En Malí y el resto de África, los militares de EEUU luchan en una guerra oculta
Por Nick Turse
En los últimos años, Estados Unidos ha estado involucrado en diversas intervenciones multilaterales en África, incluyendo una en Libia que supuso una guerra secreta y una campaña convencional de misiles y ataques aéreos, la asistencia a las fuerzas francesas en la República Centroafricana y en Malí, y el entrenamiento y financiación de socios africanos para enfrentarse a grupos combatientes como Boko Haram, al-Shabab en Somalia y Ansar al-Dine en Malí.
En 2014, Estados Unidos llevó a cabo 674 actividades militares en África, casi dos misiones al día, y un salto de casi un 300% en el número de operaciones, ejercicios y actividades de formación en materia militar y no militar anuales desde que se creó el Mando para África de Estados Unidos (AFRICOM) en 2008.
A pesar de la avalancha de misiones y un aumento similar de bases, personal y financiación, el panorama que pintó el mes pasado el comandante de AFRICOM, el general David Rodriguez, ante el Comité de Servicios Armados del Senado fue sorprendentemente desolador.
La visión que ofreció Rodriguez era la de un continente en crisis, amenazado de este a oeste por grupos combatientes que se habían desarrollado y fortalecido, o bien habían extendido su alcance mortal pese a los esfuerzos antiterroristas de Estados Unidos en África.
Rodriguez dijo a los miembros del comité que “terroristas y redes criminales transregionales estaban adaptándose y extendiéndose de manera agresiva”. “Al-Shabab ha ampliado sus operaciones para dirigir, o intentar dirigir, ataques asimétricos contra Uganda, Etiopía, Yibuti y sobre todo Kenia.
La amenaza libia está aumentando rápidamente, incluyendo la presencia cada vez más extendida del EIIL…
Boko Haram amenaza la capacidad del Gobierno de Nigeria para garantizar la seguridad y los servicios básicos en amplias zonas del noreste”.
No obstante, a pesar de los resultados sombríos desde que el Ejército estadounidense comenzó a “girar” hacia África después del 11-S, Estados Unidos acaba de firmar un acuerdo para mantener sus tropas en el continente prácticamente hasta mediados del presente siglo.
Ampliación de la misión
Durante años, el Ejército estadounidense ha insistido públicamente en que sus esfuerzos en África eran insignificantes, manteniendo intencionadamente a los estadounidenses, por no hablar de la mayoría de los africanos, en la ignorancia acerca de la verdadera magnitud, dimensión y alcance de sus operaciones en el continente.
Tanto el personal como quienes dirigen los asuntos públicos de AFRICOM han insistido en que no es más que una “intervención moderada”.
Se echan atrás a la hora de hablar de los campamentos militares y los puestos avanzados, afirmando que solo tienen una base en algún lugar de África: Camp Lemonnier, en el pequeño Yibuti. No les gusta hablar de operaciones militares: solo ofrecen información detallada sobre una diminuta fracción de sus ejercicios de entrenamiento. Y se niegan a revelar las localizaciones donde se encuentra el personal, o incluso el número de países involucrados.
Durante una entrevista, un portavoz de AFRICOM me habló en algún momento de su preocupación por el hecho de que, aún si se tabulasen, el número de despliegues efectuados en África ofrecerían una “imagen sesgada” de la intervención estadounidense.
A puerta cerrada, sin embargo, los mandos de AFRICOM emplean un lenguaje bastante diferente. En repetidas ocasiones han declarado que el continente es un“campo de batalla” estadounidense y que –no nos engañemos– ya están enredados en una “guerra”.
Según cifras recientes del Mando para África de Estados Unidos, el alcance de esa “guerra” creció espectacularmente en 2014.
En su “declaración de postura”, AFRICOM manifiesta que llevó a cabo 68 operaciones en el último año, superando las 55 del año anterior.
Entre ellas estarían las operaciones “Juniper Micron” y “Echo Casemate”, destinadas a apoyar las misiones francesa y africana en Malí y la República Centroafricana; “Observant Compass”, el intento de degradar o destruir lo que quedaba del sanguinario Ejército de la Resistencia del Señor de Joseph Kony en África Central; y “United Assistance”, el despliegue de efectivos militares para hacer frente a la crisis del Ébola en África Occidental.
El número de ejercicios de campo conjuntos en los que participaron las fuerzas estadounidenses y sus socios militares africanos pasó de 10 en 2013 a 11 el año pasado, incluyendo “African Lion” en Marruecos, “Western Accord” en Senegal, “Central Accord” en Camerún, y “Southern Accord” en Malawi.
Todos ellos tuvieron un componente de formación sobre el terreno y sirvieron como remate de las operaciones de instrucción militar entre ejércitos del año anterior.
AFRICOM también dirigió ejercicios de seguridad marítima, como el “Obangame Express” en el Golfo de Guinea, el “Saharan Express” frente a las costas de Senegal, y tres semanas de escenarios de formación de seguridad marítima como parte del ejercicio multilateral “Phoenix Express 2014”, con marineros de numerosos países entre los que se encontraban Argelia, Italia, Libia, Malta, Marruecos, Túnez y Turquía.
El número de actividades de cooperación en materia de seguridad se disparó de 481 en 2013 a 595 el año pasado.
Estas iniciativas incluyeron instrucción militar dentro de un “programa de colaboración estatal” que agrupó a fuerzas militares africanas con unidades de la Guardia Nacional estadounidense y personal del programa de Asistencia y Capacitación para Operaciones de Contingencia en África (ACOTA, por sus siglas en inglés) financiado por el Departamento de Estado, un programa a través del cual los asesores e instructores militares estadounidense ofrecen equipo y formación militar a las tropas africanas.
En 2013, el número total de actividades estadounidenses en el continente fue de 546, un promedio de más de una misión diaria. El año pasado, la cifra se elevó a 674.
En otras palabras, las tropas estadounidenses llevaron a cabo casi dos operaciones, ejercicios o actividades a diario –desde ataques de drones hasta formación en contrainsurgencia, operaciones de información y prácticas de tiro– en algún lugar de África.
Esto representa un aumento enorme si lo comparamos con las 172 “misiones, actividades, programas y ejercicios” que AFRICOM heredó de otros mandos geográficos cuando comenzó sus operaciones en 2008.
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