Emmanuel Macron (en el centro) reunió en París a Fayez al-Sarraj y Khalifa Haftar, dos líderes libios que no son contendientes. |
Macron y Libia: la Rothschild Connection
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- julio 8º, 2017
¿Por qué pronunció un discurso sobre un pueblo que él no conoce? ¿Adónde fueron a parar los 100 000 millones de dólares que faltan en el tesoro nacional libio?
«Lo que hoy sucede en Libia es de cierta forma el nudo de una desestabilización que presenta múltiples rostros», declaró el presidente francés Emmanuel Macron al celebrar en París el acuerdo que «traza la hoja de ruta para la paz y la reconciliación nacional».
Macron atribuye la situación caótica de Libia únicamente a los movimientos terroristas, que «tratan de prosperar explotando la inestabilidad política y la riqueza económica y financiera que pueden existir en Libia». Según el presidente Macron, es por eso que Francia ayuda a Libia a enfrentar los terroristas.
En esas declaraciones, Macron invierte la realidad de los hechos. El artífica de la desestabilización de Libia fue precisamente Francia, junto a EEUU, la OTAN y las monarquías del Golfo.
En 2010, según los datos del Banco Mundial, Libia registraba los más altos índices de desarrollo humano de toda África, con un elevado ingreso medio por habitante, acceso de toda la población a la enseñanza media y secundaria y un 46% de acceso a la enseñanza superior. Unos 2 millones de migrantes africanos encontraban empleo en Libia. Con sus inversiones, Libia favorecía la formación de organismos económicos independientes vinculados a la Unión Africana.
EEUU y Francia, como puede verse en los correos electrónicos de Hillary Clinton, se pusieron de acuerdo para bloquear el plan de Gaddafi, que quería crear una moneda africana como alternativa frente al dólar estadounidense y al franco CFA (la moneda que Francia impone a 14 de las ex colonias francesas en África). Fue Hillary Clinton, como lo documentó en su momento el 'New York Times', quien hizo firmar al presidente Obama «un documento que autorizaba una operación secreta en Libia y la entrega de armas a los rebeldes», entre los que se incluían grupos clasificados como terroristas.
Poco después, en 2011, la OTAN, organización sometida al mando estadounidense, destruía el Estado libio durante una guerra, iniciada por Francia, en la que Libia tuvo que enfrentar además la acción de fuerzas especiales que operaban en suelo libio. Resultado de todo eso es el desastre que hoy puede verse en Libia y que está provocando incluso más víctimas que la propia guerra, sobre todo entre los migrantes.
El presidente de Francia Emmanuel Macron sabe muy bien todo eso. Entre 2008 y 2011, Macron hizo una carrera –tan fulgurante como sospechosa– como empleado del banco Rothschild, el imperio financiero que controla los bancos centrales de casi todos los países del mundo.
El banco Rothschild llegó a Libia en 2011, cuando la guerra todavía no había terminado. Era el momento en que los grandes bancos estadounidenses y europeos cometían el mayor acto de rapiña del siglo al confiscar 150 000 millones de dólares de los fondos soberanos libios [1].
Durante sus 4 años de formación en el banco Rothschild, el hoy presidente de Francia, Emmanuel Macron, fue presentado a las más altas figuras de la finanza mundial, donde se deciden las grandes operaciones, como la destrucción
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