'Plan A' y 'Plan B' no han funcionado; es el momento de "dar dinero a cada ciudadano"
- Cuando se ha agotado todo lo que parece posible, hay que usar lo improbable
A vueltas con el 'helicóptero del dinero'. Martin Wolf, economista y redactor jefe del Financial Times, vuelve a insistir con esta opción para reanimar la economía de los países desarrollados.
En su último artículo de opinión asegura que las herramientas convencionales y no convencionales de política monetaria utilizadas hasta ahora no han funcionado.
De modo que ha llegado el momento de que los bancos centrales envíen dinero directamente a las cuentas de los ciudadanos.
Wolf hace referencia al famoso y exitoso gestor de fondos Ray Dalio:
"La economía mundial no sólo se ha desacelerado, sino que se ha demostrado que 'la política monetaria 1' (bajos tipos de interés), la 'política monetaria 2' (compra masiva de activos o QE), se han agotado de forma clara.
Por lo tanto, Dalio cree que el mundo necesita una 'política monetaria 3' que vaya directamente dirigida a incrementar el gasto. Esta política también ha sido defendido por Adair Turner, expresidente de la Autoridad de Servicios Financieros de Reino Unido".
Por otro lado están los tipos de interés negativos (lo que parece una nueva herramienta), como los que están poniendo en marcha el BCE, Japón, Suecia o Dinamarca.
Los tipos negativos a los depósitos de los entidades en el banco central "generan intereses negativos en los mercados sin imponer intereses negativos a los depositantes minoritarios...
Pero por otra parte no está demasiado claro si son eficaces".
Algunos expertos también han argumentado que no sólo no serán eficaces, sino que pueden llegar a ser contraproducentes.
Enviar dinero electrónico
La opción favorita de Wolf es el 'helicóptero del dinero'.
"Esto es una emisión permanente de dinero con la intención de incentivar la adquisición de bienes y servicios, ya sea por los gobiernos o por los hogares...
Si el dinero fuera directamente utilizado por el gobierno, para reducir impuestos o ingresado directamente en las cuentas corrientes de las personas, seguramente tendría efecto", asegura Martin Wolf.
Y es que, visto lo visto "los gobiernos no parecen estar dispuestos a comportarse de forma sensata", puesto que a pesar de que los costes por emitir deuda son históricamente bajos no parecen estar dispuestos ha incrementar el gasto en inversión (vía déficit público) para reactivar la economía.
Dada esta situación, "los bancos centrales se quedan como únicos jugadores.
Se les puede asignar la tarea de enviar dinero, a ser posible en formato electrónico, a todos los ciudadanos adultos. ¿Incrementaría esto la demanda? Absolutamente sí", sentencia el célebre economista.
El dinero enviado debería ser electrónico, porque de ese modo serviría a partes iguales para los bancos y para los ciudadanos. Si el dinero se entrega a cada individuo de forma física, estos podrían decidir guardar los billetes debajo del colchón o invertirlo en oro, dos movimientos que servirían para poco a la hora de incrementar la demanda.
Mientras que el dinero electrónico puede ser usado por los bancos para poner en marcha el multiplicador monetario y dar crédito, a la par que puede ser utilizado por los ciudadanos para consumir.
Para concluir su opinión, Wolf termina advirtiendo a los políticos:
"Deben prepararse para una 'nueva normalidad' en la que la política será más incómoda y menos convencional. ¿Puede el mundo escapar de esta debilidad crónica de demanda? Absolutamente sí. ¿Lo hará? Eso exige una gran audacia.
Cuando se ha agotado todo lo que parece posible, lo que queda, por muy improbable que parezca, debe ser la respuesta".
¿Regalar dinero a la gente?
Posibles instrumentos de los bancos centrales ante otra recesión
Martin Wolf, economista y redactor jefe del Financial Times,cree que si una nueva recesión llega pronto a Europa, Japón o EEUU, los bancos centrales tendrán que innovar, llevar más allá en sus políticas no convencionales para intentar reanimar la economía. Entre estas opciones, Wolf asegura que su preferida es el 'helicóptero del dinero', es decir, transferencias directas desde los bancos centrales hacia las cuentas corrientes de las familias o a los gobiernos.
De este modo, Wolf argumenta en su última columna titulada 'Why it would be wise to prepare for the next recession', que la próxima recesión en "las economías avanzadas dejará a los bancos centrales con mucho menos espacio para implementar una política monetaria expansiva que en anteriores recesiones", por lo que los banqueros centrales tendrá que buscar nuevas alternativas.
Algunas opciones para los banqueros
Una de ellas sería "no hacer nada. Muchos expertos aseguran que el mundo necesita una recesión 'limpiadora'", es decir, una crisis en la que los agentes económicos más débiles mueran para que la se produzca una renovación y un crecimiento más sano. Sin embargo, Wolf cree "esto es una idea loca, puesto que dejaría muy dañado el tejido social".
"Una segunda opción sería cambiar los objetivos de crecimiento económico o los de inflación. Quizá hubiera sido aconsejable haber tenido unos objetivos de inflación más altos. Pero cambiar estos objetivos cuando están siendo incapaces de cumplir con unos mucho más asequibles podría no servir para nada", explica el economista británico.
Multiplicar el tamaño de los estímulos también puede ser una solución, aunque Japón podría ser el ejemplo de que esta opción no funciona. El balance de su banco central es mucho más grande (respecto a su PIB) que el del BCE o el de la Reserva Federal y sin embargo los resultados no parecen muy atractivos.
Tipos negativos
Por otro lado están los tipos de interés negativos, como los que están poniendo en marcha el BCE, Suiza, Suecia o Dinamarca.
Los tipos negativos a los depósitos de los entidades en el banco central "genera intereses negativos en los mercados sin imponer intereses negativos a los depositantes minoritarios... Por otra parte no está demasiado claro como son de eficaces estos tipos negativos".
Por último, aparece la opción favorita de Wolf que el 'dinero helicóptero'.
"Esto es una emisión permanente de dinero con la intención de incentivar la adquisición de bienes y servicios, ya sea por los gobiernos o por los hogares... Si el dinero fuera directamente utilizado por el gobierno, para reducir impuestos o ingresado directamente en las cuentas corrientes de las personas, seguramente tendría efecto", asegura Martin Wolf.
"Personalmente, yo preferiría este último instrumento. Llegados a este punto es crucial reconocer que con toda probabilidad se tendrá que hacer algo más allá de lo convencional la próxima vez", culmina el periodista del Financial Times.
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