Hoy me quito la mordaza… porque me está dando calor. Es verano en Murcia. No sé si habéis leído bien: verano en Murcia. DEFCON 0, por lo menos.
Cuesta hasta encender el ordenador, así que os traigo un texto ajeno. Un texto que no he escrito yo, vamos.
No es la primera vez, ya lo hice en otra entrada, hace dos años y medio.
—Eh, pues un artículo prestado cada dos años no está mal, no eres tan vago.
Qué va, soy un currante. Y la prueba es que, tanto en la entrada anterior como en esta, no me he limitado a rebloguear un texto de otro sitio, sino que he transcrito un audio. Me he puesto los cascos y tacatacatá, al dictado, como una taquígrafa del Congreso, pero sin el mérito de las heroínas que consiguen pasar al papel los trabalenguas de Mariano Rajoy.
DÍAS EXTRAÑOS PARA LAS ENCUESTAS ELECTORALES
La cosa empezó porque me dio por consultar el ranking de Ivoox, los podcast más escuchados y descargados. Y allí, entre programas conocidos, me fijé en uno que no me sonaba de nada: Días Extraños, de Santiago Camacho. Umm, el canal empezó en mayo, ¿y apenas dos meses después ya estaba entre los más descargados?
Uno de los programas comienza con esta reflexión, que me ha parecido interesante. Os la dejo y ahora la comentamos:
«Detesto a las multitudes. Es tremendamente llamativo hasta qué punto los comportamientos de las muchedumbres difieren de lo que harían individualmente los seres humanos que las componen.
Todos en alguna ocasión hemos visto en funcionamiento esa mentalidad de manada. Es un fenómeno psicológico que está en todo, desde las tendencias de la moda a las decisiones de inversión. En psicología se denomina «efecto de arrastre», y consiste en que las personas hacen o creen ciertas cosas fundándose en el hecho de que muchas otras personas hacen y creen esas mismas cosas.
Es algo que se ha incrementado con la aparición de las redes sociales, e incluso ha tenido un giro siniestro, cuando nos damos cuenta de que a veces nos autocensuramos a la hora de manifestarnos en un sentido que se aleje de la corriente que percibimos como imperante, por miedo a la reacción de la multitud.
Un estudio de 2015 realizado por investigadores de la Universidad de Múnich, demuestra hasta qué punto es poderosa la presión de la mayoría.
En ese estudio, 765 participantes fueron invitados a participar en una campaña política ficticia para la elección del alcalde de una pequeña ciudad alemana. Para ello, se facilitó a los participantes un falso historial se ambos candidatos, incluyendo si habían ganado o no elecciones anteriores. Luego, los voluntarios fueron divididos en tres grupos:
Al primero de ellos, se les mostró una encuesta donde uno de los candidatos estaba perdiendo por un margen tremendo.
El segundo grupo tenía una que decía que ese mismo candidato estaba ganando por mucho.
El tercer grupo no tenía encuesta de ningún tipo.
Los resultados deberían hacerte meditar la próxima vez que leas una encuesta en un medio de comunicación: no sólo los grandes márgenes afectaban a los votos, sino que los participantes eran más propensos a considerar que un candidato era más competente si pensaban que estaba ganando.
Si un candidato además había triunfado en elecciones anteriores, o parecía tener apoyo mayoritario en las encuestas, es posible que los votantes no comprometidos [indecisos] le apoyen, porque la verdad es que nadie quiere estar en el lado perdedor, ¿verdad?
Por eso, ahora más que nunca, en una época en la que todo el mundo parece estar obsesionado con tener «estrategias de redes sociales», es más importante que nunca mantener nuestras opiniones y nuestros pensamientos lo más a salvo posible de influencias extrañas.
Y nuestras opciones,tan independientes como sea posible. Siendo conscientes de que hay en marcha una auténtica guerra por nuestras almas, y que la opinión más importante, la que de verdad cuenta, es la que tengamos de nosotros mismos cuando nos miremos a los ojos en el espejo del cuarto de baño.»
Ya escribí en otro artículo de las encuestas electorales, de su función manipuladora.
El 30 de julio ha aparecido una nueva encuesta de Metroscopia, pagada por El País, y oh, sorpresa, vuelven a ser buenas noticias para Ciudadanos.
Lo mismo ocurre con otros sondeos, como los de La Razón. Y da igual que se hayan demostrado fallidos mil veces, que se «equivoquen» siempre a favor de los mismos, no importa: en Ciudadanos se los siguen creyendo. Es un decir, imagino que no serán tan ingenuos, pero les dan bombo, los publicitan porque saben que el efecto arrastre funciona.
Así, el tratamiento informativo es similar a esto: «Si mañana hubiera elecciones, Ciudadanos sería la tercera fuerza»; o «Los votantes dan su confianza a Ciudadanos…»; o «Los españoles premian el esfuerzo de la formación de Albert Rivera por…». Como si fuese una realidad tan inmutable como la salida del sol por las mañanas.
Luego llegan las elecciones y la leche se derrama, pero enseguida empiezan de nuevo a llenar el cántaro, a inflar el globo.
No sucede sólo con las encuestas de intención de voto. Cuando el ministro de Economía, Luis de Guindos, hace pública la previsión del gobierno respecto a la evolución del PIB, los medios titulan que «La economía española crecerá un 3%… ».
Es una previsión, sujeta a error, pero tratan la noticia como si el crecimiento ya se hubiera experimentado. Qué bien lo está haciendo el gobierno.
Son días extraños estos en los que el periodismo no informa sobre la realidad, sino que la crea.
https://www.votaycalla.com/encuestas-electorales-dias-extranos-santiago-camacho/#.WYcSmoTyjIU
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