados a Menem, policías federales y agentes de la SIDE sino también los servicios israelíes, y particularmente el Shin Bet o Shabak.
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