Bajo la bandera negra:
la vida cotidiana en el Estado Islámico
Por Robert Fisk, 1 de noviembre de 2015
Antes de que unos pocos valientes espartanos enviados por Obama pongan sus botines en el suelo de la pequeña ciudad Siria que los kurdos siguen conservando, no muy lejos de Qamishli, deben aprender algo acerca de Isis de la mano de un libro publicado por un historiador sirio. Abu Bakr al-Baghdadi, el califa del Estado Islámico, no sólo es un fanático del fútbol, sino que en su juventud formó un equipo de fútbol para los asiduos de las mezquitas e incluso bromeó diciendo que él era el Maradona de Irak.
Descubrirán que se comunica con sus seguidores a través del móvil, WatsApp y SMS, Skype, que habla inglés y exige que todos los informes que le entreguen se puedan imprimir en una sola hoja tamaño A4, que es más o menos lo que Churchill exigía de sus burócratas durante la Segunda Guerra Mundial, y también exige que los ciudadanos trabajen durante seis días a la semana. Isis ha organizado un sistema postal en su capital siria de Raqqa, y si quiere escribir a Baghdadi ( nombre original de la familia de Ibrahim Awad Ibrahim al-Badri) es suficiente con que ponga en el sobre “Para el Califa al-Ibrahim, Raqqa”. “Tenga la seguridad de que llegará”, dijo el autor de “Bajo la Bandera Negra”.
El autor es Sami Moubayed, historiador y ex investigador en el Centro Carnegie de Beirut, y que ahora reside en Damasco. Es un hombre valiente, y él lo sabe.
“La publicación de este libro supone una serie de peligros para mí… incluso para mi propia vida. Es muy diferente de lo que he escrito hasta ahora. Es una Siria muy diferente, con características radicalmente distintas, y ha resultado doloroso para mí escribirlo… Pero es necesario luchar contra los radicales, sí, pero los bombardeos contra estas personas no es la respuesta”.
Como dice Moubayed en su libro:
“La Siria prebaasista de las década de 1950 nunca volverá, ni el régimen baasista de 1963-2011… No tengo ninguna simpatía por los islamistas, ni por los soldados hambrientos de poder.
Lo que está ocurriendo hoy en día es un nuevo capítulo en la historia de mi país. Es un capítulo oscuro que va a durar mucho tiempo, más del que cualquiera de nosotros desease” ¿Pesimista? Ciertamente no es un baasista, Desde luego, Moubayed debe andarse con cuidado.
Ha estado en Raqqa, habló con integrantes de Isis, incluso se reunió con los responsables de la comunicación, uno de los cuales, Abu al-Nada al-Faraj, de 25 años de edad, es graduado en inglés por la Universidad de Alepo, cuya relación con Isis es la de “un empleador que paga bien”, y que escribe para la espantosa revista de Isis, Dabiq.
Todos sus empleados son musulmanes europeos, adictos a Google, y responsables de leer las publicaciones críticas.
The Independent es una de ellas. Pero también consultan Wall Street Journal, Foreign Policy y la Agencia de Noticias del Gobierno sirio SANA.
En Raqqa existe un sistema fiscal eficiente y las escuelas han reabierto, con segregación y un fuerte énfasis en la Religión, aunque resulta irónico saber que los exámenes son remitidos al Ministerio de Educación del Gobierno sirio, en Damasco. El todopoderosos Isis, al parecer, no es tan omnipotente como parece.
En su nuevo libro, estrechamente revisado, pero revelador, Moubayed detalla todos los castigos crueles y las inhumanas ejecuciones de Isis, de hecho, crímenes de guerra, pero los coloca en el contexto de una historia muy sangrienta.
Hay precedentes históricos del aterrador Estado Islámico, que se extiende casi desde Bagdad hasta el Mediterráneo. Los musulmanes sunitas creen que un califa debe rastrear sus orígenes hasta el clan Quraush de La Meca, al que el mismo Profeta pertenecía.
Por lo tanto, al-Baghdadi insiste en utilizar dos nombres adicionales, “al-Qurashi”, y “al-Hassani” (descendiente del nieto del Profeta, al-Hassan Ibn Ali).
Isis siempre se refiere a él con estos nombres.
En el siglo XIV, Ibn Taymiyyah, un teólogo musulmán, buscaba el retorno a la pureza del Islam frente a la corrupción moral, llamando a una jihad santa para crear un estado islámico. En el siglo XVIII, Mohamed Abdul-Wahab y Muhammad ibn Saud, cuya familia gobierna ahora en Arabia Saudí, continuaron sus expediciones cortando cabezas para extender la pureza por las tierras árabes.
El historiador de Al-Saud, Uthman bin Bashir al-Najadi, escribió que después de la matanza de 5.000 musulmanes chiitas en 1801 “Tomamos Karbala y matamos…con el permiso de Alá, así que no vamos a pedir disculpas por lo que hemos hecho y decimos a todos los kafir (no creyentes): ustedes recibirán un trato similar”.
¿Les resulta familiar? Podría ser el mismo jihadista Juan. Tampoco es de extrañar que al-Baghdadi eligiese Raqqa como su capital.
En su revisión histórica, comprobó que durante la dinastía abasí el imperio musulmán se extendía desde el norte de África hasta Asia Central, siendo controlado desde esta misma ciudad.
Pero Moubayed también ha estudiado los textos islámicos favoritos de Isis, y muestra que mientras el Profeta es citado por las palabras “Si matas, mata bien; si sacrificas, sacrifica bien, golpeando el cuello”, de lo que aparentemente se olvida Isis es que el Profeta añade: “Que cada uno afile su espada, ahorrando sufrimiento al animal que se sacrifica”.
En otras palabras, [el Profeta] hablaba de los animales, no de los seres humanos.
Toda una disección de Isis antes de que las Fuerzas Especiales de Estados Unidos pongan sus botas en la frontera con Siria. Pero también conviene recordar que el Profeta ordenó la ejecución de los prisioneros capturados en la batalla de Badr en el año 624, un precedente seguido posteriormente por los líderes musulmanes. Los otomanos decapitaron al rey Ladislao de Hungría y al rey Esteban de Bosnia y a sus hijos, después de haberse rendido.
Y los musulmanes más obedientes, los saudíes, decapitaron a más de 50 personas en un solo año. Sí, los saudíes, los aliados más fieles de Estados Unidos.
Robert Fisk es corresponsal en Oriente Medio para el diario The Independent. Es autor de varios libros sobre la región, como La Gran Guerra por la Civilización: la conquista de Oriente Medio.
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