Activistas de la Alianza de Oposición contra la Dictadura mantienen protestas desde tempranas horas de este jueves en Tegucigalpa y otras ciudades del país contra un supuesto ‘fraude’ en los comicios. EFE/José Valle
Honduras: Guía para comprender una Crisis que los medios ocultan y callan
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- mayo 12º, 2017
A pesar de encontrarse bajo toque de queda y de llevar más de una semana sin presidente después de que se celebrasen las elecciones, Honduras no está en el centro de atención informativa internacional. Nunca lo ha estado.
Sin embargo, el país centroamericano, conocido sobre todo por estar a la cabeza en índices de homicidios, vive una situación dramática. Aquí, algunas claves para quienes Honduras solo les suena por el ‘lipsus linguae’ de Federico Trillo ante las tropas de El Salvador en 2009. Con perdón del chascarrillo, lo que ocurre en el país centroamericano no es ninguna broma.
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- mayo 12º, 2017
A pesar de encontrarse bajo toque de queda y de llevar más de una semana sin presidente después de que se celebrasen las elecciones, Honduras no está en el centro de atención informativa internacional. Nunca lo ha estado.
Sin embargo, el país centroamericano, conocido sobre todo por estar a la cabeza en índices de homicidios, vive una situación dramática. Aquí, algunas claves para quienes Honduras solo les suena por el ‘lipsus linguae’ de Federico Trillo ante las tropas de El Salvador en 2009. Con perdón del chascarrillo, lo que ocurre en el país centroamericano no es ninguna broma.
1. Quién es quién entre los candidatos
Las elecciones, que tuvieron lugar el 26 de noviembre, fue una batalla entre dos. Por un lado, Juan Orlando Hernández (popularmente conocido como JOH), del derechista Partido Nacional y actual presidente.
Según la Constitución hondureña, la reelección no está permitida. Sin embargo, un fallo del Tribunal Superior de Justicia de 2015 avaló la candidatura. Aliado de EEUU y partidario de la ‘mano dura’ contra la violencia, su hermano ha sido vinculado al narcotráfico.
Desde que llegó al poder ha copado los diversos estamentos del Estado hasta controlarlos casi por completo.
Por otro lado, Salvador Nasralla, un outsider que ha sido empresario y comentarista deportivo, que fundó su propia formación en 2003, el Partido Contra la Corrupción (PaC) del que fue expulsado y que ha terminado como candidato de la izquierdista Alianza de Oposición contra la Dictadura.
Esta coalición la forman Libre, el partido del depuesto en 2009 José Manuel Zelaya y el Partido Innovación y Unidad (PINU). Su campaña se ha centrado en denunciar la corrupción, alertar de las ilegalidades de su oponente y prometer una asamblea constituyente en la senda del proyecto de Zelaya abortado por los militares hace ocho años.
El tercer aspirante con más apoyo fue Luis Zelaya, del Partido Liberal, una formación que se ha alternado en el poder durante el último siglo con el Partido Nacional pero que tras el golpe de 2009 ha quedado muy debilitada.
Las elecciones, que tuvieron lugar el 26 de noviembre, fue una batalla entre dos. Por un lado, Juan Orlando Hernández (popularmente conocido como JOH), del derechista Partido Nacional y actual presidente.
Según la Constitución hondureña, la reelección no está permitida. Sin embargo, un fallo del Tribunal Superior de Justicia de 2015 avaló la candidatura. Aliado de EEUU y partidario de la ‘mano dura’ contra la violencia, su hermano ha sido vinculado al narcotráfico.
Desde que llegó al poder ha copado los diversos estamentos del Estado hasta controlarlos casi por completo.
Por otro lado, Salvador Nasralla, un outsider que ha sido empresario y comentarista deportivo, que fundó su propia formación en 2003, el Partido Contra la Corrupción (PaC) del que fue expulsado y que ha terminado como candidato de la izquierdista Alianza de Oposición contra la Dictadura.
Esta coalición la forman Libre, el partido del depuesto en 2009 José Manuel Zelaya y el Partido Innovación y Unidad (PINU). Su campaña se ha centrado en denunciar la corrupción, alertar de las ilegalidades de su oponente y prometer una asamblea constituyente en la senda del proyecto de Zelaya abortado por los militares hace ocho años.
El tercer aspirante con más apoyo fue Luis Zelaya, del Partido Liberal, una formación que se ha alternado en el poder durante el último siglo con el Partido Nacional pero que tras el golpe de 2009 ha quedado muy debilitada.
2. ¿Por qué no hay presidente?
Las urnas se cerraron entre las 17:00 y las 18:00 horas del domingo 26 de noviembre. A pesar de ello, no se ha proclamado un presidente.
El problema fundamental es que nadie, salvo el oficialismo, se cree los resultados que ofrece el Tribunal Supremo Electoral.
Por un lado, está la parcialidad de sus miembros.
De cuatro integrantes en el órgano rector electoral, tres tienen derecho a voz y voto y uno, solo a participar en las deliberaciones.
El presidente es David Matamoros, del Partido Nacional. Con él forman la terna Erick Rodríguez, del Partido Liberal y Saúl Bonilla, del Demócrata Cristiano.
A ellos se suma Marco Ramiro Lobo, del partido Unificación Democrática. La principal formación opositora, la Alianza, no cuenta con ningún representante.
Por otro lado, están las fallas del sistema, cuanto menos sospechosas.
Durante la última semana de campaña, era habitual escuchar a partidarios de la oposición vaticinar que el sistema se caería en caso de que su candidato fuese por delante y que, tras el apagón del sistema, el resultado se habría volteado. Así ha ocurrido.
Desde el lunes, cuando el TSE anunció que Nasralla sacaba casi cinco puntos a Hernández, el sistema se ha caído al menos en tres ocasiones, el lunes, el miércoles y el jueves. Fue entonces cuando la tendencia se modificó y JOH superó a su rival.
El proceso de cómputo de votos es el siguiente. En cada mesa se registra un acta. Esta se firma, cotejada por miembros de todos los partidos, y se centraliza a un sistema informático, que controla el TSE. Es ahí donde la oposición denuncia el fraude.
Las dudas sobre el sistema provocaron que los partidos realizasen su propio conteo.
Nasralla asegura que, según sus datos, él ha ganado las elecciones, mientras que las cifras ofrecidas por el TSE dan la victoria a Hernández.
Vista general de empleados del Tribunal Supremo Electoral el domingo 3 de diciembre de 2017, en TegucigalpaFoto por: Honduras
El TSE ha asegurado que no anunciará un ganador hasta que no se contabilicen los votos a diputado y alcalde (en los comicios también estaban en juego 128 escaños en la asamblea y 258 alcaldías).
Sin embargo, sí que da por ganador a JOH, por un margen de unos 50.000 votos. A nadie se le escapa que, entre bambalinas, podrían estar dándose negociaciones.
Las urnas se cerraron entre las 17:00 y las 18:00 horas del domingo 26 de noviembre. A pesar de ello, no se ha proclamado un presidente.
El problema fundamental es que nadie, salvo el oficialismo, se cree los resultados que ofrece el Tribunal Supremo Electoral.
Por un lado, está la parcialidad de sus miembros.
De cuatro integrantes en el órgano rector electoral, tres tienen derecho a voz y voto y uno, solo a participar en las deliberaciones.
El presidente es David Matamoros, del Partido Nacional. Con él forman la terna Erick Rodríguez, del Partido Liberal y Saúl Bonilla, del Demócrata Cristiano.
A ellos se suma Marco Ramiro Lobo, del partido Unificación Democrática. La principal formación opositora, la Alianza, no cuenta con ningún representante.
Por otro lado, están las fallas del sistema, cuanto menos sospechosas.
Durante la última semana de campaña, era habitual escuchar a partidarios de la oposición vaticinar que el sistema se caería en caso de que su candidato fuese por delante y que, tras el apagón del sistema, el resultado se habría volteado. Así ha ocurrido.
Desde el lunes, cuando el TSE anunció que Nasralla sacaba casi cinco puntos a Hernández, el sistema se ha caído al menos en tres ocasiones, el lunes, el miércoles y el jueves. Fue entonces cuando la tendencia se modificó y JOH superó a su rival.
El proceso de cómputo de votos es el siguiente. En cada mesa se registra un acta. Esta se firma, cotejada por miembros de todos los partidos, y se centraliza a un sistema informático, que controla el TSE. Es ahí donde la oposición denuncia el fraude.
Las dudas sobre el sistema provocaron que los partidos realizasen su propio conteo.
Nasralla asegura que, según sus datos, él ha ganado las elecciones, mientras que las cifras ofrecidas por el TSE dan la victoria a Hernández.
Vista general de empleados del Tribunal Supremo Electoral el domingo 3 de diciembre de 2017, en TegucigalpaFoto por: Honduras
El TSE ha asegurado que no anunciará un ganador hasta que no se contabilicen los votos a diputado y alcalde (en los comicios también estaban en juego 128 escaños en la asamblea y 258 alcaldías).
Sin embargo, sí que da por ganador a JOH, por un margen de unos 50.000 votos. A nadie se le escapa que, entre bambalinas, podrían estar dándose negociaciones.
3. La violencia
Honduras es un país violento, con una tasa de homicidios de entre el 51 y el 60 por cada 100.000 habitantes
Honduras es un país violento. De hecho, muy violento.
Con una tasa de homicidios de entre el 51 y el 60 por cada 100.000 habitantes según diversas estimaciones, está entre los países con más asesinatos del mundo.
La llegada al poder de Juan Orlando Hernández incrementó la militarización, ya que el presidente sacó a la calle a un nuevo cuerpo, la Policía Militar, a quien entregó el orden público.
Entre los factores que provocan los asesinatos están las pandillas (Mara Salvatrucha y Barrio 18 son las más conocidas), el narcotráfico (Honduras es lugar de paso hacia EEUU) y las propias fuerzas de seguridad, ya que se han documentado diversos casos de ejecuciones extrajudiciales por parte de los uniformados.
Hay que tener en cuenta este contexto a la hora de contabilizar el número de muertos que se producen en las protestas. Porque en Honduras, tristemente, los homicidios son diarios. En los últimos años, el índice de asesinatos se ha reducido. Aunque los números siguen llegando a niveles de pandemia.
Honduras es un país violento, con una tasa de homicidios de entre el 51 y el 60 por cada 100.000 habitantes
Honduras es un país violento. De hecho, muy violento.
Con una tasa de homicidios de entre el 51 y el 60 por cada 100.000 habitantes según diversas estimaciones, está entre los países con más asesinatos del mundo.
La llegada al poder de Juan Orlando Hernández incrementó la militarización, ya que el presidente sacó a la calle a un nuevo cuerpo, la Policía Militar, a quien entregó el orden público.
Entre los factores que provocan los asesinatos están las pandillas (Mara Salvatrucha y Barrio 18 son las más conocidas), el narcotráfico (Honduras es lugar de paso hacia EEUU) y las propias fuerzas de seguridad, ya que se han documentado diversos casos de ejecuciones extrajudiciales por parte de los uniformados.
Hay que tener en cuenta este contexto a la hora de contabilizar el número de muertos que se producen en las protestas. Porque en Honduras, tristemente, los homicidios son diarios. En los últimos años, el índice de asesinatos se ha reducido. Aunque los números siguen llegando a niveles de pandemia.
4. Las protestas
Ante las sospechas de fraude y cuando todavía se encontraba a la cabeza en las previsiones del TSE, el candidato de la Alianza, Salvador Nasralla, llamó a sus partidarios a movilizarse.
El cambio en la tendencia y el creciente temor a que se hubiesen alterado los resultados incrementó el nivel de las protestas, que derivaron en enfrentamientos.
También se produjeron saqueos, tanto en Tegucigalpa, la capital, como en San Pedro Sula, la segunda ciudad del país.
El contexto de protesta fue aprovechado por el presidente, que también defiende su reelección, para decretar un Estado de Excepción que impedía el tránsito entre las 6 de la tarde y las 6 de la mañana.
Esta prohibición se ha relajado levemente y ahora el veto a salir a la calle se extiende de ocho de la tarde a 5 de la mañana.
Desde entonces se han publicado infinidad de imágenes en las que puede verse a militares agrediendo a civiles que se encontraban en la calle a la hora prohibida o, directamente, disparando fuego real contra los manifestantes.
El cómputo de muertos, según diversas fuentes, asciende a la decena. No hay cifras oficiales de detenidos, pero se han reportado decenas de arrestos.
Simpatizantes de la Alianza de Oposición contra la Dictadura realizan un plantón frente al edificio del Tribunal Supremo ElectoralFoto por: TSE
Ante las sospechas de fraude y cuando todavía se encontraba a la cabeza en las previsiones del TSE, el candidato de la Alianza, Salvador Nasralla, llamó a sus partidarios a movilizarse.
El cambio en la tendencia y el creciente temor a que se hubiesen alterado los resultados incrementó el nivel de las protestas, que derivaron en enfrentamientos.
También se produjeron saqueos, tanto en Tegucigalpa, la capital, como en San Pedro Sula, la segunda ciudad del país.
El contexto de protesta fue aprovechado por el presidente, que también defiende su reelección, para decretar un Estado de Excepción que impedía el tránsito entre las 6 de la tarde y las 6 de la mañana.
Esta prohibición se ha relajado levemente y ahora el veto a salir a la calle se extiende de ocho de la tarde a 5 de la mañana.
Desde entonces se han publicado infinidad de imágenes en las que puede verse a militares agrediendo a civiles que se encontraban en la calle a la hora prohibida o, directamente, disparando fuego real contra los manifestantes.
El cómputo de muertos, según diversas fuentes, asciende a la decena. No hay cifras oficiales de detenidos, pero se han reportado decenas de arrestos.
Simpatizantes de la Alianza de Oposición contra la Dictadura realizan un plantón frente al edificio del Tribunal Supremo ElectoralFoto por: TSE
5. La comunidad internacional
Una de las frases más escuchadas en los últimos días es que “Honduras no es Venezuela”.
Y, ciertamente, existe una gran diferencia en cómo la comunidad internacional y los medios de comunicación han abordado la crisis política en ambos países. Mientras que lo que ocurre en Venezuela acapara portadas, los graves sucesos de la última semana están pasando desapercibidos.
Lo paradójico es que diferentes instituciones desplazaron a observadores internacionales para seguir los comicios. No ha sido hasta una semana después cuando se han realizado las primeras declaraciones públicas.
Tras el silencio de los primeros días, tanto la misión de la Unión Europea (UE) como la de la Organización de Estados Americanos (OEA) han reconocido que se han producido irregularidades y han considerado razonables las demandas de la oposición para que se analicen las 5.300 actas que no fueron transmitidas durante la jornada electoral, sino que se enviaron más tarde, después de la primera caída del sistema.
Está por ver hasta qué punto pueden influir las misiones internacionales para presionar al TSE
Está por ver hasta qué punto tienen capacidad de influencia estas misiones y son capaces de presionar al TSE para cuente todas las actas o si, por el contrario, sus valoraciones quedan como anécdota y el órgano rector hondureño sigue adelante con su propio conteo sin tomar en cuenta las demandas de la oposición.
En términos estatales, EEUU ha mantenido un perfil bajo, con frases hechas como ‘protestas pacíficas’, pero sin incomodar a su aliado. Por otro lado, líderes como Nicolás Maduro (Venezuela) o Evo Morales (Bolivia) hablan abiertamente de ‘fraude’.
No se puede pasar por alto el valor de una victoria de Nasralla en el contexto latinoamericano.
Los últimos años han sido de rearme de las posiciones conservadoras, bien a través de las urnas (Argentina) o de golpes blandos (Brasil).
Hubo la tentación de pensar que la década progresista llegaba a su fin. Un triunfo progresista en Centroamérica supondría un respiro y revertiría esa sensación de repliegue, en un continente que en 2018 afronta hasta una decena de procesos electorales.
Una de las frases más escuchadas en los últimos días es que “Honduras no es Venezuela”.
Y, ciertamente, existe una gran diferencia en cómo la comunidad internacional y los medios de comunicación han abordado la crisis política en ambos países. Mientras que lo que ocurre en Venezuela acapara portadas, los graves sucesos de la última semana están pasando desapercibidos.
Lo paradójico es que diferentes instituciones desplazaron a observadores internacionales para seguir los comicios. No ha sido hasta una semana después cuando se han realizado las primeras declaraciones públicas.
Tras el silencio de los primeros días, tanto la misión de la Unión Europea (UE) como la de la Organización de Estados Americanos (OEA) han reconocido que se han producido irregularidades y han considerado razonables las demandas de la oposición para que se analicen las 5.300 actas que no fueron transmitidas durante la jornada electoral, sino que se enviaron más tarde, después de la primera caída del sistema.
Está por ver hasta qué punto pueden influir las misiones internacionales para presionar al TSE
Está por ver hasta qué punto tienen capacidad de influencia estas misiones y son capaces de presionar al TSE para cuente todas las actas o si, por el contrario, sus valoraciones quedan como anécdota y el órgano rector hondureño sigue adelante con su propio conteo sin tomar en cuenta las demandas de la oposición.
En términos estatales, EEUU ha mantenido un perfil bajo, con frases hechas como ‘protestas pacíficas’, pero sin incomodar a su aliado. Por otro lado, líderes como Nicolás Maduro (Venezuela) o Evo Morales (Bolivia) hablan abiertamente de ‘fraude’.
No se puede pasar por alto el valor de una victoria de Nasralla en el contexto latinoamericano.
Los últimos años han sido de rearme de las posiciones conservadoras, bien a través de las urnas (Argentina) o de golpes blandos (Brasil).
Hubo la tentación de pensar que la década progresista llegaba a su fin. Un triunfo progresista en Centroamérica supondría un respiro y revertiría esa sensación de repliegue, en un continente que en 2018 afronta hasta una decena de procesos electorales.
6. El golpe de Estado y la historia reciente
La política en Honduras viene marcada por el golpe de Estado con el que los militares depusieron a José Manuel Zelaya en 2009. Paradójicamente, en aquel momento se le acusaba de tratar de “aferrarse al poder” por la celebración de una consulta popular en la que preguntaba a los ciudadanos si estaban de acuerdo con un cambio en la Constitución que permitiese, entre otras cosas, su reelección.
Sin consultar a nadie y con el Tribunal Supremo de Justicia copado por afines a su partido, el actual presidente ha podido ser candidato sin despertar la reacción del Ejército.
De fondo, en aquel momento lo que preocupaba era un acercamiento de Honduras al bloque bolivariano en el que se encuentran Venezuela, Bolivia y Ecuador, que aquel momento contaba también con el apoyo de Brasil y Argentina.
La expulsión del poder de Zelaya dio paso a una resistencia que se alargó durante meses yque, progresivamente, fue desvaneciéndose.
En 2013, el partido Libre, fundado por Zelaya (que venía del Partido Liberal), ya estuvo a punto de ganar las elecciones a través de su candidata, Xiomara Castro. Se impuso JOH y se cantó fraude. La historia vuelve a repetirse.
Durante la década de los 70 y 80, Honduras fue centro de operaciones del Ejército de EEUU
Tampoco puede obviarse la posición de Honduras en la región y su papel histórico. Centroamérica siempre ha sido considerado el ‘patio trasero’ de EEUU.
Durante la década de los 70 y 80 del siglo pasado, Honduras fue centro de operaciones del Ejército estadounidense, en plena campaña contrainsurgente contra las guerrillas de Guatemala, El Salvador y Nicaragua.
La política en Honduras viene marcada por el golpe de Estado con el que los militares depusieron a José Manuel Zelaya en 2009. Paradójicamente, en aquel momento se le acusaba de tratar de “aferrarse al poder” por la celebración de una consulta popular en la que preguntaba a los ciudadanos si estaban de acuerdo con un cambio en la Constitución que permitiese, entre otras cosas, su reelección.
Sin consultar a nadie y con el Tribunal Supremo de Justicia copado por afines a su partido, el actual presidente ha podido ser candidato sin despertar la reacción del Ejército.
De fondo, en aquel momento lo que preocupaba era un acercamiento de Honduras al bloque bolivariano en el que se encuentran Venezuela, Bolivia y Ecuador, que aquel momento contaba también con el apoyo de Brasil y Argentina.
La expulsión del poder de Zelaya dio paso a una resistencia que se alargó durante meses yque, progresivamente, fue desvaneciéndose.
En 2013, el partido Libre, fundado por Zelaya (que venía del Partido Liberal), ya estuvo a punto de ganar las elecciones a través de su candidata, Xiomara Castro. Se impuso JOH y se cantó fraude. La historia vuelve a repetirse.
Durante la década de los 70 y 80, Honduras fue centro de operaciones del Ejército de EEUU
Tampoco puede obviarse la posición de Honduras en la región y su papel histórico. Centroamérica siempre ha sido considerado el ‘patio trasero’ de EEUU.
Durante la década de los 70 y 80 del siglo pasado, Honduras fue centro de operaciones del Ejército estadounidense, en plena campaña contrainsurgente contra las guerrillas de Guatemala, El Salvador y Nicaragua.
7. Una crisis eterna
Según el censo de 2016 en Honduras viven cerca de 9 millones de personas. Sin embargo, se calcula que otro millón ha emigrado a EEUU.
Solo este dato sirve para ilustrar la difícil situación que atraviesa el país. Más del 60% de la población se encuentra bajo el umbral de la pobreza, el 20% en pobreza extrema, el analfabetismo llega supera el 10% y el Estado es incapaz de proveer bienes y servicios básicos como la educación o la sanidad.
Solo eso explica por qué tantos hondureños sueñan con hacer las maletas y marcharse a buscar una vida mejor.
A ello se le suma la pandemia de la violencia, que provoca un fenómeno de refugiados internos y externos (a EEUU, México e incluso Guatemala) que existe a pesar de no ser oficialmente reconocido.
Las políticas de los últimos años, fuertemente ligadas a EEUU, han permitido la llegada de empresas transnacionales y el desarrollo de proyectos extractivistas que no han mejorado las condiciones de vida de la población.
A ello se le suma un incremento de la represión y persecución contra activistas, con casos como el de Berta Cáceres, asesinada en 2016.
ALBERTO PRADILLA
Según el censo de 2016 en Honduras viven cerca de 9 millones de personas. Sin embargo, se calcula que otro millón ha emigrado a EEUU.
Solo este dato sirve para ilustrar la difícil situación que atraviesa el país. Más del 60% de la población se encuentra bajo el umbral de la pobreza, el 20% en pobreza extrema, el analfabetismo llega supera el 10% y el Estado es incapaz de proveer bienes y servicios básicos como la educación o la sanidad.
Solo eso explica por qué tantos hondureños sueñan con hacer las maletas y marcharse a buscar una vida mejor.
A ello se le suma la pandemia de la violencia, que provoca un fenómeno de refugiados internos y externos (a EEUU, México e incluso Guatemala) que existe a pesar de no ser oficialmente reconocido.
Las políticas de los últimos años, fuertemente ligadas a EEUU, han permitido la llegada de empresas transnacionales y el desarrollo de proyectos extractivistas que no han mejorado las condiciones de vida de la población.
A ello se le suma un incremento de la represión y persecución contra activistas, con casos como el de Berta Cáceres, asesinada en 2016.
ALBERTO PRADILLA
Marcos Roitman Rosenmann, La Jornada |
Fraude electoral y apagón informativo en Honduras
El apagón informativo sobre las elecciones en Honduras proyecta una imagen idílica.
La votación ha sido ejemplo de transparencia, fiesta democrática, convivencia pacífica y ajustada a derecho.
Los ciudadanos han concurrido a las urnas, depositado su papeleta, abandonado los colegios electorales, regresado a sus casas y, tras el cómputo, proclamado triunfador al candidato del Partido Nacional, actual presidente, Juan Orlando Hernández.
Todo en orden.
En casos de apagón informativo, las noticias pasadas por el tamiz de la censura internacional y los medios de comunicación trasnacionales, presenta a Salvador Nasralla, candidato de la coalición Alianza de Oposición, como un mal perdedor, a sus seguidores los tilda de alborotadores profesionales y a su portavoz, el ex presidente derrocado por un golpe de Estado Manuel Zelaya, de incitar al odio y el revanchismo.
Para los ganadores, Nasralla ha sido derrotado en buena lid, tras el recuento escrupuloso de votos, que aún no concluye (sic), no quiere asumir su fracaso.
En un acto de total irresponsabilidad busca emponzoñar los resultados, aduce alteraciones del censo, compra de votos, papeletas marcadas, manipular los centros informáticos y, por si fuera poco, caída del sistema de cómputo.
Se atrinchera, dicen, en la mentira.
No importa que el magistrado del Tribunal Supremo Electoral, Marcelo Ramiro Lobo, declarara horas antes de la caída del sistema que el triunfo de Salvador Nasralla era irreversible. Lo dicho será invisibilizado, censurado e incluso desmentido.
Tales palabras fueron pronunciadas de manera irresponsable para desacreditar el proceso electoral, enviar un falso mensaje a la comunidad internacional, ensombrecer el triunfo del Partido Nacional y colar de forma torticera la acusación de fraude.
En esta realidad, con el fin de evitar el caos, el gobierno proclama el estado de sitio, toque de queda, militares en las calles y parte de la policía negándose a reprimir a los manifestantes.
En la mayoría de pueblos y ciudades la gente sale a reclamar el recuento de votos.
Las fuerzas armadas no se contienen, cumplen órdenes, al igual que los grupos paramilitares dependientes del Estado, los mismos que asesinaron a Berta Cáceres.
Así, las denuncias del Comité de Familiares Desaparecidos presentó el 6 de diciembre un informe, en el cual se contabilizan 14 asesinatos, 51 heridos y 844 detenciones.
Mientras se consolida otro golpe de Estado, el relecto candidato, Juan Orlando Hernández, habla de traidores a la patria, delincuentes, subversivos y terroristas que alteran la democracia y la paz interior.
Las noticias son filtradas, las fotografías seleccionadas a conciencia, caras alegres, risas, familias divirtiéndose, comprando o celebrando el triunfo de Hernández.
La Organización de Estados Americanos, la Unión Europea, Naciones Unidas, el Parlamento Centroamericano y el Sistema de Integración Centroamericano cumplen una función de control, guardan silencio cómplice y deciden avalar los resultados. No caben las medias tintas. Cualquier duda hace peligrar y cuestiona el triunfo fraudulento de Hernández.
Ni los observadores internacionales de verificación electoral, cuyos escritos restan credibilidad al proceso electoral y recuento de votos, deben ver la luz. Por el contrario, se debe proyectar una Honduras ejemplar, cúmulo de virtudes.
Su presidente, hoy candidato relecto por la voluntad general del soberano, se caracteriza por respetar el orden constitucional, estar al servicio del pueblo, defender la libertad de expresión, proteger a sus sindicalistas, perseguir a los violadores de los derechos humanos, celoso de la soberanía nacional y luchador infatigable contra la corrupción y el narcotráfico.
Enfrentado a las empresas trasnacionales de maquila, es el más interesado en vigilar que se cumplan escrupulosamente los derechos de sus trabajadores, horarios, pago de horas extras.
Igualmente, se ha negado a tener bases militares estadunidenses, reclamando para sí la independencia nacional.
Nunca ha participado en planes golpistas, su vocación democrática está impoluta.
Honduras se reinventa en la mentira política hoy llamada posverdad. Sin dictadores, detenidos-desaparecidos, presos políticos ni represión. Con una redistribución de la renta casi perfecta, acceso a la vivienda garantizado, sanidad pública universal, tasas de analfabetismo tendientes a cero y una disminución acelerada de la pobreza, se yergue victoriosa.
Sin violencia de género, con unas fuerzas armadas ejemplares, una división de poderes modélica, envidia de todo el continente. Por último, se debe subrayar su nuevo rol en las instituciones regionales, marcado por la promoción de los valores democráticos, la no intervención y la solidaridad.
El calificativo de república bananera debe ser desechado.
Es historia. Quienes mantienen esta visión trasnochada son enemigos de Honduras, tergiversan los hechos hoy, buscan empañar el triunfo de Juan Orlando Hernández, un hombre querido, respetado, incorruptible, independiente, temeroso de Dios y amigo de sus amigos.
Acusar a su partido de llegar a la presidencia bajo la sombra del fraude electoral y proyectar dicha acusación sobre su candidato es mancillar su honor y el de los hondureños.
Él no quería ser presidente, su pueblo se lo ha pedido, exigido, por eso fue necesario violar la Constitución. Nada más lejos de su intención generar dolor y alterar el orden constitucional. Quienes le imputan fraude son hipócritas, enemigos de Occidente, están pagados por Rusia, Irán, Venezuela, Cuba.
Deben ser perseguidos, detenidos, torturados, asesinados. ¡Viva la democracia en Honduras!
LINyM
Por Giorgio Trucchi
Informe del Cofadeh evidencia graves violaciones a los derechos humanos en el marco de la crisis política post electoral y la suspensión de garantías constitucionales. Convergencia pide nuevas elecciones.
La población hondureña está en las calles y continúa protestando contra el fraude en las elecciones generales del pasado 26 de noviembre.
La respuesta del Estado ha sido violenta, dejando un saldo trágico de muertos, heridos y detenidos.
De acuerdo con el informe presentado este miércoles por el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (Cofadeh), a la fecha se han realizado 118 manifestaciones, 38 de las cuales han sido reprimidas violentemente.
Entre el 30 de noviembre y el 5 de diciembre, 14 personas han perdido la vida en forma violenta durante la represión de las protestas, 51 han resultado heridas -siete de ellas muy graves- y 844 personas han sido detenidas.
De los 14 fallecidos, 12 son manifestantes ejecutados por miembros de la Policía Militar de Orden Público (PMOP) que está usando tácticas de guerra para atacar a la población civil, y 2 son policías preventivos caídos en enfrentamiento con supuestos delincuentes.
La inmensa mayoría de casos de represión y violencia se dieron durante el 'toque de queda' y la suspensión de garantías constitucionales decretada por el gobierno.
"Se trata de un decreto totalmente inconstitucional que está generando violaciones severas a los derechos humanos", dijo Mary Agurcia del Cofadeh.
El sacerdote jesuita y director de Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC) Ismael Moreno explicó que, durante las manifestaciones contra el fraude, el gobierno habría infiltrado a antisociales para que generaran violencia y caso, y de esta manera justificar la decisión de declarar el estado de exepción (Decreto 084-2017).
Además, aseguró que se están usando estrategias para identificar a líderes comunitarios, ubicar donde viven y así poder capturarlos durantes las horas del toque de queda.
"La situación de los derechos humanos se va agravando cada día más. De estas medidas represivas son responsables los mismos que han perpetrado el fraude", dijo Moreno.
Tanto el sacerdote como el dirigente sindical y miembros de la Convergencia, Carlos H. Reyes, subrayaron la importancia de la movilización social.
"Ha sido sumamente importante para que la comunidad internacional tomara conciencia de lo que estaba pasando y comezara a presionar a las autoridades electorales", manifestó Reyes.
También criticaron al gobierno de Estados Unidos, en especial a la embajada en Honduras, por el "silencio complice ante el fraude electoral y la violación de los derechos humanos en el marco de esta crisis política".
"Rechazamos y repudiamos las declaraciones del Departamento de Estado que nos quiere hacer creer que Honduras ha avanzado en la lucha contra la corrupción y en la defensa de los derechos humanos.
La embajada (de Estados Unidos) se ha quedado callada ante el fraude y prácticamente lo está legitimando", dijo Reyes.
Ante esta situación, el Cofadeh recomendó a las autoridades del Estado de Honduras retirar de la labor de seguridad a la Policía Militar y pidió garantizar el derecho de manifestación y reunión de la oposición política, sin recurrir a medidas represivas.
También exigió que se inicie un proceso de investigación de las graves violaciones a los derechos humanos, incluyendo las violaciones del derecho a la vida, a la integridad y la libertad personal.
Finalmente pidió levantar y derogar inmediatamente el Decreto 084-2017 por violentar derechos internacionales, investigar todos los casos de personas detenidas, así como el uso de sustancias tóxicas, de la fuerza física y el uso de armas de fuego contra la población civil.
Convergencia pide nuevas elecciones
Hoy jueves 7 de diciembre, la Convergencia contra el Continuismo dio a conocer un comunicado en el cual sienta su firme posición ante la coyuntura actual.
"Este proceso electoral es completamente nulo, por lo tanto, todo lo que se puede hacer dentro del mismo resulta completamente inutil", se lee en el documento.
Por ello, la Convergencia ratificó una vez más la inconstitucionalidad de la candidatura del actual mandatario Juan Orlando Hernández, declaró desconocer al Tribunal Supremo Electoral (TSE) y demandó la anulación de las elecciones del domingo pasado y la convocatoria a nuevas elecciones "bajo estricta supervisión internacional".
Asimismo, se unió al Cofadeh para exigir la derogación inmediata del estado de sitio y la investigación de los graves crímenes cometidos en los días pasados.
Finalmente, convocó a la movilización popular permanente y pacífica "hasta alcanzar el objetivo de derrotar el fraude electoral y la dictadura, y recuperar la democracia y el estado de derecho con Salvador Nasralla como presidente", concluye el comunicado.
Dictadura
Manuel Zelaya reveló que la OEA pidió a Nasralla que se aleje del “chavismo”
En una carta publicada en su cuenta de Twitter, Zelaya señala que “voceros de la OEA han recomendado al candidato y presidente electo, Salvador Alejandro César Nasralla, que se desvincule por completo del ex presidente Zelaya pues éste es chavista y pregona el socialismo democrático”.
El ex presidente, derrocado mediante un golpe militar en julio de 2009, convocó al pueblo hondureño a defender la victoria del candidato presidencial Nasralla y luchar “hasta las últimas consecuencias” para romper el fraude.
El comunicado concluye que “el deber del pueblo hondureño es manifestarse en las calles para defender la victoria de Salvador Nasralla y de la Alianza y anteponer la patria a cualquier mezquindad, luchar todos sin descanso y entregarnos con todas nuestras fuerzas hasta las últimas consecuencias”.
El Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Honduras realiza desde el jueves el recuento de 4.753 actas, pero la oposición pidió el recuento general de todas las actas que hasta ahora -según el TSE- dan como ganador al presidente del país y candidato a la reelección, Juan Orlando Hernández.
Entrada La Lima
La Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y Mártires por la Liberación Nacional, ASOFAMD, expresa su solidarización al pueblo de Honduras, con las organizaciones de Derechos Humanos, en particular con el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH).
Denunciamos el silencio cómplice de los consorcios y de los medios de comunicación que distorsionan la realidad de un pueblo que sufre desde el 2009 los efectos del “golpe blando” que realizaron los intereses oligárquicos.
Denunciamos el silencio internacional de las organizaciones que, teniendo pruebas del fraude electoral, la compra de votos, “caída del sistema”, actas irregulares y el manipuleo de los datos electorales, sean cómplices del no respeto a la voluntad popular expresada e n las urnas y permitan el hostigamiento a las organizaciones sociales,
así como las detenciones arbitrarias y la muerte de ciudadanos hondureños.
Especialmente denunciamos el silencio cómplice de la OEA y de EEUU que no alzan sus voces Como en Otros países y que sólo buscan defender sus intereses económicos y geo-políticos, así como sus intereses intervencionistas en Honduras y el continente, en detrimento de los Derechos Humanos y la democracia.
Expresamos nuestra extrema indignación porque la OEA designó como Jefe de la Misión de Observadores en Honduras a Jorge Quiroga, ex Vice presidente de uno de los dictadores más crueles que tuvo Bolivia, Hugo Banzer Suárez, quien durante sus 7 años de dictadura fue responsable de masacres, ejecuciones extra judiciales, desapariciones forzadas, apresamiento y exilio de miles de bolivianos y bolivianas, bajo el mandato del Plan Cóndor.
El pueblo hondureño no se merece que sean “veedores” de su proceso electoral personajes que fueron y son cómplices de la impunidad y que, guardan un silencio vergonzoso ante el sufrimiento, represión y muerte de! pueblo hondureño que solo reclama respeto a Su voluntad democrática expresada de manera pacífica.
Exigimos a la CIDH, al Alto Comisionado de la ONU, la UE y otros organismos internacionales, comprometidos con los derechos humanos y la democracia en Honduras, posicionamiento y acciones urgentes para que se levante el ilegal estado de sitio, se detenga el hostigamiento, la represión, se precautele la vida de los defensores de derechos humanos y de las familias que integran el COFADEH y se defiendan de manera decidida los derechos de un pueblo que lucha por un futuro digno y democrático.
La Paz, Bolivia, 6 de diciembre de 2017
Ruth Llanos Vda. de Navarro
Presidenta
Edith Montecinos Chávez
Secretaría Ejecutiva
A nueve días de haberse efectuado las elecciones en Honduras, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) no se ha pronunciado sobre el ganador, ante el evidente fraude perpetrado y los señalamientos por parte de la Unión Europea y la OEA sobre las numerosas anomalías en el computo de los votos, y apagón del sistema informático del TSE, dando lugar a un repentino cambio de los resultados de la contienda electoral.
Después del golpe de estado de junio de 2009, Honduras ha sufrido una serie de golpes, destinados a afianzar el partido Nacional en el poder, promoviendo el golpe a la Corte Constitucional (12-12-12), elasalto al Ministerio Público (1-9-13), y la modificación de la constitución para permitir la reelección (24-4-15), despejando de esta forma el camino para el golpe electoral que se viene dando a cuenta gotas.
Uno de los pilares de la administración de Porfirio Lobo y su heredero Juan Hernández, han sido las denominadas “Ciudades Modelo”, conocidas también como Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE), idea concebida por el actual vicepresidente y economista en jefe del Banco Mundial, el Sr. Paul Romer, quien participó activamente en la creación de los marcos jurídicos y promoción de las ciudades modelo hasta septiembre de 2012 cuando se retiró de la iniciativa.
Posteriormente indicó en una entrevista que “La tensión fundamental tiene que ver con que yo no quería estar involucrado en un proyecto en el que el gobierno no quería permitir que hubiera un mandato democrático y en el que jamas habría elecciones”.
La corrupción imperante en el país ha tenido como presea las instituciones estatales, desde el seguro social hasta el sistema de pensiones, dejando como única reserva el territorio nacional, el que pretenden subastar al capital extranjero bajo la modalidad de las ZEDE, sacadas a relucir a última hora como tabla de salvación del país, a través de la imaginaria creación masiva de empleos.
El golpe al poder judicial orquestado por Juan Hernández desde la presidencia del Congreso Nacional ha traído enormes réditos para el que pretende el TSE declarar como ganador de las elecciones, culminado así el ciclo de golpes en Honduras y creando de esta forma una dictadura de corbata al estilo de las tiranías Centroafricanas.
La pseudo democracia que existía en Honduras desapareció como por arte de magia desde el 2009, contando con el apoyo irrestricto de la administración Clinton-Obama, y ahora con el gobierno de ultraderecha de Donald Trump.
La certificación en materia de derechos humanos por parte de los Estados Unidos a la administración de Juan Hernández, emitida por el Secretario de Estado Rex Tillerson, el pasado noviembre 28, se puede interpretar como un espaldarazo al fraude perpetrado, y a la política de mano dura, dirigida más que todo contra el movimiento social y la oposición a las nuevas formas de gobernanza promovidas por los libertarios de ultraderecha estadounidense bajo la fachada de las ciudades modelo.
Es de temer que el apadrinamiento del actual régimen por parte de Tillerson es obra y gracia de la enorme influencia que ejerce el General Jhon Kelly, actual jefe de personal de la Casa Blanca, el que durante años fue el militar a cargo del Comando Sur, desde donde tuvo conocimiento de primera mano sobre la infiltración del crimen organizado en las estructuras de poder en los organismos de seguridad, sistema judicial y político del país.
En los últimos meses, el gobierno de Honduras y medios internacionales de prensa han vendido la noción del éxito de Juan Hernández en relación al descenso de la criminalidad, dando lugar a convertir lo que debería ser normal en extraordinario.
Si bien hay un descenso de la criminalidad, es fruto no de las políticas represivas sino del desmantelamiento de las estructuras del crimen organizado como producto de las presiones de la justicia estadounidense y las extradicciones efectuadas a regañadientes por parte de Honduras.
Es imposible desconocer que el actual régimen se encuentra asociado al de su predecesor Porfirio Lobo. Basta recordar que el gobierno de Honduras fue indirectamente sindicado por la Corte del Distrito Sur de Nueva York al emitir la sentencia en relación al caso de Fabio Porfirio Lobo, condenado por narcotráfico.
El comunicado señalo la participación directa de funcionarios estatales en las redes de narcotráfico.
Es obvio que la situación actual que enfrenta Honduras, donde se esta arrebatando el derecho del pueblo a elegir sus autoridades mediante el sufragio electoral, constituye una receta para todos los países de Latinoamérica.
El pueblo hondureño continua luchando y movilizándose contra esos resultados que pretende declarar el Tribunal Supremo Electoral, se contabilizan alrededor de 6 muertos y decenas de heridos por la crisis.
En las manos del pueblo hondureño se encuentra el futuro de América Latina, si se destruyen los procesos electorales como la columna vertebral de la “ Democracia”, a los pueblos nos toca construir un modelo incluyente, respetuoso de los derechos humanos, que combata la corrupción y sobre todo que genere calidad de vida para todos y todas.
Organización Fraternal Negra Hondureña, OFRANEH
https://www.rebelion.org/noticia.php?id=234992
© Desconocido Los agentes del Comando Especial COBRA, Tegucigalpa, 4 de diciembre de 2017.
Policía de Honduras en huelga : no queremos matar a nuestro pueblo
Un grupo de policías se declara en huelga en Honduras y se niega a reprimir al pueblo que protesta por un supuesto fraude electoral en el país.
"En estos momentos estamos de brazos caídos (...), para manifestar nuestra inconformidad por lo que está pasando a nivel nacional.
Nosotros somos pueblo y no nos podemos estar matando el propio pueblo, nosotros tenemos familia", indicó un portavoz de las unidades de las fuerzas especiales hondureñas, conocidas como COBRAS, en declaraciones a los periodistas durante un acto de protesta para expresar su negativa a reprimir a los manifestantes y hacer cumplir el toque de queda impuesto por el Gobierno.
La Policía Nacional, por su parte, publicó un comunicado para expresar su rechazo a la situación en el país, y pidió al Gobierno hondureño que busque la mejor salida a la crisis que se atraviesa el país desde hace más de una semana.
"Nuestro pueblo es soberano y a ellos nos debemos, por lo tanto, no podemos estar confrontando y reprimiendo sus derechos", afirmó la Policía Nacional en la nota. "Abogamos a que se recupere la paz y tranquilidad para nuestro pueblo lo más pronto posible", agregó.
Según el Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Honduras, el presidente Juan Orlando Hernández obtuvo casi un 43 por ciento de los votos, mientras que el candidato opositor Salvador Nasralla consiguió algo más del 41 por ciento de los sufragios.
El anuncio de que Hernández había superado a Nasralla en el conteo de votos fue recibido con incredulidad y se habla de supuesto fraude en las urnas.
Las manifestaciones tras las elecciones presidenciales del pasado 26 de noviembre en Honduras dieron lugar a que el Consejo de Ministros hondureño decretara el pasado viernes el estado de excepción y un toque de queda que regirá durante diez días para controlar las movilizaciones opositoras, en las que han muerto ya siete personas, conforme a los medios locales.
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