Mientras Antonio Banderas recauda millones para el ejército de Israel |
MUERE EL PRIMER HUELGUISTA DE HAMBRE PALESTINO
Un joven palestino falleció este lunes de una enfermedad renal tras participar en la huelga de hambre abierta en la ciudad de Cisjordania por los presos políticos de este país, encarcelados en prisiones de Israel (...).
Más de 800 presos se encuentran en huelga de hambre en la cárcel Ofer de Israel en contra de las condiciones carcelarias a las que son sometidos.
Un joven palestino falleció este lunes de una enfermedad renal tras participar en la huelga de hambre abierta en la ciudad de Cisjordania, Palestina.
Mazan al Maghrebi, de 30 años de edad, murió en su casa en la ciudad de Ramallah, convirtiéndose en la primera víctima de la huelga, informó la agencia de noticias Saba.
El medio denunció que los huelguista de la cárcel Ofer de Israel padecen fuertes dolores de cabeza, presión arterial baja, dolores de estómago y articulaciones. Incluso algunos presos han bajado hasta 9 kilos desde que comenzó la huelga.
Desde hace 16 días más de 1.600 presos palestinos en cárceles israelíes iniciaron una huelga de hambre, en protesta por sus condiciones carcelarias. Sin embargo, su estado de salud ha ido deteriorándose al pasar de los días.
La huelga fue impulsada por el exlíder del movimiento Fatah, Marwan Barghouti, con el objetivo de mejorar su situación en las cárceles, aumentar el número de visitas de los familiares y terminar con la política de aislamiento y detención administrativa, que es usada por Israel para detener sin presentar cargos ni realizar juicios.
ANTONIO BANDERAS AYUDA A RECAUDAR 31 MILLONES DE DOLARES PARA EL EJERCITO ISRAELÍ
El lobby judío que controla la gran industria cinematográfica de Hollywood, aprieta. Dominan todo el proceso de producción de la industria cinematográfica estadounidense, así como la distribución de los productos resultantes.
De ellos depende que te puedas convertir en un actor conocido, o termines pudriéndote en un teatro de mala muerte.
El malagueño, actor y felipista Antonio Banderas, escogió lo primero
REDACCIÓN CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
El lobby judío que controla la gran industria cinematográfica de Hollywood, aprieta.
Dominan todo el proceso de producción de la industria cinematográfica estadounidense, así como la distribución de los productos resultantes. De ellos depende que te puedas convertir en un actor conocido, o termines pudriéndote en un teatro de mala muerte o desempeñando un papelillo de tres al cuarto en una película de serie B.
Como sucede en otras muchas profesiones donde lo que prima no es tu valía sino la agilidad con la que te pliegas a los deseos, orientaciones e intereses de los propietarios tu exito o fracaso depente, en muchas ocasiones, de voluntades ajenas al proceso de creación artística.
Y en el mundo de la cinematografía, los actores, directores y guionistas que fijan como como el objetivo principal de sus carreras que sus nombres aparezcan en luces de neón, la proclividad a venderse en el mercado, prestándose a doblar servilmente las escuadras, es un hecho cotidiano .
Eso es, probablemente, lo que le ha sucedido al confeso actor felipista Antonio Banderas.
El pasado jueves, 27 de abril, el actor malagueño, hoy radicado en los Estados Unidos, tuvo una participación radiante junto con otras celebridades de Hollywood, en un glamuroso evento festivo cuyo objetivo fue la recaudación de fondos para el pertrechamiento militar del Ejército de Israel.
O dicho en roman paladino, Banderas se prestó a colectar millones de dólares para facilitar que el Ejército de ocupación israelita disponga de más eficaces medios tecnológicos que le permitan bombardear con óptimos resultados a las comunidades palestinas.
El evento en cuestión fue organizado por el multimillonario israelí Haim Saban.
El tal Saban fue capaz de lograr la participación de figuras"notables" de Hollywood como los actores Antonio Banderas, Jason Alexander, Mark Wahlberg, Jason Segel, Liev Schreiber, cantantes Enrico Macias , David Foster, y Gene Simmons de la banda Kiss...
Según las informaciones de la prensa estadounidense, la participación de estos personajes en la macrofiesta logró la recaudación de nada menos que 31.000.000 dólares con destino al Ejército de Israel
Entre los principales donantes se encontró la "Fraternidad Internacional de Cristianos y Judios, cuyo presidente fundador, el rabino Yechiel Eckstein donó la friolera de 8.4 millones de dólares.
El propio organizador de la fiesta, Saban, donó 5 millones de dólares. Florencia y Serge Azaria dieron su modesto óbolo de 5 millones de dólares. Y así otros tantos.
Mil quinientos presos palestinos en huelga de hambre en Israel
- Ver original
- mayo 5º, 2017
OPINIÓN de Emilio Marín.-
La huelga comenzó el 17 de abril y dio el puntapié inicial Marwan Barghouti. Detrás suyo hicieron lo propio 1.500 presos palestinos en cárceles israelitas.
El 17 de abril está instituido como día del preso palestino y el cronista no sabe cuándo fue proclamado, tal la cantidad de presos de esa nacionalidad que vienen poblando cárceles israelitas desde 1948.
Allí se partió Palestina en dos estados, aunque sólo se erigió uno solo, Israel, y el otro quedó para las calendas griegas o semitas.
Tras la guerra de 1967 y la ocupación israelita del territorio asignado por la ONU a la otra parte, o sea en la Franja de Gaza, Cisjordania y la porción oriental de Jerusalén, -sin contar en este balance al sur libanés y las alturas del Golán, sirias, que aún siguen usurpadas-, los palestinos presos han realizado 25 huelgas.
Esa fue su protesta por las condiciones infrahumanas, los castigos, privaciones de visitas, nula atención médica, trabas a los abogados, prisiones arbitrarias, detenciones de menores y tantas otras brutalidades del sistema penitenciario y judicial del estado judío.
En los últimos años se incrementó la ocupación sionista de Cisjordania, en tanto la Franja de Gaza fue devuelta pero con un bloqueo total, por tierra y mar, e intermitentes invasiones como la de 2014.
Y como es inevitable y justo, tras esa redoblada opresión nacional y colonial, surgió con más fuerza la resistencia, con lo que son muchos más los muertos, heridos y presos políticos.
Desde octubre de 2015 -inicio de la llamada III Intifada- en pocos meses los palestinos presos se incrementaron en 2.400.
Así lo informó el 28 de noviembre de aquel año la Sociedad de Presos Palestinos: “casi 1.200 de los detenidos son niños y adolescentes, menores de 18 años, que sufren torturas crueles (…) Además, unos 500 palestinos han sido arrestados bajo detención administrativa en Al-Quds (Jerusalén)”.
Al momento de comenzar la actual huelga, hay en esas cárceles 6.500 prisioneros palestinos, alejados de sus familias porque Benjamin Netanyahu los recluye lejos de Nablus o Ramallah y otras ciudades cisjordanas.
Así se violan los derechos humanos porque la IV Convención de Ginebra, en su Artículo 76, obliga a la potencia ocupante a mantener a las personas presas de la población ocupada en los territorios ocupados hasta que cumplan la pena impuesta.
También se dificulta la visita de sus familias que tienen que atravesar los checkpoint de los soldados de Israel.
El 17 de abril pasado comenzó la huelga de hambre número 26 de los presos, para ponerle un número aproximado, con 1.500 adherentes que siguieron a Marwan Barghouti.
El lema de la huelga es “Libertad y Dignidad”.
Reclaman trato humanitario, derecho a visitas, atención médica, contacto con sus abogados, fin de las detenciones arbitrarias (“administrativas”), poder estudiar en la prisión y otras condiciones básicas que el régimen sionista les niega.
Después de meses de tramitar esas mejoras elementales y ante la negativa de Israel siguiera a dialogar sobre esas temáticas, los presos fueron a la huelga de hambre, su último recurso pacífico.
Barghouti
Este prisionero es un parlamentario palestino, miembro del Legislativo de la Autoridad Nacional Palestina elegido en las urnas a pesar de estar preso desde 2002.
Bajo la acusación de ser el responsable de cinco muertes de israelitas, que en la farsa del juicio no pudieron comprobarse, este líder de Al Fatah fue condenado a cinco cadenas perpetuas y un plus de 40 años de cárcel.
Como forma de desenmascarar la farsa, el preso no designó abogado, impugnando al tribunal militar que lo condenó, como condena al 90 por ciento de los palestinos enjuiciados.
Allí lograr una absolución por la duda es un milagro y una declaración de inocencia, directamente imposible.
El prestigio de Barghouti creció desde antes de su prisión, al punto que se lo sindicaba como posible sucesor de Yasser Arafat, lugar que ocupó Mahmud Abbas, quien por estos días tendrá una reunión con Donald Trump en Estados Unidos.
Un dato habla de la fuerza de este movimiento huelguístico y también del prestigio de quien lo inició: están participando no solamente los presos de Al Fatah sino también del resto de las organizaciones palestinas muchas veces enfrentadas entre sí.
Tal el caso del movimiento de resistencia islámica Hamas, que gobierna la Franja de Gaza, el Frente Popular para la Liberación de Palestina, el Frente Democrático, la Yihad Islámica y otros.
Se especuló con que 200 militantes de Hamas se habrían apartado de la huelga de hambre, lo que podría significar que esa organización ha dado una instrucción a sus militantes de cesar la protesta. No está confirmado.
De todas maneras, la huelga de hambre ha tenido una enorme repercusión en toda Palestina, con una huelga general del 27 de abril, cierre de establecimientos y tiendas de campaña, protestas en los caminos y algunos enfrentamientos con fuerzas de ocupación.
Israel respondió que los presos son terroristas y con ellos no se negocia.
A los huelguistas los han confinado en celdas de aislamiento, con prohibición absoluta de visita y de recibir ningún tipo de información (diarios, radios, etc) ni vínculo con sus letrados.
El ministro de Seguridad Pública de Israel, Gilad Erdan, dijo que los presos “son terroristas y asesinos encarcelados que están recibiendo lo que merecen, y no hay motivos para negociar con ellos”.
Amenazó con que si siguen con esa huelga los van a llevar confinados a una cárcel en el desierto de Néguev.
Dicho sea de paso, es la zona donde Israel tiene reactores atómicos y una parte de su veintena de armas nucleares o más nunca inspeccionadas por la Organización Internacional de Energía Atómica que tanto persiguió a Irán.
Barghouti no estaba solo, mucho antes de comenzar con esta protesta. En 2013 su esposa fue a Sudáfrica y allí logró que un compañero de Nelson Mandela, Ahmad Kathrada, desde la misma cárcel de Robben Island donde aquél estuvo preso 26 años, lanzara una campaña internacional por la “Libertad de Barghouti y de todos los prisioneros palestinos”.
Desde entonces se han incorporado a esta campaña mundial ocho Premios Nobel de la paz, entre ellos el argentino Adolfo Pérez Esquivel, representantes de ciento veinte gobiernos y numerosas organizaciones humanitarias y culturales.
Es de esperar que la actual huelga de los palestinos motorice aún más dichos reclamos.
En Argentina también
Los datos sobre la cantidad de presos palestinos y sus impresionantes sufrimientos sensibilizan en buena parte del mundo, Argentina incluida.
El martes 2 de mayo el embajador palestino en Argentina, Husni Abdel Wahed convocó a una reunión informativa en Buenos Aires.
Durante media hora informó que el ejército de ocupación israelita mantenía hasta este abril de 2017 a 6.500 presos palestinos en los establecimientos carcelarios de Ramle, Hadarim, Nafha, Ramon, Ashkelon, Jalameh, Gilboa, Ha Sharon, Damon, Megido, Eshel, etc. De ese contingente prisionero, 57 son mujeres y de éstas 13 son niñas. Entre los hombres, detalló Wahed, 500 son menores de 12 años, edad en la que ya pueden quedar a disposición de tribunales militares.
Además de Barghouti hay otros 13 parlamentarios presos. Y otra irregularidad notable, que enfatizó, son las “detenciones administrativas”, que permiten detener sin juicio en forma “preventiva”, con prórrogas cada seis meses que en muchos casos se convierten en años. Así están 500 palestinos, con esa “ley” que data del 2000 y se aplica con más o menos rigor, según el nivel de las protestas nacionales e internacionales.
El diplomático palestino puntualizó la falta de atención médica en las cárceles israelitas, donde hay 200 enfermos terminales. Por eso los huelguistas piden por su salud y tratamientos gratuitos. Que los atiendan bien en el establecimiento o los lleven a los hospitales.
Desde las ocupaciones sionistas de 1967 hasta hoy han pasado por las cárceles unos 850.000 palestinos, que sobre una población total de 4 millones suman más del 20 por ciento.
Los datos sobre aquellos sufrimientos de un pueblo ocupado y contra el que el ocupante comete delitos de lesa humanidad, genocidio y crímenes de guerra, han suscitado denuncias en todo el mundo, incluido nuestro país (agosto de 2014 ante la fiscalía federal n°1 de Enrique Senestrari, Córdoba).
La huelga de prisioneros, que lleva 17 días, vuelve a poner este tema sobre el tapete.
La embajada de Israel, las cúpulas de la Daia y la AMIA, el lobby sionista, Clarín y los medios concentrados y el gobierno de Mauricio Macri, no dirán ni una palabra de la huelga.
O peor aún, repetirán las mentiras de Netanyahu de que todo es mentira de “los terroristas” palestinos.
No los asiste la verdad ni los ayuda la coyuntura, porque en estos días visitó Buenos Aires el historiador Ilan Pappé, nacido en Haifa (Israel), y brindó conferencias y publicó reportajes.
Este israelita exiliado en Reino Unido y profesor de la Universidad de Exeter, declaró ayer a Página/12:
“el sionismo es más peligroso que el ISIS (Estado Islámico), es la razón principal de la ausencia de paz y de reconciliación. Israel es un país colonialista”.
Pum. ¿Israel es más peligroso que el ISIS? Una bomba, y no la puso Barghouti.
- Ver original
- mayo 5º, 2017
OPINIÓN de Emilio Marín.-
La huelga comenzó el 17 de abril y dio el puntapié inicial Marwan Barghouti. Detrás suyo hicieron lo propio 1.500 presos palestinos en cárceles israelitas.
El 17 de abril está instituido como día del preso palestino y el cronista no sabe cuándo fue proclamado, tal la cantidad de presos de esa nacionalidad que vienen poblando cárceles israelitas desde 1948.
Allí se partió Palestina en dos estados, aunque sólo se erigió uno solo, Israel, y el otro quedó para las calendas griegas o semitas.
Tras la guerra de 1967 y la ocupación israelita del territorio asignado por la ONU a la otra parte, o sea en la Franja de Gaza, Cisjordania y la porción oriental de Jerusalén, -sin contar en este balance al sur libanés y las alturas del Golán, sirias, que aún siguen usurpadas-, los palestinos presos han realizado 25 huelgas.
Esa fue su protesta por las condiciones infrahumanas, los castigos, privaciones de visitas, nula atención médica, trabas a los abogados, prisiones arbitrarias, detenciones de menores y tantas otras brutalidades del sistema penitenciario y judicial del estado judío.
En los últimos años se incrementó la ocupación sionista de Cisjordania, en tanto la Franja de Gaza fue devuelta pero con un bloqueo total, por tierra y mar, e intermitentes invasiones como la de 2014.
Y como es inevitable y justo, tras esa redoblada opresión nacional y colonial, surgió con más fuerza la resistencia, con lo que son muchos más los muertos, heridos y presos políticos.
Desde octubre de 2015 -inicio de la llamada III Intifada- en pocos meses los palestinos presos se incrementaron en 2.400.
Así lo informó el 28 de noviembre de aquel año la Sociedad de Presos Palestinos: “casi 1.200 de los detenidos son niños y adolescentes, menores de 18 años, que sufren torturas crueles (…) Además, unos 500 palestinos han sido arrestados bajo detención administrativa en Al-Quds (Jerusalén)”.
Al momento de comenzar la actual huelga, hay en esas cárceles 6.500 prisioneros palestinos, alejados de sus familias porque Benjamin Netanyahu los recluye lejos de Nablus o Ramallah y otras ciudades cisjordanas.
Así se violan los derechos humanos porque la IV Convención de Ginebra, en su Artículo 76, obliga a la potencia ocupante a mantener a las personas presas de la población ocupada en los territorios ocupados hasta que cumplan la pena impuesta.
También se dificulta la visita de sus familias que tienen que atravesar los checkpoint de los soldados de Israel.
El 17 de abril pasado comenzó la huelga de hambre número 26 de los presos, para ponerle un número aproximado, con 1.500 adherentes que siguieron a Marwan Barghouti.
El lema de la huelga es “Libertad y Dignidad”.
Reclaman trato humanitario, derecho a visitas, atención médica, contacto con sus abogados, fin de las detenciones arbitrarias (“administrativas”), poder estudiar en la prisión y otras condiciones básicas que el régimen sionista les niega.
Después de meses de tramitar esas mejoras elementales y ante la negativa de Israel siguiera a dialogar sobre esas temáticas, los presos fueron a la huelga de hambre, su último recurso pacífico.
Barghouti
Este prisionero es un parlamentario palestino, miembro del Legislativo de la Autoridad Nacional Palestina elegido en las urnas a pesar de estar preso desde 2002.
Bajo la acusación de ser el responsable de cinco muertes de israelitas, que en la farsa del juicio no pudieron comprobarse, este líder de Al Fatah fue condenado a cinco cadenas perpetuas y un plus de 40 años de cárcel.
Como forma de desenmascarar la farsa, el preso no designó abogado, impugnando al tribunal militar que lo condenó, como condena al 90 por ciento de los palestinos enjuiciados.
Allí lograr una absolución por la duda es un milagro y una declaración de inocencia, directamente imposible.
El prestigio de Barghouti creció desde antes de su prisión, al punto que se lo sindicaba como posible sucesor de Yasser Arafat, lugar que ocupó Mahmud Abbas, quien por estos días tendrá una reunión con Donald Trump en Estados Unidos.
Un dato habla de la fuerza de este movimiento huelguístico y también del prestigio de quien lo inició: están participando no solamente los presos de Al Fatah sino también del resto de las organizaciones palestinas muchas veces enfrentadas entre sí.
Tal el caso del movimiento de resistencia islámica Hamas, que gobierna la Franja de Gaza, el Frente Popular para la Liberación de Palestina, el Frente Democrático, la Yihad Islámica y otros.
Se especuló con que 200 militantes de Hamas se habrían apartado de la huelga de hambre, lo que podría significar que esa organización ha dado una instrucción a sus militantes de cesar la protesta. No está confirmado.
De todas maneras, la huelga de hambre ha tenido una enorme repercusión en toda Palestina, con una huelga general del 27 de abril, cierre de establecimientos y tiendas de campaña, protestas en los caminos y algunos enfrentamientos con fuerzas de ocupación.
Israel respondió que los presos son terroristas y con ellos no se negocia.
A los huelguistas los han confinado en celdas de aislamiento, con prohibición absoluta de visita y de recibir ningún tipo de información (diarios, radios, etc) ni vínculo con sus letrados.
El ministro de Seguridad Pública de Israel, Gilad Erdan, dijo que los presos “son terroristas y asesinos encarcelados que están recibiendo lo que merecen, y no hay motivos para negociar con ellos”.
Amenazó con que si siguen con esa huelga los van a llevar confinados a una cárcel en el desierto de Néguev.
Dicho sea de paso, es la zona donde Israel tiene reactores atómicos y una parte de su veintena de armas nucleares o más nunca inspeccionadas por la Organización Internacional de Energía Atómica que tanto persiguió a Irán.
Barghouti no estaba solo, mucho antes de comenzar con esta protesta. En 2013 su esposa fue a Sudáfrica y allí logró que un compañero de Nelson Mandela, Ahmad Kathrada, desde la misma cárcel de Robben Island donde aquél estuvo preso 26 años, lanzara una campaña internacional por la “Libertad de Barghouti y de todos los prisioneros palestinos”.
Desde entonces se han incorporado a esta campaña mundial ocho Premios Nobel de la paz, entre ellos el argentino Adolfo Pérez Esquivel, representantes de ciento veinte gobiernos y numerosas organizaciones humanitarias y culturales.
Es de esperar que la actual huelga de los palestinos motorice aún más dichos reclamos.
En Argentina también
Los datos sobre la cantidad de presos palestinos y sus impresionantes sufrimientos sensibilizan en buena parte del mundo, Argentina incluida.
El martes 2 de mayo el embajador palestino en Argentina, Husni Abdel Wahed convocó a una reunión informativa en Buenos Aires.
Durante media hora informó que el ejército de ocupación israelita mantenía hasta este abril de 2017 a 6.500 presos palestinos en los establecimientos carcelarios de Ramle, Hadarim, Nafha, Ramon, Ashkelon, Jalameh, Gilboa, Ha Sharon, Damon, Megido, Eshel, etc. De ese contingente prisionero, 57 son mujeres y de éstas 13 son niñas. Entre los hombres, detalló Wahed, 500 son menores de 12 años, edad en la que ya pueden quedar a disposición de tribunales militares.
Además de Barghouti hay otros 13 parlamentarios presos. Y otra irregularidad notable, que enfatizó, son las “detenciones administrativas”, que permiten detener sin juicio en forma “preventiva”, con prórrogas cada seis meses que en muchos casos se convierten en años. Así están 500 palestinos, con esa “ley” que data del 2000 y se aplica con más o menos rigor, según el nivel de las protestas nacionales e internacionales.
El diplomático palestino puntualizó la falta de atención médica en las cárceles israelitas, donde hay 200 enfermos terminales. Por eso los huelguistas piden por su salud y tratamientos gratuitos. Que los atiendan bien en el establecimiento o los lleven a los hospitales.
Desde las ocupaciones sionistas de 1967 hasta hoy han pasado por las cárceles unos 850.000 palestinos, que sobre una población total de 4 millones suman más del 20 por ciento.
Los datos sobre aquellos sufrimientos de un pueblo ocupado y contra el que el ocupante comete delitos de lesa humanidad, genocidio y crímenes de guerra, han suscitado denuncias en todo el mundo, incluido nuestro país (agosto de 2014 ante la fiscalía federal n°1 de Enrique Senestrari, Córdoba).
La huelga de prisioneros, que lleva 17 días, vuelve a poner este tema sobre el tapete.
La embajada de Israel, las cúpulas de la Daia y la AMIA, el lobby sionista, Clarín y los medios concentrados y el gobierno de Mauricio Macri, no dirán ni una palabra de la huelga.
O peor aún, repetirán las mentiras de Netanyahu de que todo es mentira de “los terroristas” palestinos.
No los asiste la verdad ni los ayuda la coyuntura, porque en estos días visitó Buenos Aires el historiador Ilan Pappé, nacido en Haifa (Israel), y brindó conferencias y publicó reportajes.
Este israelita exiliado en Reino Unido y profesor de la Universidad de Exeter, declaró ayer a Página/12:
“el sionismo es más peligroso que el ISIS (Estado Islámico), es la razón principal de la ausencia de paz y de reconciliación. Israel es un país colonialista”.
Pum. ¿Israel es más peligroso que el ISIS? Una bomba, y no la puso Barghouti.
Más de 800 presos palestinos llevan dieciséis días en huelga de hambre
El prolongado consumo de sólo agua y sal ha llevado a que veinte de ellos hayan sido trasladados a hospitales después de colapsar. El objetivo de la huelga es mejorar su situación dentro de los centros de detención, aumentar las visitas de los familiares y terminar la política de aislamiento
Un total de 843 presos palestinos en cárceles israelíes permanecen en huelga de hambre por décimo sexto día consecutivo para reclamar una mejora de las condiciones de su encierro, mientras aumenta la preocupación por su estado de salud.
El Servicio de Prisiones de Israel ha informado este martes de que 751 reos del partido nacionalista Al Fatah continúan la protesta, 39 de la Yihad islámica, 20 del Frente Popular para la Liberación de Palestina, 16 del Frente Democrático, 11 del movimiento islamista Hamás y 6 afiliados al Estado Islámico.
La agencia oficial palestina Wafa señaló que la salud de los huelguistas ha comenzado a deteriorarse y destacó que veinte de ellos han sido trasladados a hospitales después de colapsar por el prolongado consumo de solo agua y sal.
El pasado 16 de abril más de 1.200 presos se unieron a una huelga indefinida convocada por el carismático líder de Al Fatah, Marwan Barguti, para mejorar su situación dentro de los centros de detención, aumentar las visitas de los familiares, y terminar con la política de aislamiento y la detención administrativa usada por Israel para arrestar sin presentar cargos ni celebrar juicios.
Desde entonces, los palestinos en Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este han mostrado su apoyo a los huelguistas a través de diferentes concentraciones, el levantamiento de tiendas de solidaridad, la celebración de un "Día de la Ira" el pasado viernes o la convocatoria hace cinco días de una huelga general con un seguimiento masivo inusual en los últimos años.
El Comité Nacional en Apoyo a la Huelga de Prisioneros ha hecho un llamamiento para repetir un paro nacional este jueves.
También en las redes sociales circulan vídeos en los que particulares o famosos palestinos o del mundo árabe respaldan el gesto de los encarcelados sumándose al "Desafío Sal Agua".
El responsable de medios del Comité de Nacional, Abdul Fatah Duleh, dijo ayer que el Servicio de Prisiones israelí, que desde que comenzó la protesta aseguró oponerse a negociar con los presos, no ha encontrado un canal de comunicación alternativo con ellos que no incluya a Barguti.
Duleh criticó que Israel "trató de eludir el liderazgo de la huelga, pero chocaron con el consenso de los presos de tener a Barguti como líder", y alertó de las dificultades que tienen para saber cómo evoluciona la salud de los huelguistas por la suspensión de las visitas de familiares y abogados.
Por su parte, el gabinete de gobierno de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) decidió hoy enviar a Ginebra al ministro de Exteriores, Riyad al Maliki, para que debata sobre la situación de los presos con el Comité Internacional de la Cruz Roja.
Fuente: Agencia EFE
Periodistas, científicos, activistas de derechos humanos, e incluso un payaso están entre los palestinos actualmente detenidos en cárceles de Israel.
Veintiséis periodistas palestinos están detenidos o encarcelados, según datos de la Unión de Radios y Televisiones palestinas, el que más tiempo lleva encarcelado es Mahmoud Moussa Issa, que cumple condena desde 1994, cuando un tribunal israelí le impuso tres cadenas perpetuas por delitos de sangre y contra la seguridad del estado.
El último periodista arrestado hace sólo dos días en una redada del Ejército israelí en la ciudad cisjordana de Nablus, es Amin Abdul Aziz Abu Wardeh, de 48 años, director general del sitio web Asda, un centro palestino para el desarrollo y la libertad de prensa.
Según declaraciones de la esposa de Abu Wardeh, le requisaron teléfonos celulares y ordenadores, él ya había estado bajo prisión administrativa israelí durante casi un año.
Es importante dar a conocer que la “PRISIÓN, ARRESTO O DETENCIÓN ADMINISTRATIVA”, es una figura legal creada por Israel y altamente cuestionada por ONGs de derechos humanos porque permite la detención de una persona sin ser llevada a juicio por períodos prorrogables de seis meses, y en muchos casos sin conocer de que es acusado exactamente.
La Federación Internacional de Periodistas (FIP) se encontraba reunida en Moscú, aprobó un proyecto de resolución que había sido propuesto previamente por el Sindicato de Periodistas Palestinos (PJS, por sus siglas en inglés) en relación con los trabajadores de los medios encarcelados, y exigió ayer a Israel que libere a los 26 periodistas palestinos encarcelados bajo la controvertida figura de la “PRISIÓN, ARRESTO O DETENCIÓN ADMINISTRATIVA”, informó la agencia Quds Press.
La FIP que representa a 600 mil periodistas de todo el mundo, en su declaración enfatiza su respaldo a las “justas demandas” de los prisioneros palestinos, que han iniciado la tercera semana de una huelga de hambre en protesta por las duras condiciones bajo las que se encuentran detenidos.
Según Quds Press, la secretaría de la FIP pidió a sus miembros en todo el mundo, que se envíen mensajes al gobierno israelí exigiéndole que libere a los veintiséis periodistas detenidos, cinco de los cuales llevan en espera de juicio desde hace más de un año.
La FIP renovó su condena a los ataques israelíes contra periodistas palestinos; que pretenden “suprimir las libertades”, limitar su capacidad de movimiento e infligir abusos físicos. el Sindicato de Periodistas Palestinos, (PJS) describió la aprobación por la FIP de esta resolución, como “una nueva victoria para Palestina, sus prisioneros y sus periodistas”.
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