viernes, 2 de junio de 2017

Grandes avances - gran tecnologia... ¿ De verdad avanzamos

Mientras la ciencia avanza a pasos agigantados, el hombre sigue siendo el mismo estúpido de siempre.

Armak de Odelot

Grandes avances - gran tecnologia... ¿ De verdad avanzamos ?

Vivimos una época de embriaguez tecnológica en la que todos nos inclinamos fascinados ante el becerro de oro de las nuevas tecnologías.
Dado que el tiempo es un recurso evidentemente escaso (una constante desde el albor de los tiempos es que el día tiene sólo 24 horas), la clave del progreso material a largo plazo es el aumento de la productividad, es decir, cuánto más logramos producir en esas mismas 24 horas:

todo aquello que nos haga ganar tiempo es un aumento de la productividad, y todo aquello que nos haga perder tiempo supone una caída de la misma.
Los revolucionarios avances posteriores a la Revolución Industrial supusieron enormes ahorros de tiempo. 

Hasta entonces y durante milenios, la productividad apenas aumentaba y, en consecuencia, generación tras generación las familias disponían prácticamente de los mismos recursos que sus antepasados más lejanos. 

Las granjas del s. XVIII, por ejemplo, eran muy parecidas a las de los tiempos de Roma.

Con la Revolución Industrial, y por primera vez en la Historia, se sustituyó la fuerza bruta del hombre y de los animales por la de la máquina, primero con la máquina de vapor y, posteriormente, con la electricidad y el motor de combustión.

También por primera vez el tren, al barco a motor, al automóvil y, finalmente, al avión lograron una inimaginable reducción de tiempos de viaje acortando distancias. Hasta principios del s. XIX los hombres viajaban de la misma forma (a pie y a caballo) y los barcos utilizaban la misma tecnología (la vela) que en el Antiguo Egipto, casi 5.000 años antes.

Por primera vez, la electricidad permitió no depender de la luz diurna y la noche pudo transformarse en día sin encender fuego.

Se inventaron el telégrafo y el teléfono, la radio y la televisión, por lo que también por primera vez el hombre pudo comunicarse a distancia, transmitir sonido e imágenes y conservarlas.

El frío artificial hizo posible la conservación de alimentos, el aire acondicionado, el progreso en climas cálidos, los electrodomésticos liberaron tiempo y trajeron confort, la producción en cadena permitió un increíble abaratamiento de los bienes, los fertilizantes hicieron posible multiplicar la producción de alimentos con la misma superficie de tierra cultivable (otro recurso escaso) y el desarrollo de materiales como el acero, el plástico y la fibra de vidrio facilitaron la fabricación de bienes impensables hasta entonces.

Todo ello fue posible gracias a la energía barata provista por combustibles como el carbón y el petróleo, hoy tan grotescamente denostados, sin cuya abundancia y eficiencia energética resulta impensable tamaño salto de progreso de la Humanidad.

Desde el punto de vista humano, el aumento de la productividad siempre ha tenido su origen en el ingenio y tenacidad de una minoría de inconformistas capaces de apoyarse en el conocimiento y la experiencia acumulados por generaciones precedentes y, simultáneamente, cuestionar creencias arraigadas y limitantes desafiando el statu quo en la terca convicción de que mejorar es posible. 

Estos inconformistas son científicos, inventores y también empresarios, cuyo papel en el aumento de la productividad a través de las mejoras del proceso productivo suele ser ignorado.

Por ejemplo, entre 1909 y 1919 Henry Ford, inventor de la producción en cadena, pasó de fabricar 18.000 coches anuales a fabricar 1.000.000 con tal eficiencia productiva que, en el mismo período, pudo bajar el precio medio de cada Ford T cerca de un 50%, doblar el salario mínimo en sus fábricas y lograr beneficios año tras año (frente a tantas “empresas” tecnológicas actuales en las que los beneficios, como Godot en la obra de Beckett, nunca llegan).

Pues bien, este salto tecnológico brutal se produjo, fundamentalmente, entre principios del s. XIX y el segundo tercio del s. XX, y supuso un enorme ahorro de tiempo. 

Desde entonces, la productividad en los países desarrollados parece haberse ralentizado, conviviendo avances en el campo de la robótica y la automatización de rutinas con mejoras marginales poco destacables en multitud de productos, evoluciones más que revoluciones.

Esta disparidad entre la percepción generalizada de estar viviendo inmersos en increíbles avances tecnológicos y una mediocre mejora de la productividad causa cierta perplejidad.
Es cierto que muchas innovaciones recientes sólo están dirigidas a la miniaturización y a un ocio generalmente poco inteligente, más que a aumentar la productividad. Incluso el extraordinario invento de internet parece haber tenido un efecto relativamente efímero en la productividad y puede haber caído ya en manos de la ley de rendimientos decrecientes.
De hecho,
¡cuánto tiempo perdemos con ciertas aplicaciones de las nuevas tecnologías como el email o los teléfonos móviles, en los que tecleamos como taquígrafos enloquecidos salivando como perros de Pavlov cada vez que oímos el aviso de que alguien nos ha escrito alguna nadería! 

¿Y qué decir del tiempo perdido en las redes sociales (o deberíamos decir asociales), esos instrumentos de propaganda y linchamiento organizado, de control de la población, de fomento de la esclavitud del qué dirán y de incitación a todo tipo de adicciones?
Así surge una pregunta incómoda para una sociedad que sufre de histeria tecnológica: 

¿es comparable el salto producido entre 1800 y 1970 con el producido por los cambios tecnológicos del último medio siglo? 

Pongámoslo de otra manera.

¿Qué valoraría más un hogar africano pobre: 
agua corriente, electricidad, teléfono fijo, electrodomésticos, fertilizantes, aire acondicionado y un coche, o un ordenador con internet, un móvil llenito de aplicaciones y un perfil en las redes sociales? 
Por cierto, en muchos lugares no hay agua potable, 
pero si tienen moviles ¡¡

basado en articulo de Expansion 05/2017 

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Si nos han de robar, 
que sean otros y no los mismos de siempre

Si como votantes, no nos escuchan
como consumidores, lo harán
boicoetemos sus empresas.
Llevamos las de ganar. 

Como acabar con la ESTAFA de las ELÉCTRICAS... de una puta vez pasando de los Vendepatrias del Bipartidismo

Ante el robo continuo y escandaloso por parte de las eléctricas y sus abusos en el recibo de la luz
propongo... 
actuar todos unidos como consumidores
contratando TODOS 
o en su defecto una gran mayoría,
  otra compañia eléctrica que no sea ninguna de estas dos (ENDESA - IBERDROLA) y cambiarnos a otra cualquiera de las muchas ofertas que existen hoy en día.

De tal forma que no les quede otra a las grandes que plegarse a nuestras demandas de una tarifa más justa y mucho más barata
o atenerse a las consecuencias 
de seguir con su estafa.

En nuestra mano está que siga este robo o cortar por lo sano para que no nos sigan mangoneando

ARMAK de ODELOT

Canción del Indignado Global

(solo pá Mentes preclaras 

libres de Polvo y Cargas)

Si me han de matar que sea,
 un Trump que de frente va

  no un Obama traicionero, 

que me venga por detrás.


Éstos del bipartidismo, 

a nadie ya se la dan

Tanto monta, monta tanto,

ser sociata o liberal.


Que harto me tienen sus cuentos, 

de crisis y guerras sin más

Cuando no hay bandera que tape, 

la ansia de un criminal.


Daños colaterales son, 

inocentes masacrar

si lo hiciéramos con ellos, 

no habría ni una guerra más.


Por eso pasa que pasa, 

que nadie se alista ya

a no ser que la CIA pague,
 
como al ISIS del MOSAD


A mí, que nunca me busquen, 

ni me llamen pá luchar.

Que yo no mato por nadie. 

Yo mato por no matar.


La paz de los cementerios 

es la paz del capital

Si soy rojo es porque quiero, 

en vida, vivir en paz.


Hoy tan solo mata el hambre, 

del rico por tener más 

Con el cómplice silencio, 

de toítos los demás.


Que preferimos taparnos, 

los ojos pá no pensar

O mirar pá otro lado, 

pensando que el mal se irá.


Creer que lo que a otro pasa, 

no nos tiene que importar.

Cá palo aguante su vela, 

repetimos sin cesar.


Éste es el mantra egoísta 

que rula por la sociedad

como si lo que le pase a otro, 

no te pueda a tí pasar


Más todo, cuán boomerang vuelve, 

al sitio de donde partió

y tal vez ocupes mañana, 

el sitio que otro dejó.


Mil pobres ceban a un rico, 

otros mil le dan jornal,

y otros cuantos dan su vida 

porque todo siga igual. 


Que no me coman la oreja, 

que no me creo ya ná

de sus guerras, sus estafas, 

ni su calentamiento global


Tan solo vuestras mentiras, 

esconden una verdad

que unos pocos están arriba 

y abajo tós los demás.


Da igual que seas ateo, 

cristiano o musulmán.

Solo los elegidos, 

el paraíso verán.


Hay medios alternativos, 

amarillos muchos más.

Unos más rojos que otros. 

Los menos, de radikal.


Más todos tienen su cosa, 

y a todos hay que hojear

Que comparando se tiene 

opinión más general.


Qué de tó aprende uno. 

Nadie tiene la verdad.

Ser más papista que el Papa, 

no es garantía de ná.


Solo creo en lo que veo, 

díjome santo Tomás, 

que el que a ciegas se conduce, 

no para de tropezar.


Y al enemigo, ni agua, 

ni nunca contemporizar

No dudes, tarde o temprano, 

siempre te la jugará.


No hay que seguir a nadie 

y a todos hay que escuchar.

Si tu conciencia te guía, 

de nada te arrepentirás.


Dá gusto ver a los ricos, 

pegarse por serlo más

mientras en eso se hallen, 

quizás nos dejen en paz.


Si te crees o no sus mentiras, 

a ellos les dá igual.

Con tomarlas por veraces, 

les basta para actuar. 


Que no me cuenten más cuentos, 

que tós me los sé yo ya.

Se demoniza a cualquiera

que no se deje robar.



No basta con ser un santo, 

sino ser de"su santoral"

Como la cojan contigo, 

no te valdrá ni el rezar.


Pensamiento único llaman. 

Anteojeras pá no pensar

más que en la zanahoria. 

El palo irá por detrás.


Si no crees en lo dictado, 

anti-sistema serás

Y por mucho bien que hagas, 

te van a demonizar.


Que no me coman la oreja, 

que a mí, no me la dan.

Que me sé todos sus cuentos 

y también, cada final.


Si de cañon, quieren carne, 

pál matadero llevar

que busquen a otro tonto, 

que este tonto no va más



No se ha visto en tóa la historia, 

otra estafa sin igual.

Que la madre tóas las crisis, 

que creó el capital


Y cuando tan ricamente, 

uno estaba en su sofá

Relajado y a cubierto, 

de inclemencias y demás,


te cortan sin previo aviso

el grifo de tu maná. 


Y te dejan sin tus sueños,
 
sin trabajo y sin hogar


y pá colmo y regodeo 

de propios y extraños, van

y te dicen como aviso

que al rojo no hay que escuchar


que son peores que el lobo,

del cuento y mucho más

y que si vas y los votas

toíto te lo robarán.



Si como votantes, no nos escuchan

como consumidores lo harán.

Boicoetemos sus empresas

Llevamos las de ganar. 


Si no queda más remedio

que dejarnos de robar

que sea otro y no el de siempre

tal vez así, aprenderá


No hay pan pá tanto chorizo,

dicen, cuando lo que sobra es pan.

Lo que no hay es un par de huevos
 
pá que no nos choriceen más.


Resultado de imagen de eladio fernandez refugiados suecia

Ellos tienen de tó

los demás, cuasi-de-ná

mas ellos son cuatro mierdas

y nosotros sémos más.


La próxima revolución 

contra las corporaciones será

y si ésta no se gana 

no habrá ninguna ya más.

Quien sepa entender que entienda

lo que digo es pá mascar

despacio y con buena conciencia.

Mi tiempo no dá... pá más


Armak de Odelot


Dicen: 

No será televisada, 

la próxima revolución.

Más como nadie se fía 

de lo que se nos dice hoy en día,

pasamos los días enteros, 

tumbados en el sofá

delante la caja tonta,

 por no perder el momento
del pase de la procesión 
que tós llevamos por dentro