Un banco israelo-estadounidense se convierte en accionista de la petrolera saudí Aramco
La crisis capitalista, la caída de los precios del petróleo y la guerra del Yemen se han convertido en una pesadilla para los sátrapas de Arabia saudí, que se han visto obligados a vender por partes a la joya de la corona, la petrolera Aramco.
Había numerosos buitres dispuestos a apoderarse de un trozo del pastel, pero el regalo ha caído en manos de un banco israelo-estadounidense recién creado: Moelis.
Se trata de un banco surgido en 2007, en el inicio de la actual bancarrota económica.
Uno de sus principales consejeros es Shlomo Yanai, un veterano oficial del ejército israelí al que hace un tiempo también le propusieron dirigir el Mosad. Antes de pasar al banco, Yanai dirigió una empresa famacéutica y otra agrícola.
La venta de una parte de Aramco a Moelis, casi un regalo, está en la línea del creciente reforzamiento de los lazos entre Israel y Arabia saudí, imprescindible para dos países muy perjudicados por la derrota del imperialismo en la Guerra de Siria.
El capital de la petrolera saudí es de dos billones de dólares y en este primer tramo de privatización quiere deshacerse del cinco por ciento, unos 100.000 millones en acciones que, aproximadamente, es el déficit que arrastra el presupuesto público saudí.
Los caciques saudíes no sólo necesitan vender Aramco sino que han puesto en el escaparate otros monopolios para poner el dinero en el fondo público de inversiones.
La historia de Aramco (Arabian American Oil Company) es una historia colonial que se confunde con el surgimiento de los Estados árabes hace cien años.
Su nombre originario era aún más definitorio, California Arabian Standard Oil Company, y está asociado a los Rockefeller, que no sólo fundan un monopolio, sino un nuevo país cuya existencia está garantizada militarmente por Estados Unidos en el Pacto del Quincy.
En 1938 Rockefeller pone al frente del monopolio y del país a una jauría de jeques y príncipes fabricados a su imagen y semejanza, a medio camino entre el capitalismo salvaje y la delincuencia organizada.
El monopolio gigantesco fue nacionalizado entre 1973 y 1980, coincidiendo con la Guerra de los Seis días de los países árabes con el Estado de Israel.
La historia de Aramco va, pues, de lo privado a lo público para volver al punto de partida.
Publicado por Resistencia Popular
Alianza inesperada: Arabia Saudita e Israel se unen en secreto contra Irán
Arabia Saudita e Israel no tienen mucho en común: Riad no reconoce el derecho de existir del país judío y se enfrenta con Tel Aviv en la arena internacional por la cuestión palestina. Sin embargo, ambos países han realizado en varias oportunidades negociaciones secretas dirigidas contra Irán.
Desde comienzos de 2014, representantes de Israel y Arabia Saudita han tenido al menos cinco reuniones secretas para hablar de un 'enemigo' en común, Irán.
Por primera vez, ambos países lo reconocieron de manera abierta durante la conferencia de la organización estadounidense dedicada a la política exterior, el Consejo de Relaciones Exteriores, comunica Bloomberg.
Según fue revelado en la conferencia, a la cual asistieron varios exfuncionarios israelíes y saudíes, durante los últimos 17 meses las cinco reuniones tuvieron lugar en la India, Italia y República Checa.
"Hemos descubierto que tenemos los mismos problemas, los mismos desafíos y a veces las mismas respuestas", reconoció el exgeneral israelí Shimon Shapira.
A pesar de que Arabia Saudita todavía no reconoce el derecho de Israel de existir y Tel Aviv no acepta la idea de un Estado palestino apoyada por el mundo árabe, ambos países buscan conjuntamente maneras de frenar lo que consideran "la creciente influencia de Irán en Oriente Medio".
RT
El expresidente yemení Ali Abdolá Saleh.
‘Israel y Arabia Saudí se han aliado para destruir a Yemen’
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- octubre 2º, 2017
Los regímenes israelí y saudí cooperan en la agresión a Yemen para destruir el país, afirma el expresidente yemení Ali Abdolá Saleh.
“Arabia Saudí acusó a Yemen de ser aliado de Irán y se alió con Israel para lanzar una guerra contra Yemen con el objetivo de destruirlo”, ha asegurado este martes Saleh, el también presidente del partido Congreso Popular General.
No somos aliados de Irán, pero deseamos que Teherán nos proporcione ayuda económica y política. Si los países árabes tienen cuentas pendientes con Irán, comparten límites marítimos con el país persa, desde donde podrían vengarse, ha declarado.
Arabia Saudí acusó a Yemen de ser aliado de Irán y se alió con Israel para lanzar una guerra contra Yemen con el objetivo de destruirlo”, ha asegurado el expresidente yemení Ali Abdolá Saleh, también presidente del partido Congreso Popular General.
Ha destacado la resistencia del pueblo yemení ante las incesantes violaciones del régimen saudí y ha advertido de que el Ejército yemení y los combatientes del movimiento popular Ansarolá están preparados para luchar el tiempo que sea necesario contra Arabia Saudí.
Asimismo, ha aplaudido el papel del Supremo Consejo Político en la dirección del país y ha indicado que este consejo busca unificar los esfuerzos para administrar los asuntos del Estado de acuerdo con la Constitución y hacer frente a la agresión saudí.
Desde el inicio de la agresión saudí a Yemen, el régimen de Israel ha proporcionado servicios de Inteligencia a Arabia Saudí. De hecho, el primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, expresó su apoyo a tal ofensiva militar
En marzo de 2015, Arabia Saudí lanzó una ofensiva militar contra Yemen, prescindiendo del permiso de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en un intento por eliminar de la ecuación al movimiento popular yemení Ansarolá y restaurar en el poder al expresidente fugitivo, Abdu Rabu Mansur Hadi, un estrecho aliado de Riad.
La agresión saudí contra Yemen, según las estimaciones del Ministerio yemení de Salud, ha causado más de 26.000 víctimas, de esta cifra 7827 personas han muerto, incluidos 1620 niños.
mkh/ncl/mrk
Israel y su guerra abierta contra Siria
Leandro Albani/Resumen Medio Oriente, 20 de septiembre de 2016 –
Cuando las fuerzas del Estado Islámico (ISIS, o Daesh) se encuentran en una retirada cada vez más urgente de Siria e Irak, el rol que juega Israel desde que se inició la denominada “Primavera Árabe”, hace cinco años, queda cada vez más en evidencia.
Desde el comienzo de los planes desestabilizadores para golpear a la República Árabe Siria y lograr el derrocamiento del presidente Bashar Al Assad, el gobierno de Tel Aviv mantuvo, en apariencia, un segundo plano, mientras Estados Unidos y Rusia todavía hoy se disputan el territorio comprendido entre Irak y Siria.
Al mismo tiempo, en estos últimos años los hechos de injerencia protagonizados por Turquía y Arabia Saudí en suelo sirio, respaldando al Daesh y a otros grupos irregulares, continuaron, llegando al punto de que el gobierno de Recep Tayyip Erdogan sostiene una invasión por tierra y aire sobre el norte de Siria, región habitada y defendida por el pueblo kurdo y de otras nacionalidades.
Desde unas sombras cada vez más visibles, Israel, comandado por Benjamín Netanyahu, no escatima esfuerzos para fomentar la caída del gobierno sirio, una de las últimas administraciones dentro del mundo árabe que mantiene su respaldo a la causa palestina.
En el plano militar, Tel Aviv comenzó este mes sin medias tintas con respecto a Siria.
El sábado 10 de septiembre, el gobierno de Damasco denunció bombardeos de la aviación israelí contra posiciones del Ejército sirio en los Altos del Golán, territorio sirio anexado por Israel.
La agencia de noticias Sana aseguró que estos ataques permiten “facilitar el movimiento de los terroristas y sus armas y material”. Desde el Ejecutivo sirio vienen denunciando que la administración de Netanyahu respalda sin dobleces al Frente Fath Al Sham (antiguo Frente Al Nusra) y a sus aliados en la región de Quneitra, situada en el suroeste del país.
Para Tel Aviv, esta zona es de suma importancia y una de sus mayores preocupaciones es la resistencia encabezada por el partido político-militar libanés Hezbolá que, junto al Ejército sirio, han dado golpes mortales a las agrupaciones irregulares.
Al igual que cuando alega por qué desata bombardeos sobre la Franja de Gaza, en Palestina, el Ejército hebreo justificó el ataque con el argumento de responder a un proyectil que cayó en las afueras de Maydal Shams, en el norte del Golán.
Los días martes 13 y miércoles 14 de septiembre, la aviación israelí también bombardeó posiciones del Ejército sirio, según revelaron las propias Fuerzas de Seguridad israelíes en un comunicado.
El mismo martes, el Ejército sirio comunicó el derribo de un avión y un dron israelíes después de atacar posiciones en el sur del país. El sábado 17, Israel desató bombardeos contra la ciudad siria de Al Hader, ubicada en los Altos del Golán.
Unos días antes de estos hechos, el ministro de Energía de Tel Aviv, Yuval Steinitz, fustigó el alto el fuego acordado por Estados Unidos, Rusia y Siria, expresando que la “medida está mal vista por Israel”.
Ante esta situación, la cancillería siria envió una carta al secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, y al jefe del Consejo de Seguridad de la ONU, Ramlan Bin Ibrahim, reclamando que se tomen medidas para detener el apoyo israelí a los grupos terroristas.
Desde el gobierno de Damasco, calificaron los ataques hebreos como “un intento desesperado para elevar la moral de las organizaciones terroristas después de las grandes pérdidas sufridas” en Quneitra.
En la carta, la cancillería explicó que las incursiones aéreas israelíes demuestran “la estratégica alianza existente entre Israel y los terroristas, en particular, con la banda Fath Al Sham”.
Evidencias y declaraciones
En junio de este año, Naciones Unidas publicó un informe donde salen a la luz la cooperación clandestina de Israel con los terroristas que operan en el sur de Siria.
Según la investigación, difundida en medios internacionales, la Fuerza de la ONU de Observación de la Separación (UNDOF, por sus siglas en inglés), durante el periodo de marzo a mayo de 2014, “detectó contactos entre los terroristas de Frente Al Nusra” y “el ejército israelí en los Altos de Golán”.
En el informe se detalló que las fuerzas de la ONU fueron testigos de cómo los terroristas transportaron a 89 heridos en el Golán, en territorio controlado por Tel Aviv. Además, la investigación reveló que 19 terroristas heridos fueron ingresados en hospitales israelíes, donde dos de ellos murieron.
En el informe se citaron declaraciones de Mohammad Qasim, activista sirio de la oposición en la provincia de Quneitera, quien reveló que las fuerzas israelíes proporcionaron al entonces Frente Al Nusra mapas de la zona fronteriza y de puestos estratégicos del Ejército sirio.
“Durante los enfrentamientos, las fuerzas israelíes bombardearon ferozmente muchos de los puestos del Gobierno sirio, derribando un avión de combate sirio que estaba tratando de impedir el progreso de los combatientes”, afirmó Qasim.
El 10 de junio, la agencia siria Al Akhbaria informó que Israel entregaba alimentos a los integrantes de Al Nusra.
En las fotos publicadas, se pueden ver paquetes de arroz de origen israelí en manos de los terroristas.
El 12 de septiembre pasado, Akram Hason, diputado del Parlamento hebreo, reconoció que el Ejército israelí coopera con Fath Al Sham y acusó al gobierno de Netanyahu de permitir que el grupo terrorista tome “las tierras de los drusos sirios”. Hason, integrante del partido Kulanu, aseveró: “No es ningún secreto que el ejército israelí está cooperando con el Frente Al Nusra”.
Dos días después, el ex presidente libanés, Emil Lahud, aseguró “el régimen de Israel se dio cuenta de que el conflicto armado se puede resolver a través de una solución política, razón por la cual decidió activar a los integrantes de Fath Al Sham para atacar a las fuerzas sirias”.
El 15 de septiembre, el portal Almasdar News difundió un audio en el que se puede escuchar a un integrante del grupo Yeish Al Islam suplicando a Israel que los ayude.
“Les pido a nuestros hermanos israelíes apoyar nuestra revolución en Siria y proveer todo lo que puedan; armas, comida, paquetes de ayuda… cualquier cosa, hermano (…) ustedes, los israelíes, deben atacar al Ejército sirio y ayudarnos a derrotar a este régimen”, imploró el miembro del grupo, aliado del Ejército Libre Sirio (ELS) y respaldado por Arabia Saudí.
Aunque las evidencias ponen de manifiesto el apoyo de Israel a los grupos irregulares -incluida la visita de Netanyahu a terroristas internados en hospitales de campaña israelíes-, Estados Unidos mantiene el silencio cómplice que históricamente caracteriza su relación con Tel Aviv.
Pero como ese silencio no es suficiente, días atrás se conoció que, luego de diez meses de negociaciones, Washington aprobó el mayor paquete de ayuda militar a Israel, por un costo total de 38.000 millones de dólares.
El acuerdo se extenderá en los años fiscales 2019 y 2028.
El silencio y la complicidad también se extenderán por muchos años más.
F-15: aún hoy, uno de los mejores cazas. Además de EEUU, sólo cuentan con ellos Japón, Israel... y Arabia Saudí. REUTERS
Un secreto inconfesable:
así forjaron EEUU y Arabia Saudí una alianza contra natura
- Washington resolvió la crisis del petróleo con un pacto oculto
- Riad financiaría su déficit a cambio de ayuda militar
- Israel es el primer beneficiario de esta entente improbable
A nadie se le escapa que las necesidades geopolíticas terminan haciendo extraños compañeros de cama.
Las declaraciones grandilocuentes sobre la libertad y la igualdad pueden servir de puertas adentro, pero cuando un país quiere jugar a potencia imperial, sólo una cosa importa: los enemigos de mis enemigos son mis amigos.
Churchill lo sabía cuando se tuvo que tragar el sapo soviético para combatir a Hitler, claro que entonces la necesidad de acabar con el nazismo era común y perentoria.
Pero el pacto, que ha durado 40 años, entre el Capitolio y la familia Saud desafía en apariencia todas las reglas de la lógica: el enemigo de mi amigo, ¿puede ser también mi amigo?
¿Qué hizo que el principal aliado del estado judío de Israel, injerto hipermilitarista de Londres y Washington en Palestina, terminase a partir un piñón con su principal adversario? La respuesta corta es, desde luego, el petróleo. Pero no como se ha contado hasta ahora.
A la guerra del Yom Kipur, la sexta emprendida por Israel contra sus vecinos árabes en menos de tres décadas y que contaba con el activo apoyo militar de Estados Unidos, respondieron los productores de petróleo con un embargo que cuadruplicó los precios del combustible, disparó la inflación, derrumbó el mercado de valores y hundió la economía de EEUU (y otras muchas) en una profunda crisis.
Un trader para vender bonos
Para responder a esta situación, EEUU lanzó en julio de 1974 a su recientemente nombrado secretario del Tesoro (ministro de Finanzas), William Simon, a una gira diplomática por Oriente Medio con la acostumbrada pompa y circunstancia, pero durante la cual tuvo lugar un discreto encuentro de cuatro días de duración en la ciudad costera de Yedá.
El mandato de Simon era simple pero irrenunciable: neutralizar la capacidad de los productores para utilizar el crudo como arma económica y, al mismo tiempo, conseguir que Arabia Saudí se lanzase a financiar el galopante déficit estadounidense comprando masivamente deuda.
El de Simon no parecía sin embargo el perfil más adecuado: fumador empedernido y trader en Wall Street, era un ególatra consumado que no se cansaba de presumir de sus operaciones en el mercado y que, de hecho, se llamaba a sí mismo Gengis Kan. Pero sabía como vender el producto que tenía en sus manos.
Arabia Saudí ya había amasado para entonces gigantescas cantidades de efectivo por la venta de petróleo, y buscaba algún refugio seguro donde invertirlo.
Al mismo tiempo, los Saud comprendían que no hay nadie mejor que el proveedor de armamento de tu enemigo, para completar tus fuerzas aéreas y llenar los arsenales.
El acuerdo era pues extraordinariamente simple: a cambio de ayuda militar a raudales (aunque EEUU siempre se guardó su tecnología más reciente para compartirla sólo con Israel), los saudíes se comprometían a invertir miles de millones de dólares cada año en bonos del Tío Sam.
De esa manera Arabia conseguía resguardar sus activos y engordar su ejército, mientras que Estados Unidos encontraba una fuente inagotable de financiación para su déficit público (con la ventaja añadida de reducir la sangría de divisas) y que Riad dejase en privado en paz al que, en público, seguiría calificando como enemigo número uno: Tel Aviv.
Secretísimo pacto
La única pega era que Arabia Saudí no podía aparecer de forma explícita como el mecánico de engrase de la maquinaria financiera de Wall Street. Así que el rey Faisal requirió que cualquier compra de deuda fuese "estrictamente secreta".
Para ello, y durante 41 años, el Tesoro de Estados Unidos ha hecho todo tipo de malabarismos jurídicos y financieros para que el mundo no separ cuánta deuda americana hay en manos saudíes.
Y así sigue siendo, al menos de forma oficial, hasta hoy.
El Tesoro de Estados Unidos ha confirmado, conforme a la legislación de transparencia vigente, que ese acuerdo existe.
Pero sigue sin explicar la cuestión clave: ¿cuánto?
Los expertos se atreven a estimar el volumen de deuda americana en manos saudíes en, al menos, el doble de lo que se ha venido diciendo.
La cuestión, lejos de ser una mera curiosidad, ha cobrado especial relevancia tras la reciente crisis de ingresos que sufre Arabia Saudí como consecuencia de la caída de precios del petróleo, y que le ha obligado a vender parte de sus activos en el extranjero.
El mecanismo se agrieta
Quizá por eso, por la creciente cercanía entre EEUU e Irán (enemigo irreconciliable de los Saud), y porque Riad ha financiado sin complejos algunos grupos islamistas suníes en el polvorín de Siria e Irak mientras riega Yemen con sus bombas, Estados Unidos ha comenzado a recelar de su aliado, y Arabia Saudí está comenzando a experimentar de nuevo con armas económicas.
Pero esta vez no se trata (sólo) del crudo, sino de la deuda.
La monarquía amenazó el pasado año con deshacerse de hasta 750.000 millones de dólares en títulos de deuda de EEUU si su Parlamento autoriza que se considere la posible responsabilidad civil de Arabia por la participación de algunos de sus ciudadanos en los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2011.
Toda esta inestabilidad hace que, a día de hoy, el mecanismo triangular "petróleo - dólares - deuda" muestre ya signos de estar dejando de funcionar:
Riad ingresa menos por la venta de crudo, y ha comenzado a reducir su posición neta inversora en el exterior.
La presión por conocer cuál es la verdadera posición acreedora de los Saud frente a Washington no deja, además, de crecer.
Quizá pronto sea necesaria la presencia de un William Simon, capaz de poner de nuevo en sintonía la maquinaria financiera de esta extraña pareja de aliados, esta entente improbable que tiene en Tel Aviv a sus mayores beneficiarios directos.
EEUU da a conocer por primera vez desde 1974 su deuda en manos de Arabia Saudí
- Islas Caimán es el tercer mayor acreedor, por detrás de China y Japón
- ( DONDE pone CAIMÁN podéis poner FONDOS de INVERSIÓN SIONISTAS
- - Armak de Odelot)
Por primera vez en 40 años, el Departamento del Tesoro ha dado a conocer la cantidad de bonos del Tesoro estadounidense comprada por Arabia Saudí.
Un total de 116.800 millones de dólares que convierten al país árabe en el décimotercer mayor acreedor de la mayor economía del mundo. De esta forma, la administración Obama ha querido quitar hierro al asunto sobre un posible conflicto diplomático en el caso de que el Congreso de luz verde al proyecto de ley que permitiría responsabilizar a la monarquía saudí de su presunta relación con los atentados del 11 de septiembre de 2011.
El ministro de Exteriores saudí, Adel al-Jubeir, ya amenazó a mediados de abril con vender 750.000 millones de dólares en activos estadounidenses en el caso de que el Capitolio permitiera que las víctimas de los terribles atentados pudieran emprender acciones legales contra la monarquía. Recordemos que un informe de las investigaciones del atentado del año 2001 contiene un capítulo secreto de 28 páginas que aún no se ha hecho público.
Según el exsenador Bob Graham, quien formó parte de la investigación, esta información revelaría la red que hizo posible el ataque múltiple y los canales de su financiamiento El informe señalaría cómo los terroristas recibieron respaldo del Gobierno, de fundaciones caritativas y de súbditos ricos de Arabia Saudita.
Sin embargo, después de conocer como el país se sitúa muy por detrás de otros tenedores de deuda estadounidense, como China, que posee 1,24 billones de dólares en bonos del Tesoro de EEUU, o Japón, con 1,14 billones de dólares, hacen pensar a los expertos que la amenaza de desestabilizar a la mayor economía del mundo es inocua.
De hecho, las Islas Caimán cuentan con un mayor número de deuda estadounidense (265.000 millones de dólares) que el país árabe.
Según explica Janney Montgomery, estratega jefe de renta fija de Janney Montgomery alNew York Post, "existe la suficiente demanda de deuda de EEUU para absorber la tenencia en manos de Arabia Saudí en caso de una posible venta".
"Dicha cantidad no supone ni siquiera un mes de oferta para del Departamento del Tesoro", añade.
En el último año hasta el pasado 31 de marzo, Arabia Saudí ha aumentado sus tenencias de bonos del Tesoro en un 13,6%, desde los 102.800 hasta un total de 116.800 millones de dólares.
Otros países, como China, han reducido marginalmente sus inversiones en deuda estadounidense en un 1,3%.
En el caso de Japón, la venta de bonos del Tesoro de EEUU durante el último año ha sido más acusada, de alrededor del 7,1%.
Las Islas Caimán, el tercer mayor tenedor de deuda estadounidense, ha incrementado su posición en un 31,3% mientras que Irlanda ha hecho lo propio en un 23,3%.
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