Zika, microcefalia y pesticidas: medias
verdades, histeria y derechos adquiridos
Las personas que piensan que los pesticidas podrían tener alguna relación con los casos de microcefalia en Brasil están siendo atacadas como defensores de una conspiración sin ninguna base racional. Claire Robinson analiza detenidamente los mitos que nos están vendiendo.
Por Claire Robinson, 25 de febrero de 2016
Hace poco publiqué un artículo sobre el Informe de la Organización de Médicos de Pueblos Fumigados de Argentina y de los investigadores de salud pública de Brasil, ABRASCO, donde se planteaba la posibilidad de que un larvicida, el piriproxifeno, podría estar relacionado con los casos de defectos de nacimientos, que implican una cabeza anormalmente pequeña (microcefalia).
El piriproxifeno se ha añadido en los depósitos abiertos donde se almacena agua potable para interferir en el desarrollo de los mosquitos portadores de enfermedades, bien matándolos o impidiendo que se desarrollen adecuadamente.
The Ecologist publicó una versión de mi artículo, que junto con la publicación originalmente aparecida en GMWatch, adquirió rápidamente una amplia difusión, lo que hizo que fuese recogida por muchos medios de comunicación.
Pero también supuso una áspera reacción, que más bien parecía toda una brigada unida bajo un grito unánime, condenando a cualquiera que diese visos de validez al Informe de los médicos argentinos.
Sin embargo, a veces este coro de condena ha actuado de una forma muy hipócrita, no dando ninguna validez a los médicos argentinos, e informando de manera parcial y errónea acerca de lo que los médicos en realidad están sugiriendo.
Los defensores de los plaguicidas se han inventado eso de que unos teóricos de la conspiración han dicho que los plaguicidas provocan Zika
Consideremos el caso, por ejemplo, de la periodista del Washington Post, Tamar Haspel, quetwiteó: “No, los transgénicos ni los pesticidas son culpables de los casos de Zika. ¿Podríamos evaluar a los grupos por la frecuencia con que propagan teorías alejadas de los hechos? Un mínimo de credibilidad”.
Andrew Noymer, epidemiólogo de la Universidad de California, Irvine, respondió: “Los pesticidas no son culpables de los casos de Zika, pero no pueden descartarse definitivamente como culpables de los defectos de nacimiento ¿Entendido? De acuerdo”.
En respuesta a lo señalado por Noymer, Haspel dijo que cuando hablaba de Zika hacía referencia a los casos de microcefalia. Noymer replicó: “Pues sencillamente, está desinformando”.
No solamente es la periodista Hapel la que acusa de supuestos “teóricos de la conspiración” por establecer una relación entre los pesticidas y el virus Zika.
El divulgador sobre temas de alimentación Nathanael Johnson también se unió a este carro con un artículo en el que hablaba de la falsa conexión entre el Zika y la Industria de los plaguicidas. Pero los médicos argentinos sólo sugirieron que el larvicida piriproxifeno podría estar relacionado con los casos de microcefalia, pero nunca dijeron que fueran responsables de la transmisión del virus Zika.
Otro partidario de los transgénicos, Julie Kelly, hizo algo similar cuando arremetió contra el actor Mark Ruffalo por decir en un artículo algo notoriamente inexacto al atribuir a los plaguicidas, y no a los mosquitos, la transmisión del virus Zika
Sólo buenos amigos
Esto no quiere decir que en las primeras informaciones sobre la hipótesis de los pesticidas no se hayan cometido errores. Por ejemplo, cuando los médicos argentinos identificaron de manera errónea a la empresa que fabrica el larvicida como una subsidiaria de Monsanto.
Sumitomo Chemical es un socio estratégico de Monsanto; han estado trabajado conjuntamente durante muchos años, pero esta empresa no es de Monsanto.
Aún así, se trata de un error bastante comprensible dada la estrecha relación entre ambas empresas tanto en Brasil como en Argentina.
De todos modos, es un error que tuve la precaución de evitar en mi artículo en The Ecologist, donde ya se identificaba correctamente al fabricante del larvicida: sólo un socio estratégico.
Sin embargo, es un error que fue aprovechado por Nathanael Johnson, por ejemplo cuando dice: “Una falsa conexión entre el virus Zika y Monsanto podría dar un impulso a los mosquitos”.
Irónicamente, este titular, como ya hemos dicho, da más lugar a confusión que el error cometido al relacionar la fabricación del larvicida con Monsanto.
“Podría haber relación con los plaguicidas”, dice un virólogo
Lo que también induce a confusión respecto al titular de Johnson es la sugerencia que hace de que la hipótesis de los plaguicidas ( en relación con los casos de microcefalia, por supuesto, no con el virus Zika) debe desecharse como completamente falsa. La idea de que este plaguicida en particular, u otros plaguicidas, puedan estar relacionados con los defectos de nacimiento en Brasil es algo que ya de entrada se descarta.
Por ejemplo, el Dr. Francis Collins, Director de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos “se manifestó sobre el Informe incompleto de los médicos argentinos ”, Collins en realidad lo que hizo fue manifestar no que fuera falsa, sino que era una hipótesis interesante.
Y el biólogo Dr. Pete Myers en un comentario editorial publicado en el servicio de Noticias de Salud Ambiental, señaló que la hipótesis de los plaguicidas, como dice Collins con razón, surge por algo muy básico: la falta de investigación adecuada sobre los plaguicidas antes de su comercialización:
“Las hipótesis de si el virus Zika o el larvicida son los responsables del aumento de los casos de microcefalia, es algo que tiene consecuencias sobre hacer las cosas bien o mal. Estaríamos en mejor situación si los pesticidas fuesen probados de forma rigurosa antes de su utilización”.
Uno de los virólogos más destacados del mundo, el Dr. Leslie Lobel, dijo recientemente en The Guardian que no está nada claro que los casos de microcefalia en Brasil estén relacionados con el virus Zika, pero que sí había “grandes posibilidades de que estuviesen conectados con los plaguicidas, y es algo que debiera estudiarse”.
La razón por la que hacen falta más estudios, como dijo Myers, es que hay una ausencia de datos procedentes de estudios independientes sobre plaguicidas como el piriproxifeno, debido a un sistema inadecuado de regulación.
Los médicos argentinos no son los culpables de esta falta y no deben por ello ser censurados de hacerse preguntas sobre este asunto.
Intereses personales
¿Por qué algunas personas se muestran tan reticentes a aceptar la hipótesis de los médicos argentinos?
Se ha sugerido que podría existir una agenda oculta en la conexión entre el piriproxifeno y los casos de microcefalia. Por ejemplo, el profesor Andrew Batholomaeus, uno de los expertos citados por el Science Media Centre de Australia en defensa de la seguridad del larvicida, dijo:
“Los periodistas que cubren esta historia harían bien en investigar los antecedentes e informar sobre los estudios subyacentes y las posibles consecuencias para la salud pública, algo quepuede ser mucho más interesante que los actuales titulares”.
Pero no es de extrañar que los médicos argentinos, que están viendo de primera mano el sufrimiento causado por la revolución de la soja transgénica en Argentina y el uso de pesticidas,estén sensibilizados sobre los pesticidas en todo lo relacionado con la salud y el desarrollo en América Latina, y hagan reclamaciones sobre la seguridad de los productos de las Empresas Químicas.
Los médicos dicen que en sus comunidades locales se están enfrentando a graves problemas de salud, entre los que incluyen defectos inusuales de nacimiento.
Y en el vecino Brasil, el Instituto Nacional del Cáncer dijo que la expansión de los cultivos transgénicos ha contribuido a que el país sea el mayor consumidor de agroquímicos de todo el mundo.
Los atacantes, generosos con la Industria
Además, algunos de los más destacados ataques a la hipótesis de los pesticidas, también podrían ser acusados de tener una agenda. Julie Kelly, por ejemplo, utiliza National Review para atacar en un artículo a Mark Ruffalo, no sólo por mencionar la teoría del larvicida, sino también por su campaña sobre el cambio climático y la fractura hidráulica, su apoyo a las energías sostenibles, y su confrontación pública con el Director General de Monsanto sobre el impacto de los productos de su Empresa.
Kelly, que mantiene relaciones con un grupo de presión de productos agrícolas, la Compañía Agroindustrial ADM, algo que ella misma ha dicho, y también perteneciente al circulo de los fans de Kevin Folta, estrechamente ligado a Monsanto. Kevin Folta, un defensor a ultranza de los transgénicos y el uso de Roundup, que negó tener vínculos con Monsanto, recibió 25.000 dólares por su programa de comunicación sobre Biotecnología, así como otras conexiones con la Industria.
Curiosamente, Tamar Haspel no parece tener ningún interés explorar las relaciones entre empresas como Monsanto y académicos de las Universidades públicas, como Kevin Folta, y ella misma ha sido acusada de colaborar estrechamente con la Industria Agroquímica y con Monsanto.
Pero el más virulento ataque contra los médicos argentinos se ha publicado en Forbes, en un artículo publicado por otro fan de Folta. Kavin Senapathy, que también ha publicado artículos con Henry Miller, un escéptico del cambio climático y firme defensor del DDT y otros controvertidos pesticidas, por no mencionar sus relaciones con la Industria del tabaco.
¿A dónde nos lleva todo esto?
Quizás sí pueda decirse que los médicos argentinos y algunos de sus partidarios tengan una agenda, pero lo mismo puede decirse de aquellos que están interesados en desacreditar las preocupaciones manifestadas por aquellos.
La conexión con Monsanto quizás haya sido exagerada por parte de los médicos, y aún más por parte de algunos medios de comunicación, pero no es algo inventado: Sumitomo Chemical es un socio estratégico de Monsanto.
También se ha producido un ataque fuera de lugar contra los investigadores de la salud pública brasileña, que han mostrado su preocupación por el piriproxifeno y otros productos químicos. Es algo que voy a tratar en un artículo posterior.
Y como uno de los virólogos más destacados ha puesto de relieve la necesidad de considerar la posible relación de los pesticidas, voy a continuar investigando sobre este asunto, incluyendo lo que dicen los científicos y lo que no se sabe del piriproxifeno.
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