Imágenes: EEUU apoya a Daesh en Irak con materiales y el personal, mientras asesina a los civiles
Los testigos locales grabaron el martes ciertas imágenes, las cuales revelaron el apoyo militar que brindó Estados Unidos a los terroristas en Tal Afar, ubicada al oeste de Mosul, capital de la provincia de Nínive, según la agencia local de noticias Almaalomah.
Asimismo, indicó que los soldados iraquíes también reconocieron la ayuda aérea norteamericana a los extremistas.
Los estadounidenses intentan trasladar los altos mandos de Daesh de las zonas asediadas a partes seguras, agregó la nota.
El Ejército iraquí comenzó una gran ofensiva el 17 de octubre de 2016 para reconquistar Mosul —segunda ciudad de Irak y el último gran bastión de Daesh en el país árabe— y consiguió en enero pasado controlar la zona oriental de la ciudad en su totalidad.
El primer ministro iraquí, Haidar al-Abadi, anunció el domingo pasado el inicio de la ofensiva para liberar la parte occidental de Mosul.
HispanTV
EE.UU. asesinó en Irak a 1.500 civiles en enero
Al menos 1.500 civiles fueron asesinados en enero pasado en Irak por ataques de la Coalición Internacional conducida por los Estados Unidos, reportó el Observatorio Iraquí para los Derechos Humanos (Ihro).
La misma fuente documentó la muerte, entre el primero y el 28 de enero, de unos 1.428 civiles, aunque afirmó que el balance “podría ser aún más grave a causa de la dificultad de documentar de modo correcto el número de víctimas”.
La organización, con base en Bagdad, sostuvo además que la coalición “debe demostrar más cuidado y atención para la seguridad de los civiles que se encuentran en la parte occidental de Mosul”, la ciudad en el norte del país disputada y aún controlada por los terroristas de la agrupación del Estado Islámico.
El Pentágono silenció miles de ataques aéreos en Irak, Siria y Afganistán
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- septiembre 2º, 2017
Solamente en 2016, se omitieron de la base de datos pública 456 ataques aéreos en Afganistan, información que debe ser provista por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos.
Y quizá no sea la primera vez que se ocultan ese tipo de datos: la investigación que llevó a cabo Military Times planteó la posibilidad de que las discrepancias en los reportes pudieran ser rastreadas hasta octubre de 2001, cuando el gobierno estadounidense lanzó su poco efectiva Guerra Contra el Terrorismo en Afganistán.
Los vacíos en los reportes pueden ser explicados, en parte, por la forma en que el Mando Central de los Estados Unidos —órgano encargado de buscar la estabilidad entre las naciones— recopila la información, se explica en la investigación de Military Times.
El Mando no registra los ataques realizados con helicópteros Apache AH-64, por ejemplo.
Ese tipo de naves fueron usadas sobre todo en Afganistán a partir de 2001, durante la invasión de Irak en 2003, así como en los más recientes ataques en contra del Estado Islámico en Siria e Irak.
La discrepancia en la información sobre esos ataques aéreos podría tener implicaciones más allá de un simple error en el registro, ya que posiblemente afectarían las decisiones que se llevan a cabo en el Congreso, así como entre los aliados militares de Estados Unidos.
¿Por qué es importante?
La información juega un papel importante en la opinión pública acerca de las acciones militares de Estados Unidos en el extranjero.
Miembros del Congreso, aliados de Estados Unidos y periodistas son sólo algunos de los más interesados en tener información precisa por parte del Pentágono para tomar decisiones y emitir juicios sobre próximos presupuestos y las relaciones del país en los conflictos de ultramar, entre otras cosas.
La falta de datos precisos pone en duda otras estadísticas publicadas por el Pentágono, como el gasto militar anual y las bajas civiles, que han sido objeto de escrutinio en el pasado reciente.
Military Times revisó y comparó los informes sobre los ataques aéreos para luego consultar fuentes anónimas familiarizadas con las prácticas del Mando Central de Estados Unidos y finalmente realizar sus conclusiones.
No es la primera vez que el ejército de Estados de Unidos y sus aliados enfrentan cuestionamientos sobre la precisión de sus informes sobre daños a civiles, operaciones con drones u otras acciones militares en Oriente Medio, pero sí podría ser una de las más grandes hasta hora.
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Ayer murió en la prisión federal de Butner, en Carolina del norte, Omar Abdel Rahman, que cumplía una pena de cadena perpetua por instigar el primer atentado contra el World Trade Center en 1993 y el asesinato del antiguo presidente egipcio Hosni Mubarak. Tenía 78 años de edad.
Antes de emigrar a Estados Unidos, Abdel-Rahman Omar Abdel Rahman dirigió el grupo yihadista Al Yamaa Al Islamiya en Egipto, donde había nacido. Rahman era un clérigo ciego que padecía diabetes y una enfermedad del corazón.
El 26 de febrero de 1993 un camión lleno de explosivos estalló en el estacionamiento subterráneo de una de las torres del World Trade Center, lo que causó seis muertos y más de 1.000 heridos.
A Rahman le relacionaron con el ataque cuando se descubrió que los acusados habían frecuentado la mezquita de Nueva Jersey en la que predicaba. Fue condenado en octubre de 1995 y sentenciado a cadena perpetua.
El atentado fue un presagio del ataque del 11 de septiembre de 2001 contra el World Trade Center. Poco después de su condena, en 1995, Ayman Al Zawahry, que entonces dirigía el grupo Al-Yihad y hoy Al-Qaeda, amenazó a Estados Unidos con represalias.
En 1981 el grupo yihadista Al Yamaa Al Islamiya, brazo armado de los Hermanos Musulmanes, se responsabilizó del atentado mortal contra el Presidente egipcio Anuar Al-Sadat. En 1997 la organización también se responsabilizó del atentado en Luxor en el que murieron unos 60 turistas que visitaban las pirámides.
El clérigo fallecido fue uno de los precursores del yihadismo, siempre apoyado de manera muy estrecha por la CIA. En los años ochenta, antes de que naciera Al-Qaeda, participó en la movilización de la “carne de cañón” que los imperialistas necesitaban en Afganistán para combatir al ejército soviético.
Tuvo que huir a Sudán pero, gracias a la CIA, obtuvo un visado para continuar con su labor yihadista desde Estados Unidos. Tras su condena, en 1993 Qatar estuvo dispuesto a acogerle como refugiado político y lo mismo hizo Morsi tras ganar las elecciones en Egipto en 2011. Al final del gobierno de Obama hubo varias propuestas para indultarle.
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