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- febrero 26º, 2017
Israel y su política colonial en Palestina y su agresividad contra El Líbano y Siria ha dado muestras más que suficientes, que representa el verdadero obstáculo para la paz en la región más conflictiva del planeta.
El sionismo representa así un barril de pólvora que desencadena periódicamente su poder destructivo, a contrapelo de los derechos de millones de seres humanos.
Tras el retiro forzado de las fuerzas ocupantes israelíes de El Líbano el año 2000, unido a la derrota militar sionista en la guerra en el mismo país el año 2006, a manos de las fuerzas del Movimiento de la Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá), a lo que se suma el triunfo del Movimiento de Resistencia Islámica Palestina – Hamas – en la Franja de Gaza el año 2006, el régimen Israelí comenzó una serie de operaciones militares contra la población de la Franja de Gaza.
Ello, en un cronograma sangriento y brutal, que se ha cobrado miles de víctimas y que tiene también en la mira a Hezbolá, en una revancha que el sionismo se quiere cobrar, pero que día a día se complica por el poder que ha adquirido la Milicia Libanesa, no sólo en la defensa de la soberanía del país levantino, sino también en la defensa de la sociedad siria frente a la agresión del terrorismo takfirí.
Un Cronograma de Crímenes
Entre los meses de junio y noviembre del año 2006, el ejército sionista lanzó 5 operaciones militares contra la población gazetí.
Entre ellas, la denominada “Lluvia de Verano” donde se asesinó a 165 palestinos. La Operación “Columnas de Sansón” que se saldó con 30 palestinos muertos y “Nubes de otoño” que en cinco días de ataques acabó con la vida de 60 palestinos, no contando en estas cifras lo muertos que día a día ocurren en la Cisjordania y sus ciudades como Al-Quds, Al-Jalil, Nablus, Belén, Tulkam o Ramalá, que sufren la ocupación constante del ejército y la presencia de 650 mil colonos extremistas en su tierra viviendo en asentamientos ilegales y condenados por la comunidad internacional y sus organismos como la ONU.
Entre diciembre del año 2008 y enero del año 2009 bajo el nombre de “Plomo Fundido” las fuerzas sionistas, durante tres semanas, atacaron la Franja de Gaza en vísperas de las elecciones electorales en Israel generando la mayor matanza en esa región desde la guerra del año 1967.
Plomo Fundido significó el asesinato de 1.400 palestinos – 320 niños y 120 mujeres - y más de cinco mil heridos y la destrucción de las ciudades de Rafah, Jan Yunis y Gaza.
El año 2012 y en esta labor de constante agresión contra la población palestina en la Franja de Gaza, Israel lanza en el mes de noviembre, la operación bautizada como “Pilar Defensivo” que en ocho días de ataques generó la muerte de 200 palestinos y heridas a 1500 gazeties.
La orgía de sangre sionista no se detendría y entre junio y agosto del año 2014 las fuerzas ocupantes en Palestina dieron comienzo a la campaña militar más sangrienta de los últimos años, la denominada Operación “Margen protector” que se saldó con 2.500 palestinos muertos, 11 mil heridos, 500 mil desplazados y la destrucción de gran parte de la infraestructura sanitaria, vial e industrial de la Franja con el objetivo de reducir a cenizas el hogar de dos millones de habitantes.
De la cifra de muertos, 600 fueron niños menores de 16 años.
Entre las fuerzas agresoras los muertos sumaron 67 israelíes en un desequilibrio abismal, que da muestra de la inexistencia de amenazas para la seguridad del régimen sionista que ocupa los territorios de la Palestina histórica que rodean a la Franja de Gaza y que suele ser usada como excusa para sus incursiones.
Esa diferencia entre las fuerzas en pugna, la masacre de una población encerrada en una Franja de tierra de 360 kilómetros cuadrados, que alberga a casi 2 millones de personas, causó el rechazo de gran parte de los gobiernos y sociedades del mundo, que exigieron al régimen sionista detener los crímenes calificados como de guerra y lesa humanidad.
Los medios internacionales, afines a los gobiernos occidentales ya no pudieron callar ni ocultar la evidente asimetría y la política colonialista, racista y criminal con que Israel se conduce con la población palestina ocupada.
La evidencia comenzó a ser mostrada con toda su intensidad, apoyado, además, por la presencia de cadenas de noticias como Hispantv de Irán, Telesur, Rusia Today y otros medios de comunicación, que mostraron al mundo el actuar criminal del sionismo.
El régimen israelí conducido por Benyamin Netanyahu, dirigente del Likud, unido a diversas entidades ultranacionalistas, ortodoxas y colonialistas, que forman parte de su gabinete, han intensificado lo que fue en su momento un trabajo de revisión de los procesos políticos llevados a cabo con respecto a la Franja de Gaza y los territorios de la Ribera Occidental, sobre todo tras la Operación Plomo Fundido en el año 2008-2009. Fecha en la cual se creó un órgano de Relaciones Públicas, de carácter centralizado dependiente del gabinete del primer Ministro israelí.
Esta oficina, denominada Dirección General de Información Nacional tendría la función de coordinar lo que en hebrero se denomina la Hasbará o “explicación” destinada a efectuar un trabajo de propaganda de las supuestas “bondades” que ofrece al mundo y a la región la entidad sionista y que en verdad no ejecutan una política colonial y criminal, sino que se defienden de un mundo que los quiere volver a aniquilar.
Una propaganda que trata de mezclar el sionismo con el judaísmo, de tal forma que cualquier crítica a la política sionista se considere como antisemita o anti judío.
No ha existido en el régimen sionista, y no existirá, una labor de autocrítica destinada a revisar su política colonial o comenzar un compromiso de diálogo con las fuerzas palestinas.
Ha sido un proceso destinado a dar inicio y concretar un lavado de imagen global del sionismo y su política de ocupación en Palestina, el relevar las relaciones públicas de un régimen cuya imagen con toda lógica, con toda propiedad está por los suelos a partir de su decisión de violar las leyes internacionales y violar los derechos humanos de la población palestina tanto en la Franja de Gaza como en los territorios de la Ribera Occidental. .
El esclarecimiento, desde el interior de la entidad sionista, no avanzó por el camino de cuestionarse la política colonialista llevada a cabo contra el pueblo palestino, tanto en la Ribera Occidental como en el hecho del cerco total contra la Franja de Gaza, que la convirtió en lo que se ha dado en denominar “la cárcel a cielo abierto más grande del mundo”, o cuestionarse la construcción de un Muro del Apartheid o la limitación al desplazamiento de los palestinos en sus propio suelo o la destrucción de sus aldeas y cultivos y menos aún la construcción de miles de casas en asentamientos que harán imposible conformar un Estado Palestino.
El cuestionamiento cínico marcho por la convicción, que la percepción negativa que tenía el mundo del actuar israelí se debía a un mal trabajo de relaciones públicas y no del impulso de campañas militares destinadas a masacrar a la población palestina bajo la excusa de destruir a Hamas, detener la construcción de túneles en la Franja y al mismo tiempo dar un mensaje al Movimiento Hezbolá.
Las acusaciones de organismos internacionales como Human Rights Watch, Amnistía Internacional, Intermón Oxfam, más las exigencias de las Naciones Unidas para detener los ataques indiscriminados contra la población palestina, la condena al uso de armas prohibidas como bombas de racimo, las torturas a detenidos palestinos sin reparar en la edad de la población, ataques contra escuelas y hospitales, han mostrado al mundo la verdadera y horrible cara del sionismo, un sionismo desbocado en sus afanes de exterminio de una población a la cual han usurpado sus tierras y su derecho a construir un futuro de autodeterminación.
Explicación con Olor a Propaganda
La puesta en marcha de la Dirección Nacional de Informaciones Israelí y su política de Hasbará, con presupuesto secreto ha significado, por ejemplo, la creación de entidades que comenzaron a operar en todas las regiones del mundo, con especial énfasis en África y América latina.
Esto, porque el Lobby Judío en Estados Unidos, Francia e Inglaterra tiene tal poder y manejan medios de comunicación tan evidentes, que determinaron el enfocarse y destinar esfuerzos a aquellos gobiernos y sociedades de países donde ese lobby judío es menos fuerte y requiere forzar a los políticos de esos países y sus medios de comunicación a difundir el mensaje sionista, apelando en ello, en muchas ocasiones al chantaje como sucedió tras la votación de la Resolución N° 2334 del 23 de diciembre del año 2016 que mostró la histeria del régimen sionista cancelando visitas diplomáticas, llamando a embajadores de los países que votaron contra Israel a consultas o determinando la cancelación del pago de la cuota como miembro de las Naciones Unidas.
Para Latinoamérica – incluyendo a España en este trabajo - , se creó una organización denominada Hatzad Hashemi, que funciona bajo la cubierta de ser un programa educativo fundado en 2010 por la Confederación latinoamericana Macabi, que realiza su labor de Hasbará – explicación en Hebrero – enfocada en la propaganda del régimen sionista en 18 países.
Esto, con el objetivo de posicionar a la entidad israelí como amante de la paz, que supuestamente fomenta el progreso de la humanidad y que sufre los ataques de los enemigos de Israel “difamado injustamente por culpa de la desinformación fomentada desde países e individuos antisemitas con la colaboración de algunos medios de comunicación” como sostiene la propia página de esta entidad propagandística.
El Director de Hatzad Hashemi, es el sionista argentino radicado en los territorios ocupados de Palestina, Gabriel Ben Tasgal, asiduo conferencista en las comunidades sionistas en Latinoamérica y asesor de policías de varios países en materias relacionadas con temas vinculados al extremismo.
Para este propagandista, que ejerce de periodista, relacionador público e incluso con carnet de guía de turismo en Al-Quds, existe un ataque maniqueista contra Israel, que obliga a ejecutar una política de diplomacia pública.
Política que ha significado, por ejemplo, la creación de la página denominada “Proyecto Centinela” que al mejor estilo nacionalsocialista, pero ahora en un marco sionista, entrega instrucciones, para que sus seguidores en forma anónima y cobarde delaten a vecinos, periodistas, políticos, todo aquel que a estos “Hijos de la Luz” les suene a antisemita, antisionista o antijudío en esta mezcolanza que su propaganda goebbeliana nos quiere sumergir.
Para este grupo de fanáticos sionistas – conformado por un equipo directivo de origen venezolano y brasileño - todo aquel que evidencie las políticas criminales de Israel es un objetivo a eliminar.
La página del Proyecto Centinela se encuentra actualmente “en mantención” y demuestra las iniciativas de estos grupos sionistas por tratar de acallar las voces más allá de la utilización de su Hasbará. Como apoyo a su labor se apoyan en lo que denominan”Hijos de la Luz” con que suelen calificar a aquellos políticos, parlamentarios, empresarios o defensores del sionismo que apoyan su política colonial.
Para los teóricos sionistas de la comunicación y las relaciones públicas, la “mala imagen” de la entidad sionista se debe a que no invierten lo suficiente para ganar lo que señalan la “guerra de percepciones” o que el mundo no “entiende las operaciones militares israelíes contra Gaza porque los nombres no son adecuados”. Tal como lo afirmó el politólogo judío de origen polaco Shlomo Avineri respecto a la campaña militar “Plomo Fundido” que favorecieron una percepción errada y negativa respecto a lo que el sionismo pretendía en la Franja de Gaza.
Es la típica actitud de aquella persona con dificultades de andar producto de una cojera que le echa la culpa al empedrado y no a su condición. “Lo cierto, nos dice el analista judío antisionista Norman Finkelstein, que la masacre en Gaza en la última década es tan apabullante que no existe Hasbará posible, que sea capaz de disimularla”
Las relaciones públicas del régimen israelí son parte de la política de ocupación y de crímenes contra la población palestina.
La Hasbará y su conducta de tergiversar los hechos, ocultar o disimular los crímenes o aplicar principios como el de transposición, de la exageración y desfiguración de lo que pasa en los territorios ocupados, el vulgarizar los mensajes o aplicar el perverso principio de la orquestación, que de tanto repetir una mentira acaba convirtiéndose en verdad; esa conducta que tiene como padre putativo al nazi Joseph Goebbels tiene el mismo grado de responsabilidad que aquellos que ejecutan los crímenes contra la población Palestina.
Un Joseph Goebbels, que tenía tanta responsabilidad en los crímenes de guerra como Hitler, Himmler, Goering, como lo tenían los Jefes de los campos de concentración de Auschwitz, Treblinka, Majdanek, Belzec o Sobibor.
La Dirección Nacional de Informaciones israelí cumple hoy, 77 años después del término de la Segunda Guerra Mundial y el fin del nacionalsocialismo, la misma función que cumplía el Ministerio de Educación Popular y Propaganda hitleriana.
Lo paradójico es que aquellos que se supone eran víctimas y sufrieron horrendas violaciones a sus derechos humanos, que con justa razón han sido condenadas, ocupan las mismas estrategia de sus verdugos en una repetición brutal y criminal, donde las sacrificados hoy son hombres, mujeres y niños de la Franja de Gaza y la Ribera Occidental.
La Hasbará sionista tiene el mismo efecto que los proyectiles y bombas lanzados por las fuerzas de ocupación sionista, en una ocupación que se remonta desde el año 1948 a la fecha y en esta política colonialista los teóricos y propagandistas de la Hasbará, desde la centralizada Dirección Nacional de Informaciones hasta entidades de fachada como Hatzad Hasheni, deberán responder de sus crímenes tal como lo tendrán que hacer políticos como Benjamín Netanyahu, el Ministro de Defensa Avigdor Lieberman, la Ministra de Justicia Ayelet Shaked, el Ministro de Educación Neftali Bennet, el jefe del Mossad Yessi Cohen, y todo aquel que justifica los crímenes contra la población palestina. Frente a los crímenes de lesa humanidad no hay Hasbará que valga.
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