Conflicto Palestino-israelí
Llamamiento al Boicot en el Washington Post
11/07/2016 | Rebecca Vilkomerson / Washington Post
“Soy judía, y quiero que la gente boicotee a Israel”:
Llamamiento al Boicot en el Washington Post
con este llamamiento claro y determinado Rebecca Vilkomerson, directora de la organización americana “Una voz judía por la paz”, comienza una editorial publicada este fin de semana en el prestigioso Washington Post.
El artículo contiene una serie de informaciones interesantes que muestran que una fracción sustancial de la opinión pública americana está comenzando a emanciparse del machaque proisraelí oficial y reconoce de forma creciente la legitimidad de las reivindicaciones de Palestina.
En 2009, durante la operación Plomo Endurecido, vivía en Tel Aviv. Durante aquel ataque, Israel mató a alrededor de 1400 palestinos en Gaza. Cuando unos pocos salimos a la calle para protestar, fuimos recibidos con lanzamientos de huevos y la gente que pasaba nos agredía.
Cuando dejaba a mis hijas en la escuela por la mañana, veía a padres que charlaban como si nada ocurriera.
Y a quienes me preguntaron por qué tenía mala cara, respondí que, efectivamente, estaba más que preocupada por lo que estaba ocurriendo a 60 km de nuestras casas.
Como respuesta obtuve silencios incómodos o respuestas airadas favorables a la acción militar israelí.
Entonces quise implicarme en concreto en defensa de los derechos del pueblo palestino, y me sumé al movimiento Boicot, Desinversiones, Sanciones (BDS).
Esta campaña no violenta fue iniciada en 2005 por una amplia coalición de organizaciones de la sociedad civil palestina, llamando a la solidaridad de la comunidad internacional mientras Israel continúe violando los derechos de los palestinos.
Esta es la razón por la que no puedo aceptar una reciente iniciativa, tomada de forma unilateral por el gobernador de mi propio Estado, el de Nueva York, condenando al movimiento BDS.
Desde Plomo Endurecido, la Franja de Gaza ha sufrido otras dos agresiones masivas.
Unos 500 niños y niñas palestinas resultaron muertos en 2014. Además de las campañas masivas de bombardeos, los palestinos de Gaza siguen sometidos a un bloqueo implacable, mientras que los de Cisjordania sufren una cruel ocupación, a base de check-points, detenciones administrativas y demolición de sus casas.
En Israel mismo, los ciudadanos palestinos israelíes son víctimas de un sistema discriminatorio, mientras que en el exterior los refugiados están privados de todo derecho al retorno.
Por supuesto, hay también ataques contra civiles israelíes.
Pero como ha reconocido el alcalde de Tel Aviv tras un atentado que ha costado la vida a 4 judíos israelíes, hay que ver en ello un terrible síntoma de la perpetuación de la ocupación y de la represión.
Tengo la convicción de que Israel no cambiará su política mientras pueda permitirse ignorar la presión ejercida desde el exterior. El movimiento BDS contribuye de forma eficaz a cambiar este estado de cosas. Sí, hemos obtenido éxitos, que van ampliándose en los Estados Unidos.
Algunas iglesias, de las más importantes, han retirado sus inversiones de las compañías que sacan beneficio de la ocupación de Palestina. Decenas de universidades americanas han votado resoluciones en el mismo sentido.
Más de 100 artistas se han negado a actuar en Israel, y algunas multinacionales como G4S o Veolia se han retirado del mercado israelí.
Se observa también una evolución de la opinión pública.
Un sondeo realizado por el Instituto Brookings revela que el 49 % de ciudadanos que se definía como Demócratas (en el sentido de electoral o miembro del Partido Demócrata, NDLR) eran favorables a sanciones económicas contra Israel sobre la cuestión de las colonias.
Un sondeo del Instituto Pew, difundido el mes pasado, muestra, y esto si que es noticia, que las personas que se declaran “Demócratas liberales” (el término americano “liberal” corresponde aquí más o menos al término “de izquierdas” ndlr) favorables a la causa palestina son ya más numerosas que sus homólogas proisraelíes.
En el mes de mayo, el instituto IPSOS ha encontrado que un tercio de la ciudadanía americana es favorable al BDS mientras Israel no respete los derechos del pueblo palestino.
Aquí, en los Estados Unidos, el movimiento BDS es ferozmente atacado por una campaña estratégica abundantemente financiada por el gobierno israelí y sus organizaciones satélite.
Durante los últimos 12 meses, 22 Estados han propuesto, incluso adoptado, medidas anti BDS.
Una mayoría de esas medidas tienen por objeto prohibir a algunos Estados mantener relaciones con entidades que apoyen el BDS.
El gobernador del Estado de Nueva York, Andrew Cuomo (un “Demócrata”) ha ido más allá, decretando la constitución de una lista negra de organizaciones o empresas que hayan decidido no invertir en Israel o que apoyen la campaña BDS.
Para hacerlo, Cuomo ha ignorado al Parlamento del Estado de Nueva York, en el que los partidarios de la causa palestina y defensores de la libertad de expresión, entre ellos numerosos miembros del Jewish Voice for Peace (Una voz judía por la Paz), habían logrado hasta ahora bloquear tal proyecto liberticida.
Cuomo se equivoca.
No es discriminatorio pedir cuentas a un Estado por sus violaciones del derecho internacional y, menos, del derecho internacional humanitario.
No es lo mismo Estado de Israel que los judíos.
Mis hijas, a las que en 2009 llevaba a la escuela en Tel Aviv, ahora estudian en Brooklyn (Nueva York).
Un día quizá tomen la decisión de vivir en Israel/Palestina.
Espero que sea un lugar en el que todos sus habitantes, judíos y palestinos, conozcan la igualdad y la libertad.
Desde este punto de vista, pienso que el BDS es la mejor herramienta a nuestra disposición para hacer de esta perspectiva una realidad.
Para nosotros y nosotras, todas estas tentativas de legislación anti-BDS no son sino tentativas desesperadas de proteger a Israel de la presión indispensable que debe ser ejercida sobre este Estado para que cambie su política.
Cuomo es un hombre que se mantiene en el lado malo de la barricada.
Traducido de la versión publicada http://www.legrandsoir.info/un-appel-au-boycott-desinvestissement-sanctions-bds-dans-le-washington-post.html
Traducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR
Llamamiento al Boicot en el Washington Post
con este llamamiento claro y determinado Rebecca Vilkomerson, directora de la organización americana “Una voz judía por la paz”, comienza una editorial publicada este fin de semana en el prestigioso Washington Post.
El artículo contiene una serie de informaciones interesantes que muestran que una fracción sustancial de la opinión pública americana está comenzando a emanciparse del machaque proisraelí oficial y reconoce de forma creciente la legitimidad de las reivindicaciones de Palestina.
En 2009, durante la operación Plomo Endurecido, vivía en Tel Aviv. Durante aquel ataque, Israel mató a alrededor de 1400 palestinos en Gaza. Cuando unos pocos salimos a la calle para protestar, fuimos recibidos con lanzamientos de huevos y la gente que pasaba nos agredía.
Cuando dejaba a mis hijas en la escuela por la mañana, veía a padres que charlaban como si nada ocurriera.
Y a quienes me preguntaron por qué tenía mala cara, respondí que, efectivamente, estaba más que preocupada por lo que estaba ocurriendo a 60 km de nuestras casas.
Como respuesta obtuve silencios incómodos o respuestas airadas favorables a la acción militar israelí.
Entonces quise implicarme en concreto en defensa de los derechos del pueblo palestino, y me sumé al movimiento Boicot, Desinversiones, Sanciones (BDS).
Esta campaña no violenta fue iniciada en 2005 por una amplia coalición de organizaciones de la sociedad civil palestina, llamando a la solidaridad de la comunidad internacional mientras Israel continúe violando los derechos de los palestinos.
Esta es la razón por la que no puedo aceptar una reciente iniciativa, tomada de forma unilateral por el gobernador de mi propio Estado, el de Nueva York, condenando al movimiento BDS.
Desde Plomo Endurecido, la Franja de Gaza ha sufrido otras dos agresiones masivas.
Unos 500 niños y niñas palestinas resultaron muertos en 2014. Además de las campañas masivas de bombardeos, los palestinos de Gaza siguen sometidos a un bloqueo implacable, mientras que los de Cisjordania sufren una cruel ocupación, a base de check-points, detenciones administrativas y demolición de sus casas.
En Israel mismo, los ciudadanos palestinos israelíes son víctimas de un sistema discriminatorio, mientras que en el exterior los refugiados están privados de todo derecho al retorno.
Por supuesto, hay también ataques contra civiles israelíes.
Pero como ha reconocido el alcalde de Tel Aviv tras un atentado que ha costado la vida a 4 judíos israelíes, hay que ver en ello un terrible síntoma de la perpetuación de la ocupación y de la represión.
Tengo la convicción de que Israel no cambiará su política mientras pueda permitirse ignorar la presión ejercida desde el exterior. El movimiento BDS contribuye de forma eficaz a cambiar este estado de cosas. Sí, hemos obtenido éxitos, que van ampliándose en los Estados Unidos.
Algunas iglesias, de las más importantes, han retirado sus inversiones de las compañías que sacan beneficio de la ocupación de Palestina. Decenas de universidades americanas han votado resoluciones en el mismo sentido.
Más de 100 artistas se han negado a actuar en Israel, y algunas multinacionales como G4S o Veolia se han retirado del mercado israelí.
Se observa también una evolución de la opinión pública.
Un sondeo realizado por el Instituto Brookings revela que el 49 % de ciudadanos que se definía como Demócratas (en el sentido de electoral o miembro del Partido Demócrata, NDLR) eran favorables a sanciones económicas contra Israel sobre la cuestión de las colonias.
Un sondeo del Instituto Pew, difundido el mes pasado, muestra, y esto si que es noticia, que las personas que se declaran “Demócratas liberales” (el término americano “liberal” corresponde aquí más o menos al término “de izquierdas” ndlr) favorables a la causa palestina son ya más numerosas que sus homólogas proisraelíes.
En el mes de mayo, el instituto IPSOS ha encontrado que un tercio de la ciudadanía americana es favorable al BDS mientras Israel no respete los derechos del pueblo palestino.
Aquí, en los Estados Unidos, el movimiento BDS es ferozmente atacado por una campaña estratégica abundantemente financiada por el gobierno israelí y sus organizaciones satélite.
Durante los últimos 12 meses, 22 Estados han propuesto, incluso adoptado, medidas anti BDS.
Una mayoría de esas medidas tienen por objeto prohibir a algunos Estados mantener relaciones con entidades que apoyen el BDS.
El gobernador del Estado de Nueva York, Andrew Cuomo (un “Demócrata”) ha ido más allá, decretando la constitución de una lista negra de organizaciones o empresas que hayan decidido no invertir en Israel o que apoyen la campaña BDS.
Para hacerlo, Cuomo ha ignorado al Parlamento del Estado de Nueva York, en el que los partidarios de la causa palestina y defensores de la libertad de expresión, entre ellos numerosos miembros del Jewish Voice for Peace (Una voz judía por la Paz), habían logrado hasta ahora bloquear tal proyecto liberticida.
Cuomo se equivoca.
No es discriminatorio pedir cuentas a un Estado por sus violaciones del derecho internacional y, menos, del derecho internacional humanitario.
No es lo mismo Estado de Israel que los judíos.
Mis hijas, a las que en 2009 llevaba a la escuela en Tel Aviv, ahora estudian en Brooklyn (Nueva York).
Un día quizá tomen la decisión de vivir en Israel/Palestina.
Espero que sea un lugar en el que todos sus habitantes, judíos y palestinos, conozcan la igualdad y la libertad.
Desde este punto de vista, pienso que el BDS es la mejor herramienta a nuestra disposición para hacer de esta perspectiva una realidad.
Para nosotros y nosotras, todas estas tentativas de legislación anti-BDS no son sino tentativas desesperadas de proteger a Israel de la presión indispensable que debe ser ejercida sobre este Estado para que cambie su política.
Cuomo es un hombre que se mantiene en el lado malo de la barricada.
Traducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR
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