¿Qué consecuencias trae el fin de la neutralidad de la Red y cómo afecta a España?
La Comisión Europea asegura que seguirá protegiendo la neutralidad de Internet en Europa
- "Garantizamos que todo el tráfico sea tratado de manera igualitaria", dijo este organismo en Twitter.
- Añadió que "cada europeo debe poder tener acceso a un internet abierto" y dejó claro que en la UE no se puede "bloquear o discriminar el contenido".
- El Gobierno de EE UU aprueba suprimir la neutralidad de la red.
La Comisión Europea (CE) aseguró este viernes que "continuará protegiendo la neutralidad de la red" en el territorio de la Unión Europea (UE), después de la decisión de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) estadounidense de aprobar la supresión de la neutralidad de internet.
"Seguiremos protegiendo la neutralidad de la red en Europa, garantizando que todo el tráfico sea tratado de manera igualitaria", indicó la CE en la red social Twitter.
Añadió que "cada europeo debe poder tener acceso a un internet abierto", y dejó claro que en la UE no se puede "bloquear o discriminar el contenido, las aplicaciones o los servicios en línea".
We will continue to protect #NetNeutrality in Europe, ensuring that all traffic is treated equally:— European Commission (@EU_Commission) 15 de diciembre de 2017
→ Every European must be able to have access to the #openinternet
→ No blocking or discrimination of online content, applications and serviceshttps://t.co/dSUM6wYwhu pic.twitter.com/r4Tmv2oy0i
En junio de 2015 la UE aprobó por primera vez una normativa para proteger la neutralidad de la red, de manera que los internautas pudieran acceder a los contenidos de su elección sin que éstos fueran bloqueados o degradados (por ejemplo, ralentizados en velocidad) de manera injusta.
Además, la legislación prohibía que pagar por el acceso a esos contenidos o servicios pudiera suponer una prioridad o privilegio para llegar a ellos.
Esa norma preveía que todo el tráfico en internet sea "tratado de igual manera" con únicamente una serie de "excepciones estrictas y claramente identificadas con el interés público".
La FCC, con mayoría republicana, aprobó este jueves por tres votos a favor y dos en contra —los demócratas— acabar con el principio de "neutralidad de la red" abanderado en 2014 por el entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y ratificado en una norma en 2015.
Esta regulación impedía que las compañías proveedoras de internetpudieran bloquear o ralentizar a su antojo cualquier portal de la red, sin importar el tipo de contenido del que se trate.
De esta forma, cuando se haga efectiva la nueva norma, las proveedoras del servicio tendrán libertad para bloquear o reducir la velocidad de carga de las webs, con la única supeditación de que lo hagan público como parte de la exigencia de transparencia que sí mantiene la nueva regla.
¿Qué consecuencias trae el fin de la neutralidad de la Red y cómo afecta a España?
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- diciembre 13º, 2017
EEUU se prepara para adoptar un cambio de paradigma.
Será un nuevo escenario porque todo cambiará, empezando por la manera de entender las comunicaciones y siguiendo por las (nuevas) relaciones que se establezcan entre usuarios y proveedores de Internet.
El destino de la Red se encuentra escrito en 210 folios, los mismos que el jueves 14 presentará Ajit Pai, el presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC), ante el Congreso.
Donald Trump cuenta con mayoría republicana allí, por lo que es previsible que la nueva norma sea aprobada con el apoyo de dos tercios de la Cámara de Representantes.
"Si se revocan las leyes de neutralidad de Red en EEUU (...) los proveedores de Internet (...) podrían decidir qué empresas tendrán éxito en Internet, qué voces son oídas y cuáles son silenciadas", escribe en eldiario.es Tim Berners-Lee, uno de los considerados padres de la World Wide Web.
La neutralidad de la Red es el principio que impide que Internet se convierta en un negocio. Es la barrera que evita que los proveedores de Internet (habitualmente conocidos como ISPs o Internet Service Providers) se enriquezcan modificando la calidad de los accesos, su disponibilidad o la velocidad.
En definitiva, es la ley no escrita que obliga a estos proveedores a tratar todo el tráfico por igual, independientemente de donde venga.
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- diciembre 13º, 2017
EEUU se prepara para adoptar un cambio de paradigma.
Será un nuevo escenario porque todo cambiará, empezando por la manera de entender las comunicaciones y siguiendo por las (nuevas) relaciones que se establezcan entre usuarios y proveedores de Internet.
El destino de la Red se encuentra escrito en 210 folios, los mismos que el jueves 14 presentará Ajit Pai, el presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC), ante el Congreso.
Donald Trump cuenta con mayoría republicana allí, por lo que es previsible que la nueva norma sea aprobada con el apoyo de dos tercios de la Cámara de Representantes.
"Si se revocan las leyes de neutralidad de Red en EEUU (...) los proveedores de Internet (...) podrían decidir qué empresas tendrán éxito en Internet, qué voces son oídas y cuáles son silenciadas", escribe en eldiario.es Tim Berners-Lee, uno de los considerados padres de la World Wide Web.
La neutralidad de la Red es el principio que impide que Internet se convierta en un negocio. Es la barrera que evita que los proveedores de Internet (habitualmente conocidos como ISPs o Internet Service Providers) se enriquezcan modificando la calidad de los accesos, su disponibilidad o la velocidad.
En definitiva, es la ley no escrita que obliga a estos proveedores a tratar todo el tráfico por igual, independientemente de donde venga.
¿Cuáles serán las consecuencias?
Serán muchas, pero las más importantes afectarán directamente a la forma de navegar en Internet de los usuarios estadounidenses.
Los chicos de Break the Internet, una organización activista contra el fin de la neutralidad de la Red, han imaginado cómo será Internet después del día 14 de diciembre.
En primer lugar, los grandes proveedores de telecomunicaciones de los EEUU, entre los que se encuentran Comcast, Verizon y AT&T podrán bloquear contenido, ralentizar servicios y establecer un Internet de dos velocidades. Y todo esto sin olvidar la proliferación de servicios de zero rating.
En el paquete de medidas se incluye la más que previsible prohibición de BitTorrent, el programa para descargar archivos a través de P2P (peer to peer).
Es la segunda parte de un capítulo que ya enfrentó en 2008 a Comcast contra el software de intercambio de archivos, a pesar de que por aquel entonces la FCC disuadiese al proveedor de comunicaciones de seguir adelante en su intento de bloqueo.
Esto es importante en un país en el que más de la mitad de los norteamericanos (el 51%) no tienen opción a la hora de decidir qué compañía de Internet contratan. El fin de la neutralidad de la Red también permitirá que los ISP puedan qué servicios quieren ofrecer y cómo. El quién, naturalmente, será el usuario; que en función de lo mucho (o poco) que pague accederá a una oferta más o menos variada de servicios.
Y de la misma forma que un ISP podrá optar por cerrar o abrir más el ancho de banda, también podría crear un Internet de dos velocidades.
Uno para los ricos y otro para los pobres, uno con autopistas de peaje y otro con carreteras comarcales, donde las grandes empresas fueran tratadas mejor por el simple hecho de ser multinacionales prestigiosas, en pos de las pequeñas con no tantos medios ni recursos a su disposición para pagar un Internet "premium".
La neutralidad de la Red es lo que garantiza que el ISP trate de la misma forma un contenido de Netflix que otro de Movistar+, por eso el acuerdo en ciernes entre Time Warner y AT&T (el segundo ISP en EEUU) atenta contra ese principio. Hace varias semanas, la Justicia estadounidensebloqueó la fusión entre ambas al considerar que vulneraba la competencia.
Serán muchas, pero las más importantes afectarán directamente a la forma de navegar en Internet de los usuarios estadounidenses.
Los chicos de Break the Internet, una organización activista contra el fin de la neutralidad de la Red, han imaginado cómo será Internet después del día 14 de diciembre.
En primer lugar, los grandes proveedores de telecomunicaciones de los EEUU, entre los que se encuentran Comcast, Verizon y AT&T podrán bloquear contenido, ralentizar servicios y establecer un Internet de dos velocidades. Y todo esto sin olvidar la proliferación de servicios de zero rating.
En el paquete de medidas se incluye la más que previsible prohibición de BitTorrent, el programa para descargar archivos a través de P2P (peer to peer).
Es la segunda parte de un capítulo que ya enfrentó en 2008 a Comcast contra el software de intercambio de archivos, a pesar de que por aquel entonces la FCC disuadiese al proveedor de comunicaciones de seguir adelante en su intento de bloqueo.
Esto es importante en un país en el que más de la mitad de los norteamericanos (el 51%) no tienen opción a la hora de decidir qué compañía de Internet contratan. El fin de la neutralidad de la Red también permitirá que los ISP puedan qué servicios quieren ofrecer y cómo. El quién, naturalmente, será el usuario; que en función de lo mucho (o poco) que pague accederá a una oferta más o menos variada de servicios.
Y de la misma forma que un ISP podrá optar por cerrar o abrir más el ancho de banda, también podría crear un Internet de dos velocidades.
Uno para los ricos y otro para los pobres, uno con autopistas de peaje y otro con carreteras comarcales, donde las grandes empresas fueran tratadas mejor por el simple hecho de ser multinacionales prestigiosas, en pos de las pequeñas con no tantos medios ni recursos a su disposición para pagar un Internet "premium".
La neutralidad de la Red es lo que garantiza que el ISP trate de la misma forma un contenido de Netflix que otro de Movistar+, por eso el acuerdo en ciernes entre Time Warner y AT&T (el segundo ISP en EEUU) atenta contra ese principio. Hace varias semanas, la Justicia estadounidensebloqueó la fusión entre ambas al considerar que vulneraba la competencia.
¿Cómo nos afecta en España?
El profesor en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Deusto e investigador en el grupo Deusto LearningLab, Pablo Garaizar, explicaba hace unos días en la Cadena SER que "hay algunos motivos para preocuparse".
Se refería sobre todo al creciente dominio de las grandes empresas de Internet y a la cada vez mayor penetración de las Redes sociales en casi todos los ámbitos para explicar la falsa ilusión de "variedad en la oferta" que estas dan y cómo, al final, todas pertenecen a unas pocas empresas donde "el ganador se lo lleva todo".
Una consecuencia son los llamados servicios de zero rating, donde el proveedor de Internet ofrece un "paquete" con un coste muy por debajo del mercado, segmentando así su oferta y a sus usuarios, que en función del servicio que quieran (o que puedan pagar) disfrutan de una u otra cosa.
Es lo mismo que Vodafone anunció este verano a través de sus "pases", en los que oferta un pack de servicios determinado en base a los gustos del usuario.
El problema llega cuando se están primando unos servicios sobre otros en función del pase escogido, se cobra más al elegir una oferta con contenidos HD o la misma empresa acota qué entra en cada categoría.
A pesar de que España, al considerarse parte de la Unión Europea, está sometida a una legislación diferente, grandes cantidades de tráfico se intercambian diariamente con proveedores estadounidenses. Por poner un ejemplo, Adobe, Pepsi y Unilever fueron multadas en julio del año pasado al ser cazadas transfiriendo ilegalmente nuestros datos con EEUU.
Las tres empresas actuaron dentro siguiendo las directrices del Safe Harbour, el antiguo acuerdo de protección de datos que en octubre del 2015 fue prohibido gracias a Max Schrems, que demostró que nuestros datos no estaban seguros en suelo estadounidense.
En el verano del año pasado se aprobó el Privacy Shield como sustituto del anterior, algo que tampoco convenció a expertos, working parties (grupos de trabajo) ni al propio Schrems, que calificó a la UE y al gobierno de Barack Obama de "miserables".
El Internet que conocemos ya no volverá a ser el mismo. Al menos siempre nos quedará ese magnífico texto de Martin Niemöller que empieza diciendo eso de "primero vinieron a por los comunistas, y yo no hablé porque no era comunista...".
Foto por: La decisión generó protestas en Estados Unidos
REUTERS
Las grandes empresas de telecomunicaciones como Comcast pueden ser las grandes beneficiarias de las nuevas reglas.
El profesor en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Deusto e investigador en el grupo Deusto LearningLab, Pablo Garaizar, explicaba hace unos días en la Cadena SER que "hay algunos motivos para preocuparse".
Se refería sobre todo al creciente dominio de las grandes empresas de Internet y a la cada vez mayor penetración de las Redes sociales en casi todos los ámbitos para explicar la falsa ilusión de "variedad en la oferta" que estas dan y cómo, al final, todas pertenecen a unas pocas empresas donde "el ganador se lo lleva todo".
Una consecuencia son los llamados servicios de zero rating, donde el proveedor de Internet ofrece un "paquete" con un coste muy por debajo del mercado, segmentando así su oferta y a sus usuarios, que en función del servicio que quieran (o que puedan pagar) disfrutan de una u otra cosa.
Es lo mismo que Vodafone anunció este verano a través de sus "pases", en los que oferta un pack de servicios determinado en base a los gustos del usuario.
El problema llega cuando se están primando unos servicios sobre otros en función del pase escogido, se cobra más al elegir una oferta con contenidos HD o la misma empresa acota qué entra en cada categoría.
A pesar de que España, al considerarse parte de la Unión Europea, está sometida a una legislación diferente, grandes cantidades de tráfico se intercambian diariamente con proveedores estadounidenses. Por poner un ejemplo, Adobe, Pepsi y Unilever fueron multadas en julio del año pasado al ser cazadas transfiriendo ilegalmente nuestros datos con EEUU.
Las tres empresas actuaron dentro siguiendo las directrices del Safe Harbour, el antiguo acuerdo de protección de datos que en octubre del 2015 fue prohibido gracias a Max Schrems, que demostró que nuestros datos no estaban seguros en suelo estadounidense.
En el verano del año pasado se aprobó el Privacy Shield como sustituto del anterior, algo que tampoco convenció a expertos, working parties (grupos de trabajo) ni al propio Schrems, que calificó a la UE y al gobierno de Barack Obama de "miserables".
El Internet que conocemos ya no volverá a ser el mismo. Al menos siempre nos quedará ese magnífico texto de Martin Niemöller que empieza diciendo eso de "primero vinieron a por los comunistas, y yo no hablé porque no era comunista...".
Foto por: La decisión generó protestas en Estados Unidos |
REUTERS
Las grandes empresas de telecomunicaciones como Comcast pueden ser las grandes beneficiarias de las nuevas reglas.
Qué consecuencias tendrá el fin de la neutralidad de internet en Estados Unidos (y cómo afectará al resto del mundo)
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- diciembre 16º, 2017
El mundo digital se estremeció este jueves en Estados Unidos.
La Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por sus siglas en inglés) de ese país anunció la derogación total de las normas de neutralidad de internet aprobadas por el gobierno de Barack Obama en 2015, que impedía que las compañías proveedoras cobraran tarifas adicionales por un acceso más rápido a ciertos contenidos en la red.
Básicamente, estaban en la obligación de tratar a todo el universo digital por igual, lo que, en términos políticos, significaba que las autoridades aseguraban que las empresas que suministran el servicio no bloquearan, ralentizaran o discriminaran de alguna manera algún contenido o aplicaciones.
Con la nueva ley, todo cambiará.
Las empresas que suministran el servicio tendrán a partir de ahora la libertad de experimentar con nuevos precios, priorizar o bloquear contenido, sin tener que rendir cuentas.
Esto podría tener grandes beneficios para las compañías proveedoras, según explica a BBC Mundo Ryan Singel, experto en neutralidad de la red del Centro de Estudios de Internet y la Sociedad de la Universidad de Stanford.
Y esto se debe, comenta, a que tradicionalmente el mercado telefónico de Estados Unidos ha sido muy poco competitivo.
“Tenemos solo cuatro grandes compañías que suministran internet inalámbrico y de banda ancha, lo cual es terrible.
El 51 % de los estadounidenses solo tiene una opción para elegir su servicio de Internet“, añade.
Con este nuevo modelo, se estima que esas compañías podrán recaudar mucho más dinero de parte de los cibernautas y también invertir en mejoras para su servicios.
“Al quitar las restricciones, estos proveedores serán los principales beneficiados, aumentarán sus ganancias, se volverán más competitivas y esto les permitirá expandirse y mejorar el servicio o llevarlo a comunidades más pequeñas”, comenta el experto.
Pero si para las compañías traerá beneficios y en teoría ayudará a pequeñas comunidades a tener mayor acceso a la red, ¿cuáles serán las consecuencias que esto podría tener para la gran mayoría los usuarios o para las empresas que utilizan los servicios de Internet en Estados Unidos?
Y ¿cómo puede afectar esto al resto del mundo?
Subida de los precios de conexión
De acuerdo Singel, uno de los primeros efectos será una subida en los precios de conexión.
Sin embargo, el especialista explica en entrevista con BBC Mundo que las principales consecuencias no se van a hacer visibles de forma inmediata y que no tendrán un efecto “directo” sobre los usuarios corrientes, aunque serán estos los mayores afectados.
“El voto aprobado este jueves permite a las grandes compañías proveedoras de internet buscar vías para cargar más dinero a las empresas que están en línea. Es decir, les permitirá subir los precios si quieren tener un acceso más rápido a internet”.
Hasta ahora, cualquier empresa que quisiera utilizar la red podía hacerlo independiente de su poder o envergadura.
Tenía el mismo derecho un joven programador de un pueblo de Massachusetts que quisiera abrir un blog o crear una aplicación sobre los beneficios de la apicultura que un gigante como Google.
Pero a partir de ahora, las empresas podrán discriminar a qué usuarios le dan un mayor ancho de banda o a quiénes limitarán o cortarán los servicios.
Para los usuarios
“Es bueno decir que las primeras consecuencias no caerán directamente sobre los individuos. La forma más rápida de hacer dinero es detrás de las compañías que están en la red, lo que a su vez, se reflejará en la experiencia de internet de los usuarios comunes“, comenta Singel.
El problema, añade, es que lo anterior hará que los servicios que utilizamos en línea, como los de streaming (para ver videos o escuchar música) se vuelvan mucho más caros también.
“Netflix, por ejemplo, se volverá más cara.
Como tendrán que pagar tarifas más altas por utilizar internet de mejor calidad para ofrecer sus servicios, necesitarán cobrar más también a sus usuarios para mantenerlo.
Así que veremos que Internet se volverá mucho más caro en los servicios por los que pagas“, explica el especialista de la Universidad de Stanford.
Otros servicios, como los de ventas en línea, también pueden experimentar una subida de precios: al tener que pagar más por el servicio de internet, subirán también los precios en los productos.
De igual forma, como unas compañías se beneficiarán por sobre otras, las más grandes, como Amazon, se verían beneficiadas, mientras pequeños emprendedores verán dismunuidas sus posibilidades de venta.
Asimismo, el especialista considera que, en general, se podría generar un “internet diferenciado” para quienes puedan pagar más y para quienes paguen menos.
“Como sucede en algunos países podremos encontrarnos que los servicio de Internet se vendan en “paquetes”, como sucede con los planes de teléfono o los canales de televisión, agrupados según el proveedor”, afirma.
Pero no quedará ahí.
Menos variedad
Singel advierte que habrá también menos servicios gratuitos: dado que las empresas que ahora ofrecen este tipo de utilidades tendrán que pagar más, si no cobran más se harán inviables desde el punto de vista económico.
Esto, dice, no afectará demasiado a las grandes compañías que puedan pagar por esto.
Sin embargo, podría significar el fin de empresas más pequeñas o el fracaso de nuevos proyectos en la red.
“Dado que los precios para tener un mejor internet subirán y los proveedores lo podrán controlar a su antojo hará que haya menos compañías nuevas en la red, habrá menos variedad y hará que el poder se siga concentrando en los gigantes de internet y que haya menos posibilidades para la innovación y para la pluralidad”, dice.
“Será una internet más controlada por las empresas más poderosas, habrá menos posibilidades para que emprendedores digitales hagan sus proyectos y limitará en general la libertad y variedad de la red”, dice.
Censura
Otro de los puntos más controvertidos de esta nueva ley es que las compañías proveedoras de servicios de internet podrán bloquear o censurar contenidos por cualquier motivo.
“Si Comcast y Verizon, por ejemplo, deciden que nosotros no queremos tener sitios que venden armas, pueden bloquear esos sitios.
En las reglas anteriores, las compañías estaban obligadas a mantener en sus servidores cualquier página independientemente que estuvieran a favor o contra de sus contenidos. Ahora todo eso cambia”, comenta Singel.
Durante la ley anterior, cualquier servicio y cualquier aplicación eran legales dentro de las leyes estadounidenses y nadie podía interferir en eso sin una orden judicial o federal. Ahora esta prerrogativa pertenece también a los proveedores de servicio.
“Cualquier empresa o bloguero, por ejemplo, que abogue por discursos controversiales u opiniones polémicas podría ver censurada o bloqueada su web“, dice .
Pero como internet es un fenómeno global, las consecuencias no se quedarán solo para Estados Unidos.
Consecuencias mundiales
De acuerdo con Singel, la falta de variedad de internet y una red “más aburrida” serán una de las principales consecuencias a nivel global de la eliminación de la neutralidad de la red en Estados Unidos.
Otras de las perdedoras serán las empresas o incluso usuarios extranjeros que alberguen información en servidores de ese país.
“Si una empresa extranjera desea utilizar los servicios de internet estadounidenses para llegar a más usuarios en ese país, puede encontrarse que no tendrá la misma capacidad de distribución de sus contenidos que una empresa local o que un gigante de internet”, dice.
Las posibilidades de entrar en el mercado digital estadounidense, afirma el experto, se harán más difíciles, burocráticas y llevará procesos en los que serán los proveedores de internet quienes tendrán la última palabra.
Un efecto similar para las empresas, innovadores, pequeños emprendimientos o aplicaciones que busquen alojar información en servidores estadounidenses: podrían encontrar que la velocidad para acceder a ellos se ralentice o aumente.
A partir de ahora, la naturaleza o tamaño de la empresa garantizará que tenga un mejor o peor servicio de internet.
“Hay compañías que están fuera de Estados Unidos a las que se les podrá pedir que paguen más también si quieren llegar a clientes de Verizon o a Comcast, por ejemplo, si quieren llegar a usuarios de esas compañías”, dice.
Consecuencias simbólicas
Por otra parte, el experto señala que las consecuencias no quedan solo en el plano práctico.
“Por mucho tiempo, Estados Unidos había sido un líder en neutralidad de Internet, un ejemplo internacional.
La ley firmada por Obama para regular internet en 2015 se volvió un hito a nivel internacional”, afirma.
La nueva ley, según Singel, constituye “un muy mal mensaje para el resto del mundo, porque muestran cómo las grandes compañías telefónicas pueden dictar a los gobiernos lo que tienen que hacer”.
Pero, según Singel, también podría tener consecuencias políticas al interior de la sociedad estadounidense.
“Es bueno aclarar que es un medida que se toma pese a una amplia oposición de la opinión pública, de los expertos y que trasciende incluso la clásica división de opiniones entre republicanos y demócratas”, afirma
Una encuesta publicada esta semana por la Universidad de Maryland indicó que el 83% de los estadounidenses se oponía al cambio de la ley. Solo entre los republicanos, el nivel de oposición era de 75%.
“Esto, lógicamente, es negativo también para la imagen del gobierno, porque es algo que el pueblo no quería, pero que no los escuchó y lo aprobó de todas formas.
Eso no es una buena forma de hacer a la gente creer en la democracia y en los procesos democráticos”, concluye.
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