Carlos Martínez - Consejo Científico de ATTAC España
La situación de desigualdad y empobrecimiento de amplísimas capas de la población comienza a ser insoportable.
Se está instaurando un modelo social, sindical-laboral e incluso político que no tiene ya nada que ver con los logros de la clase trabajadora española al final de la dictadura franquista, la pre-transición y la transición.
Todas las conquistas obreras desde finales de los años sesenta hasta la década de los ochenta no solo están siendo arrebatadas, sino que los nietos e hijos de aquellos y aquellas luchadoras viven y trabajan en peores condiciones. Tienen menos derechos.
Resulta paradójico reivindicar la transición, que tantas cuestiones políticas dejó sin resolver y que no acabó con el franquismo, que sigue incrustado en el poder y lospoderes económicos.
Pero que sin embargo ese tardo franquismo no pudo evitar que gracias a miles de huelgas y manifestaciones, los derechos laborales y los salarios mejoraran sustancialmente. Miles de convenios colectivos firmados por entre un 20 y un 30% de incremento tras duros enfrentamientos dan fe. También por avances legales que estas luchas sociales consiguieron.
Una Constitución negociada bajo ruidos de sables y cadenas de carros de combate, no logró cambiar la forma de jefatura del estado heredada de Franco ni avanzar hacía el federalismo y el reconocimiento de los derechos nacionales de los pueblos, pero sin embargo contemplo avanzados derechos sociales que ni entonces, ni ahora, se cumplen.
Pero lo cierto es que avanzamos en aspectos socio-económicos bastante. Aunque nada nos regalaron.
Pero me pregunto si lo que está pasando en España es un hecho aislado y solo Rajoy es culpable. Nada de eso, Rajoy tan solo es un entusiasta ejecutor, un autoritario conservador.
La contra-revolución conservadora (Reagan/Thatcher) diseñó ya en los años noventa el modelo social que ahora vivimos.
La tercera vía y el felipismo avanzaron por esa vía y reconocieron el triunfo del “mercado” o sea el capitalismo. Nada se podía cambiar y la economía ortodoxa era una ciencia irrefutable, la nueva teología, se trataba del dogma neoliberal.
El proceso de laminación del estado del bienestar y los derechos sociales, así como de la privatización de lo público comenzó hace ya más de veinte años.
Fue y es toda una estrategia perfectamente estudiada y ejecutada.
Susan George entre otras personas, pero por ser una muy conocida y puesto que despierta un amplio consenso la cito, ya denunció la situación en varios libros.
En nuestro estado Juan Torres también lo hizo. Hay artículos, libros y documentos políticos y sindicales. Luego sabemos lo que hay. Peor, sabíamos lo que iba a ocurrir, pero no hemos sido incapaces de evitarlo las fuerzas de progreso y avanzadas.
Amén de las numerosas claudicaciones sindicales y políticas. Susan George ya advirtió que el capitalismo estadounidense más conservador no creía en el cambio climático y/o le daba lo mismo que el planeta reventará incluso por cuestiones religiosas, como efecto del protestantismo más taliban, sectario y reaccionario.
Por tanto lo que estamos sufriendo es parte del plan del capitalismo, de la acción de los “think tank” o centros de estudio e influencia, financiados por grandes empresas, patronales y sectores económicos multinacionales que en su mayoría son ultra-liberales y ultra-conservadores frente a unos pocos progresistas y otros “progresistas” es decir con barniz avanzado pero defensores del capitalismo sin más, de los que forman parte políticas que afirman ser de izquierdas.
Estos centros de ideas han financiado universidades, profesores; políticos de todos los partidos, sindicalistas y periodistas, han diseñando científicamente la desigualdad y cómo imponerla y han llegado a la fórmula mágica de la “austeridad” al objeto de superar la crisis financiera y económica de 2008, cuya aparición también fue denunciada previamente, lo cual indicaba que fue la oportunidad para imponer las ideas de los neoliberales.
Por tanto, nada nuevo bajo el sol.
Ahora lo importante es ya comenzar a superar la situación y enfrentarnos con claridad a la más grande estafa y redistribución de rentas de pobres y clases trabajadoras en favor de ricos y grandes multinacionales y fondos financieros.
La Estafa llamada austeridad.
Los planes de transferencia y keynesianismo para ricos, pues el estado aporta grandes sumas para beneficio privado, fueron ya implementados por el FMI en los años sesenta y setenta del siglo pasado. Impuestos en África, Asia y América Latina. Que es lo mismo que ahora se impone en los EE.UU, Europa UE y resto de América del Norte.
Ya estamos pues en la austeridad.
Hemos vuelto a los años sesenta del siglo pasado en muchos aspectos. Bien, ahora toca remontar y no va a ser desde los paños calientes, como vamos a poder hacerlo.
Están surgiendo resistencias obreras, luchas obreras y hay ejemplos muy recientes como la huelga de los estibadores y estibadoras, las huelgas de tele-operadores, la huelga de los vigilantes de seguridad del aeropuerto del Prat o las resistencias y huelgas de los taxistas frente a las nuevas formas de organización empresarial que defraudan, evaden impuestos, destruyen empleo regulado e instalan un nuevo capitalismo virtual tan cruel y explotador como el “antiguo”.
También resistencias políticas, y Sanders y Corbyn son preclaros ejemplos de ello y precisamente en países de capitalismo avanzado e impulsores de la austeridad y líderes mundiales del capitalismo más salvaje. Por eso su mensaje y acción resulta tan enriquecedor.
Por tanto creo, propongo, en primer lugar que hemos de volver al internacionalismo, no hay ninguna solución nacional, eso es mentira y perjudica a las clases trabajadoras, que hemos de unir esfuerzos a las clases obreras de otros estados y continentes.
En segundo lugar que el “viejo” socialismo democrático, ubicado entre la clase obrera y los pobres y ahora entre los nuevos pobres jóvenes y mujeres jóvenes, es el arma política con más futuro, porque frente a un diseño neoliberal de ideas y estudios hay que contraponer un socialismo organizado con ideas fuerza, historia y voluntad de cambiar el futuro, mediante la acción organizada de las clases trabajadoras y las personas que no se conforman.
Que hemos de volver a ser luchadoras y luchadores y acordarnos de las personas, muchas de las cuales en el mundo, la mayoría, viven peor que los perros o las tortugas de los urbanitas de clases medias y están peor alimentadas.
Pero es que en nuestro occidente feliz con colas en los aeropuertos para pasar unas merecidas vacaciones favoreciendo de paso el cambio climático, hay millones de pobres. Vacaciones baratas porque las cadenas turísticas y hoteleras pagan miseria a sus trabajadoras y las esclavizan en muchas ocasiones.
Pero lo peor es que si esto no lo cambiamos, muchos y muchas de las niñas que esperan en la cola aeroportuaria, las felices vacaciones que sus papás les pueden proporcionar, vivirán mucho peor, serán más pobres, nunca tendrán un empleo digno y jamás disfrutarán de una pensión de jubilación.
Por todo esto la acción de los trabajadores y trabajadoras de los controles de seguridad del Prat están haciendo un gran trabajo por nuestro futuro. Los taxistas oponiéndose a la “uberización” de la economía o las Kellys denunciando la semi-esclavitud y el lado más negro del precariado, nos están haciendo un gran favor. No es tan solo una reivindicación suya. Es nuestro futuro.
Por eso hay que generalizar las resistencias obreras, las luchas sindicales y dotarles de un contenido político, pues nos enfrentamos a otro contenido político, la austeridad.
Carlos Martínez es politólogo, co-primer secretario de Alternativa Socialista y de SOCIALISTAS
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