Si según Trump, la OTAN no está obligada a defender a un miembro en caso de ataque...
pá que coños queremos la OTAN?
La mejor forma de hacer que desaparezca una institución, es quitarle la función principal para la cual fué creada. Y eso es lo que Trump está haciendo. Ya avisó en campaña que la OTAN está obsoleta. Y esta es su forma de dejarla caer.
Ante la caída inexorable de su moneda y economía, la administración Trump exige vasallaje. Y apela a su poderío militar para ello.
Es evidente, que tanto la UE como el Euro, son un rival muy fuerte económicamente hablando, para el dólar y EEUU.
Y que tras utilizar Sión al euro para expoliar Europa e introducir a Goldman Sachs, en sus gobiernos e instituciones, Europa ya no les conviene, ni fuerte, ni unida. Bastante tienen con parar el vendaval que les viene de Rusia y China para seguir conservando su agonizante hegemonía.
Son muchas las declaraciones por activa y por pasiva, de Trump y muchos otros sionistas como Soros, en contra de la moneda única y el proyecto común europeo. Y en esas estamos.
Ahora cabe saber, si la política continuista de Alemania con respecto a la UE, o sea más austeridad y recortes, no sirvan más para terminar de enterrar el proyecto europeo que para consolidar la idea de una Europa fuerte y unida frente a un nuevo orden mundial que empuja fuerte y amenaza con merendarnos con patatas fritas.
Armak de Odelot
"Ya no vale la pena decir que el 'financiamiento de la OTAN' y los 'gastos de defensa' son solo eufemismos que esconden el pago al sector militar estadounidense y, en cierto modo, al Pentágono", indica.
No se trata solo de dinero, sino que la nueva Administración estadounidense trata de recibir un tributo y no vender un servicio para asegurar la seguridad europea, enfatiza Danílov.
Pero lo que sorprendió más a los expertos europeos y estadounidenses es que Trump renuncia a reconocer el capítulo 5º de la Carta de la OTAN sobre una respuesta colectiva en caso de ataque contra uno de los miembros de la Alianza.
"Desde el punto de vista de los europeos, resulta que les proponen pagar 330.000 millones de euros al año, pero nadie va a garantizarles la seguridad y, si pasa algo, tendrán que resolverlo todo por su cuenta", menciona Danílov en referencia a la iniciativa del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, de crear un ejército común europeo.
Si según Trump, la OTAN no está obligada a defender a un miembro en caso de ataque...
pá que coños queremos la OTAN?
La mejor forma de hacer que desaparezca una institución, es quitarle la función principal para la cual fué creada. Y eso es lo que Trump está haciendo. Ya avisó en campaña que la OTAN está obsoleta. Y esta es su forma de dejarla caer.
Ante la caída inexorable de su moneda y economía, la administración Trump exige vasallaje. Y apela a su poderío militar para ello.
Es evidente, que tanto la UE como el Euro, son un rival muy fuerte económicamente hablando, para el dólar y EEUU.
Y que tras utilizar Sión al euro para expoliar Europa e introducir a Goldman Sachs, en sus gobiernos e instituciones, Europa ya no les conviene, ni fuerte, ni unida. Bastante tienen con parar el vendaval que les viene de Rusia y China para seguir conservando su agonizante hegemonía.
Son muchas las declaraciones por activa y por pasiva, de Trump y muchos otros sionistas como Soros, en contra de la moneda única y el proyecto común europeo. Y en esas estamos.
Ahora cabe saber, si la política continuista de Alemania con respecto a la UE, o sea más austeridad y recortes, no sirvan más para terminar de enterrar el proyecto europeo que para consolidar la idea de una Europa fuerte y unida frente a un nuevo orden mundial que empuja fuerte y amenaza con merendarnos con patatas fritas.
Armak de Odelot
pá que coños queremos la OTAN?
La mejor forma de hacer que desaparezca una institución, es quitarle la función principal para la cual fué creada. Y eso es lo que Trump está haciendo. Ya avisó en campaña que la OTAN está obsoleta. Y esta es su forma de dejarla caer.
Ante la caída inexorable de su moneda y economía, la administración Trump exige vasallaje. Y apela a su poderío militar para ello.
Es evidente, que tanto la UE como el Euro, son un rival muy fuerte económicamente hablando, para el dólar y EEUU.
Y que tras utilizar Sión al euro para expoliar Europa e introducir a Goldman Sachs, en sus gobiernos e instituciones, Europa ya no les conviene, ni fuerte, ni unida. Bastante tienen con parar el vendaval que les viene de Rusia y China para seguir conservando su agonizante hegemonía.
Son muchas las declaraciones por activa y por pasiva, de Trump y muchos otros sionistas como Soros, en contra de la moneda única y el proyecto común europeo. Y en esas estamos.
Ahora cabe saber, si la política continuista de Alemania con respecto a la UE, o sea más austeridad y recortes, no sirvan más para terminar de enterrar el proyecto europeo que para consolidar la idea de una Europa fuerte y unida frente a un nuevo orden mundial que empuja fuerte y amenaza con merendarnos con patatas fritas.
Armak de Odelot
"Ya no vale la pena decir que el 'financiamiento de la OTAN' y los 'gastos de defensa' son solo eufemismos que esconden el pago al sector militar estadounidense y, en cierto modo, al Pentágono", indica.
No se trata solo de dinero, sino que la nueva Administración estadounidense trata de recibir un tributo y no vender un servicio para asegurar la seguridad europea, enfatiza Danílov.
Pero lo que sorprendió más a los expertos europeos y estadounidenses es que Trump renuncia a reconocer el capítulo 5º de la Carta de la OTAN sobre una respuesta colectiva en caso de ataque contra uno de los miembros de la Alianza.
"Desde el punto de vista de los europeos, resulta que les proponen pagar 330.000 millones de euros al año, pero nadie va a garantizarles la seguridad y, si pasa algo, tendrán que resolverlo todo por su cuenta", menciona Danílov en referencia a la iniciativa del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, de crear un ejército común europeo.
Merkel se quita el antifaz por culpa de Trump
"Los tiempos en los que podíamos confiar en los demás se han terminado. Eso lo he vivido los últimos días.
Por eso digo: nosotros los europeos tenemos que tomar nuestro futuro en nuestras propias manos.
Naturalmente que esto se hace manteniendo una relación de amistad con Estados Unidos de América y el Reino Unido y como buenos vecinos, siempre que sea posible, con otros países, incluida Rusia. Pero debemos saber que debemos luchar solos por nuestro futuro, por nuestro destino como europeos".
La canciller federal pronunció este párrafo poco después de que Trump partiera rumbo hacia Washington.
Fue durante un mitin electoral celebrado en Múnich que organizó el partido de Baviera hermano de su organización democristiana, reuniendo a unas 2.500 personas.
Aunque el ambiente era festivo y corría la cerveza en jarras, el tono de Merkel no sólo era de firmeza, sino incluso de enfado.
Merkel ya no se fía ni de Washington ni de Londres.
El Brexit ha significado un cambio radical de perspectiva, un punto de inflexión que ha terminado por anclarse con la llegada del histriónico multimillonario a la cúpula del poder estadounidense.
Algunos periodistas europeos no dudan en calificar el breve discurso de la canciller como una "bomba de alto tonelaje con la que prácticamente certificaba la muerte en vida de las relaciones transatlánticas".
Ese análisis no es incorrecto ni precipitado.
El caso es inaudito porque su protagonista siempre había hecho gala de una moderación y contención exquisitas.
Siempre demostró, a la hora de encajar golpes o críticas, que tiene la piel dura como la de un elefante. Hasta ahora.
¿Qué implicaciones subyacen de todo esto? Merkel ha comprobado "los últimos días" —en Sicilia principalmente durante la cumbre del G7— el giro copernicano y aparentemente irreversible que ha tomado la Casa Blanca.
Para Berlín el problema es tan serio y acuciante que ya no tiene sentido ocultarlo e incluso conviene airearlo, máxime cuando en unos meses se celebrarán elecciones legislativas, y Merkel se juega su cuarto mandato como gran favorita frente a los socialdemócratas..
Por otra parte, las pequeñas fisuras que se apreciaban en el vetusto edificio de la OTAN se han convertido en grandes grietas que amenazan con socavar la integridad del inmueble.
La quiebra parece sólo cuestión de tiempo.
El factor Trump y la extemporánea salida del Reino Unido de la Unión Europea —dos ingredientes de un cóctel indigesto para los funcionarios comunitarios— van camino de conseguir lo que no logró la Unión Soviética en 40 años de Guerra Fría.
Otra consecuencia directa es la constatación de que Estados Unidos está perdiendo su liderazgo e influencia a marchas forzadas en el Viejo Continente gracias a su afán proteccionista.
No se lo pierda: Europa ciega ante la 'musulmanización' y la dependencia de EEUU
Finalmente, la alocución de Merkel implica una ambiciosa oferta de compromiso lanzada al resto de naciones europeas con el objetivo de sacar entre todas juntas al continente de la irrelevancia, la apatía y la disensión actuales.
El primer destinatario del mensaje era, sin duda alguna, el nuevo presidente de Francia, Emmanuel Macron.
La antipatía Merkel-Trump es recíproca.
Con su habitual rudeza, arrogancia, vulgaridad e ignorancia, el líder norteamericano se despachó a gusto contra Alemania nada menos que ante el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, entre otros líderes europeos que le recibieron sonrientes en la capital belga.
También aquél se puso en su lugar.
"Los alemanes son malos, muy malos. Mira los millones de coches que venden en EEUU. Terrible. Vamos a parar eso", les dijo a los sorprendidos dirigentes europeos.
Ese comentario franco y políticamente incorrecto se hizo público gracias a una filtración periodística que difundió la revista alemana Der Spiegel, y levantó una nueva tormenta política entre las dos orillas del Atlántico.
Escándalo que el propio jefe de Estado estadounidense se encargó de remachar en su muy activa cuenta de Twitter.
We have a MASSIVE trade deficit with Germany, plus they pay FAR LESS than they should on NATO & military. Very bad for U.S. This will change— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 30 de mayo de 2017
Los asesores del inquilino de la Casa Blanca tuvieron que suavizar sus declaraciones realizadas sin pelos en la lengua, cuando subrayaron que su jefe se había referido al comercio exterior alemán, y no al pueblo de Alemania.
Lo que no pudieron matizar sus ayudantes fue que Trump había amenazado directamente a la industria automovilística alemana, pilar de la economía de ese país.
© Sputnik/ Igor Russak
La marca bávara tiene una planta en el condado de Spartanburg, en el estado de Carolina del Sur, donde da empleo directo a miles de personas.
Mercedes hace lo mismo que su competidor directo, pues posee una cadena de montaje a las afueras de la localidad de Tuscaloosa, en el estado de Alabama, donde produce SUVs de lujo y semilujo, un segmento de la industria del automóvil muy potente no sólo en EEUU sino en toda América.
Finalmente, Volkswagen también mantiene una planta en Tennessee, concretamente en Chattanooga. Si la Administración Trump estrangulara a esas empresas, estaría condenado al desempleo a miles de compatriotas.
No existe química alguna entre Merkel y Trump.
Ya se vio clara esa tensión en la visita de ella a Washington en marzo pasado, cuando él evitó estrecharle la mano en el Despacho Oval y ella le miraba con incredulidad ante tamaña descortesía. Más que un signo fue una declaración de principios.
Trump ha demostrado que su agenda interna es prioritaria y por eso su primer periplo internacional ha sido un fiasco, aunque él insista en difundir lo contrario.
Se resistió a sumarse a los esfuerzos globales para combatir el cambio climático, discrepó con los europeos en cuestiones de asilo y refugio, rehusó respaldar la defensa colectiva en el marco de la OTAN e insultó a los alemanes a propósito de su superávit comercial. Pocos podrán superar esa marca…
Angela Merkel solicita a EEUU 'el divorcio'
"Todos esperaban de la reciente cumbre del G7 un interesante 'thriller' geopolítico, pero, en vez de eso, resultó acabar en melodrama", explicó Danílov, en referencia a las conversaciones, "evidentemente fallidas", entre Merkel y el presidente de EEUU, Donald Trump.
La falta de química entre ambos líderes se explica tanto por la diferencia de caracteres como de estrategia política.
Tampoco se ponen de acuerdo en "qué puesto debe ocupar Europa en la política global del siglo XXI", subrayó el analista.
Después de esto, Merkel declaró que, a partir de ahora, Europa debe tomar su destino en sus propias manos.
Para algunos expertos, las palabras de Merkel no significan nada. Sin embargo, las últimas acciones y declaraciones de las élites europeas indican lo contrario, prosigue Danílov.
"Merkel mencionó que la Unión Europea debe mantener buenas relaciones con EEUU y el Reino Unido, pero, continuando con la metáfora del divorcio, se puede decir que la situación recuerda mucho a las típicas ganas de 'quedar como amigos' después de haber puesto punto final a la relación de pareja", señala.
Danílov destaca dos componentes de la crisis en las relaciones entre Washington y Bruselas: ideológico y financiero.
Además, ve necesario hacer hincapié en este último aspecto, ya que, muy a menudo, son precisamente las cuestiones financieras las causas más importantes de cualquier conflicto.
"La cuestión principal donde las opiniones de los líderes de la UE y el presidente de EEUU divergen decididamente se cifra en una cantidad concreta: 330.000 millones de euros al año", constata.
Según el autor, la cifra corresponde al 2% del PIB de la UE de 2015, y es el precio que exige Trump a la UE en calidad de inversiones anuales por parte de Europa para las necesidades de defensa.
"Ya no vale la pena decir que el 'financiamiento de la OTAN' y los 'gastos de defensa' son solo eufemismos que esconden el pago al sector militar estadounidense y, en cierto modo, al Pentágono", indica.
No se trata solo de dinero, sino que la nueva Administración estadounidense trata de recibir un tributo y no vender un servicio para asegurar la seguridad europea, enfatiza Danílov.
Pero lo que sorprendió más a los expertos europeos y estadounidenses es que Trump renuncia a reconocer el capítulo 5º de la Carta de la OTAN sobre una respuesta colectiva en caso de ataque contra uno de los miembros de la Alianza.
"Desde el punto de vista de los europeos, resulta que les proponen pagar 330.000 millones de euros al año, pero nadie va a garantizarles la seguridad y, si pasa algo, tendrán que resolverlo todo por su cuenta", menciona Danílov en referencia a la iniciativa del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, de crear un ejército común europeo.
Danílov estima que la idea encontrará suficientes partidarios en la UE, que preferirían gastar 330.000 millones de euros para sus necesidades en vez de satisfacer las ambiciones estadounidenses. Y Washington, por supuesto, quedaría descontento por tal desarrollo de la situación.
"Este conflicto no sería suficiente para provocar un verdadero divorcio geopolítico, pero, con la llegada de Trump a la Casa Blanca, el número de conflictos entre EEUU y la UE ya es más que suficiente", declara.
Una de las manzanas de la discordia de sus relaciones es el sector automovilístico alemán, al que Trump amenaza con cortar u obstaculizar el acceso al mercado estadounidense.
Danílov no excluye que, en medio de las crecientes discrepancias entre la UE y EEUU, los europeos busquen 'nuevos amigos', y el primer pretendiente es China.
© AP Photo/ Andrew Medichini
En cuanto a Rusia, esa separación puede ser ventajosa para el país eslavo, ya que "abre un abanico de posibilidades geopolíticas y fomenta un espacio para que Moscú y Pekín jueguen con las contradicciones dentro de una coalición occidental indestructible".
"Si la UE y EEUU van a gastar fuerzas en competir y poner trabas, esto facilitará el avance de los intereses rusos a largo plazo por todas las partes donde nos enfrentamos con la resistencia occidental", concluye Danílov.
"Macron, ¿nuevo ministro de Angela Merkel?"
© Sputnik/ Servicio de prensa del Presidente de Rusia
Es decir, Emmanuel Macron puede sacrificar este asunto en aras de mantener buenas relaciones con Rusia, porque desde el punto estratégico y económico Francia está interesada en Rusia", dijo el entrevistado.
De acuerdo con el periodista, la guerra en Ucrania se acabará una vez estén levantadas las sanciones antirrusas.
Desde su punto vista hay partes que están interesados en las sanciones que gastan dinero con tal de que la guerra continúe.
Si no hay sanciones, ellos perderán interés en el conflicto, es decir el levantamiento de sanciones puede convertirse en un modo para conseguir la paz en Ucrania.
"La pregunta es si Vladímir Putin puede contar con Francia como un socio útil o tiene que seguir como en los últimos cinco años, hablando directamente con los líderes de Alemania y Estados Unidos.
El hecho de que [París] haya estado siguiendo la política exterior de Washington y Berlín hizo que Rusia considera que hablar con Francia significa perder el tiempo", agregó.
La carga de sanciones
El experto abordó la posibilidad del levantamiento de sanciones antirrusas con cautela, al indicar que en caso de que las restricciones no sean prorrogadas, serán canceladas el 31 de julio.
El periodista recordó que durante su visita a Rusia en calidad de ministro de Economía, Macron había apoyado el levantamiento de medidas económicas.
Sin embargo, durante su campaña presidencial el entonces candidato se mostraba a favor de mantenerlas y agregaba que la decisión debe ser tomada a nivel europeo, o sea, que sea Alemania quien se ocupe de este asunto, prosigue Moreau.
"¿Determinará el presidente de la Quinta República Francesa la política exterior gala o se comportará como el ministro de Angela Merkel?", puntualizó.
El analista explicó que Francia puede decir 'no' a las sanciones y esto automáticamente haría imposible su prolongación o por lo menos resultaría en que ciertos países las preserven unilateralmente, de todos modos esto significaría que las restricciones a nivel europeo dejarían de existir.
Según Moreau, Berlín no prolongaría las sanciones en caso de que París decidiera abolirlas, porque Alemania no quiere ceder el mercado ruso a Francia.
A Merkel no le cogió de sorpresa la deriva que han cogido los acontecimientos con los EEUU de Trump....
..... o simplemente los ha provocado?
......... esta noticia es de hace unas semanas
A Merkel no le cogió de sorpresa la deriva que han cogido los acontecimientos con los EEUU de Trump....
..... o simplemente los ha provocado?
......... esta noticia es de hace unas semanas
Cada cierto tiempo vuelve a salir a la palestra la idea de crear un Ejército paneuropeo, independiente del yugo de Estados Unidos, que se convierta en el estandarte de una política de defensa común que rivalizaría con los intereses de la Alianza Atlántica.
La propuesta siempre es bien acogida por los más europeístas, los federalistas, como punto de partida para recuperar la influencia perdida de la UE en el mundo en los últimos años. También es recogida con temor por los euroescépticos.
Pero las contradicciones entre los Estados miembros y, por supuesto, los largos tentáculos del Pentágono siempre terminan por acallar la iniciativa que vuelve cíclicamente a ser guardada en un cajón y dormir hasta que vuelva una nueva ocasión.
Alemania, sin embargo, ha optado por un camino completamente distinto, al evitar el ruido mediático y político que siempre provoca este asunto.
Hace un par de meses, concretamente el 15 de febrero, los ministros de Defensa de Alemania, Rumania y la República Checa, Ursula von der Leyen, Gabriel-Beniamin Les y Martin Stropnicky, respectivamente, firmaron en el cuartel general de la OTAN en Bruselas un aparentemente inocuo acuerdo para reforzar sus políticas de defensa dentro del denominado Framework Nations Concept, un proyecto lanzado en 2013 por el Gobierno de Alemania para el desarrollo de unidades multinacionales con el objetivo de aumentar la sostenibilidad y ayudar a preservar las capacidades militares clave.
Sin embargo, detrás de esa etiqueta anodina de Framework Nations Concept se esconde algo mucho más ambicioso e incluso revolucionario: la creación de una red de miniejércitos europeos dirigida por los generales alemanes.
Los militares rumanos no van a pasar a engrosar las filas de Bundeswehr, ni las fuerzas armadas checas se van a convertir en una mera subdivisión alemana.
Pero en los próximos meses cada uno de esos dos Estados integrará el contingente de una brigada —3.000 hombres— en las fuerzas armadas germanas.
Así, la 81ª Brigada Mecanizada se unirá a la División de Fuerzas de Respuesta Rápida de la Bundeswehr, mientras que la 4ª Brigada de Despliegue Rápido de la República Checa, que se fogueó en Afganistán y en Kosovo, y está considerada la punta de lanza de la Armáda, se unirá a la 10ª División Acorazada alemana.
Seguirán los pasos que ha dieron dos brigadas holandesas ya integradas.
El Gobierno germano, que se enfrenta este año al inexorable juicio de las urnas, ha comprobado que la Bundeswehr se ha ido debilitando paulatinamente y ahora necesita tapar las grietas que se aprecian en sus fuerzas terrestres para poder así ganar influencia política y militar en la Alianza Atlántica.
Para Alemania, este plan de integración multinacional es una fórmula perfecta que permitirá su mayor implicación en la seguridad europea sin tener que ensuciarse en el fango de la expansión militar, un aspecto muy impopular dentro de sus fronteras.
© REUTERS/ Fabrizio Bensch
Y es que, si en el plano económico la autoridad de Berlín es indiscutible, en el aspecto militar las cosas no van tan bien como ellos quisieran.
Su poderío anda a la zaga con respecto al de Reino Unido o Francia.
El gasto público alemán en Defensa se ha estancado en el 1,2% del PIB, bastante lejos del objetivo ideal fijado por la OTAN en el 2%. Y no va a subir mucho en el futuro.
De hecho, el ministro de Asuntos Exteriores, Sigmar Gabriel, admitió hace poco que era "completamente irreal" pensar que Alemania llegará a ese 2%.
Sirva de ejemplo que en 1989, antes de la caída del Muro de Berlín, la cifra del gasto militar en la RFA llegaba al 2,7%.
¿Qué significa todo esto? Que la canciller Angela Merkel apuesta claramente por la integración militar europea, aunque otros socios comunitarios vean esa opción con mucha suspicacia pues la idea representa un reto implícito a la indiscutible hegemonía estadounidense.
© REUTERS/ Vincent Kessler
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, alienta por sistema el sueño de un Ejército de la UE, aunque a veces ha recibido un incómodo silencio por respuesta. Juncker justifica la iniciativa porque, en su opinión, ello convencería a Rusia de que el Club de Bruselas "habla en serio" a la hora de defender sus valores y principios.
También serviría, estima el presidente de la Comisión, para ayudar a diseñar una política exterior y de seguridad común, una entelequia nacida gracias al pacto que firmaron Tony Blair y Jacques Chirac en diciembre de 1998.
En la práctica, la UE dirige seis misiones militares, más 11 operaciones civiles, la mayoría de ellas en los Balcanes, Oriente Próximo y África, pero las tropas allí desplegadas no operan bajo la bandera azul comunitaria sino cada una bajo su respectivo pabellón nacional.
Aunque Londres, enemigo perenne de la idea, está ahora fuera de juego negociando su Brexit, sigue habiendo poco consenso entre los 27 Estados miembros a la hora de definir cómo deberían ser las futuras fuerzas armadas europeas, su estructura y composición. Los avances se presentan demasiado lentos.
En marzo pasado, por ejemplo, la Unión Europea aprobó la creación de un cuartel general conjunto pero sólo para las operaciones de entrenamiento que se desarrollan en África, concretamente en Somalia, Malí y la República Centroafricana.
Pese a que la decisión se tomó por unanimidad, los ministros de Defensa de algunos países del Este de Europa mostraron su preocupación por lo que entienden es un mensaje de competencia y deslealtad hacia la OTAN que podría minar la cooperación.
"Esto no es un Ejército europeo", tuvo que subrayar la ministra de Asuntos Exteriores de la Unión, Federica Mogherini, para atajar la inquietud de algunos de los reunidos.
Mogherini es muy consciente de que el militar es uno de los campos donde tradicionalmente más división ha habido en la historia de la UE.
Por eso es muy significativo que la ministra alemana Von der Leyen declarara que la decisión de crear el cuartel general conjunto llegaba con mucho retraso. Ella ya está en otra fase…
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