martes, 28 de noviembre de 2017

La Batalla de Varoufakis contra el Establishment Europeo es el Libro del Año

Varoufakis, en París, en una imagen de 2016.Foto por: EFE

La batalla de Varoufakis contra el establishment europeo es el libro del año

 Blogs de El erizo y el zorro

El libro de memorias de Yanis Varoufakis sobre sus poco más de cinco meses como ministro de Finanzas griego, 'Comportarse como adultos. Mi batalla contra el establishment europeo', (Deusto) es, probablemente, ellibro del año.
Y lo es por muchas razones: su narración de las maratonianas reuniones del Eurogrupo sobre la posible reestructuración de la deuda griega y los paquetes de ayuda constituye una mirada única a unas negociaciones que normalmente están vedadas a los ciudadanos (Varoufakis grababa de manera oculta las conversaciones y las transcribe en el libro). 
Su retrato de personajes con los que tuvo un trato casi cotidiano, como Merkel, el ministro de Finanzas alemán, Schäuble, la presidenta del FMI, Lagarde, o el presidente del Eurogrupo, Dijsselbloem, es literariamente valioso y humanamente brutal (Varoufakis se oponía a los tres primeros, pero muestra por ellos un gran respeto intelectual; al último lo detesta con todas sus fuerzas, y lo deja bien claro). 
Y su relato del grado de descoordinación e improvisación del Gobierno griego pone los pelos de punta.

Pero lo más interesante, a pesar de estos precedentes, es la psicología del propio Varoufakis
Cuando en enero de 2015 es nombrado por Tsipras, el nuevo primer ministro de Syriza, llega a un ministerio desarbolado, donde su predecesor se ha llevado todos los papeles relevantes y a duras penas consigue que alguien le dé la clave del wifi (porque Varoufakis decide que trabajará con su portátil personal, no con el viejo PC de la Administración pública). 
A partir de entonces se pone a trabajar, y lo hará armado con una arrogancia intelectual que a veces resulta difícil de creer y con un gran patriotismo contraintuitivo que le lleva a creer que lo mejor que puede pasarle a Grecia es quebrar, y luchará por lo tanto para que eso suceda.

Boicots y desesperación

Su convencimiento de que está en posesión de la verdad es absoluto, pero el relato que sigue es el de un hombre al que engañan constantemente, que pierde en casi todas las ocasiones, que carece de talento político. 
Las reuniones narradas —ya sean con inversores extranjeros, representantes de la Unión Europea, políticos nacionales o diplomáticos— suelen seguir el mismo patrón: 
Varoufakis siente que todo el mundo que le escucha considera sus ideas brillantes, osadas y útiles para salir del atolladero. 
Al abandonar esos encuentros, siempre cuenta que tiene la sensación de haber convencido a los asistentes y de que por fin la élite global se da cuenta de que es él, y no los demás, quien tiene la razón. 
Pero cuando llega la hora de tomar las decisiones, los responsables adoptan una posición contraria a la solución que él no solo deseaba, sino de la que pensaba haberles convencido. 
Cuando,desesperado por conseguir dinero, acepta no revertir la privatización de un puerto vendido a China, el Gobierno chino le engaña. 
Este le promete la adquisición de una gran cantidad de deuda pública griega a cambio, pero en lugar de comprar la cantidad acordada, 1.500 millones de euros inmediatamente y 10.000 millones en el medio plazo, compra 200 millones y se queda con el puerto. Varoufakis se encoge de hombros: habrá sido una conspiración urdida en Berlín, dice sin ninguna prueba.
Su Gobierno, reconoce, era caótico, incompetente y le boicoteaba; el partido le imponía a sus colaboradores más cercanos y muchas veces estos negociaban con las autoridades europeas a sus espaldas, y Tsipras, en última instancia, le parece un cobarde. 
La cuestión, sin embargo, es que al final no se hace nada de lo que propone Varoufakis, como activar un plan secreto para establecer una moneda alternativa al euro o rechazar los sucesivos planes de la Troika. 
Me siento solo —dice que le contó a su mujer en un momento en que se sentía particularmente derrotado—. 
Me siento en mi despacho ministerial, y en teoría soy el jefe de 14.000 funcionarios públicos. 
Pero en realidad estoy a solas, enfrentándome a un ejército enorme y armado hasta los dientes sin tener ningún escudo que me sirva de protección… 
Joder, no tengo ni siquiera un departamento de prensa como Dios manda que explique al mundo entero las propuestas y las políticas muy sólidas en las que está trabajando mi pequeño equipo”. Pierde siempre, pero él es el héroe.

Catástrofe de escala continental

Portada del libro de Yanis Varoufakis.
Varoufakis cuenta esta sucesión de derrotas con un candor que resulta asombroso, y es casi inevitable preguntarse si su ego le impide darse cuenta de que fueron, efectivamente, derrotas debidas a sus carencias como político o si su franqueza le lleva a confesarlas como si nada. 
(No pretendo entrar aquí en si en lo peor de la eurocrisis sus ideas económicas y políticas eran las correctas, aunque ahora parece haber un consenso creciente de que la austeridad impuesta fue excesiva). 
Hay algo en él que recuerda poderosamente por qué los intelectuales suelen ser pésimos políticos: porque las tareas a las que se dedican ambas profesiones son esencialmente distintas. 
Los intelectuales deben buscar la verdad; los políticos, en cambio, deben ganar. Tuviera o no razón en sus ideas políticas, visto lo visto, Varoufakis parece más adecuado para la primera tarea que para la segunda. 
Y de hecho, eso se refleja incluso en la estructura del libro: las primeras páginas, dedicadas a sus ideas económicas, le dejan en mucho mejor lugar que la segunda mitad, dedicada a contar las negociaciones y el día a día del Gobierno.

Pero más allá de la a veces asombrosa psicología de Varoufakis, hay undrama subyacente en todo el libro que el propio autor detecta perfectamente: 
“Todas las personas que aparecen en estas páginas [gestionando la crisis europea] creían actuar de la forma correcta, aunque al final sus acciones, tomadas en conjunto, acabaran provocando una catástrofe de escala continental. 
¿No es ese el material con el que se escriben las auténticas tragedias? ¿No son estos los motivos por los que Sófocles y Shakespeare siguen manteniendo su vigencia, cientos de años después de que los hechos que describen perdieran cualquier atisbo de actualidad?”.
Es una gran verdad. Aunque, una vez leído el libro, uno sospecha queVaroufakis está aprovechando para compararse con Sófocles y Shakespeare.

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Si nos han de robar, 
que sean otros y no los mismos de siempre

Si como votantes, no nos escuchan
como consumidores, lo harán
boicoetemos sus empresas.
Llevamos las de ganar. 

Como acabar con la ESTAFA de las ELÉCTRICAS... de una puta vez pasando de los Vendepatrias del Bipartidismo

Ante el robo continuo y escandaloso por parte de las eléctricas y sus abusos en el recibo de la luz
propongo... 
actuar todos unidos como consumidores
contratando TODOS 
o en su defecto una gran mayoría,
  otra compañia eléctrica que no sea ninguna de estas dos (ENDESA - IBERDROLA) y cambiarnos a otra cualquiera de las muchas ofertas que existen hoy en día.

De tal forma que no les quede otra a las grandes que plegarse a nuestras demandas de una tarifa más justa y mucho más barata
o atenerse a las consecuencias 
de seguir con su estafa.

En nuestra mano está que siga este robo o cortar por lo sano para que no nos sigan mangoneando

ARMAK de ODELOT

Canción del Indignado Global

(solo pá Mentes preclaras 

libres de Polvo y Cargas)

Si me han de matar que sea,
 un Trump que de frente va

  no un Obama traicionero, 

que me venga por detrás.


Éstos del bipartidismo, 

a nadie ya se la dan

Tanto monta, monta tanto,

ser sociata o liberal.


Que harto me tienen sus cuentos, 

de crisis y guerras sin más

Cuando no hay bandera que tape, 

la ansia de un criminal.


Daños colaterales son, 

inocentes masacrar

si lo hiciéramos con ellos, 

no habría ni una guerra más.


Por eso pasa que pasa, 

que nadie se alista ya

a no ser que la CIA pague,
 
como al ISIS del MOSAD


A mí, que nunca me busquen, 

ni me llamen pá luchar.

Que yo no mato por nadie. 

Yo mato por no matar.


La paz de los cementerios 

es la paz del capital

Si soy rojo es porque quiero, 

en vida, vivir en paz.


Hoy tan solo mata el hambre, 

del rico por tener más 

Con el cómplice silencio, 

de toítos los demás.


Que preferimos taparnos, 

los ojos pá no pensar

O mirar pá otro lado, 

pensando que el mal se irá.


Creer que lo que a otro pasa, 

no nos tiene que importar.

Cá palo aguante su vela, 

repetimos sin cesar.


Éste es el mantra egoísta 

que rula por la sociedad

como si lo que le pase a otro, 

no te pueda a tí pasar


Más todo, cuán boomerang vuelve, 

al sitio de donde partió

y tal vez ocupes mañana, 

el sitio que otro dejó.


Mil pobres ceban a un rico, 

otros mil le dan jornal,

y otros cuantos dan su vida 

porque todo siga igual. 


Que no me coman la oreja, 

que no me creo ya ná

de sus guerras, sus estafas, 

ni su calentamiento global


Tan solo vuestras mentiras, 

esconden una verdad

que unos pocos están arriba 

y abajo tós los demás.


Da igual que seas ateo, 

cristiano o musulmán.

Solo los elegidos, 

el paraíso verán.


Hay medios alternativos, 

amarillos muchos más.

Unos más rojos que otros. 

Los menos, de radikal.


Más todos tienen su cosa, 

y a todos hay que hojear

Que comparando se tiene 

opinión más general.


Qué de tó aprende uno. 

Nadie tiene la verdad.

Ser más papista que el Papa, 

no es garantía de ná.


Solo creo en lo que veo, 

díjome santo Tomás, 

que el que a ciegas se conduce, 

no para de tropezar.


Y al enemigo, ni agua, 

ni nunca contemporizar

No dudes, tarde o temprano, 

siempre te la jugará.


No hay que seguir a nadie 

y a todos hay que escuchar.

Si tu conciencia te guía, 

de nada te arrepentirás.


Dá gusto ver a los ricos, 

pegarse por serlo más

mientras en eso se hallen, 

quizás nos dejen en paz.


Si te crees o no sus mentiras, 

a ellos les dá igual.

Con tomarlas por veraces, 

les basta para actuar. 


Que no me cuenten más cuentos, 

que tós me los sé yo ya.

Se demoniza a cualquiera

que no se deje robar.



No basta con ser un santo, 

sino ser de"su santoral"

Como la cojan contigo, 

no te valdrá ni el rezar.


Pensamiento único llaman. 

Anteojeras pá no pensar

más que en la zanahoria. 

El palo irá por detrás.


Si no crees en lo dictado, 

anti-sistema serás

Y por mucho bien que hagas, 

te van a demonizar.


Que no me coman la oreja, 

que a mí, no me la dan.

Que me sé todos sus cuentos 

y también, cada final.


Si de cañon, quieren carne, 

pál matadero llevar

que busquen a otro tonto, 

que este tonto no va más



No se ha visto en tóa la historia, 

otra estafa sin igual.

Que la madre tóas las crisis, 

que creó el capital


Y cuando tan ricamente, 

uno estaba en su sofá

Relajado y a cubierto, 

de inclemencias y demás,


te cortan sin previo aviso

el grifo de tu maná. 


Y te dejan sin tus sueños,
 
sin trabajo y sin hogar


y pá colmo y regodeo 

de propios y extraños, van

y te dicen como aviso

que al rojo no hay que escuchar


que son peores que el lobo,

del cuento y mucho más

y que si vas y los votas

toíto te lo robarán.



Si como votantes, no nos escuchan

como consumidores lo harán.

Boicoetemos sus empresas

Llevamos las de ganar. 


Si no queda más remedio

que dejarnos de robar

que sea otro y no el de siempre

tal vez así, aprenderá


No hay pan pá tanto chorizo,

dicen, cuando lo que sobra es pan.

Lo que no hay es un par de huevos
 
pá que no nos choriceen más.


Resultado de imagen de eladio fernandez refugiados suecia

Ellos tienen de tó

los demás, cuasi-de-ná

mas ellos son cuatro mierdas

y nosotros sémos más.


La próxima revolución 

contra las corporaciones será

y si ésta no se gana 

no habrá ninguna ya más.

Quien sepa entender que entienda

lo que digo es pá mascar

despacio y con buena conciencia.

Mi tiempo no dá... pá más


Armak de Odelot


Dicen: 

No será televisada, 

la próxima revolución.

Más como nadie se fía 

de lo que se nos dice hoy en día,

pasamos los días enteros, 

tumbados en el sofá

delante la caja tonta,

 por no perder el momento
del pase de la procesión 
que tós llevamos por dentro