Hace algunos días el antiguo Primer ministro de Asuntos extranjeros de Qatar, Hamad Bin Jassim, anunciaba en una entrevista a la BBC que su país venía otorgando toda clase de asistencia a los grupos armados de oposición en Siria vía Turquía desde hace años.
Qatar no era el único país que apoyaba a las fuerzas anti-Assad, también se encontraban los Estados Unidos, Arabia Saudita, Jordania, Emiratos Árabes Unidos y Turquía.
Todo comenzó en el año 2007 después de la derrota humillante sufrida por Israel en el Sur del Líbano ante la resistencia de Hezbollah en 2006.
Según el antiguo Primer ministro qatarí, Qatar estuvo a cargo de lo que él llama “el expediente sirio” al servicio de Estados Unidos y de Arabia Saudita, señalando que tenía acceso a los documentos americanos y saudíes sobre la puesta en escena de una “guerra civil siria”.
Hamad Bin Jassin reveló que las armas y el material fueron distribuidos a diversos grupos de oposición vía Turquía.
Estas operaciones eran una rutina para las operaciones americanas, turcas y sauditas en ese país.
Al mismo tiempo la base aérea de Incirlik albergaba un cuartel general de operaciones conjuntas, donde los oficiales de Inteligencia de EEUU, Turquía, Arabia Saudita, Emiratos Árabes, Marruecos, Jordania, Israel, Francia, Turquía y Gran Bretaña debían coordinar las operaciones en Siria.
Washington envió hasta 6 satélites de reconocimiento especiales, para que los oficiales pudieran observar 24 horas sobre 24 horas el conjunto del territorio sirio.
Este centro de mando operacional estaba encargado de las operaciones militares en el norte de Siria.
En lo que concierne a las operaciones al sur de Siria, Washington creó para coordinarlos un centro de mando similar en la King Hussein Air Base en Jordania, donde los oficiales de Jordania, Israel, Estados Unidos, Gran Bretaña, Arabia Saudita, Emiratos Árabes y Qatar tenían que unir sus esfuerzos para intentar derrotar el gobierno sirio.
Algunos de estos fondos fueron robados por varios comandantes de campo que se hicieron millonarios de la noche a la mañana.
Además, se invirtieron considerables cantidades de dinero en los intentos de sobornar a los jefes militares sirios para que traicionaran a su país o abandonaran sus posiciones.
En promedio, un oficial sirio recibiría de 15 a 30 mil dólares por su traición.
A la luz de estas revelaciones es obvio que la supuesta "revuelta civil" siria ha sido en realidad una maniobra ejecutada mediante una inversión multimillonaria en infames recursos para arruinar y destruir un país soberano, algo que constituye una grave violación de las normas del derecho internacional y de la Carta de las Naciones Unidas, y que ha causado la muerte de cientos de miles de personas.
(Fuente: https://journal-neo.org/; visto enhttp://www.verdadypaciencia.com/)
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