Para muchos, que la última guerrilla activa de Colombia -el Ejército de Liberación Nacional (ELN)- comenzara la pasada semana a negociar a puerta cerrada en Ecuador un acuerdo con el gobierno, puede considerarse una prueba de que la paz ha llegado definitivamente al país (...).
Por FERMÍN DOMÍNGUEZ/CANARIAS SEMANAL.ORG
Para muchos, que la última guerrilla activa de Colombia -el Ejército de Liberación Nacional (ELN)- comenzara la pasada semana a negociar a puerta cerrada en Ecuador un acuerdo con el gobierno, puede considerarse una prueba de que la paz ha llegado definitivamente al país.
"Vamos a negociar con seriedad y celeridad. Esperamos que el ELN comprenda que estos son tiempos de paz. Y que tengan la lucidez de no dejar ir el tren de la paz. Colombia lo espera"- manifestó a este respecto el jefe negociador del gobierno, Juan Camilo Restrepo.
Por su parte, la Unión Europea (UE) instó a las dos partes "a intensificar los esfuerzos, con espíritu de responsabilidad mutua y de compromiso" para lograr el acuerdo.
El gobierno español estimó que la negociación "sienta las bases de una paz estable y duradera en Colombia para poder hacer frente a los retos del futuro".
Sin embargo, una de los dos actores que participan estos diálogos, elELN, denunció que los paramilitares están invadiendo los territorios dejados por las FARC- EP y aterrorizando a la población de dichas regiones.
Los hechos relatados por el vocero del ELN vienen a sumarse a las noticias sobre la persistencia de los asesinatos de activistas sociales y sindicalistas, cuestionando que la desmovilización de las FARC y su conversión en partido político hayan traído realmente la paz a Colombia.
La realidad muestra, por el contrario, que la desmovilización del principal grupo guerrillero del país solo ha terminado con la "contra-violencia" que había respondido -durante más de medio siglo- a la violencia del sistema con la que las oligarquías se imponen en el país latinoamericano.
Contrariamente a lo que sostiene la ideología dominante, no se trata de dos tipos de violencia equiparables. Mientras la primera buscar mantener la injusticia mediante la fuerza bruta y el miedo, la que ejercen los desposeídos y oprimidos es estrictamente defensiva.
Parafraseando al filósofo argentino León Rozitchner, podríamos afirmar que las llamadas democracias se sostienen realmente por el terror, y no por el deseo y la voluntad mayoritaria de la sociedad.
En una sociedad de clases antagónicas - en permanente lucha, la "democracia"solo puede entenderse como una tregua durante la que sigue actuando el terror económico, hasta que es necesario volver a utilizar la violencia desnuda del Estado, que seguirá sufriendo el pueblo colombiano.
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