Aquí los VENDEPATRIAS que hunden a España en el exterior
para malvenderla por cuatro perras por una jugosa comisión
para malvenderla por cuatro perras por una jugosa comisión
Fotografía de Ervins Strauhmanis
Esta es la clave del BIPARTIDISMO
y como en su conjunto
va derechizando cada vez más a la opinión pública
" Como los propagandistas del sistema saben que la gente en general busca un consenso y un témino medio entre las opciones ofrecidas, personas como él sirven para desplazar el centro de gravedad hacia las políticas que la ideología imperante quiere implantar." Extraído del artículo suscrito abajo
El PP aquí como el partido republicano en EEUU, el conservador en Inglaterra, etc, van derechizando sus discursos haciendo que sus adversarios políticos - PSOE, DEMÓCRATAS y LABORISTAS - lo vayan centrando aún más y de paso vaya reorganizando a la masa-gente alrededor del nuevo discurso.
Mucho más intolerante y neoliberal de lo que le se supone al centro político. Armak de Odelot
Mucho más intolerante y neoliberal de lo que le se supone al centro político. Armak de Odelot
Situación Insostenible:
PIB un 18% menor; DEUDA un 24% mayor
¿Cuál es la situación real de la economía española?
Un grupo de profesores y economistas independientes hemos realizado un análisis detallado de la actual situación de la economía española.
Lo que hemos encontrado difiere profundamente de la versión oficial del Gobierno. Estos son los hechos y las cifras.
J.C. Barba J. Laborda J.C. Bermejo R. Centeno
Una situación insostenible
Los indicadores sectoriales de producción y consumo de la economía española han tenido, desde el año 2008, una evolución extraordinariamente negativa, solo ligeramente corregida en los dos últimos años. Sin embargo, estos datos no se han visto reflejados más que muy parcialmente en los indicadores agregados de valor añadido, es decir, los datos del PIB.
Tan extraña situación, es decir, una desvinculación de los datos de producción y valor añadido en medio de una profundísima recesión, se ha “explicado” oficialmente por una destrucción selectiva de actividades de muy bajo valor añadido mientras que al mismo tiempo se incrementaba el valor añadido generado por los sectores que sobrevivían.
Han existido problemas muy importantes en la elaboración de la Contabilidad Nacional que hacen que la cifra realmente informada por el INE difiera profundamente de la realidad
Esta hipótesis no se ve respaldada por los datos conocidos, que son fundamentalmente las tablas input-output de la economía española y la macroencuesta que realiza el Banco de España a nivel empresarial (Central de Balances).
En el primer caso, si acudimos a las últimas tablas input-output previas a la crisis (2007), vemos que las actividades relacionadas con la construcción, si bien están en cuanto al valor añadido generado por unidad producida ligeramente por debajo de la media de la economía, no presentan ni remotamente una desviación como para que su destrucción tenga una influencia significativa sobre la productividad de los factores.
En el segundo, la Central de Balances del Banco de España, observamos una caída del17,8% del valor añadido a precios corrientes entre 2008 y 2014 mientras que la de la producción fue solo del 15,2%.
Esto lo que quiere decir es que durante ese período la productividad de los factores no solo no aumentó sino que disminuyó en 2,6 puntos porcentuales.
Esto en nuestra opinión desmiente totalmente la hipótesis de que el valor añadido, que es lo que refleja el PIB, pudo disminuir desde el estallido de la crisis mucho menos que la producción.
Antes bien, los datos del Banco de España indican justo lo contrario. Por lo tanto todo pone de manifiesto que han existido problemas muy importantes en la elaboración de la Contabilidad Nacional que hacen que la cifra realmente informada por el INE difiera profundamente de la realidad.
Una situación económica insostenible
Ello tiene repercusiones profundísimas sobre la sostenibilidad de la economía española, ya que si asumimos, en la más conservadora de las hipótesis, que el PIB real ha evolucionado en paralelo a los datos de producción de nuestra economía, el PIB real sería un 18,7% inferior al oficial, y el déficit y la deuda pública en relación al PIB entre un 20 y un 25% superiores a las cifras publicadas por nuestras autoridades.
El problema es que el déficit está totalmente fuera de control
Así las cosas, comprobamos diariamente la ausencia de voluntad política para reducir el déficit de España.
El Gobierno después de incumplir todos los objetivos de déficit durante cuatro años, incluidas las ampliaciones acordadas por Bruselas a cambio de recortes que jamás hizo, ahora pide otra moratoria de tres años, pero el problema es que el déficit está totalmente fuera de control, los datos conocidos de 2016 son sencillamente catastróficos, en el primer cuatrimestre en vez de una reducción del 28% se han incrementado en un 18%, lo que lleva el déficit de este año al 6,4%, casi el doble del objetivo ampliado por Bruselas.
Adicionalmente resulta absolutamente clara la imposibilidad de que España devuelva su deuda. Solo el soporte ilimitado del BCE y el blindaje de la prima de riesgo que ha rebajado los tipos de interés pagados a niveles históricamente bajos permite mantener artificialmente esta situación insostenible, pero a costa de inflar cada vez nuestra gigantesca burbuja de deuda, que será la ruina de las generaciones futuras.
Si analizamos la evolución de la deuda de acuerdo con el Protocolo de Déficit Excesivo (PDE), esta ha pasado del 37,9% del PIB en 2007 al 99,2% a final de 2015. Pero la deuda PDE no es toda la deuda.
El PDE se basa en una directiva Europea que aplica Bruselas a aquellos países que tienen un déficit público superior al 3% (caso de España), eliminando del cómputo las denominadas “inversiones comerciales” (por ejemplo la inversión en infraestructuras y la deuda de las empresas públicas).
La deuda pública total está constituida por los pasivos en circulación menos las deudas entre AAPP, ambas publicadas trimestralmente por el Banco de España, y que en diciembre de 2105 alcanzó un valor de 1,3 billones de euros.
Esta deuda total ha pasado del 41,7% del PIB en 2007 al 119,7% a final de 2015. Y aquí se produce la primera diferencia “inexplicable”, que el gap entre deuda total y deuda PDE se ha incrementado desde el 10% al 20,7% en el periodo 2007-2015.
La inacción de la AIReF y de la Comisión ante manipulaciones tan obvias los convierte en colaboradores necesarios en el engaño a los españoles y a los mercados
Resulta sorprendente que ante una discrepancia tan enorme como injustificada ni la Autoridad Fiscal Independiente (AIReF) que está precisamente para eso, ni la Comisión Europea hayan investigado tan sorprendente hecho.
Y sin embargo la explicación más plausible es muy sencilla: en las diferentes AAPP con toda probabilidad numerosos conceptos “computables” han pasado a ser “no computables”, por lo que si asumimos que la relación entre deuda total y deuda PDE se ha mantenido invariable, lo que se debe aproximar mucho a la realidad, la deuda PDE a final 2015 debería ser del 107,7% y no del 99,2%. La inacción de la AIReF y de la Comisión ante manipulaciones tan obvias los convierte en colaboradores necesarios en el engaño a los españoles y a los mercados.
Pero la segunda diferencia es mucho mayor y en consecuencia mucho más grave. Desde principios de 2008 el Banco de España primero y el INE después según indican todos los datos disponibles informaron de datos excesivamente positivos primero y luego mucho menos negativos de la evolución de la economía española, empezando por el IV Trimestre de 2007, algo que ayudó a que el PSOE ganara las elecciones generales de 2008.
A partir de ese momento las Cuentas Nacionales sobrevaloraron sistemáticamente el crecimiento, de forma que a día de hoy el PIB real es un 18,7% inferior al oficial. Es la conclusión principal de nuestro análisis.
Los hechos centrales del análisis
En industria comparamos el IPI (índice de producción industrial) con el VAB industrial. Durante el período 1996-2008 observamos una excelente correlación, que se rompe en ese año y se vuelve a recuperar en 2010.
Esa falta de correlación durante 2008 y 2009 ha provocado una brecha importante entre el valor esperable del PIB industrial por la correlación histórica.
El nivel del IPI en 1996 era de 98, y al comenzar 2008 de 129, mientras que el PIB industrial en 1996 era de 74 y al comenzar 2008 de 105, es decir, que por una subida del 31% del IPI vimos una del 42% del PIB industrial, camino que debería haberse recorrido en sentido contrario durante la caída de 2008-2009.
El PIB industrial esperable ahora mismo sería por lo tanto de 75, y no de 91 como se informa oficialmente. Eso supone un 17,6% de diferencia, que para un PIB industrial en 2015 de 167.000 millones de euros es algo más de 29.000 millones de sobrestimación.
La mayor diferencia la encontramos en los servicios de mercado. Comparamos el VAB de los servicios, en volumen, con el IASS (Índice de actividad del Sector Servicios) deflactado con el IPC, ambos con base 2010.
Como vemos desde 2002 a 2008 la correlación es absolutamente perfecta, rompiéndose esta súbitamente en esta fecha. En ese momento el PIB de servicios era 95, mientras que el IASS era 125.
Desde 2002 a 2008 la subida del IASS fue del 19%, mientras que la del PIB fue del 26,5%. Luego durante la bajada del IASS deberíamos haber esperado la misma relación con el PIB de servicios.
Por ello el nivel esperable ahora, con un IASS un 22,5% menor debería ser un 31,4% menor. Si suponemos que el PIB atribuible a sanidad y educación (mayormente públicas) y a administraciones públicas se ha medido correctamente, ya que existe buena correlación entre el PIB informado y las partidas correspondientes de gasto público, esto afectaría al 75% del PIB de los servicios, que fueron en 2015 550.000 millones de euros.
La sobrestimación del PIB de servicios sería por tanto en 2015 de 173.000 millones de euros (el 31,4% esperable por la caída del IASS). Como observación destacar que en 2014 y 2015 se ha vuelto a recuperar la correlación en las cifras oficiales de la CN entre IASS y PIB de servicios, algo que ocurrió en la industria, como hemos dicho, en 2010.
Si asumimos que las otras pequeñas partidas del PIB están correctamente medidas (agricultura e impuestos sobre importaciones, producción e IVA), algo perfectamente asumible ya que la agricultura no ha tenido grandes variaciones en el empleo en el período y los impuestos son conocidos, esto implicaría que el PIB real sería en estos momentos un 18.7% menor de lo informado. Eso sin tener en cuenta la mayor caída del valor añadido de la producción de la que informa el Banco de España en su encuesta de la Central de Balances, lo que presentaría una situación aún peor.
La presión fiscal, una de las mayores patrañas aducidas por la clase política para justificar las subidas de impuestos, es realmente del 47%
No tiene sentido para justificar las cifras oficiales el decir que no tenemos en cuenta en estos cálculos el sector exterior, ya que aplicamos la metodología de medida del PIB desde la perspectiva de la oferta, no de la demanda, ni tampoco que pueda deberse a un aumento de la economía sumergida, que por definición queda fuera del PIB.
¿Cuál es la riqueza real de España?
Por las razones explicadas la riqueza real de España o PIB pm, asciende a 879.000 millones de euros en lugar de 1,081 billones oficiales, y esto lo cambia todo.
La deuda según el PDE a final 2015
no sería del 99,2% del PIB, sino del 122%,
la deuda total no sería
del 122,5% del PIB sino del 151%.
El déficit 2015 no sería del 5,4% - poniendo la cifra correcta de la Seguridad Social – sino del 6,6%, y este año será aún mayor porque los ingresos fiscales homogéneos han caído un 2,8% hasta mayo mientras que los gastos –sobre todo por la reducción de los gastos por desempleo– han disminuido mucho menos que los ingresos.
La presión fiscal, una de las mayores patrañas aducidas por la clase política para justificar las subidas de impuestos, situada en el entorno del 38% según la versión oficial, es realmente del 47%, algo coherente con los altísimos tipos impositivos que se aplican y con las cifras de presión fiscal sobre las familias y sobre el trabajo que calcula la OCDE, que no cuadraban en absoluto con la cifra oficial.
Con el nuevo PIB queda explicado también el tremendo aumento del paro sufrido, algo absurdo si creemos la contabilidad nacional oficial si se tiene en cuenta que desde 2007 los salarios reales han perdido el 25% de su poder adquisitivo[1].
Teniendo en cuenta que el PIB oficial ha bajado un 3,3% y el empleo ha bajado un 13,3%, los datos con el PIB corregido sí que resultan congruentes.
El INE, con datos incompletos, encaja a martillazos los parciales para que sumen la “estimación” del Banco de España
El Banco de España estima mensualmente el crecimiento en base a tendencias sin registros contables reales.
Después el INE con datos incompletos encaja a martillazos los parciales para que sumen la “estimación” del Banco de España. Justo al revés de como se realiza una contabilidad de verdad, y a como se hace en el resto del mundo,aquí se empieza la casa por el tejado no por los cimientos.
El INE ni da explicación ni corrige sus gravísimas incoherencias, por lo que resulta imperioso que la Comisión audite las Cuentas Nacionales, es demasiado lo que está en juego. Si no lo hacen serán colaboradores necesarios en un engaño masivo al pueblo español y a los mercados, y el BCE no podrá exigir legalmente la devolución de la deuda.
Una democracia merecedora de tal nombre debe basarse siempre en la transparencia y en la verdad. Si no es así es que tenemos un problema aún más grave del que estamos poniendo de manifiesto aquí.
Sobre la fiabilidad del PIB:
réplica a Juan Ramón Rallo
Hasta ahora me he mantenido bastante al margen de la polémica montada en torno a los artículos (ver aquí y aquí) que contribuí a escribir sobre la pérdida de correlación entre determinados indicadores económicos y el PIB, pero visto el cariz que está tomando el asunto creo verme en la necesidad de intervenir.
Puesto que el tema se está convirtiendo, a fuer de las réplicas (ver aquí y aquí) del economista Juan Ramón Rallo, en algo que empieza a rondar peligrosamente lo personal, abandonando el tono técnico que debería ser el dominante en estas discusiones.
Como me parece de muy mal gusto el distraer a los lectores de mi columna en El Confidencial con estos asuntos, prefiero escribir mis opiniones en este portal.
La intención en todo caso al escribir los artículos ha sido el destacar lo inexplicable que resulta el encontrar divergencias notabilísimas entre, sobre todo, los indicadores de producción y los de valor añadido de la economía española.
Como quiera que el PIB se define, grosso modo, como el valor añadido generado por una economía, hemos querido destacar por subsectores de la economía cuánta es la divergencia encontrada entre 2007 y 2013 (último año en que se han publicado estadísticas por subsectores) entre estos indicadores y el valor añadido informado por el Instituto Nacional de Estadística en la Contabilidad Nacional.
Según nuestros cálculos, y excluyendo el sector financiero del cual no hemos podido encontrar indicadores independientes, la divergencia que encontramos es de 201.000 millones de euros, es decir, el 19.5% del PIB en caso de que la correlación se hubiera mantenido.
Obviamente esto no es una reelaboración de la Contabilidad Nacional sino un mero ejercicio para destacar la magnitud enorme de la divergencia y que tanta es que no se puede dar cuenta de ella por causas deletereas, máxime cuando se repite, en la misma dirección en todos los subsectores de la economía para los que hemos conseguido encontrar indicadores correlacionados.
No encontramos explicación a tal discrepancia y por ello pedimos al INE aclaraciones para ver qué es lo que ha pasado, y en caso de que haya errores en la Contabilidad Nacional, que sean corregidos.
En la primera réplica Rallo hay que reconocer que trabajó bien y nos hizo ver que algunos supuestos que habíamos hecho en nuestra primera estimación no eran correctos, básicamente el porcentaje de la economía que abarca el indicador de actividad de los servicios y la ponderación de los subsectores.
Esto como es lógico se lo agradecimos y lo corregimos en nuestro segundo informe. Aunque Rallo se esforzó sobremanera en encontrar fallos en nuestra argumentación, nos llama la atención que no se preocupara lo más mínimo por calcular cifras alternativas ni por investigar el resto de subsectores de la economía en los que nosotros en nuestro primer informe dimos por supuesto que el PIB debía estar bien calculado.
Parecía en todo momento muy preocupado, casi desesperado, por hallar explicaciones alternativas a las discrepancias encontradas o en poner en tela de juicio que fueran tan grandes como decíamos y muy poco en poner en tela de juicio la honorabilidad de INE y de los gobiernos que hemos tenido desde 2007 (ya que parece obvio que unas discrepancias de esta magnitud no pueden deberse a errores). No deja de ser llamativo el sesgo del interés que muestra, máxime de alguien que dice desconfiar siempre de cualquier gobierno.
En nuestro segundo informe nos preocupamos de buscar indicadores alternativos en los subsectores que no abarca ni el índice de servicios ni el de industria, ya que al quedar excluida una parte tan grande de la economía no parecía serio hacer una estimación del total del PIB en estas condiciones.
Obviamente, y como no existen indicadores tan exahustivos en el resto de subsectores, hemos tenido que buscar otros, algo que parece no ser del gusto de Rallo, al que se le transparenta a todas luces que desearía que no existiera ningún indicador con el que comparar y que en caso de existir ansía demostrar que no sirve. Le invitamos a que encuentre otros mejores para que compruebe que sigue ocurriendo lo mismo. Aunque a esto no dedica su tiempo, no vaya a ser que encuentre dificultades en dar la razón a los sucesivos gobiernos que hemos tenido.
También dice que hemos cambiado la metodología, algo falso pues seguimos haciendo lo mismo, es decir, comparar la evolución del PIB por subsectores con la de otros indicadores económicos del mismo subsector.
Dónde está el cambio en la metodología es algo que se nos escapa.
Otro de los argumentos que esgrime, totalmente impermeable a los datos, es que el valor añadido puede haber caído mucho menos que la producción, pero los datos de las diferentes encuestas de que disponemos (Central de Balances del Banco de España y las encuestas anuales de comercio y de servicios del INE) nos dicen que las diferencias son mínimas en el período del que estamos hablando.
Pero para qué va a hacer caso de los datos si le pueden estropear una teoría. Aunque en eso si es coherente con su ideología, como veremos más adelante.
Otra de las falacias de este peculiar economista es decir que el valor añadido generado por una actividad productiva depende de si compra sus productos al vecino de al lado o a una empresa de Indonesia, es decir, si importa los productos necesarios para su actividad o no lo hace.
El error de concepto es tan garrafal que cuesta creer que lo haya cometido sin darse cuenta. La corrección por las operaciones exteriores solo se hace, como es lógico, cuando se mide la demanda nacional para estimar el PIB.
Si las importaciones son mayores que las exportaciones, como ocurría hasta hace bien poco, y no se corrige por este factor, se sobrestimaría el PIB.
En un país con superávit exterior hay que hacer la corrección contraria, es decir, que si no se hiciera se subestimaría el PIB.
Pero si vamos directamente al valor añadido generado durante la actividad económica, que es como se mide el PIB cuando se hace desde la perspectiva de la oferta, no hay que hacer ninguna corrección por el sector exterior exceptuando los impuestos sobre las importaciones.
Ignoramos si pretende tomar el pelo a sus lectores o bien es que sus conocimientos de lo que significa valor añadido y de cómo se mide el PIB desde las diferentes aproximaciones no dan para más.
Más bien me inclino por la primera explicación.
Finalmente dice que las discrepancias entre producción en los servicios y PIB se dan por muchos sitios, no solo en España. Y nos pone unos gráficos sin cuantificar nada. Menudo nivel. Por suerte yo sí que me he preocupado de mirarlo, y es lo que vemos en las tablas de abajo.
La discrepancia media entre producción y valor añadido de los servicios incluidos en el índice de producción de servicios (medidos por la contabilidad nacional) en España es la mayor de todos los países del euro en los que he encontrado datos, siendo este número 3,76 puntos porcentuales por año.
Solo se nos acerca Portugal, con 3,68 puntos. Grecia (sí, esos que engañaban en todo lo que podían, confesos y convictos) se quedan en 1,63 puntos por año y solo superan 1 punto Austria y Finlandia.
El resto están entre los 0,34 puntos de Holanda y los -0,86 puntos de Francia que, dicho sea de paso, es el único país cuyo PIB de estos servicios aumenta menos que el índice de producción.
El que exista otro país, Portugal, que tiene una discrepancia casi tan grande como la nuestra no invalida en modo alguno nuestra hipótesis de trabajo. Si Grecia ha mentido de forma monstruosa en sus estadísticas y lo hubiera hecho también España, ¿por qué razón no habría de haberlo hecho también Portugal, sometido a las mismas presiones por parte de Bruselas y los mercados?
Ante tanto interés que se ha tomado este curioso personaje, no he podido por menos que darme cuenta de quién es el que contesta: un economista que está comenzando su carrera académica, que publica libros de divulgación en grandes editoriales y que aparece en grandes medios de comunicación privados.
Es decir, una persona que tiene que cuidar una carrera profesional sin consolidar que depende mucho de la red de relaciones que vaya tejiendo y en cuyas otras actividades depende de grandes empresarios que de un día para otro te dan puerta si no les agrada lo que dices.
Y ya sabemos cómo se las gasta la oligarquía patria con quien no les baila el agua y hace la vista gorda con sus desmanes. Vaya, a ver si vamos a tener por ahí un pequeño conflicto de intereses, amigo Rallo.
También pertenece a una curiosa escuela económica, la escuela austriaca, que para hacernos una idea, son básicamente fundamentalistas de mercado que piensan que la mano invisible lo resuelve todo y que el Estado es poco más que un estorbo.
Que aplican un curioso método, la praxeología, para aproximarse a la realidad que consiste esencialmente en elaborar una teoría que se estima que tiene consistencia lógica y si los datos no se adaptan a ella es porque los datos están mal. Y a fe que lo ha hecho con su argumentación para “refutar” que haya incosistencias en nuestra argumentación.
En eso hay que reconocer que es coherente. Aunque si utilizaran este método los que gestionan las centrales nucleares más nos valdría a todos ponernos a rezar nuestras oraciones para prepararnos para el otro mundo.
En resumidad cuentas, y para cualquiera que haya trabajado con la ciencia, en que los postulados y las conclusiones siempre se pueden poner en tela de juicio por los datos, esto no deja de ser una pseudociencia, en el mismo montón de los desechos intelectuales de la Humanidad que la astrología, la homeopatía o la lectura de los posos del té.
Aunque según los austriacos actúan así porque el método científico no se puede usar en las ciencias sociales, lo que es nada más que la justificación para decir lo que les da la gana de los temas que les parece sin estar sometidos a la dictadura de los hechos como nos pasa a los pringadillos que sí que creemos en la ciencia.
La escuela austriaca tiene un prestigio académico es casi nulo y sus seguidores apenas publican más que en sus propias revistas económicas.
Por ende, tampoco tienen la menor confianza en la democracia y oscilan entre los que piensan que la democracia debe estar sumamente limitada, sin poner en tela de juicio los fundamentos de la economía de libre mercado y la propiedad privada bajo ninguna circunstancia, y los que directamente creen que la democracia solo sirve para tomar malas decisiones, como parece ser el caso de Rallo.
Esta curiosa secta tiene un chiringuito al que llaman “Instituto Juan de Mariana” (del que Rallo es director) que se dedica a difundir su religión económica y que ha creado a su vez otro que llaman centro de estudios superiores ONMA, donde se dedican a impartir cursillos a los que pomposamente llaman másteres y por los que cobran una pasta gansa pero en los que por ningún lado aparece que estén reconocidos por la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA).
Vamos, como si me pongo a dar yo cursillos desde mi casa de magia y adivinación. Además este “Instituto” Juan de Mariana hay referencias de que ha sido protegido por Esperanza Aguirre, por la Atlas Economic Research Foundation, un satélite de Exxon (de ahí debe venir el negacionismo climático, otra de las señas de identidad de esta gente, que se ve que entiende de todo) o de Koch Industries, perteneciente a la familia Koch, unos millonarios que se dedican a financiar la difusión del ultraliberalismo.
Es decir, no estamos hablando de un economista reconocido o de ninguna autoridad, sino de una persona perteneciente a una rama marginada, acientífica y totalmente desprestigiada de la economía pero que el lobby ultraliberal ha convertido en un bluff mediático.
Una persona llena de conexiones e intereses con lo más rancio de la política española y con lobbies extranjeros que se dedican a difundir determinada ideología ultraliberal que esconde de forma apenas velada el deseo de implantar un neofeudalismo en nuestra sociedad.
En la imagen de más abajo vemos cuáles son los intereses del “Instituto” Juan de Mariana que dirige este supuesto independiente, en un análisis que publicó el diario Público a cuento del escándalo que protagonizó otro de miembros importantes del “Instituto”, Gabriel Calzada, al difundir en EEUU de forma masiva un “estudio” en el que atacaban a las energías renovables.
El papel de este individuo para el sistema, y de ahí la relevancia que se le da en medios y editoriales es muy clara.
Sirve para difundir un fundamentalismo de mercado que hace aparecer las políticas que se han dado en llamar neoliberalismo como centristas y moderadas.
Como los propagandistas del sistema saben que la gente en general busca un consenso y un témino medio entre las opciones ofrecidas, personas como él sirven para desplazar el centro de gravedad hacia las políticas que la ideología imperante quiere implantar.
A lo mejor ni él mismo sea consciente de que es solo un peón en este juego.
Pero lo más probable es que sí y que solo sea un inmenso hipócrita.
De lo que sí que parece claramente consciente es de que sabe de quién dependen sus habichuelas, y les defiende a saco.
Es sin ningún género de dudas un mercenario del régimen, una persona cuyo discurso intelectual siempre estará mediatizado por sus intereses.
Por lo tanto sus argumentos valen lo que valen: casi nada. Y así lo ha demostrado con la endeblez y ataques sin fundamento de su último artículo.
Por mi parte me considero una persona seria y rigurosa que no tiene ningún problema en reconocerlo cuando se equivoca. Alguien decente intelectualmente se hubiera preocupado por investigar estos hechos que hemos encontrado.
Pero él no se ha preocupado por investigar nada en ese sentido, sino por tratar de desmontar por todos los medios posibles, destacado fallos reales o supuestos pero que en ningún caso daban cuenta de las discrepancia y haciendo caso omiso del hecho clave, que es que por mucho que le demos vueltas a los datos estos siguen sin cuadrar de ninguna manera.
Yo no tengo ningún interés económico en nada de lo que escribo.
Eso me permite libertad de pensamiento, al contrario de lo que le pase a este lamentable personaje. Por mi parte doy por finalizada la discusión con él, pues no supone más que una penosa pérdida de un tiempo que hay que dedicar a cosas serias. La gente que lea esto ya sabe a qué atenerse con cada uno.
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