EEUU no busca derrocar a Maduro sino convertir Venezuela en un Estado Fallido
EEUU no busca derrocar a Maduro ni intervenir militarmente ahora en Venezuela si no ya lo hubieran hecho ( no quieren ver manifestaciones con el lema Yanquis fuera por toda Latinoamérica nI ataúdes con marines envueltos con la bandera viniendo de Venezuela... para eso están los mercenarios paramilitares como ISIS) sino convertir Venezuela en un Estado Fallido como Libia o Siria y llevarse el petróleo crudo como allí o sea libre de impuestos y cualquier tipo de control.
Saben que el pueblo venezolano es chavista hasta la médula y no va a dejar que le arrebaten todos los derechos y conquistas sociales ganadas durante estos años.
Si cae Maduro habrá guerra civil para intentar parar la represión contra el pueblo que desencadenará la derecha golpista y reaccionaria y si no cae, EEUU a través de mercenarios paramilitares como ha hecho en Libia y Siria, intentará deseStabilizar y balcanizar el país.
sobre todo en la zona del lago Maracaibo que es donde se concentra la mayor parte del petróleo.
Si logra allí hacerse fuerte intentará provocar la división del país como quiere hacer en Bolivia con las ricas regiones donde se encuentra el gas: su mayor riqueza. Todo esto dentro de un marco de guerra continuo para robarse el petróleo por cuatro perras, libre de impuestos y en la mayor parte de los casos a cambio de armas: o sea negocio redondo como en Libia o Siria.
En último extremo y si fuera necesario, se intentaría confrontar a Colombia con Venezuela.
En último extremo y si fuera necesario, se intentaría confrontar a Colombia con Venezuela.
Una vez balcanizado el país, nadie se opondrá a una intervención en el país so pretexto de pacificarlo.
Armak de Odelot
POSDATA
Occidente con su negativa a reconocer la Constituyente les dice a 8 millones de venezolanos que se metan su voto por donde les quepa.
Si la izquierda española no cierra filas en torno a Maduro y contra los vendepatrias de la ultraderecha golpista al servicio del imperio sionista y sus corporaciones...
que no cuenten con mi voto... "nunca mais"
Estoy hasta los huevos de hipócritas y gilipolleces.
o sea al golpe de estado, al terrorismo de falsa bandera, a la guerra económica o el boicot y el bloqueo, a la demonización mediática y la crispación continua, al pucherazo, al terrorismo paramilitar o yihadista, etc
POSDATA
Occidente con su negativa a reconocer la Constituyente les dice a 8 millones de venezolanos que se metan su voto por donde les quepa.
Si la izquierda española no cierra filas en torno a Maduro y contra los vendepatrias de la ultraderecha golpista al servicio del imperio sionista y sus corporaciones...
que no cuenten con mi voto... "nunca mais"
Estoy hasta los huevos de hipócritas y gilipolleces.
o sea al golpe de estado, al terrorismo de falsa bandera, a la guerra económica o el boicot y el bloqueo, a la demonización mediática y la crispación continua, al pucherazo, al terrorismo paramilitar o yihadista, etc
MARCO TERUGGI: "EL CONFLICTO POLÍTICO VENEZOLANO TUVO UN PUNTO DE ACUMULACIÓN Y DEFINICIÓN EL 30 DE JULIO" (VÍDEO)
En Venezuela - dice el joven y excelente analista político Marco Teruggi - "el conflicto político tenía un punto de acumulación y definición el 30 de julio. Para dibujarlo, fue como si dos carros fueran de frente uno hacia el otro, ninguno diera el volantazo previo, y el choque se diera... El resultado numérico y político fue a favor del chavismo, y con el paso de los días las consecuencias comienzan a aparecer" (...).
En Venezuela - escribió el joven y excelente analista político Marco Teruggi- "el conflicto político tenía un punto de acumulación y definición: el 30 de julio.
Para dibujarlo, era como si dos carros fueran de frente uno hacia el otro, ninguno diera el volantazo previo, y el choque se diera.
La posibilidad de que se evitara era la negociación que se mantuvo hasta últimas horas y no se dio. El resultado numérico y político fue a favor del chavismo, y con el paso de los días las consecuencias comienzan a aparecer".
Y continúa diciendo: "Una de ellas es que la oposición evidenció su fractura y tomó la iniciativa el sector que -al parecer- acompañaba el conflicto sin conducirlo.
La muestra de eso fue que Acción Democrática, uno de los partidos principales de la derecha, anunció que participará de las elecciones a gobernadores. Las declaraciones de su dirigente fueron elocuentes: la opción es inscribirse a los comicios o ir hacia “un supuesto Golpe de Estado y una matanza”, en referencia a lo que sostienen las fuerzas de oposición contrarias a presentarse a los comicios" .
En la entrevista que teleSUR le hizo a Teruggi y que reproducimos aquí, el sociólogo argentino residente en Venezuela traza con inusitada maestría las líneas claves de la situación política que atraviesa ese país caribeño. Recomendamos vivamente a nuestros lectores una visualización atenta de la entrevista.
VÍDEO ENTREVISTA:
LA "DICTADURA" VENEZOLANA — Canarias-semanal.org, Digital informativo de ámbito internacional y actualización diaria, de lunes a viernes
Te llaman “Dictadura” -escribe Nikolas Stolpkin - esos que no tienen idea lo que es sufrir una dictadura. Esos que no vivieron las injusticias de Franco, Somoza, Trujillo, Batista, Pinochet…
Esos que nunca vivieron lo que eran las torturas sistemáticas, las desapariciones sistemáticas, las violaciones sistemáticas, las ejecuciones sistemáticas
Los miembros de la nueva Asamblea Constituyente elegida en las elecciones del pasado 2 de agosto
Por NIKOLAS STOLPKIN / CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Te llaman “Dictadura”, esos que nunca vivieron en una dictadura.
Te llaman “Dictadura”, esos que no tienen idea lo que es sufrir una dictadura. Esos que no vivieron las injusticias de Franco, Somoza, Trujillo, Batista, Pinochet…
Esos que nunca vivieron lo que eran las torturas sistemáticas, las desapariciones sistemáticas, las violaciones sistemáticas, las ejecuciones sistemáticas… Esos que no saben lo que es salir a la calle y no saber si volverán vivos a sus casas.
Esos que no saben lo que es vivir con el miedo a perder un hijo, un padre, una madre, por querer luchar contra las injusticias de una dictadura…
Me niego a entender a aquellos que te llaman “Dictadura”.
Que no saben lo que es ser ignorados por los Medios de Comunicación. Que no saben lo que es hablar con sumo cuidado para no ser una nueva víctima de una dictadura. Que no saben lo que es que te cierren las puertas por tus ideas políticas.
Y es que no entiendo a aquellos que te llaman “Dictadura” y pueden viajar tan libremente por el mundo denunciándote… Aquellos que pueden dar entrevistas sin ningún tipo de censura… Aquellos que nunca les falta la comida, pero que te denuncian por falta de alimentos…
Aquellos que nunca les falta medicamentos, pero que te denuncian por falta de medicinas… Aquellos que nunca les falta espacio para denunciarte en los Medios, pero que te denuncian por falta de libertad de expresión.
Sí, mi querida Venezuela, juro que no entiendo a aquellos gobiernos que te llaman “Dictadura”, aquellos países autodenominados “democráticos”, pero que en casa algunos están llenos de fosas comunes, asesinatos extrajudiciales, desapariciones, paramilitares, desplazados, periodistas muertos…
Juro que no entiendo a aquellos gobiernos que te llaman “Dictadura”, pero que bombardean Vietnam, Yugoslavia, Afganistán, Libia, Siria, Irak…
Que hablan de “democracia”, pero que la abstención suele ser la verdadera triunfadora cada vez que hay elecciones presidenciales o municipales…
Que hablan de “Derechos Humanos” y en casa viven aplicando lo mismo que no querrían en otros países (pena de muerte, abuso policial, etc)…
Que hablan de “Libertad de expresión” y sacan una“Ley Mordaza”…
Que hablan de “participación ciudadana” y sólo les permiten a sus ciudadanos participar para cada elección presidencial o municipal…
Que hablan de “no injerencia” y son los primeros que meten sus narices…
Que hablan de “intolerancia”, pero que en casa el racismo, la xenofobia siguen siendo pan de cada día…
Que te acusan de “Narco-Estado”, pero que no sufres los horrores de los cárteles de la droga como en ciertas “sólidas democracias” y que no eres ni competencia en producción ni en transporte de drogas.
La OEA te llama “Dictadura”.
Amnistía Internacional te llama “Dictadura”.
Human Rights Watch te llama “Dictadura”.
La Unión Europea te llama “Dictadura”.
Todos ellos, curiosamente, financiados por el Gran Capital.
¿Qué tienes Venezuela que tanto te odian?
¿Qué tienes Venezuela que tanto se “preocupan” por ti?
Sí, Venezuela, tienes hoy a un pueblo de vuelta en casa (Asamblea Nacional Constituyente); tienes las mayores reservas de petróleo en el mundo; tienes a un pueblo bravío con conciencia política y en pie dando la lucha; tienes a un pueblo que participa activamente y que no es apático; tienes a unas fuerzas armadas nacidas del pueblo y sin castas militares.
Ya quisieran algunos tener a tu pueblo sumido en la ignorancia y bajo las garras del cruel neoliberalismo.
Es que no entiendo a aquellos artistas y famositos que te llaman “Dictadura” y no sospechan que lo que les sale por sus bocas es una triste copia sacada de los Grandes Medios, de otras figuras, de estructuras afines al Gran Capital o, quién sabe, de algún billetito.
Y es que puedes ver hoy los rostros de la Asamblea Nacional Constituyente, tan distintas a los rostros que acostumbramos a ver año tras año, década tras década dentro de nuestro Poder Legislativo. Y si no son ellos, son sus hijos.
La gran diferencia radica en que los primeros representan, claramente, los intereses del pueblo, y los segundos representan los intereses de la Gran Empresa y se pelean entre ellos para recibir la “atención” de los Grandes Intereses.
No por nada estos últimos reciben sus buenas mesadas, aparte de sus jugosos sueldos, para que dicten leyes a la medida de sus intereses.
Las elites mundiales dominan los principales medios de comunicación internacionales de modo casi total a través de sociedades enrevesadas que ocultan las participaciones de emporios transnacionales como bancos, empresas de armamento, entidades financieras e inversoras y otras firmas de diversa índole.
The New York Times, Le Monde, Der Spiegel, Financial Times, El País, revistas de referencia y cadenas importantes de televisión o radio imponen sus puntos de vista sobre la actualidad según los intereses geopolíticos de sus accionistas, marcando los asuntos que deben ser portada y objeto de debate de sus millonarias audiencias.
Por decirlo de otra manera, crean focos de atención preferentes mientras silencian con sombras informativas intencionadas otros asuntos susceptibles de sus ocultos intereses económicos. Solo se habla de lo que el poder hegemónico quiere, tal y como estudiara al detalle el lingüista estadounidense George Lakoff.
Quienes imponen los marcos de discusión tienen la sartén por el mango porque solo se habla y es motivo de debate lo que no daña su perspectiva política, eludiendo las contradicciones de toda realidad social. Esos marcos temáticos crean la realidad que las elites desean.
De esta forma, en los últimos años las victorias de la izquierda en Sudamérica (Venezuela, Ecuador, Bolivia, Brasil, Paraguay, Argentina…) han provocado una animadversión de las elites neoliberales para que tales triunfos electorales no sirvieran de ejemplo en otras áreas geográficas.
La inquina hacia sus gobernantes ha sido y es más que alevosa y manifiesta, tomando el relevo de la maldita Cuba, objetivo ya demasiado manoseado históricamente por las derechas y sus acólitos de la izquierdita nominal.
La guerra desinformativa no tiene cuartel: todo vale contra la izquierda, aunque lleguen al gobierno (el poder sería mucho decir tal vez) democráticamente. Pero la mayor virulencia mediática recae sobre Venezuela. Contra este país, cualquier mentira es buena con tal de que el mensaje desestabilizador alcance las mentes de las masas de forma avasalladora y falaz.
¿Por qué ahora Venezuela? Porque podría ser un fuerte ejemplo a imitar y su pueblo está resistiendo andanadas de todo tipo para que quiebre su voluntad mayoritaria a favor de la burguesía nacional y la clase propietaria internacional.
El pueblo de Venezuela está haciendo frente a una hiedra de numerosas ramas venenosas: la ultraderecha multimillonaria y rancia del interior, el FMI, el dinero negro de la CIA, golpismo y terrorismo de agentes anónimos que tiran la piedra y esconden la mano, la tibieza de la Unión Europea y el ataque desinformativo a mansalva, especialmente desde España, que está operando en esta crisis inducida como portaaviones nodriza de la crema elitista del mundo globalizado.
Neutralizada Grecia con la bajada de pantalones de Tsipras y Syriza solo quedan Venezuela, Cuba como recurso ideológico para personas talluditas y Corea del Norte como absurdo infantil para conjurar los peligros rojos contra la democracia de corte occidental.
Sin embargo, en este esquema de urgencia, Venezuela ostenta la primacía indiscutible en el escalafón de maldad absoluta, no en vano es el país con mayores reservas de petróleo del mundo (unos 300.000 millones de barriles), a la que siguen Arabia Saudí (250.000 millones de barriles estimados), Irán (150.000 millones) e Irak (140.000 millones).
Irak está en guerra permanente gracias a los bombardeos de EE.UU. y la Union Europea; Irán, siempre en el punto de mira bélico occidental; Arabia Saudí sometida por una dictadura feudal amiga de Washington y Bruselas y… Venezuela, un reducto izquierdista contra el imperio ultraliberal. Así puede entenderse mucho mejor la geopolítica de las “democracias” alentadas por los dueños universales de la ética instalados en la Casa Blanca y en las capitales de la vieja Europa.
Lo que nunca debe ser noticia de portada
Un repaso somero a la realidad mundial nos muestra aquella parte de la realidad que jamás ha abrir portadas o debe tratarse con sordina. Van algunos ejemplos más que significativos.
Arabia Saudí es el país más machista del mundo. En 2015 se registraron oficialmente 157 ajusticiados por condenas de pena de muerte, algunos por ateísmo. Decapitaciones y crucifixiones están a la orden del día.
Un fascista es el actual inquilino de la presidencia USA.
Y llegó a tan alta magistratura con dos millones de votos menos que su adversaria demócrata Hillary Clinton. Genuino sabor a democracia total.
El régimen de Rodrigo Duterte, presidente de Filipinas desde 2016, ha asesinado extrajudicialmente a miles de personas presuntamente vinculadas con el narcotráfico. Sus acciones no merecen editoriales ácidos ni espacios amplios en la prensa internacional, solo pequeñas censuras de pasada.
El año pasado, en México se recogió una cosecha diabólica, sin estar en guerra, de 23.000 personas muertas en actos violentos. En Siria, asolada por una conflagración bélica abierta y notoria, hubo 50.000 muertos.
Desde comienzos del presente siglo, el genocidio sionista ha segado la vida de 1.500 niñas y niños palestinos, un asesinato cada tres días.
Según diferentes organismos, durante 2016 perdieron la vida entre 74 y 156 periodistas. Irak, Siria, Afganistán, Yemen y… México son los países donde es más peligroso informar libremente.
En el país azteca se contabiliza una macabra cifra de 107 periodistas vilmente asesinados desde el año 2000. De vez en cuando salta alguna noticia de agencia a la que se abre un hueco con fórceps en la prensa internacional. Al siguiente día, todo cae en la sima del olvido mediático.
España, según distintos índices, es el país más corrupto de Europa. Cuenta con 2,6 millones de personas pobres y con 10 millones de residentes con alto riesgo de caer en la indigencia. Si volamos a EE.UU., su territorio de pobreza muerde a 45 millones de personas.
En la “dictadura sangrienta” de Venezuela en 1999 la mitad de la población era considerada pobre. Hoy, se ha aminorado ese estigma entre 20 y 25 puntos porcentuales: antes había 16 millones de bocas hambrientas y miradas sin futuro y ahora 6 millones, una barbaridad sin duda pero el recorrido da idea de los esfuerzos realizados en la etapa de Hugo Chávez.
Compárense estos datos con otras realidades, contextualizando los datos y su trayectoria histórica: África, Asia, otros países sudamericanos e incluso EE.UU. y España.
La realidad nada tiene que ver con las portadas de los mass media dominantes. Hay que buscarla más allá de las mentiras y los intereses de las elites neoliberales.
Que un líder rodeado de mierda corrupta hasta los ojos como Rajoy y un fascista como Trump sean referencia moral para medir la democracia venezolana dice mucho de la estupidez política en la que está sumida la mayoría silenciosa española y occidental.
Contra Venezuela todo vale porque tapa las vergüenzas de la doctrina neoliberal. Y del sistema capitalista. Y de la corrupción. Nicolás Maduro es un chivo expiatorio para que no pensemos críticamente acerca del mundo doméstico e ideológico que nos asfixia cotidianamente.
Romper el cerco desinformativo contra Venezuela es recuperar un poco de la dignidad alquilada o vendida durantes estos años locos y perversos de la crisis global.
La hora y la vez de Venezuela
Estar a favor del gobierno de Venezuela no es solo una cuestión política, pero también de carácter. Es vergonzoso como gente que pretende estar en el campo de la izquierda, instituciones con tradición de izquierda, partidos que en principio pertenecen al campo popular, quedan silenciosos o se valen de críticas al gobierno para justificar la falta de solidaridad con el gobierno de Venezuela.
Uno de los argumentos de mala fe es el de que habría que sortear la polarización entre gobierno y oposición, como forma de contornar la radicalización, que sería no estar de ningún lado. Es pretexto para no solidarizarse con un gobierno asediado por la derecha local y por el gobierno de los EEUU. Intelectuales suman críticas al gobierno para pronunciarse por la solidaridad “con el pueblo de Venezuela”, como si el pueblo del país no estuviera involucrado en la polarización.
Se puede no estar de acuerdo con aspectos de las políticas del gobierno de Maduro, pero ninguna crítica justifica una posición de equidistancia, porque nadie tiene dudas de que, caso se lograra la caída del gobierno, sería sustituido por un gobierno de derecha e incluso de extrema derecha, con durísimas medidas para los derechos de la masa de la población venezolana y para los intereses nacionales del país.
Hay todavía el argumento de que la izquierda latinoamericana no debiera estar solidaria con el gobierno de Maduro, que le daría legitimidad en toda la región, comprometiendo la imagen de las fuerzas progresistas latinoamericanas. Los que hablan de esa forma tiene un imagen particular de la izquierda, que no es de la izquierda realmente existente.
Una parte de esas posturas es reflejo de una ideología liberal. Lo único que hay para esa visión son democracia y dictadura. Y como el gobierno de Maduro no cabe en la concepción que tienen de democracia, lo clasifica inmediatamente de dictadura y centran su fuego en contra del gobierno, supuestamente aislado por una “sociedad civil” en rebelión contra la “tiranía”.
Para esos, aunque se digan de izquierda no existen ni capitalismo, ni imperialismo. No hay tampoco derecha, ni neoliberalismo. Las clases sociales desaparecen, disueltas en la tal “sociedad civil”, que pelea en contra del Estado. No toman en cuenta que se trata de un proyecto histórico anticapitalista y antimperialista.
Parece que no se dan cuenta que no se trata de defender un gobierno, sino un régimen y un proyecto histórico. Que si llegara a caer ese gobierno, cae todo el proyecto histórico iniciado por Hugo Chávez y Venezuela se sumaría a la recomposición neoliberal que hoy victimiza a Argentina y a Brasil.
Se puede ser de izquierda y ser crítico, pero peleando dentro de la izquierda, de las fuerzas anti-neoliberales, por el avance de esos procesos, nunca por su derrota. Porque la alternativa a esos gobiernos está siempre en la derecha, como Argentina y Brasil lo confirman, nunca en la extrema izquierda. Derrotar a gobiernos antineoliberales es abrir el camino a la restauración neoliberal, que es la única bandera de la derecha.
Lo que está en juego hoy no solo en Venezuela, sino también en Bolivia, en Ecuador, en Uruguay, en Argentina, en Brasil, es el destino de los más importantes gobiernos que América Latina ha tenido en este siglo: si se afirman y avanzan, si recuperan el camino donde la derecha ha retomado el gobierno o si la contraofensiva neoliberal vuelve a imponer la década nefasta en que imperó en nuestra región.
Esa es una razón más para que la izquierda exprese su apoyo y solidaridad con Venezuela. Hay horas en que el silencio es criminal, sea de dirigentes, sea de militantes, sea de intelectuales, sea de partidos, sea de instituciones, sea de gobiernos, sea de quien sea.
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