lunes, 10 de abril de 2017

El Desastre Europeo - La Europa de varias Velocidades abrirá aún más mas la brecha entre Países Ricos y Pobres

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El desastre europeo

“La Europa de dos o más velocidades”. 

Consigna de moda en la siempre opaca y confusa jerga empleada en los documentos comunitarios. 

Aunque la expresión no es nueva en la gramática de la Unión Europea (UE) –ha justificado, por ejemplo, la decisión de crear la Unión Económica y Monetaria (UEM)-, ha cobrado una renovada actualidad. 

Designa uno de los cinco escenarios contemplados en el Libro Blanco sobre el futuro de Europa; concretamente el tercero, denominado “Los que desean hacer más, hacen más”

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La idea es, básicamente, la siguiente. Para sacar de su letargo el denominado “proyecto comunitario”, hay que permitir -favorecer, incluso- que aquellos países dispuestos a avanzar en el proceso de integración económica e institucional den pasos en esa dirección.

Los defensores de esta estrategia sostienen que actuando de esta manera se conseguirían, cuando menos, dos objetivos. 

Por un lado, se despejarían incertidumbres en cuanto al futuro de la UE y de la UEM, pues los países de la primera velocidad, apostarían claramente por “Más Europa”; por otro lado, quedaría desbrozado el camino de aquellos que ahora no quieren o no pueden asumir ese plus europeo. 

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Todo ello abriría las puertas a una Europa potente y renovada capaz de enfrentar los desafíos de la crisis y zanjaría las dudas acerca de la propia viabilidad del referido proyecto comunitario.

Como tantas veces ocurre con el discurso dominante –y tantas veces pasa desapercibido, como si formara parte del sentido común- el lenguaje desliza un diagnóstico y plantea una alternativa, todo ello disfrazado de racionalidad indiscutible. 
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Utilizaré una metáfora estrechamente relacionada con las diferentes velocidades con las que se quiere avanzar en el proceso de integración comunitaria. 
Poner el énfasis en la velocidad significa omitir o ignorar que buena parte de los problemas de dimensión europea –con su inevitable reflejo en las dinámicas estatales- están relacionados con las características de los vehículos, los que los conducen, la posición de los que viajan en su interior y la carretera por la que circulan.
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Se meten con Orban por su política con los refugiados...
ésta es su respuesta.
En efecto, una primera cuestión en la que resulta obligado reparar es el muy desigual perfil estructural de las economías europeas (los coches). 
Algunas, con un potencial competitivo que las convierte en ganadoras indiscutibles de la dinámica integradora, dominada cada vez más por la lógica del mercado, que se ha impuesto sin paliativos sobre la lógica redistributiva de las instituciones. 
Otras, considerablemente más débiles, ocupan el cinturón periférico de Europa y están especializadas en productos de menos valor añadido y contenido tecnológico; estas se encuentran en inferioridad de condiciones a la hora de beneficiarse del mercado único y de la unión monetaria. 
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Asimismo, hay que tener en cuenta –y el discurso oficial pasa de puntillas sobre este asunto- que la gestión de la crisis impulsada desde Bruselas y aplicada por gobiernos –bien conservadores, bien socialistas- han hecho todavía más pronunciadas esas disparidades estructurales.
Desde que el neoliberalismo –las ideas y los intereses que lo encarnan- impera en Europa, a partir de los años ochenta del pasado siglo, las elites económicas, en connivencia con la clase política, han marcado el rumbo de las políticas públicas (los que conducen el coche). 
Más aún, los espacios propios de la política han sido paulatinamente ocupados por las grandes corporaciones y los grupos de presión que las representan, poniéndolos a su servicio. 
En este sentido, más que una disminución del papel del Estado, hemos asistido a la captura del mismo por parte de los poderosos; las puertas giratorias simbolizan la disolución de lo público en lo privado
La máxima y última expresión de la “corporatización” del proyecto europeo han sido las políticas llevadas a cabo durante los años de crisis; políticas que, sin disimulo, han fortalecido la posición de las oligarquías, tanto en lo económico como en lo político.
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Los estados de bienestar –la propia legitimidad de la construcción europea- residía en conseguir niveles crecientes de cohesión social (también en avanzar en la convergencia productiva y territorial). 
El crecimiento económico debía facilitar la consecución de esos objetivos. 
Lo cierto, sin embargo, es que en los años de auge las desigualdades han aumentado, poniendo en cuestión la capacidad y la voluntad redistributiva de las instituciones y el supuesto nexo automático existente entre crecimiento y equidad.
La irrupción de la crisis y la gestión oligárquica que se ha hecho de la misma han situado en cotas históricas la fractura social (la desigual posición de los que viajan en el coche). 
Los trabajadores, los grupos vulnerables y las clases medias –de las economías periféricas, sobre todo, pero también de las del Norte, donde la erosión social es asimismo manifiesta- han soportado los costes de la crisis. 
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En paralelo, se ha abierto camino un capitalismo de naturaleza esencialmente extractiva, en un contexto de moderado e insuficiente crecimiento y de debilitamiento y pérdida de legitimidad de aquellas instituciones cuyo cometido es promover políticas de igualdad y asegurar una redistribución de la renta y la riqueza.
Aunque el crack financiero evidenció los límites, las contradicciones y los efectos devastadores de la economía basada en la deuda y de las teorías económicas que las sustentaban, las políticas implementadas para gestionar y superar la crisis –la represión salarial, los ajustes presupuestarios, la desregulación del mercado de trabajo, los rescates bancarios, las privatizaciones- han seguido el relato y la hoja de ruta del pensamiento dominante (la carretera).
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Esas políticas –aunque, como he señalado, han proporcionado recursos y poder a las elites- han prolongado y agravado la crisis, sin que, finalmente, hayan conseguido una recuperación suficiente y sostenible de la actividad económica; son responsables de la generalización del empleo precario y del aumento del desempleo y la desigualdad, llevando las cuentas públicas a una situación de mayor fragilidad; también forma parte del pasivo de estas políticas la merma de potencial productivo y tecnológico de las economías, principalmente de las periféricas.
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En clave europea, las medidas exigidas desde la Troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) han agravado las asimetrías productivas y comerciales entre el norte y el sur, han impuesto un federalismo tecnocrático y autoritario –disciplina fiscal y unión bancaria-, han favorecido las tendencias desintegradoras –cuyo máximo exponente hasta ahora ha sido el Brexit-, el auge de la extrema derecha y los nacionalismos xenófobos, y han sido manifiestamente incapaces de abordar, respetando los derechos humanos y aplicando un principio de solidaridad, el drama de los refugiados y los flujos migratorios.
La complejidad de la problemática someramente apuntada en las consideraciones anteriores en absoluto se resuelve con la consigna de permitir o favorecer una Europa de varias velocidades. 
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Supone, en lo fundamental, más de lo mismo en lo que concierne al núcleo duro de las políticas económicas aplicadas hasta el momento, introduciendo en el engranaje institucional de la UEM algunas reformas, sesgadas y claramente insuficientes, para intentar preservar la zona euro, especialmente los intereses de lo que más se benefician de la misma, y un aumento del gasto militar. 
Por lo demás, en el Libro Blanco se plantean un conjunto de líneas de actuación, genéricas e imprecisas, en torno a las que, llegado el momento de su concreción, posiblemente ni siquiera se alcanzaría el consenso entre los llamados a formar parte del grupo de países de la primera velocidad.
Europa necesitaba y necesita, con urgencia, una acción política, solidaria y cooperativa, orientada hacia la convergencia productiva y territorial, la equidad social y la igualdad de género, la transición a una economía sostenible, la auditoría y reestructuración de la deuda pública, la gestión del problema de los refugiados, la persecución del fraude y de los paraísos fiscales, la creación de una hacienda comunitaria basada en el principio de progresividad, el aumento sustancial del presupuesto comunitario y la reforma en profundidad de la industria financiera. 
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¿Por qué no se ha recorrido ese camino? 
¿Por qué razón las políticas aplicadas han ido justamente en la dirección contraria?
 La respuesta es clara. No ha existido voluntad política…ausencia de voluntad que aparece de nuevo en la propuesta de una Europa de varias velocidades. 
En caso de avanzar en esa dirección, Europa, lejos de superar la esclerosis actual, daría un paso más, acaso decisivo e irreversible, hacia la desintegración.
Kaosenlared.net

“Aunque la salida de España sería dramática, el euro no es un sistema viable”


Si el dinero, hoy en día, se imprime de la nada y sin respaldo alguno... ¿ qué es lo que impide que no se imprima todo lo que el hombre necesita?

La única respuesta posible es...
 para que continúe el expolio sistemático de Sión y sus corporaciones de todos los recursos de los países, tanto públicos como privados.

La necesidad que implica la escasez de dinero, hace que muchos se vean obligados a vender por cuatro perras lo que otros compran, para más inri, con el dinero regalado sin interés alguno por la FED, BCE y Banco de Japón. 

Un dinero, que por cierto, se convierte en deuda, que luego, tenemos que pagar todos los demás religiosamente. 

Y por segunda vez y para más inri, deuda a la que encima no ayudan a pagar como debieran, ya que evaden todo lo que pueden y pagan lo mínimo, esos mismos que a través de la usura y nuestro dinero, no están dejando mas pobres que ratas.

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Decir que no hay dinero es tener poca vergüenza, y más cuando el BCE se dedica a imprimir miles de millones de euros todos los años.

El dinero es una ficción más o menos acordada. Y si no, que se lo pregunten al que creó el bitcoin, una moneda que sin respaldo alguno detrás, (ni estado, ni oro, ni bienes, ni ná), le ha hecho multimillonario.


El BCE rescata a la banca y empresas sionistas, pero no a a la economía real ni a las personas.

Es absurdo no pensar que si el BCE imprime lo que haya que imprimir para salvar bancos y empresas, no imprima un poco más para levantar la economía real y ayudar a reducir la desigualdad. 

Si no lo hace es porque de esta manera hace posible que continúe el expolio salvaje de patrimonio, bienes y recursos de países y particulares. Y para más inri, todo ello, con nuestro propio dinero creado de la nada a partir del BCE que se lo presta sin intereses y que deberemos pagar los demás por décadas religiosamente.

Si los estados siguen sin ayudar a la gente, seremos los mismos ciudadanos los que crearemos nuestra propia moneda para poder sobrevivir dignamente.

Armak de Odelot

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“Aunque la salida de España sería dramática, el euro no es un sistema viable”

Por Andrés Villena / Ctxt

Entrevista a Ann Pettifor / Economista. Autora de ‘La producción del dinero. Cómo acabar con el poder de los bancos’






La economía dominante no perdona a los disidentes.
Pese a que han sido muchos los economistas que, con gran acierto, previeron la crisis financiera, pocos han contado con la oportunidad de explicarla a una audiencia masiva. 
La consecuencia principal es que no hemos aprendido las principales lecciones. 
Una de éstas reside en la verdadera naturaleza del dinero. 
Ann Pettifor (Sudáfrica, 1947), directora del Policy Research in Macroeconomics (PRIME) y profesora honoraria de la City University de Londres, ha publicado La producción del dinero. Cómo acabar con el poder de los bancos (Los libros del lince, 2017), un brillante y accesible ensayo que desvela qué es el dinero y por qué no lo hemos sabido hasta ahora. 
Según Pettifor, tenemos mucho más poder del que pudiéramos imaginar, de modo que el “sí se puede” podría incluso adquirir categoría científica.
Si tuviera solo unos minutos para transmitir a la gente un mensaje sobre lo que el dinero es en realidad, ¿qué mitos dañinos trataría de derribar?
Creo que el más dañino es la concepción del dinero como una mercancía, como el oro, la plata… o el propio bitcoin
El dinero, en realidad es, esencialmente, una “promesa para pagar”. 
Lo que ha pasado es que el oro o la plata, en algunas ocasiones, han representado esa promesa. Es muy importante, para las mujeres en particular, una correcta comprensión del dinero, porque no es algo complicado. 
Cuando llevas tu tarjeta de crédito a una tienda, no la intercambias por una cámara de fotos, sino que la muestras y, al hacerlo, demuestras que se puede confiar en ti porque tienes un acuerdo con un banco. 
Esta confianza es lo que te otorga poder adquisitivo para comprar y lo que permite que el vendedor venda. 
Y tiene algo de magia, porque cuando utilizas la tarjeta, creas dinero de la nada, lo cual es maravilloso y, por ello, ha de ser correctamente regulado. Es importante que las mujeres sepan que nuestro sistema monetario ha sido capturado por una pequeña élite mayoritariamente compuesta por hombres.
Y, ¿cómo explicaría en términos sencillos esta captura del sistema monetario?
Imagina un pueblo de la antigüedad… por entonces ya existía el crédito. Imagina a una peluquera y a un hombre que se dedica a reparar los tejados. 
El hombre va a que la peluquera le corte el pelo y, a cambio, le promete pagarle reparándole el tejado. 
En el pueblo hay alguien en quien todo el mundo confía, pongamos, un sacerdote. 
Este le dice al hombre: “Tienes que cumplir tu promesa; si no lo haces, voy a ir a por ti”
Y entonces el hombre le repara el tejado a la peluquera. 
Pero la peluquera empieza a acumular diversas promesas de pago porque le ha cortado el pelo a mucha gente y su hijo, que está apostando en la plaza del pueblo con sus amigos, le pide la caja que contiene las promesas y le promete que va a apostar con ellas y que le va a devolver una cantidad aún mayor. Y ella le cree. 
Él se lo juega todo, lo pierde y vuelve a casa sin nada. 
Eso es nuestro sistema financiero: ¿dónde estaba el sacerdote para vigilar lo que estaba pasando? 
Nuestros economistas nos dijeron que no nos preocupáramos y determinadas personas se han apostado todas nuestras pensiones y ahorros y, además, los han perdido.
Nuestro sistema monetario ha sido capturado por una élite mayoritariamente compuesta por hombres
Es un ejemplo claro. Dice que siempre ha existido el crédito. Pero, ¿y el trueque? Está en todos los libros de texto de Economía… 
Los arqueólogos corroboran que hemos tenido sistemas crediticios desde hace más de cinco mil años; el trueque ha sido una excepción y se practicaba solamente con alguien a quien no conocieras, alguien en el que no confiaras. 
Lo normal ha sido siempre el crédito. El dinero es crédito. 
El problema es que si te crees que el dinero es como el oro, la consecuencia inmediata es que creerás que existe únicamente una determinada cantidad de dinero.
Lo que lleva automáticamente a esa idea de escasez tan propia de los economistas clásicos…
Exacto. Ten en cuenta que el dinero es un conjunto de promesas que yo realizo, y como ser humano puedo realizar muchas actividades para satisfacer una promesa. 
Si nuestra actividad económica queda limitada por la cantidad de oro existente, entonces aquellos encargados de gestionar el dinero nos dirán que “no hay dinero” para financiar un hospital, otra escuela, etc.
Los hombres que controlan el sistema financiero actual quieren que pensemos que hay una cantidad finita de dinero, cuando en realidad no es finita, en absoluto. 
Si podemos físicamente construir un hospital porque tenemos los recursos físicos y humanos, eso quiere decir que podemos hacerlo… y el dinero es el sistema social que nos permite llevarlo a cabo. 
Ahora bien, dado que es una herramienta poderosa y mágica en cierto sentido, es imprescindible que esté bien regulado: somos humanos e imperfectos, incumplimos promesas, engañamos… 
Hace falta un jefe de la tribu, un sacerdote o lo que sea para garantizar que las promesas se cumplan. 
La Iglesia, las leyes y los tribunales han controlado estas relaciones durante siglos, haciendo posible un sistema monetario que no habría podido existir de otra manera.

El Estado ha sido corrompido por las finanzas, que han viciado toda la sociedad
Podemos hacer lo que queramos… Pero si imprimimos dinero de manera poco prudente, provocaremos inflación…
Eso está muy marcado en la población. Si volvemos al pueblo antiguo del principio, imaginemos que la peluquera promete cortarle el pelo a todo el mundo en un día, algo que es imposible porque no tiene la capacidad física para realizarlo. 
Entonces se llega a la situación en la que dicha peluquera recibe demasiado dinero, pues ha hecho demasiadas promesas para los servicios que podía prestar. 
Entonces se produce inflación; del mismo modo, si dice que ya no puede cortar más el pelo a la gente, la cantidad de dinero se reducirá enormemente. 
Si haces más promesas de la cuenta o menos, incrementas o reduces la oferta monetaria, causando inflación o deflación, respectivamente.
Además, es importante no decir eso de “imprimir dinero”, porque el dinero no se imprime apenas
El 97% de las promesas de pago toman la forma de una tarjeta de crédito o de débito. 
Se trata de dinero bancario, intangible. El sistema debe estar bien gestionado. 
En España, por ejemplo, no se invierte, no se crea empleo, no se innova… no se hacen muchas de las cosas que se tendrían que estar haciendo para luchar contra el cambio climático. Y nos dicen que es porque “no hay dinero”Eso es ridículo. 
La idea de la escasez nos obliga a pensar que existe una determinada cantidad de dinero gestionada por alguien, un grupo de hombres que no nos da dinero porque hemos sido traviesos, como si fuéramos niños: eso es economía primitiva. 
Los bancos centrales no imprimen nada más que una mínima proporción del dinero que se utiliza. 
Desde que el Banco de Inglaterra fuera creado en 1694, sabemos que el sistema monetario funciona de otra manera completamente distinta, pero siempre ha habido un grupo de economistas que ha argumentado que el dinero residía en la cantidad de oro o de plata existente y que, por tanto, era finito.
Entonces la idea de la creación del dinero no es tan intuitiva… Hay que saber explicarla bien…
Esa idea monetarista de que es el banco central el que imprime el dinero es una mentira terrible. 
¿Sabes quién “imprime” dinero? Tú y yo. Cada vez que pedimos un préstamo, ayudamos a crear dinero. 
El banco tiene poder sobre mí, por supuesto: puede evaluarme y no concederme un préstamo, pero yo también puedo renunciar a pedirlo y el dinero no se creará. 
Todos somos creadores de dinero. 
Por eso, si la economía está mal y no tenemos confianza en ella, si no invertimos, entonces la oferta de dinero se contrae; por el contrario, cuando nos sentimos seguros sobre la economía o sobre nuestros políticos, como en 2007, entonces pedimos mucho dinero prestado y la oferta monetaria crece. 
Y esto es algo que muchos economistas no quieren entender. 
Pero hay más: el gobierno es también un prestatario que, al pedir dinero prestado, aumenta la oferta monetaria. 
De hecho, la tragedia de la “austeridad” es que ahora nos falta confianza, no pedimos prestado ni invertimos, muchos no trabajan, la oferta de dinero se contrae y, encima, el gobierno intenta deprimir aún más la economía. 
La combinación de la desconfianza y la austeridad gubernamental es la que provoca la devastación que supone la tasa de desempleo juvenil en España. 
Es una tragedia que, además, nos ha sido impuesta por los gobiernos, por el Banco Central Europeo y por la élite europea. ¿Por qué pasa esto? Porque las mujeres no entienden el problema y les dejan hacer.
Y lo que hacen, ¿lo hacen por ignorancia o lo hacen por ideología?
Se trata de una ideología, entendiendo esta como un conjunto de ideas que satisfacen a los intereses establecidos. 
Es posible que a alguien que no sea economista le cueste mucho entender lo que voy a decir a continuación: 
por lo general, los economistas no entienden ni explican el dinero, ni la deuda ni los bancos. 
Es algo que no aparece ni siquiera en los libros de texto. 
Incluso Paul Krugman, que es un buen economista en muchos sentidos, explica el dinero a partir del hecho de que el ahorrador deposita dinero en un banco y después llega otra persona y lo pide prestado
¡Es una idea medieval! ¡Eso no pasa desde 1694! 
¿Cómo es posible que alguien tan inteligente que sabe de economía no entienda eso?
Los ricos utilizan lo que entre todos hemos construido y no pagan nada por ello
Pero entonces hace mucho más daño Krugman difundiendo estos mitos sobre el dinero que cualquier economista ultraliberal…
¡Exactamente! Hemos tenido discusiones con Krugman y llega un punto en el que no quiere escuchar. 
Incluso he llegado a oír a un experto del Fondo Monetario Internacional afirmar que el dinero “es un asunto de tercer orden”. La profesión está en crisis: ¡es como si los físicos no comprendieran la ley de la gravedad! 
John Maynard Keynes, que era un capitalista anticuado que quería salvar al capitalismo de sí mismo, sí entendió la naturaleza del dinero, y le costaba mucho explicárselo a los demás. Es algo que nos provoca mucha emocionalidad, al estar tan relacionado con nuestra supervivencia.
El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, ha sido expuesto por los medios como el salvador del euro. 
Sin embargo, usted asegura que las políticas del BCE solo favorecen a los ricos. ¿Por qué?
En primer lugar, hemos de dar cierto crédito a Draghi, porque proporcionó confianza al tiempo que los planes de austeridad estaban dañando enormemente las economías nacionales. 
Pero es que él no puede hacer más, no tiene más herramientas y lo único que ha hecho ha sido rescatar a los banqueros. 
El QE (la expansión cuantitativa) ha permitido a los ricos pedir más dinero prestado para comprar activos como terrenos, pisos en Londres, obras de arte, etc. 
Solo los ricos pueden pagar estas cosas. 
Compran un picasso por 300.000 euros, lo ponen en una galería acorazada en Dubai y se compran otro por 600.000, manteniendo el primero como colateral. 
Entretanto, hay mucha gente parada debido a la austeridad y esto explica el enorme incremento de las desigualdades. 
Entonces no hay efecto “trickle down” (goteo de riqueza hacia las clases populares), para variar…
En absoluto. Mario Draghi ha ayudado a los bancos a incrementar sus préstamos y sus activos, pero no ha hecho que estos bancos presten en la economía nacional. 
Por ejemplo, los bancos españoles no están prestando en España sino en el resto del mundo. No prestan a la economía real porque no ven rentabilidad y, además, no tienen confianza debido a las políticas de austeridad. 
Yo tampoco prestaría en una economía tan débil: como banquera, estaría asustada. Y además, los bancos no están limpios del todo: mantienen muchas deudas. 
Para colmo y, a pesar de que son los contribuyentes los que los rescataron, los bancos están apostando –como los jóvenes del pueblo del ejemplo– y especulando con el dinero. 
Y esto no lo ha podido arreglar el Banco Central Europeoaquí tiene que entrar la política fiscal.
Hablando de la eurozona, la pregunta del millón para España, que aún no nos atrevemos a hacer en voz alta, es si nos iría mejor fuera del euro. ¿Qué opina sobre este tabú?
Hay un fuerte sentimiento en Europa de unión y de paz, principalmente por el sufrimiento padecido durante las dos guerras. Nadie quiere que eso se repita. 
Pero ahora Alemania domina la Unión Europea. Existe una separación entre el poder monetario y el fiscal que no sucede en el Reino Unido, donde el Banco de Inglaterra apoya al gobierno, manteniendo los tipos de interés al mínimo.

Los bancos están todos legalmente nacionalizados. Si no fuera por los contribuyentes, estarían en bancarrota
Pero es que encima, dirigentes como el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, demuestran con sus afirmaciones xenófobas que la arquitectura institucional de la zona euro no va a cambiar en absoluto…
Aquí se ve la ideología dominante en toda su plenitud: 
es obsceno considerar que naciones enteras estén formadas por perdedores y por mujeriegos. Soy una gran seguidora de la obra del economista John Law. 
Este, en 1704, se quejaba de que a los escoceses se les considerara perezosos y bebedores; Law replicaba afirmando que esto se debía en realidad al mal funcionamiento del sistema monetario. 
Law, antes que Adam Smith, entendió el sistema monetario y descubrió que era este el que hacía menos productivos a los escoceses. Desgraciadamente, trescientos años después esta ideología sigue viva.
¿Cree, entonces, que España podría organizarse mejor con una moneda propia?
Yo no abogo por una salida del euro, porque esto podría ser enormemente destructivo para España, ya que acumularía mucha deuda en una moneda fuerte… 
He estado muy activa en la Campaña por el Jubileo de la Deuda, defendiendo que hay una serie de países que no pueden pagar sus deudas y sobre los cuales la deuda permanece, limitando extraordinariamente su capacidad para desarrollarse. 
La Ley de Bancarrota impide que los responsables de las empresas que entran en esta situación vayan a la cárcel; la ley les protege, pero esto no pasa en modo alguno con los países. 
Debería haber un marco para resolver estas situaciones y, si España dejara el euro y se produjera una crisis de deuda, se debería poder arbitrar un mecanismo para resolver cómo se originaron determinadas deudas y quién es el responsable de cada una. 
Por otra parte, 
aunque la salida del euro por parte de España sería dramática, tampoco creo que el euro sea viable
demasiados intereses divergentes, tensiones sociales, desempleo, malestar y, además, el auge del fascismo.
Nuevos fascismos. ¿La victoria de Donald Trump o la amenaza de Marine Le Pen responden, en el fondo, a deudas que no pueden pagarse?
Sí. Yo no soy muy crítica con los votantes de Donald Trump, ya que respondieron a alguien que prometió protegerlos, algo que Clinton no hizo. 
Su victoria es el resultado  de una financiarización descontrolada de la economía, de la que se beneficia una pequeña élite que lo controla todo, igual que en 1929.
Aboga por un control público de las finanzas, pero incluso determinadas posiciones de la izquierda afirman que el Estado “es mal empresario y peor banquero”. Y luego están las fugas de capital…
Lo que pasa es que el Estado ha sido corrompido por el sistema financiero, que ha corrompido la vida social al completo, fíjate incluso en el deporte. Y respecto a la fuga de capitales, si bien es cierto que hemos permitido que los jovencitos que jugaban en la plaza con el dinero de la peluquera se lo llevaran a todas partes, también es cierto que deberíamos traer ese capital de vuelta. 
Nos van a decir que no se puede porque estos capitalistas tienen mucho poder, pero nosotros tenemos mucho poder también. 
Fíjate que los ricos van a Londres a realizar los contratos porque, como hemos visto, son el sistema legal y el judicial los que protegen los contratos de “promesas de pago”. 
Esa ley no te protege igual en países como Rusia, Filipinas o India. 
Entonces los ricos de estos países se vienen a Londres, que es precisamente donde con el dinero de los contribuyentes se han creado sistemas legales que protegen sus contratos financieros. 
A estos ricos hay que decirles que si utilizan nuestra infraestructura para que la ley les proteja, entonces tienen que traer el capital aquí y pagar los impuestos correspondientes. Y si no, no les permitiremos utilizar esta cobertura legal.
Los contribuyentes lo financiamos todo: la policía, el sistema legal, el judicial… los ricos utilizan lo que nosotros hemos construido y no pagan nada a cambio. 
Es el momento de que nos demos cuenta de nuestro poder y de que podemos impedirles utilizar de esa forma instituciones financiadas y construidas con nuestro dinero. 
Si quieren dinero fácil del Banco Central Europeo, entonces tienen que traer de vuelta sus capitales. 
Toda política requiere de límites y fronteras: si vives en EEUU, no puedes recibir una pensión inglesa. 
Las fronteras son importantes, pero la gran finanza odia estas fronteras, estos límites. Y tenemos que marcárselos.
Una última pregunta: ¿cree que Bankia podría ser nuestro primer banco público en un proceso de recuperación de las instituciones financieras si nos lo propusiéramos?
Por supuesto. De hecho, si no fuera por el BCE, todos los bancos estarían en bancarrota. En realidad, es como si todos los bancos estuvieran nacionalizados: 
el problema es que no ejercemos ningún poder sobre estos. Se comportan como si los contribuyentes no los hubieran salvado, y esto es culpa nuestra. 
Es una nacionalización legal que tenemos que convertir en real. No soy contraria a los rescates, pero sí creo que hay que ponerles términos y condiciones
Al no pedirles nada a cambio, no se pueden creer la suerte que han tenido y, como un niño mimado, están haciendo lo que les da la gana, y encima no se les castiga, por lo que perderán el control. 
El sistema financiero lo ha corrompido todo.
Kaosenlared.net

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Si nos han de robar, 
que sean otros y no los mismos de siempre

Si como votantes, no nos escuchan
como consumidores, lo harán
boicoetemos sus empresas.
Llevamos las de ganar. 

Como acabar con la ESTAFA de las ELÉCTRICAS... de una puta vez pasando de los Vendepatrias del Bipartidismo

Ante el robo continuo y escandaloso por parte de las eléctricas y sus abusos en el recibo de la luz
propongo... 
actuar todos unidos como consumidores
contratando TODOS 
o en su defecto una gran mayoría,
  otra compañia eléctrica que no sea ninguna de estas dos (ENDESA - IBERDROLA) y cambiarnos a otra cualquiera de las muchas ofertas que existen hoy en día.

De tal forma que no les quede otra a las grandes que plegarse a nuestras demandas de una tarifa más justa y mucho más barata
o atenerse a las consecuencias 
de seguir con su estafa.

En nuestra mano está que siga este robo o cortar por lo sano para que no nos sigan mangoneando

ARMAK de ODELOT

Canción del Indignado Global

(solo pá Mentes preclaras 

libres de Polvo y Cargas)

Si me han de matar que sea,
 un Trump que de frente va

  no un Obama traicionero, 

que me venga por detrás.


Éstos del bipartidismo, 

a nadie ya se la dan

Tanto monta, monta tanto,

ser sociata o liberal.


Que harto me tienen sus cuentos, 

de crisis y guerras sin más

Cuando no hay bandera que tape, 

la ansia de un criminal.


Daños colaterales son, 

inocentes masacrar

si lo hiciéramos con ellos, 

no habría ni una guerra más.


Por eso pasa que pasa, 

que nadie se alista ya

a no ser que la CIA pague,
 
como al ISIS del MOSAD


A mí, que nunca me busquen, 

ni me llamen pá luchar.

Que yo no mato por nadie. 

Yo mato por no matar.


La paz de los cementerios 

es la paz del capital

Si soy rojo es porque quiero, 

en vida, vivir en paz.


Hoy tan solo mata el hambre, 

del rico por tener más 

Con el cómplice silencio, 

de toítos los demás.


Que preferimos taparnos, 

los ojos pá no pensar

O mirar pá otro lado, 

pensando que el mal se irá.


Creer que lo que a otro pasa, 

no nos tiene que importar.

Cá palo aguante su vela, 

repetimos sin cesar.


Éste es el mantra egoísta 

que rula por la sociedad

como si lo que le pase a otro, 

no te pueda a tí pasar


Más todo, cuán boomerang vuelve, 

al sitio de donde partió

y tal vez ocupes mañana, 

el sitio que otro dejó.


Mil pobres ceban a un rico, 

otros mil le dan jornal,

y otros cuantos dan su vida 

porque todo siga igual. 


Que no me coman la oreja, 

que no me creo ya ná

de sus guerras, sus estafas, 

ni su calentamiento global


Tan solo vuestras mentiras, 

esconden una verdad

que unos pocos están arriba 

y abajo tós los demás.


Da igual que seas ateo, 

cristiano o musulmán.

Solo los elegidos, 

el paraíso verán.


Hay medios alternativos, 

amarillos muchos más.

Unos más rojos que otros. 

Los menos, de radikal.


Más todos tienen su cosa, 

y a todos hay que hojear

Que comparando se tiene 

opinión más general.


Qué de tó aprende uno. 

Nadie tiene la verdad.

Ser más papista que el Papa, 

no es garantía de ná.


Solo creo en lo que veo, 

díjome santo Tomás, 

que el que a ciegas se conduce, 

no para de tropezar.


Y al enemigo, ni agua, 

ni nunca contemporizar

No dudes, tarde o temprano, 

siempre te la jugará.


No hay que seguir a nadie 

y a todos hay que escuchar.

Si tu conciencia te guía, 

de nada te arrepentirás.


Dá gusto ver a los ricos, 

pegarse por serlo más

mientras en eso se hallen, 

quizás nos dejen en paz.


Si te crees o no sus mentiras, 

a ellos les dá igual.

Con tomarlas por veraces, 

les basta para actuar. 


Que no me cuenten más cuentos, 

que tós me los sé yo ya.

Se demoniza a cualquiera

que no se deje robar.



No basta con ser un santo, 

sino ser de"su santoral"

Como la cojan contigo, 

no te valdrá ni el rezar.


Pensamiento único llaman. 

Anteojeras pá no pensar

más que en la zanahoria. 

El palo irá por detrás.


Si no crees en lo dictado, 

anti-sistema serás

Y por mucho bien que hagas, 

te van a demonizar.


Que no me coman la oreja, 

que a mí, no me la dan.

Que me sé todos sus cuentos 

y también, cada final.


Si de cañon, quieren carne, 

pál matadero llevar

que busquen a otro tonto, 

que este tonto no va más



No se ha visto en tóa la historia, 

otra estafa sin igual.

Que la madre tóas las crisis, 

que creó el capital


Y cuando tan ricamente, 

uno estaba en su sofá

Relajado y a cubierto, 

de inclemencias y demás,


te cortan sin previo aviso

el grifo de tu maná. 


Y te dejan sin tus sueños,
 
sin trabajo y sin hogar


y pá colmo y regodeo 

de propios y extraños, van

y te dicen como aviso

que al rojo no hay que escuchar


que son peores que el lobo,

del cuento y mucho más

y que si vas y los votas

toíto te lo robarán.



Si como votantes, no nos escuchan

como consumidores lo harán.

Boicoetemos sus empresas

Llevamos las de ganar. 


Si no queda más remedio

que dejarnos de robar

que sea otro y no el de siempre

tal vez así, aprenderá


No hay pan pá tanto chorizo,

dicen, cuando lo que sobra es pan.

Lo que no hay es un par de huevos
 
pá que no nos choriceen más.


Resultado de imagen de eladio fernandez refugiados suecia

Ellos tienen de tó

los demás, cuasi-de-ná

mas ellos son cuatro mierdas

y nosotros sémos más.


La próxima revolución 

contra las corporaciones será

y si ésta no se gana 

no habrá ninguna ya más.

Quien sepa entender que entienda

lo que digo es pá mascar

despacio y con buena conciencia.

Mi tiempo no dá... pá más


Armak de Odelot


Dicen: 

No será televisada, 

la próxima revolución.

Más como nadie se fía 

de lo que se nos dice hoy en día,

pasamos los días enteros, 

tumbados en el sofá

delante la caja tonta,

 por no perder el momento
del pase de la procesión 
que tós llevamos por dentro