El BCE reparte 470 millones de ayudas públicas a Telefónica, Iberdrola y Repsol
¿Sabías que le acabamos de dar entre todos 470 millones de euros a Telefónica, Iberdrola y Repsol?
Muy poco eco está teniendo la nueva ayuda pública que han recibido (así como la que van a seguir recibiendo) las grandes empresas europeas, y entre ellas las españolas.
Una cuantiosa ayuda en forma de dinero público cuyos riesgos están siendo y serán asumidos por todos nosotros, los contribuyentes europeos.
Parece una broma de mal gusto, pero no lo es: en una época de profundo estancamiento económico, en el que los niveles de paro están tan elevados y la desigualdad social rompe nuevos récords,
resulta que
el Banco Central Europeo (BCE) ha decidido dar ayudas a las grandes empresas europeas (que son precisamente quienes menos ayuda necesitan) mientras las familias, autónomos y pequeñas empresas (los agentes económicos más necesitados) observan con estupefacción cómo son excluidos de las ayudas y prácticamente ignorados por los poderes públicos europeos.
Pero el colmo de los colmos es que estos colectivos golpeados por la crisis son precisamente quienes acaban pagando en parte las ayudas a las grandes empresas.
El pasado 8 de junio el BCE, en el marco de su programa de compra de activos, comenzó a crear dinero (de la nada, pues tiene esa competencia) para comprar bonos de empresas privadas.
Esto es algo que ya llevaba haciendo con los bonos públicos y otros pocos activos privados desde el 9 de marzo de 2015 a razón de 60.000 millones de euros mensuales, cuya cantidad fue ampliada en abril de 2016 a 80.000 millones.
Pero en esta ocasión la novedad ha sido que el organismo ha comenzado a comprar deliberadamente bonos de empresas privadas del ámbito productivo (y, por lo tanto, no financiero –salvo algunas excepciones–) que tengan un rating superior al bono basura respaldado por una agencia de calificación y cuyo vencimiento oscile entre los 6 meses y los 31 años.
Estos requisitos han conllevado que sean las grandes empresas las principales beneficiarias de estas ayudas, puesto que las pequeñas y medianas empresas (especialmente las españolas) no suelen financiarse a través de bonos sino a través de créditos y porque, de hacerlo, no suelen tener un rating respaldado por una agencia de calificación.
Un bono sirve para obtener financiación: la empresa en cuestión crea un bono y pide cambiarlo por una cantidad de dinero.
Si alguien decide comprar el bono, éste entregará el dinero correspondiente, y esperará a que pase el tiempo establecido para devolver el bono y recuperar su dinero más unos intereses (aunque también puede intercambiarse ese bono con otros agentes económicos antes de que se cumpla el plazo).
En esencia es como un crédito, aunque las características de comercialización y su propia naturaleza sean diferentes.
¿Qué supone entonces todo esto?
Pues que desde el 8 de junio a las grandes empresas productivas europeas les ha salido muchísimo más barato que antes obtener financiación.
El BCE ofrece unos tipos de interés prácticamente irrisorios, más bajos de los que obtendrían sin esta ayuda pública. Pero es que hay más: ¡El BCE también compra bonos con tipos negativos! Lo que quiere decir que el BCE, por prestar dinero, pagará intereses en vez de cobrar. Un chollo absoluto para estas empresas y las propietarias de los bonos; una ayuda pública de dimensiones mastodónticas.
Desde el inicio de este programa hasta la actualidad, el BCE ha ejecutado 440 compras de bonos de empresas europeas por valor de 10.427 millones de euros (con un vencimiento medio de 5,8 años y un rating promedio de BBB+). El 29% de las compras han beneficiado a empresas alemanas, otro 21% a empresas francesas, un 13% italianas y un 9% españolas. El 29% de estas empresas privadas ofrecen servicios públicos (abastecimiento de agua, infraestructuras, etc), el 25% ofrecen productos de consumo, el 11% son del sector de comunicaciones, y el 7% del sector financiero.
La mitad de todas las ayudas a empresas españolas (470 millones) las han recibido sólo tres corporaciones: Telefónica, Iberdrola y Repsol.
Otras empresas españolas destacadas que se han visto beneficiadas por este movimiento han sido Gas Natural, Red Eléctrica, Enagás, Abertis, Mapfre y Redexis. Otras empresas no españolas destacadas son Siemens, Renault y Anheuser-Busch (la mayor cervecera del mundo). Como se puede ver, todas son empresas altamente necesitadas de ayudas públicas.
Además, la doble vara de medir de la Unión Europea
con respecto a lo público y lo privado es espectacular:
no financia directamente a los Estados
y a las administraciones públicas (lo tiene prohibido por su artículo 123 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea) alegando que los gobernantes pueden hacer un uso irresponsable del dinero,
pero abre el grifo a mansalva para que las grandes empresas productivas se financien de la forma más barata posible.
¿Hemos de suponer entonces que los directivos de las empresas privadas son muy responsables con el dinero?
No es eso lo que se desprende de diversos estudios de consultoras como KPMG, que cifran en un 5% del PIB mundial las cantidades que roban los directivos a sus propias empresas; esa corrupción 100% privada de la que nunca se habla.
Pero es que, en cualquier caso, ¿qué es esto de que el dinero público del BCE, cuyos riesgos al fin y al cabo recaen entre todos los contribuyentes europeos, se utilice única y exclusivamente para ayudar a las grandes empresas productivas?
¿Por qué no se ayuda también y sobre todo a las pymes, autónomos o incluso familias?
¿Cuándo nos han preguntado si queremos dar ayudas públicas a empresas tan colosales como Iberdrola o Siemens?
Preguntas indignantes que nos conducen siempre a la misma respuesta:
ésta no es la Unión Europea de los pueblos, sino
la Unión Europea del gran capital productivo y financiero,
que antepone sus beneficios a las condiciones materiales
de vida de la mayoría de su población.
Eduardo Garzón | La Marea
En ese caso, podría darse un ‘Crexit’, o una retirada de los prestamistas de los mercados de crédito, que diese lugar a un repentino endurecimiento de las condiciones que desencadene otro susto financiero.
“El peor de los casos sería que una serie de grandes sorpresas negativas provocase una crisis de confianza en todo el mundo”, señala S&P en su informe, en el que avisa de que “estos acontecimientos imprevistos pueden desestabilizar rápidamente el mercado, empujando a los inversores y prestamistas a salir de las posiciones de mayor riesgo (escenario ‘Crexit’).
“Si no se maneja correctamente, el resultado podría ser un colapso del crecimiento del crédito como ocurrió en la crisis financiera global”. De hecho, S&P considera “inevitable” una corrección en los mercados de crédito, con la única duda del grado que tendrá.
“Los bancos centrales siguen ligados a la idea de que el crecimiento alimentado por el crédito es saludable para la economía mundial”, señala la agencia, que no obstante considera que “nuestra investigación de hecho pone de relieve que la relajación de la política monetaria ha contribuido a incrementar el riesgo financiero, con el crecimiento del endeudamiento de las empresas superando por mucho la de la economía global”.
S&P se muestra especialmente preocupado por los inversores que compraron bonos a largo plazo en su esfuerzo por obtener un mayor rendimiento.
Lo PEOR es que TODO este saqueo no sirve nada más que para dar una patada al problemón de la deuda de las corporaciones hacia adelante.
Más pronto que tarde veremos las consecuencias de tanta irresponsabilidad por parte de nuestros gobernantes.
Por lo que se deduce de lo dicho en este post, tendrán que seguir robándonos de nuestros salarios, pensiones e impuestos para poder seguir manteniendo a estas inmundas sanguijuelas sionistas que se agarran con uñas y dientes al dinero público para subsistir.
Sí, amigos, esas mismas que nos han traído hasta aquí y que con dinero ficticio nos están expoliando tan ricamente, mientras nuestros vende-patrias de gobernantes miran pá otro lado, a poder ser hacia la Meca, buscando ver entre sus recursos bombardeados la solución a sus problemas.
ARMAK de ODELOT
Morgan Stanley avisa:
Las quiebras indican el fin del ciclo económico actua
S & P ve una "crisis de confianza por todo el mundo" A medida que la deuda corporativa alcanza los $ 75 billones en 2020
En un análisis que puede rivalizar con la infame "informe de McKinsey" de principios de 2015 que encontró que no sólo no había habido desapalancamiento desde la crisis financiera, sino que la deuda total mundial se ha elevado a un nivel sin precedentes $ 199 billones de 2014, o hasta por $ 52 trillón en 7 años, el día de hoy los evaluadores de S & P Global emitieron un nuevo informe en el que se prevée que la deuda corporativa global se va a incrementar en un 50% en los próximos cuatro años, pasando de $ 51400 mil millones actualmente a $ 75 billones para el 2020, como resultado de la fácil política monetaria de la banca y las bajas tasas de interés.
Como era de esperar, el mayor creador de crédito del mundo, China, espera dar cuenta de la mayor parte del crecimiento del crédito, la nación proyecta agregar $ 28 de billones de dólares o el 45% de los $ 62 billones de dólares en aumento mundial de la demanda esperada (los otros $ 13 de billones de dólares de la $ 75 billón totales son refinanciaciones).
Los EE.UU. estiman agregar $ 14 de billones de dólares, o 22%, en nueva deuda, Europa una adición de $ 9 billones de dólares, o 15 por ciento.
En el último ataque sobre la política monetaria no ortodoxa, sin embargo, S & P señala que los bancos centrales pueden estar tratando de inflar sus economías, pero lo están haciendo en detrimento de la calidad del crédito.
"Los bancos centrales siguen siendo esclavos de la idea de que el crecimiento alimentado por el crédito es saludable para la economía mundial.
De hecho, nuestra investigación pone de relieve que la relajación de la política monetaria por lo tanto ha contribuido mucho a un mayor riesgo financiero, con el crecimiento del endeudamiento de las empresas superando por mucho la de la economía mundial. "
Continuando con su asalto a los bancos centrales, los autores David Tesher, Paul Watters y Terry Chan dice que "casi la mitad de los emisores de deuda corporativa se estima a ser altamente apalancado, lo que sugiere fuertemente que una corrección en los mercados globales de crédito es inevitable.
De hecho, los analistas creen que la corrección de crédito comenzó a finales de 2015 y será probable que se extienda a través de los próximos años como valores por omisión al alza ".
Esto se visualiza mejor en un reciente informe de Morgan Stanley, que de hecho muestra que si la historia sirve de precedente, el ciclo predeterminado actual continuará durante mucho tiempo.
Aquí, una vez más, S & P explica los bancos centrales de cómo globales se encuentran ahora atrapados: ya no desean subir las tasas más baja, por un lado, pero por otro cualquier aumento brusco de las tasas podría causar estragos en los mercados globales de crédito, y el sistema financiero en general .
Como resultado de ello, S & P considera una corrección en los mercados de crédito que es " inevitable ".
La única pregunta, como MarketWatch notas, es el grado a desenrollar.
Una fuerte desaceleración económica inesperada y una inversión agresiva de ultra-bajas tasas de interés plantean grandes riesgos a lo que de otro modo podría ser una reducción ordenada de la pila mundial de pagarés .
El problema es que el ciclo predeterminado ya ha comenzado y los cambios agudos a las tasas de interés sólo acelerará la misma.
Como señalamos la semana pasada , ya ha habido un marcado incremento en los impagos corporativos. Bancarrotas corporativas globales alcanzaron un hito en lo que va de 100 en el año 2016 en julio.
Eso hace que la cuenta corriente, conducido principalmente por las empresas de energía de Estados Unidos, un aumento de más del 50% respecto al mismo período del año pasado.
De hecho, la última vez que el recuento global es mayor en este punto en el año fue en 2009, durante la crisis financiera, cuando llegó a 177.
A este ritmo de 2016 se fija para ver un nuevo número alto de todos los tiempos de los impagos corporativos.
En este punto los autores acuñar un nuevo término, "crexit" o " aumento de la sensibilidad a los acontecimientos inesperados similares a consulta popular del Reino Unido a abandonar la Unión Europea podría dar lugar a una crisis de confianza y salida rápida de los prestamistas y los prestatarios de menor calidad de la los mercados de deuda.
"Diga que es una repentina" salida "de la totalidad del mercado de crédito ya que los compradores, sin saber lo que viene después, la etapa a compradores golpean y dejan billones de dólares en deuda sin rodar sobre la oportunidad de ser refinanciada.
El documento también hace referencia a la mala utilización de los ingresos de estos billones de dólares de la deuda, que en lugar de ir hacia un nuevo crecimiento, se ha utilizado en gran medida - sobre todo en los EE.UU. - para apuntalar los mercados y la recompra de acciones.
Y si bien hasta el momento, más fácil de crédito corporativo ha servido a su propósito, ayudar a la enfermera a lo largo de una lenta recuperación, sobre todo por la forma en que empuja el mercado de valores a niveles récord en medio de una ráfaga de recompra de acciones y un diluvio malivestment chino financiado crédito, todo esto va a terminar mal de acuerdo con S & P.
"De hecho, la acumulación de crédito ha generado dos riesgos de cola clave para el crédito global. La deuda se ha acumulado en el sector empresarial opaco y siempre en expansión de China y en los Estados Unidos financiación apalancada. Esperamos que los riesgos de cola en estos auges de deuda gemelas persistan ".
La conclusión es casi tan grave como nada se podía leer en un blog de la franja de papel de aluminio:
"En el peor de los casos sería una serie de grandes sorpresas negativas que provocó una crisis de confianza en todo el mundo.
Estos acontecimientos imprevistos pueden desestabilizar rápidamente el mercado, empujando a los inversores y prestamistas para salir de las posiciones de mayor riesgo (hipótesis de una evolución crexit ').
Si mal manejado , esto podría resultar en el crecimiento del crédito colapsar como lo hizo durante la crisis financiera global ".
Por ahora, sin embargo, la música sigue sonando así que la danza debe continuar.
‘Crexit’: ¿La nueva crisis de la deuda corporativa en ciernes?
S&P Global Ratings advierte de que los bancos centrales están alimentando una burbuja de deuda corporativa.
Standard & Poor
E.B. / 21-07-2016 • 15:10
Las políticas puestas en marcha por los bancos centrales de todo el mundo impulsará la deuda corporativa durante los próximos años, con los consiguientes riesgos de que se cree una nueva burbuja que vuelva a sacudir a los mercados si algo se tuerce.
De acuerdo con un informe de S&P Global Ratings que recoge la CNBC, para 2020 la deuda comercial podría incrementarse hasta los 75 billones de dólares, frente a los actuales niveles de 51 billones.
De acuerdo con un informe de S&P Global Ratings que recoge la CNBC, para 2020 la deuda comercial podría incrementarse hasta los 75 billones de dólares, frente a los actuales niveles de 51 billones.
En condiciones normales, esto no sería un problema importante, siempre y cuando la calidad del crédito se mantenga alta, las tasas de interés y la inflación bajas y persista el crecimiento económico.
Sin embargo, si estas condiciones no se mantienen la alternativa es menos halagüeña.
Sin embargo, si estas condiciones no se mantienen la alternativa es menos halagüeña.
En caso de que los tipos suban y empeoren las condiciones económicas, las empresas estadounidenses podrían encontrarse ante un problema importante para manejar esta deuda.
El ‘rolling’ sobre bonos se haría más difícil si aumentan tipos e IPC, mientras que la desaceleración de la economía empeoraría las condiciones de negocio y hacer más complicado el pago de la deuda.
En ese caso, podría darse un ‘Crexit’, o una retirada de los prestamistas de los mercados de crédito, que diese lugar a un repentino endurecimiento de las condiciones que desencadene otro susto financiero.
“El peor de los casos sería que una serie de grandes sorpresas negativas provocase una crisis de confianza en todo el mundo”, señala S&P en su informe, en el que avisa de que “estos acontecimientos imprevistos pueden desestabilizar rápidamente el mercado, empujando a los inversores y prestamistas a salir de las posiciones de mayor riesgo (escenario ‘Crexit’).
“Si no se maneja correctamente, el resultado podría ser un colapso del crecimiento del crédito como ocurrió en la crisis financiera global”. De hecho, S&P considera “inevitable” una corrección en los mercados de crédito, con la única duda del grado que tendrá.
“Los bancos centrales siguen ligados a la idea de que el crecimiento alimentado por el crédito es saludable para la economía mundial”, señala la agencia, que no obstante considera que “nuestra investigación de hecho pone de relieve que la relajación de la política monetaria ha contribuido a incrementar el riesgo financiero, con el crecimiento del endeudamiento de las empresas superando por mucho la de la economía global”.
S&P se muestra especialmente preocupado por los inversores que compraron bonos a largo plazo en su esfuerzo por obtener un mayor rendimiento.
“Las condiciones de financiación favorables, como la financiación de la abundante financiación de la deuda y los bajos tipos de interés, han elevado los precios de los activos financieros”, apunta el informe.
“Esto crea condiciones para una mayor volatilidad del mercado en los próximos años debido a la menor liquidez del mercado secundario, con los diferenciales para los activos de más riesgo y duración más expuestos”.
Mientra el gobierno dilapida
alegremente la hucha de las pensiones...
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