viernes, 2 de junio de 2017

¿Está acaso Venezuela al borde de una guerra civil?

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¿Está acaso Venezuela al borde de una guerra civil?

Un escritor venezolano, sentado en su acostumbrado café, decía el martes: "el problema para entender esto es que nosotros no sabemos el peso de las palabras".
Se refería especialmente a los términos "masacre" o "guerra civil", que en las últimas semanas han cobrado una presencia especial en el verbo de los venezolanos, potenciados por su uso excesivo en las comunicación oficial y en los medios privados. 
Según él, el bombardeo indiscriminado de esas palabras era responsable de la incapacidad para tasar la dimensión de un conflicto que se ha atizado en los últimos dos meses con 65 víctimas fatales, más de mil heridos, una escalada de violencia declarada por la oposición y la actuación -muchas veces desproporcionada- por parte de la fuerza pública.
Defensoría confirma 1.119 lesionados en Venezuela, 340 son policías
Pero la situación real dista mucho de encajar en los términos de "masacre" o "guerra civil". Sí, hay protestas. 
El grueso de ellas ocurre en el municipio más rico de Caracas, controlado por la oposición: Chacao. Allí, el alcalde hasta marcha con los encapuchados. 
En el resto de la ciudad la vida continúa en una suerte de "normalidad" pese a la suspensión del servicio en estaciones de Metro, cortes de vías por parte de los manifestantes y las escaramuzas que ya han acostumbrado a los habitantes de ciertas zonas a respirar el olor a gases lacrimógenos. 
La escena se repite, con algunas variables, en otros siete ayuntamientos del país, también gobernados por la derecha.
Pero, ¿eso es suficiente para decir que el panorama en Venezuela está tan fuera de control que el país camina al borde de una confrontación fratricida? 
Analistas coinciden en que no.

Cuestión de dimensiones

"Aquí le dicen 'guerra civil' a cualquier escaramuza que le pare los pelos. Guerra civil, mi estimada, es la confrontación generalizada de dos o mas ejércitos regulares o irregulares, con estructura militar, mandos, financiamiento interno y externo, y eso no está ocurriendo ni va a ocurrir en Venezuela", dice el analista político José Roberto Duque.
Para Duque, uno de los "triunfos" discursivos de la oposición venezolana es que "todo el mundo perciba que hay una confrontación generalizada", pero no es cierto. 
Allí coincide el periodista y exviceministro de Comunicación, Freddy Fernández: "Es más factible una intervención militar; la guerra civil no es un escenario posible".
Fernández explica que la razón principal es que "la oposición no cuenta con el respaldo" para desencadenar ese tipo de reacciones porque está conducida "por una clase media acostumbrada a que otros hagan lo que se debe hacer". El planteamiento no es descabellado.

Rebelión sin pobres

Ueslei Marcelino / Reuters
En días recientes Luis Vicente León, uno de los principales asesores de la derecha, escribió un artículo en el que alertaba sobre el elemento que falta para que "la protesta opositora tenga éxito": la presencia mayoritaria de los pobres.
"Si quieres medir participación de la población más pobre no puedes identificarla en las marchas de TU zona, sino en las protestas de SU zona (...) 
No es verdad que la penetración de la protesta es similar en ambos grupos sociales", escribió León en un artículo titulado 'El pobre en su choza', en alusión a un estrofa del Himno Nacional.
Según León, la escasa participación de los sectores sociales menos desfavorecidos en las movilizaciones de la derecha es una "señal" que explica por qué la protesta no ha alcanzado sus objetivos: "No te quejes de que la población más pobre no te acompañe en las protestas de tu zona, si tú no la acompañas, ayudas o proteges en la de ella", continúa el texto.
A la incapacidad de la derecha para mover o sentir empatía con esos sectores sociales, independientemente del descontento que pueda haber con el gobierno, se suma la pérdida de fuerza de las manifestaciones de la oposición en las últimas semanas. La participación interna mengua y los apoyos en la escala internacional se diluyen.
El pasado miércoles, por ejemplo, una mermada concentración opositora culminó en el repetido escenario de violencia, mientras los países aliados de la derecha nacional no pudieron avanzar en una resolución de condena contra Venezuela en la Organización de Estados Americanos (OEA). 
En paralelo, la diplomacia bolivariana lograba su elección en la presidencia de la cuarta Comisión de Naciones Unidas (ONU) y se anotaba un tanto al aparecer entre las tres naciones suramericanas con menos desigualdad.

Violencia que no avanza

"La verdad -sostiene Fernández- es que la violencia no avanza. 
Genera un asombro que se va volviendo normal, pero sin crecimiento. 
Hasta para el periodismo va perdiendo novedad. 
El país se mueve con normalidad, a pesar de los focos de enfrentamientos entre Las Mercedes y Altamira (urbanizaciones acomodadas del este caraqueño). 
El problema es que los radicales aún tienen mucho dinero para seguir en la calle, buena asesoría comunicacional y lobbys que han demostrado eficiencia para doblar voces y comprar voluntades".
Así, por ejemplo, hoy es normal que a dos cuadras de los enfrentamientos entre los encapuchados y la policía, la vida en Altamira siga igual en los cafés, las tiendas de diseñador, las librerías y los lujosos restaurantes donde hay colas para entrar. 
Lo diferente, claro, es que después de las 5:00 de la tarde, todo queda en una suerte de estado de sitio a merced de los "guarimberos", como popularmente se le conocen a los cabecillas del 'riot' tropical.
Una publicación compartida de Amanda Gutierrez (@amandagutierrezpadron) el
El malestar en la calle es evidente. 
La complicada situación económica que vive Venezuela, producto de la lenta recuperación de los precios del petróleo después de un retroceso prolongado de las cotizaciones y el boicot financiero internacional, se pone aún más agria por los factores de la oposición que a diario impiden el libre tránsito y dificultan al resto de las personas su derecho al trabajo, lo que merma el entusiasmo sobre lo que podría lograrse con la mecha de las protestas encendida.

¿Negociación?

"La gran mayoría de los venezolanos sabe que la violencia no es el escenario idóneo, independientemente de lo radicalizada y polarizada que esté la situación", apunta el consultor político Germán Campos.
Él, sin embargo, advierte que entablar un proceso de negociación "cuando no hay un claro vencedor es más difícil". 
Hasta ahora, el gobierno no ha logrado contener la violencia de la oposición, y la derecha tampoco le ha torcido el brazo al Ejecutivo. Ambos piden cosas al otro y ninguno cede.
La pugnacidad entre los factores, alega el consultor, deja poco espacio para entablar una negociación "donde lo fundamental sea apelar a la paz". Pero sugiere que podría empezarse por desarmar la "narrativa" adoptada por cada bando.
"En Venezuela lo que hay es una disputa por imponer el relato. El gobierno, por ejemplo, quiere decir que la oposición es la responsable de la violencia y de las muertes; y la oposición está empeñada en imponer la idea de que es al contrario. Y cada día que pasa, ocurre un hecho que nos entrampa a todos en esos señalamientos. Así es imposible lograr acuerdos mínimos".

Bajar del tigre

Jorge Silva / Reuters
Mientras el gobierno propone una Constituyente como resolución del conflicto, la oposición plantea la renuncia del presidente Nicolás Maduro y ha anunciado el aumento de la presión en la calle. 
Campos considera que ninguna de esas posturas contribuye a una conciliación, por lo que aventura una tercera posibilidad: 
"abrir un espacio donde predomine la voluntad política y se ponga aún por encima de los intereses particulares de cada grupo". 
Peró, ¿cuán factible es esa opción a estas alturas? Mínima.
Para Fernández, por su parte, hay dos posibilidades de paz: que la oposición se desmarque de los radicales o que el chavismo continúe inamovible. 
En ese último caso, "se abre un espacio para que la oposición política se imponga ante la oposición paramilitarista".
"Hay unas personalidades de la oposición -agrega Fernández- que están cabalgando sobre un tigre, tienen que conseguir una manera de bajarse y no es fácil. 
El chavismo debería ponerles una barra del camino, un puente del que puedan agarrarse y dejar que ese animal siga su camino solo, en su locura, sin darse cuenta que no tiene jinete. La única apuesta sensata es el diálogo".
Duque es menos optimista. "¿Que si se puede desactivar la violencia? A lo mejor sí, pero no tengo idea de cómo. Al que te responda eso habrá que darle el Nobel de la paz".
Jorge Silva / Reuters
Nazareth Balbás

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Si nos han de robar, 
que sean otros y no los mismos de siempre

Si como votantes, no nos escuchan
como consumidores, lo harán
boicoetemos sus empresas.
Llevamos las de ganar. 

Como acabar con la ESTAFA de las ELÉCTRICAS... de una puta vez pasando de los Vendepatrias del Bipartidismo

Ante el robo continuo y escandaloso por parte de las eléctricas y sus abusos en el recibo de la luz
propongo... 
actuar todos unidos como consumidores
contratando TODOS 
o en su defecto una gran mayoría,
  otra compañia eléctrica que no sea ninguna de estas dos (ENDESA - IBERDROLA) y cambiarnos a otra cualquiera de las muchas ofertas que existen hoy en día.

De tal forma que no les quede otra a las grandes que plegarse a nuestras demandas de una tarifa más justa y mucho más barata
o atenerse a las consecuencias 
de seguir con su estafa.

En nuestra mano está que siga este robo o cortar por lo sano para que no nos sigan mangoneando

ARMAK de ODELOT

Canción del Indignado Global

(solo pá Mentes preclaras 

libres de Polvo y Cargas)

Si me han de matar que sea,
 un Trump que de frente va

  no un Obama traicionero, 

que me venga por detrás.


Éstos del bipartidismo, 

a nadie ya se la dan

Tanto monta, monta tanto,

ser sociata o liberal.


Que harto me tienen sus cuentos, 

de crisis y guerras sin más

Cuando no hay bandera que tape, 

la ansia de un criminal.


Daños colaterales son, 

inocentes masacrar

si lo hiciéramos con ellos, 

no habría ni una guerra más.


Por eso pasa que pasa, 

que nadie se alista ya

a no ser que la CIA pague,
 
como al ISIS del MOSAD


A mí, que nunca me busquen, 

ni me llamen pá luchar.

Que yo no mato por nadie. 

Yo mato por no matar.


La paz de los cementerios 

es la paz del capital

Si soy rojo es porque quiero, 

en vida, vivir en paz.


Hoy tan solo mata el hambre, 

del rico por tener más 

Con el cómplice silencio, 

de toítos los demás.


Que preferimos taparnos, 

los ojos pá no pensar

O mirar pá otro lado, 

pensando que el mal se irá.


Creer que lo que a otro pasa, 

no nos tiene que importar.

Cá palo aguante su vela, 

repetimos sin cesar.


Éste es el mantra egoísta 

que rula por la sociedad

como si lo que le pase a otro, 

no te pueda a tí pasar


Más todo, cuán boomerang vuelve, 

al sitio de donde partió

y tal vez ocupes mañana, 

el sitio que otro dejó.


Mil pobres ceban a un rico, 

otros mil le dan jornal,

y otros cuantos dan su vida 

porque todo siga igual. 


Que no me coman la oreja, 

que no me creo ya ná

de sus guerras, sus estafas, 

ni su calentamiento global


Tan solo vuestras mentiras, 

esconden una verdad

que unos pocos están arriba 

y abajo tós los demás.


Da igual que seas ateo, 

cristiano o musulmán.

Solo los elegidos, 

el paraíso verán.


Hay medios alternativos, 

amarillos muchos más.

Unos más rojos que otros. 

Los menos, de radikal.


Más todos tienen su cosa, 

y a todos hay que hojear

Que comparando se tiene 

opinión más general.


Qué de tó aprende uno. 

Nadie tiene la verdad.

Ser más papista que el Papa, 

no es garantía de ná.


Solo creo en lo que veo, 

díjome santo Tomás, 

que el que a ciegas se conduce, 

no para de tropezar.


Y al enemigo, ni agua, 

ni nunca contemporizar

No dudes, tarde o temprano, 

siempre te la jugará.


No hay que seguir a nadie 

y a todos hay que escuchar.

Si tu conciencia te guía, 

de nada te arrepentirás.


Dá gusto ver a los ricos, 

pegarse por serlo más

mientras en eso se hallen, 

quizás nos dejen en paz.


Si te crees o no sus mentiras, 

a ellos les dá igual.

Con tomarlas por veraces, 

les basta para actuar. 


Que no me cuenten más cuentos, 

que tós me los sé yo ya.

Se demoniza a cualquiera

que no se deje robar.



No basta con ser un santo, 

sino ser de"su santoral"

Como la cojan contigo, 

no te valdrá ni el rezar.


Pensamiento único llaman. 

Anteojeras pá no pensar

más que en la zanahoria. 

El palo irá por detrás.


Si no crees en lo dictado, 

anti-sistema serás

Y por mucho bien que hagas, 

te van a demonizar.


Que no me coman la oreja, 

que a mí, no me la dan.

Que me sé todos sus cuentos 

y también, cada final.


Si de cañon, quieren carne, 

pál matadero llevar

que busquen a otro tonto, 

que este tonto no va más



No se ha visto en tóa la historia, 

otra estafa sin igual.

Que la madre tóas las crisis, 

que creó el capital


Y cuando tan ricamente, 

uno estaba en su sofá

Relajado y a cubierto, 

de inclemencias y demás,


te cortan sin previo aviso

el grifo de tu maná. 


Y te dejan sin tus sueños,
 
sin trabajo y sin hogar


y pá colmo y regodeo 

de propios y extraños, van

y te dicen como aviso

que al rojo no hay que escuchar


que son peores que el lobo,

del cuento y mucho más

y que si vas y los votas

toíto te lo robarán.



Si como votantes, no nos escuchan

como consumidores lo harán.

Boicoetemos sus empresas

Llevamos las de ganar. 


Si no queda más remedio

que dejarnos de robar

que sea otro y no el de siempre

tal vez así, aprenderá


No hay pan pá tanto chorizo,

dicen, cuando lo que sobra es pan.

Lo que no hay es un par de huevos
 
pá que no nos choriceen más.


Resultado de imagen de eladio fernandez refugiados suecia

Ellos tienen de tó

los demás, cuasi-de-ná

mas ellos son cuatro mierdas

y nosotros sémos más.


La próxima revolución 

contra las corporaciones será

y si ésta no se gana 

no habrá ninguna ya más.

Quien sepa entender que entienda

lo que digo es pá mascar

despacio y con buena conciencia.

Mi tiempo no dá... pá más


Armak de Odelot


Dicen: 

No será televisada, 

la próxima revolución.

Más como nadie se fía 

de lo que se nos dice hoy en día,

pasamos los días enteros, 

tumbados en el sofá

delante la caja tonta,

 por no perder el momento
del pase de la procesión 
que tós llevamos por dentro