La Crisis del Pequeño Comercio
Más de 10.000 autónomos bajan la persiana en 1 año
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- julio 12º, 2017
La alimentación está siendo uno de los principales sectores de competencia entre el comercio tradicional y las medianas y grandes superficies.
Más de diez mil persianas son muchas persianas, aunque el estruendo social que supone bajarlas en las puertas de las tiendas apenas se oiga.
Son, concretamente 10.738, las que han echado en un año los pequeños comerciantes autónomos, un sector en declive en España tras perder casi 100.000 efectivos en una crisis cuyos supervivientes se enfrentan a un reto inesperado:
competir con unas plataformas de logística y comercio electrónico decididas a llevarse por delante al tendero del barrio.
El pequeño comercio, según los datos de Ministerio de Empleo, entró en la crisis del otoño de 2008 con 432.719 autónomos que fueron menguando hasta los 348.844 de 2013 antes de iniciar un breve repunte con los brotes verdes (353.448 en 2014) previo a una progresiva nueva merma de casi 20.000 en los tres años siguientes:
350.047 al cierre deltercer trimestre de 2015, 344.827 un año después y 334.089 en septiembre de este año.
El declive del pequeño comercio apenas incluye matices de género, ya que se han perdido 8.502 autónomas (quedan 173.085) por 7.456 autónomos (161.004) en dos años, pero sí de edad, en una constatación del envejecimiento que sufre el sector: sólo crece el grupo de los mayores de 55 años (95.111, 2.304 más que hace dos años), que encaran la jubilación mientras el tramo de 40 a 54 años sufre una pérdida de 5.409 autoempleos (154.603) que se eleva a 10.996 (77.885) en el de 25 a 40 y que alcanza los 1.857 entre los menores de 25 años (6.490) que intentan ganarse la vida abriendo una puerta al público.
En cambio, sí hay tendencias contrapuestas en la división por origen geográfico: 17.123 tenderos españoles bajaban la persiana en esos dos años para reducir el grupo a 289.946, mientras 1.165 extranjeros la subían para alcanzar los 44.143.
27.000 millones de negocio perdidos en siete años.
27.000 millones de negocio perdidos en siete años.
“La idea parece que es acabar con un sistema tradicional para que las grandes estructuras obtengan beneficios”
“La idea parece que es acabar con un sistema comercial tradicional para que las grandes estructuras que operan a través de plataformas obtengan grandes beneficios”, explica Eduardo Abad, secretario general de UPTA (Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos), que llama la atención sobre “el reparto social de ese beneficio cuando se están reduciendo los trabajadores por cuenta propia y ajena en el comercio”.
El volumen de negocio del pequeño comercio, del que hay que descontar gastos (incluye salarios), impuestos y cotizaciones para calcular la ganancia, cuando la hay, se redujo en más de 27.000 millones entre 2008 y 2015, periodo en el que cayó de 240.661 a 213.134, un 11,1%, según indica la Estadística de Productos en el Sector Comercio del INE (Instituto Nacional de Estadística).
Sin embargo, menos de dos tercios de ese volumen de negocio corresponden al comercio tradicional, a la tienda del barrio y del pueblo, que en 2015 movieron 134.741 millones (un 63,2%) en 2015 con un desplome de casi 34.000 en siete años.
Otras fórmulas como el autoservicio lograban avances notables al crecer de 61.100 a 65.852 en ese mismo periodo.
Las grandes plataformas de comercio electrónico, como Amazon, están modificando tanto los canales de venta como los de distribución
La batalla por la alimentación
El comercio tradicional retrocede en todos los sectores, con caídas destacadas tanto en la alimentación (de 22.648 millones de euros anuales a 19.609, un 13,5%) como en los establecimientos no especializados tipo colmado (de 36.617 a 30.321, un 17,2%) y también, aunque en menor medida, en los que sí lo están (de 73.576 a 72.756, un 1,2%).
Entre estos últimos el descenso es especialmente visible en el caso de las tiendas de tecnologías de la información y la comunicación, que perdieron un 29% de su mercado al caer su facturación de 8.333 a 5.921 millones.
El claro retroceso de la tienda tradicional se produce mientras el gasto de los hogares crece ligeramente
El pequeño comercio y las grandes y medianas superficies tienen en la alimentación, que se lleva casi la cuarta parte del gasto de las familias(casi 86.000 millones de algo más de 520.000) uno de los principales segmentos de competencia, en el que van perdiendo los primeros.
Según indica la Encuesta de Presupuestos Familiares, ese claro retroceso de la tienda tradicional se produce mientras el gasto de los hogares crece ligeramente. Lo hizo en 122 millones entre 2008 (85.819) y 2015 (85.941), lo que significa que el volumen de otras formas de venta pasó de 63.171 a 66.332 y creció un 5% para pasar a triplicarlo con creces.
Las tensiones en el sector de la distribución al por menor
“El principal medio que tiene el pequeño comercio para mantenerse, y para seguir haciendo habitables los pueblos y las ciudades, es formarse y especializarse”, señala Abad, que apunta que, “sería un error intentar competir con las mismas armas que utilizan las plataformas y las grandes superficies”. “Debe apostar por la calidad y la proximidad –anota-, porque no hay nada que hacer en cuanto a la cantidad y a los precios”.
En este sentido, el pequeño comercio y la hostelería se están viendo directamente afectados, como buena parte de las pymes y algunas grandes empresas, por los acelerados cambios que se están dando en el sector de la distribución al por menor, entre los que destacan dos.
La irrupción de las empresas de reparto en bicicleta comienza a provocar reclamaciones de las empresas de paquetería tradicionales.
Por una parte, la irrupción de nuevas empresas de reparto que ofrecen un medio de contacto con el consumidor, entre las que destaca la de ciclistas Deliveroo, y, por otro, las estrategias de grandes plataformas como Amazon, a la que UPTA acusa de practicar el ‘dumping’ con el objetivo de “romper el techo de los precios de reparto” para “rebajar el precio del transporte por debajo incluso de su precio de coste, con el fin inmediato de eliminar empresas competidoras en el sector”.
Una facilidad convertida en hándicap
Mientras tanto, Francisco Aranda, presidente de UNO, la patronal de la distribución y de la logística, reclama “un pacto de Estado para el reparto del e-commerce y la distribución urbana de mercancías, que siente las bases de un reparto sostenible y eficiente en la ciudad y sirva de guía para los ayuntamientos en el diseño de sus ordenanzas municipales” mediante “normativas y ordenanzas supramunicipales de carácter armonizado”.
“Se necesita un pacto de Estado que siente las bases de un reparto sostenible y eficiente”
UNO reclama un registro de los vehículos que se dedican al reparto, así como regular “las denominadas plataformas de economía colaborativa” que operan en ese sector, para reducir “la creciente competencia desleal” y el intrusismo, desarrollar “un calendario de restricciones en la ciudad realista y aplicable por las empresas” y, paralelamente, “favorecer la distribución de mercancías a comercios y restaurantes en horario no convencional”.
En el trasfondo de esas propuestas se encuentra la regulación de las zonas de carga y descarga, las cuales, por su ubicación y sus limitaciones horarias, han pasado de suponer una facilidad para el reparto tradicional en furgonetas a convertirse en un hándicap ante los nuevos sistemas de distribución.
Sólo un 23,5% de los 101.189 establecimientos comerciales de Madrid “se encuentran a menos de 50 metros de una zona de carga y descarga” y únicamente 7.663 “tienen zona propia de carga y descarga, lo que supone un desafío diario para los repartidores”, señala UNO.
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