Una ciencia
La manipulación de la llamada "opinión pública" en las llamadas "democracias" es ya una ciencia. Sí, ya lo sé: soy un radical (si os molestáis en echar un vistazo al diccionario, tres de las cuatro acepciones que tiene no son peyorativas, sino positivas y todas van a lo mismo, a la raíz de las cosas) y como radical sólo veo y escribo de cosas radicales que no dan votos, que no...
En fin, allá quien se crea las estupideces de las llamadas democracias.
Si no habéis arrojado por la borda vuestra capacidad intelectual podréis albergar alguna duda razonable sobre las llamadas democracias y lo que nos venden. Lo que se está viviendo en el mundo ahora mismo, desde EEUU hasta la moribunda Europa, es la prueba más evidente de ello.
Mirad unos cuantos ejemplos.
1.- La rusofobia en EEUU (y en la moribunda Unión Europea) tiene unos orígenes muy concretos: la Administración Obama en su segundo mandato y, para mayor concreción, el choque inicial que hubo con Rusia a propósito de Siria.
Recordad: año 2012, intento de derrocar a Assad por todos los medios y el comienzo de los vetos rusos (el primero tuvo lugar en octubre de 2011).
Esta encuesta se publicó hace dos días, el 20 de febrero.
No os voy a abrumar con datos, pero Rusia supera, con mucho, a los países más odiados en EEUU, por encima de Corea del Norte, China, Palestina (que no es país y casi no es nada)... o Cuba, curiosamente y a pesar del restablecimiento de relaciones diplomáticas realizado en 2015 (con Obama de presidente).
No es nada nuevo, la manipulación como ciencia es un virus mortal que se extiende por las llamadas "democracias" sin que haya cura posible (salvo la revolución, pero eso son palabras mayores que causan pánico a quienes ahora se asustan con aquello que consideran radical, léase los wahabíes seculares), pero hay que tenerlo en cuenta ante lo que os contaré dentro de algunos días al hablar de la Conferencia de Seguridad Europea que se celebró en Munich la semana pasada.
Ya analicé la anterior, que fue muy sorprendente y ahora también lo ha sido. Esta gente no tiene remedio (y los antes llamados progres, tampoco).
2.- Porque lo poco que los medios de propaganda han hablado de la Conferencia de Seguridad Europea ha sido sólo relativo a que el nuevo vicepresidente de EEUU "ha ratificado el apoyo incondicional de EEUU a la OTAN", así como expresado "un compromiso firme y duradero con la OTAN" (sic). Sí, pero no.
Resulta que hay dos cosas a tener en cuenta:
a) Ayer el principal estratega de Trump, un tal Steve Bannon, echó un jarro de agua fría al asunto diciendo al embajador de Alemania en EEUU que Washington considera a la UE como una "construcción defectuosa" (sic) y que EEUU no ha hecho ningún reconocimiento del papel de la UE "para garantizar la seguridad".
Así que todo vuelve al punto de partida, con EEUU presionando para que la moribunda UE incremente sus gastos de defensa (recordad que os lo puse) en unos momentos en los que la OTAN se está preparando para la guerra contra su propia gente, o sea, contra nosotros.
b) Pero no todo el mundo que forma parte de la OTAN tiene buena opinión de ella. Hay al menos cuatro países que dan una respuesta sorprendente, también según la encuesta de antes.
Resulta que Grecia, Bulgaria, Eslovenia y Turquía prefieren a Rusia antes que a la OTAN como aliado y/o protector en caso de guerra.
Luego alguien está mintiendo aquí y, sobre todo, mintiendo a la famosa "opinión pública".
O mejor aún: manipulando a la "opinión pública".
3.- Una "opinión pública" que utiliza los instrumentos del capitalismo -esta página es uno de esos instrumentos- con total acriticismo -cosa que yo, al menos, no hago-.
Uno de esos instrumentos es Google.
Ya sabemos que Stalin era malo malísimo, un dictador y bla, bla, bla. Sobre la represión del estalinismo hemos oído, visto y leído millones de cosas. Hasta fotos. Una de ellas es ésta.
"El terror rojo de Stalin", se dice.
Aparece en cientos de páginas (gracias, Google, por facilitar la búsqueda) con el mismo pie de foto. Incluso alguna de esas páginas, mucho más audaz, dice que la víctima era australiana.
Solo un pequeño detalle: no es cierto.
Resulta que son soldados serbios en la primera guerra mundial -o sea, mucho antes de que Stalin mandase en la URSS- fusilando a un austriaco. Austriaco, no australiano.
Alguien decidió que daba lo mismo, que las dos palabras comienzan igual. Y el bulo corre y corre...
4.- Así que no es de sorprender que en Rusia se estén cansando de historias como las precedentes.
Allí tienen su propia historia y sus propias encuestadoras.
Supongo que sabréis que este 2017 se cumplen 100 años de la Revolución de Octubre y, con este motivo, hay todo un debate, a favor y en contra, sobre lo que significa y la manera de conmemorarlo si es que hay que hacerlo. El Kremlin aún no se ha pronunciado, pero no lo va a tener fácil. Mirad.
Se pregunta por la opinión de los principales dirigentes de Rusia y la URSS en estos 100 años y la respuesta no puede ser más sorprendente.
De arriba a abajo en la tabla, aparece lo siguiente:
- Gorbachov, tan querido por Occidente, es aborrecido en Rusia. El 13% le ve con admiración, simpatía o respeto (a partir de ahora diré que cae bien), mientras que el 46% le ve con miedo, asco o irritación (diré que cae mal). Para el resto o es indiferente o no tiene opinión.
- Yeltsin, tan querido por Occidente, es aborrecido en Rusia. Al 17% le cae bien, al 48% mal.
- Jruschov. Le cae bien al 28%, mal al 17%.
- Andropov. Le cae bien al 37%, mal al 9%.
- Lenin. Le cae bien al 40%, mal al 10%.
- Nicolás II (el zar). Le cae bien al 46%, mal al 4%.
- Stalin. Le cae bien al 46%, mal al 21%.
- Breznev. Cae bien al 47%, mal al 9%.
- Putin: Cae bien al 83%, mal al 8%.
Así que tenemos que salvo el zar, todos los dirigentes soviéticos claves tienen un gran nivel de aceptación -especialmente Breznev, Stalin y Lenin- mientras que son sistemáticamente satanizados y vilipendiados por Occidente.
Por el contrario, aquellos que han sido apoyados y ensalzados por Occidente son vilipendiados y odiados en la propia Rusia.
Y no digamos Putin, un hueso cada vez más duro de roer para Occidente.
Digamos que también en Rusia se manipula la "opinión pública", pero eso no anula la manipulación que se hace en las llamadas "democracias" occidentales.
Así que lo dicho, manipular es hoy ya una ciencia.
El Lince
El territorio del Lince
Edward L. Bernays, sobrino de Sigmund Freud y uno de pioneros en el estudio de la psicología de masas, escribió en su libro Propaganda (1928), “La manipulación deliberada e inteligente de los hábitos estructurados y de las opiniones de las masas es un elemento importantes en las sociedades democráticas".
Aquellos que manipulan este oculto mecanismo de la sociedad constituyen un gobierno invisible que es el verdadero poder dirigente de nuestro país.
Somos gobernados, nuestras mentes están amoldadas, nuestros gustos formados, nuestras ideas sugeridas, en gran medida por hombres de los que nunca hemos oído hablar.
Asimismo, fundamenta el sustento de todos los sistemas de gobierno en la “manipulación de la opinión pública”, al afirmar que “ los Gobiernos, ya sean monárquicos, constitucionales, democráticos o comunistas, dependen de la aquiescencia de la opinión pública para llevar a buen puerto sus esfuerzos y, de hecho, el Gobierno sólo es Gobierno en virtud de esa aquiescencia pública”.
En otro de sus libros, “Cristalizando la opinión pública”, desentraña los mecanismos cerebrales del grupo y la influencia de la propaganda como método para unificar su pensamiento.
Así,según sus palabras “la mente del grupo no piensa, en el sentido estricto de la palabra.
En lugar de pensamientos tiene impulsos, hábitos y emociones.
A la hora de decidir su primer impulso es normalmente seguir el ejemplo de un líder en quien confía.
Este es uno de los principios más firmemente establecidos por la psicología de masas”, por lo que la propaganda del establishment será dirigida no al sujeto individual sino al Grupo en el que la personalidad del individuo unidimensional se diluye y queda envuelta en retazos de falsas expectativas creadas y anhelos comunes que lo sustentan.
Así, el estadounidense Harold Lasswell (uno de los pioneros de la “mass comunicación research”), estudió después de la Primera Guerra Mundial las técnicas de propaganda e identificó una forma de manipular a las masas ( teoría de “la aguja hipodérmica o bala mágica”), teoría plasmada en su libro “Técnicas de propaganda en la guerra mundial (1927) y basada en “inyectar en la población una idea concreta con ayuda de los medios de comunicación de masas para dirigir la opinión pública en beneficio propio y que permite conseguir la adhesión de los individuos a su ideario político sin tener que recurrir a la violencia”, fruto del encefalograma plano de la conciencia crítica de la sociedad actual favorecida por una práctica periodística peligrosamente mediatizada por la ausencia de la exégesis u objetividad en los artículos de opinión y el finiquito del código deontológico periodístico que tendría su plasmación en la implementación de la autocensura y en la sumisión “nolis volis” a la línea editorial de su medio de comunicación (fruto del endemismo atávico de la servidumbre a los poderes fácticos del status quo) y que habrían convertido al periodista en mera correa de transmisión de los postulados del establishment o sistema dominante.
El actual sistema dominante o establishment de las sociedades occidentales utilizaría pues la dictadura invisible del consumismo compulsivo de bienes materiales para anular los ideales del individuo primigenio y transformarlo en un ser acrítico, miedoso y conformista que pasará a engrosar ineludiblemente las filas de una sociedad homogénea, uniforme y fácilmente manipulable mediante las técnicas de manipulación de masas.
Así, el sociólogo y filósofo alemán Herbert Marcuse, en su libro “El hombre Unidimensional (1964), explica que “la función básica de los medios es desarrollar pseudonecesidades de bienes y servicios fabricados por las corporaciones gigantes, atando a los individuos al carro del consumo y la pasividad política”, sistemas políticos que serán caldo de cultivo del virus patógeno conocido como “autos-kratos” o autocracia, forma de Gobierno ejercida por una sola persona con un poder absoluto e ilimitado, especie de parásito endógeno de otros sistemas de gobierno (incluida la llamada democracia formal), que partiendo de la crisálida de una propuesta partidista elegida mediante elecciones libres, llegado al poder se metamorfosea en líder Presidencialista con claros tintes totalitarios (inflexible, centralista y autoritario), lo que confirma el aforismo de Lord Acton “El Poder tiende a corromper y el Poder absoluto, corrompe absolutamente”.
Sin embargo, gracias a la interactividad que proporcionan las redes sociales de Internet (el llamado Quinto Poder que enlaza y ayuda a la formación de las identidades modernas), se estaría rompiendo el endémico aislamiento y pasividad del individuo sumiso y acrítico de las sociedades consumistas occidentales (Hombre unidimensional) y estaría ya surgiendo un nuevo individuo reafirmado en una sólida conciencia crítica, sustentado en valores caídos en desuso pero presentes en nuestro código atávico como la solidaridad y la indignación colectiva ante la corrupción e injusticia imperantes y dispuesto a quebrantar las normas y las leyes impuestas por el sistema dominante, Individuo Multidimensional generador de un tsunami popular de denuncia del actual déficit democrático, social y de valores e instaurador del caos constructivo que terminará por diluir el opiáceo inhibidor de la conciencia crítica (consumismo compulsivo).
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