Según podemos encontrar en dos noticias diferentes del medio iraní HispanTV, Rusia está haciendo uso de los servicios de Ejércitos privados de mercenarios en Siria, una política que no dista demasiado de la que usan habitualmente EEUU o Reino Unido en los conflictos de Oriente Medio.
Quizás porque en el fondo, no hay tanta diferencia entre unos y otros, como muchos quieren creer…
RUSIA DESPLIEGA EN SIRIA OTROS 2000 MERCENARIOS
Rusia ha enviado a un grupo de 2000 mercenarios a Siria para reforzar su presencia militar, en el marco de un acuerdo de tregua, según un medio israelí.
El portal de inteligencia militar DEBKAfile, citando a fuentes israelíes, informa que Rusia sigue desplegando fuerzas militares en Siria, tanto en apoyo a las llamadas “zonas de distensión”, acordadas con EE.UU., como para “consolidar su control militar”.
“2000 mercenarios acaban de ser trasladados, vía aérea, al país árabe, aumentando en un total de 5000 la cifra de mercenarios contratados por la compañía privada Wagner Group para prestar servicio bajo la bandera rusa en Siria”, alegó el medio.
Se trata de las fuerzas veteranas y retiradas de las unidades de élite de la Fuerza Terrestre, Aérea y de la Armada de Rusia.
Conforme a DEBKAfile, el primer contingente de “mercenarios” llegó a Siria en octubre de 2015, cuando Rusia construía bases militares para su posterior intervención militar contra los grupos terroristas en ese país.
En marzo de 2016, varios centenares de ellos participaron en la gran ofensiva por la céntrica ciudad de Palmira (Tadmor, en árabe).
El informe sostiene que Moscú es un cliente de los contratistas del Grupo Wagner, muy similar a la empresa militar privada Blackwater, que ahora se hace llamar Academi.
Con fecha anterior, el mismo medio israelí señaló que Rusia había desplegado unos 800 militares en el sur de Siria, concretamente a unos 8 kilómetros de los altos de Golán ocupados por Israel, y a otros 400 en la frontera con Jordania.
Israel se ha opuesto a la tregua y a la presencia militar rusa en el sur de Siria, y habría preferido que la zona hubiera sido ocupada por fuerzas estadounidenses y no rusas. Sin embargo, Washington no ha mostrado interés en mezclarse en esa zona, de tal modo que Rusia se ha encargado de vigilar el régimen del cese el fuego en esa área, consensuado por los presidentes de Rusia y EE.UU., Vladimir Putin y Donald Trump, respectivamente.
En los últimos meses Rusia ha recurrido cada vez más al Grupo Wagner, una empresa militar privada rusa, para lograr sus objetivos en Siria.
Con la intensificación de la crisis en Siria, Moscú, que desde septiembre de 2015 presta apoyo militar al Gobierno de Damasco, se ha visto cada vez más obligado a recurrir al Grupo Wagner.
El rotativo turco Yeni Safak, en un informe publicado el domingo, informa del aumento significativo de las actividades de esta empresa militar y asegura que ya gran parte de los campos gasíferos y petrolíferos de Siria están bajo la protección de los contratistas del Grupo Wagner.
Los integrantes de este grupo, de los que según informes ya hay 5000 en el territorio sirio, son todos exmilitares de entre 35 y 55 años de edad de los que la gran mayoría tienen experiencia combativa en el este de Ucrania, aseguran las fuentes militares citadas por Yeni Safak, mientras que cobran entre 1700 y 3350 dólares al mes (los comandantes ganan hasta $4250).
Del mismo modo, confirman, la sede del Grupo Wagner se encuentra cerca de la ciudad suroccidental de Krasnodar mientras que sus integrantes son entrenados en un campo militar administrado por el Departamento Central de Inteligencia de Rusia (GRU, por sus siglas en ruso), lo cual es el servicio de inteligencia militar de las Fuerzas Armadas de Rusia.
Yeni Safak informa que todos los contratistas, antes de ser enviados a Siria, son entrenados a diario en el uso de armamento pesado y que cada día disparan decenas de misiles antitanque 9M133 Kornet —arma de gran importancia debido a la alta frecuencia con la que se usa en los combates en Siria—, lo que significa que el Grupo Wagner dispone, probablemente, del apoyo financiero del Gobierno de Moscú ya que sus costos de entrenamiento son muy altos.
Dmitry Utkin
Hay además información que señala a Dmitry Utkin como el director del Grupo Wagner, quien según fuentes rusas tiene una presencia activa en el territorio sirio y se ocupa personalmente de comandar a los contratistas, y también participa en algunas de las batallas.
Ya hablamos de la justificación del uso de mercenarios por parte de Putin en el pasado, en un artículo del Microlector…
En el pasado, Putin ya expresó públicamente cómo las compañías de mercenarios privadas podrían ser utilizadas para llevar a cabo las llamadas operaciones negables, es decir, operaciones militares con las que el gobierno pudiera negar cualquier implicación.
En 2012, cuando era primer ministro ruso, argumentó que debería legalizarse diciendo que eran “una herramienta para la aplicación de los intereses nacionales sin la participación directa del Estado”.
Como todo el mundo puede deducir, el uso cada vez más extendido de ejércitos privados, es una de las marcas más obvias del neofeudalismo característico del Nuevo Orden Mundial, donde el poder de los gobiernos estatales elegidos de forma presuntamente (muy presuntamente) democrática por sus respectivos pueblos, se va diluyendo de forma paulatina, mientras el poder va recayendo cada vez más en entidades privadas supraestatales, es decir, en manos de las grandes corporaciones transnacionales.
Es la privatización de todos los aspectos de nuestras vidas, bajo el pretexto de la ineficiencia de los gobiernos, la corrupción de los políticos y las deudas públicas impagables, generadas por esas mismas élites que van a convertirse en dueñas “legales” del planeta.
Y uno de los aspectos más evidentes de ese jaque mate definitivo de las élites respecto a todos los pueblos del mundo, es la creación de estos ejércitos privados, que no dejan de ser corporaciones transnacionales de la muerte y la ejecución, que no conocen fronteras ni límites estatales, como si le sucede a los obsoletos ejércitos nacionales.
Son la encarnación armada del Nuevo Orden Mundial neofeudalista.
Al respecto, resulta de lo más llamativo recordar como durante años se nos ha vendido a través de gran cantidad de medios alternativos que Putin representaba algo así como “la piedra en el zapato de las malvadísimas élites globalistas impulsoras del Nuevo Orden Mundial”, a la vez que el bueno de Vladimir, aplica gran parte de las prácticas de estas élites en pos de ese Nuevo Orden, como demuestra el uso de mercenarios en Siria.
Y es que, como no nos cansaremos de indicar, Putin no está en contra de los planes globalistas, sino que lucha porque Rusia y sus oligarquías (que ya son propietarios privados de toda Rusia, puro NWO), tengan un mayor protagonismo en ese Nuevo Orden global, que las élites norteamericanas y el Estado Profundo de EEUU, no quiere otorgarle por intereses propios.
Y punto.
No es ningún héroe: solo quiere un trozo de pastel más grande. (Ahora a esto de querer un trozo de pastel más grande, lo llaman “multipolarismo”, una hábil maniobra de manipulación mental para mentes débiles)
Como tampoco es ningún héroe nuestro amiguito San Trump Bendito, el hombre que ha entregado el poder de EEUU a dos facciones muy determinadas: por un lado, las élites financieras de Wall Street y por el otro, los militares del Pentágono (ya saben, buena gente que vela desde siempre por el bienestar de los niños del mundo y ayudan a las viejecitas a cruzar la calle).
Lo “maravilloso” de Trump es que se mueve entre entregarle el poder a un conjunto de militares psicópatas o dar el paso definitivo y entregárselo a los psicópatas de los ejércitos privados, con los que tan bien se lleva.
Al respecto, cabe destacar la figura de un auténtico criminal como Stephen Feinberg, del que ya hablamos en el artículo ¿TRUMP HA SIDO DESPOJADO SECRETAMENTE DE SU PRESIDENCIA? y cuyo poder definitivo en la Casa Blanca no acaba de materializarse aún (repetimos, AÚN), por las reticencias de esos militares del Pentágono que representan los últimos estertores del viejo orden y que ahora (AÚN) inundan la administración Trump.
Hace poco menos de un mes, conocíamos de los proyectos de estos grupos militares privados y sus proposiciones a Trump, tal y como nos indican en esta noticia:
El Gobierno del presidente de EE.UU., Donald Trump, busca involucrar a la empresa militar Blackwater en la guerra de Afganistán.
Jared Kushner, asesor y yerno del mandatario estadounidense, y Steve Bannon, uno de los principales estrategas en la Casa Blanca, están a cargo de supervisar la iniciativa y han presentado a sus candidatos para implementar el plan en cuestión.
El primero es Erik Prince, fundador de la empresa militar Blackwater, expulsada anteriormente del territorio afgano por el expresidente del país asiático, Hamid Karzai. Blackwater, con una pésima reputación, se ha ido hundido en escándalos por cometer crímenes de guerra y matar a civiles en la guerra que orquestó EE.UU. en Irak.
El segundo es el propietario de DynCorp International, Stephen Feinberg, que ha desplegado un grupo de mercenarios en Yemen en virtud de un contrato de 3 mil millones de dólares con los Emiratos Árabes Unidos (EAU).
“Erik Prince (fundador de la empresa militar Blackwater) y Stephen Feinberg (el propietario de DynCorp International) han creado un plan más barato y mejor que el del Ejército (estadounidense, para Afganistán)”, informan fuentes próximas a los dos empresarios.
Stephen Feinberg
El propio Feinberg presentó el mencionado plan al secretario de Departamento de Defensa estadounidense (el Pentágono), Jim Mattis, quien sólo “lo escuchó por educación y respeto”, declarando que no permitirá la involucración del sector privado en el conflicto de Afganistán.
El pasado mes de junio, el jefe del Pentágono pidió a Trump que dé su visto bueno al envío de 3000 fuerzas a Afganistán y ceda más poder al citado departamento para cambiar la cantidad de los militares dependiendo de las necesidades, “para sacar al conflicto del punto muerto en el que se encuentra y derrotar a los terroristas”.
Y a principios de junio, podíamos encontrar esta noticia, que también nos habla claramente de los planes de estos personajes tan oscuros que dirigen estos ejércitos privados…
El fundador de la empresa privada militar Academi (anteriormente conocida como Blackwater), Erik Prince, propone una especie de colonización para Afganistán.
Prince, explicó durante su entrevista de hace días en la cadena estadounidense Fox News su plan para que la presencia de las fuerzas estadounidenses en Afganistán tenga lucros y beneficios financieros para Estados Unidos y las empresas militares.
Más precisamente, propuso que la empresa militar que lidera tomase el control de las operaciones en Afganistán y que funcionara a base de un modelo sumamente parecido al esquema operacional de la Compañía Británica de las Indias Orientales, que en los últimos años del siglo XVI colonizó La India.
De este modo Prince está, básicamente, proponiendo que Academi deje de usar a soldados estadounidenses (por sus elevados sueldos) y use a los locales, quienes según estudios podrían aceptar trabajar en Academi por sueldos casi la mitad de lo que cobran los estadounidenses.
No obstante, la peor parte del plan del fundador del notorio Blackwater es el modo en que pretende financiarse ya que, según Prince, Academi en Afganistán ya no estaría contratado por el Gobierno de Estados Unidos y, por ende, se financiaría mediante la extracción de los recursos naturales de Afganistán y mediante su participación en la industria en dicho país.
“Hay 100.000 millones de dólares en recursos bajo la tierra [en Afganistán]: la industria minera, minerales mientras que hay petróleo y gas natural valorado en más de 100.000 millones de dólares”, dijo Prince, quien aseguró que su empresa militar en este país asiático será autosuficiente.
El analista Matthew Pulver, el redactor de este texto para Salon, advierte que si se ejecuta este plan, pues, Academi dejaría de ser una empresa militar y sería más bien un estado que tendría enorme influencia y poder en Afganistán.
Además, recuerda que según el plan Academi ya no trabajaría bajo la supervisión de Estados Unidos por lo que sería altamente posible que llevara a cabo actividades ilegales y violara las regulaciones y normativas para de este modo aumentar sus ganancias.
Bajo circunstancias normales, advierte Pulver, sería casi imposible que este plan llegara a implantarse, no obstante, el analista advierte que la cercanía de Prince al presidente estadounidense, Donald Trump, y el hecho de que Trump ya propuso algo similar a este plan, pues, hacen probable que sea ejecutado en su totalidad.
No obstante, este momento AÚN no ha llegado.
Nos esperan unos meses o incluso unos pocos años de poder para los militares de viejo cuño del Pentágono (ya saben, esos gorilas de espalda plateada con complejo de macho alfa, como el propio Trump), antes de su plena sustitución por estos otros psicópatas del Nuevo Orden.
Quizás su sustitución venga a través de algún sonado fracaso, que permita a Trump poner sobre la mesa su ineficiencia y la necesidad de su sustitución por estos poderes privados…y quien sabe si quizás algún tipo de debacle económica en EEUU, permita dar el paso con más celeridad, basándose en la “necesidad” de recurrir a ellos y permitirles que se “autofinancien sobre el terreno” a cambio de “luchar contra el terrorismo”…
Sea como sea, la cuestión, es que los dos “superhéroes libertadores del planeta” y enemigos de las “malvadas élites sionistas y las cábalas iluminatis”, Donald Trump y Vladimir Putin, lejos de cerrarles las puertas, no sólo les permiten avanzar sibilinamente en sus proyectos, sino que de les están preparando la alfombra para su llegada.
Mientras tanto, sigue la vastísima campaña de manipulación global (tanto en medios alternativos pagados ex-profeso, como en los medios de masas) para hacerle creer a la población más atontada, que tanto uno como el otro, se “oponen” a este Nuevo Orden, solo por el simple hecho de que se enfrentan a otras facciones que buscan obtener más influencia en el nuevo escenario que se está construyendo…
¡Que siga el cuento!
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