LOS JUDÍOS ADMITEN QUE ELLOS CONQUISTARON AMÉRICA Y FUERON LOS PIRATAS DEL CARIBE
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- abril 18º, 2017
la coincidencia de la expulsión de los judíos de España tan sólo unos meses antes de la conquista de América debía conllevar que en realidad fue un truco para que estos se pudieran hacer con el control de América.
También os dije ¡en el año 2010! que en realidad los piratas del Caribe fueron judíos y este rabino que vais a escuchar a continuación corrobora todo lo que os dije.
De manera que la autoría del genocidio indígena habría que adjudicárselo a los hijos de Israel y no a la nación ibérica.
En los primeros minutos de esta sorprendente charla, escucharéis a este Cohen (rabino) reconocer, implícitamente, que la expulsión de los judíos fue una treta para que conquistaran América “porque nosotros somos sólo actores de una película que se orquesta desde más arriba”.
Es decir, que este rabino sabe que están siendo manipulados constantemente por su propia jerarquía.
Más datos: la mayor parte de los marinos de Colón eran judíos, al igual que el propio almirante (cosa que ya se había comentado).
Dado que por su cargo expresa la historia oficial judía, su testimonio de que los piratas del Caribe eran en realidad judíos que se vengaban de España se puede dar como la verdad de esta religión: “estaban haciendo justicia”.
La Historia toma un giro radical a partir de este testimonio, que ha salido a la luz hace apenas unas semanas.
LOS EXPULSADOS DE ESPAÑA
Por Rabino Nissan Ben Avraham
Los judíos expulsados de España se habían refugiado en Portugal para verse forzados a bautizarse menos de cinco años más tarde. De allí, escapaban como buenamente podían, en dirección a los Países Bajos, especialmente a la ciudad de Ámsterdam, que pronto se convirtió en la Nueva Jerusalén.
Pero otros, aprovecharon la nueva situación burlando la frontera hispano-lusitana y regresando, ahora como ‘nuevos cristianos’, a su antigua patria. Los llamaban “los portugueses”, a pesar de hablar perfectamente la lengua castellana e incluso haber nacido en el reino de Castilla.
Los encontraremos en los archivos de la Santa Inquisición, cuando ésta vaya descubriendo las familias que siguen guardando prácticas judías en secreto, y ejecute en la hoguera a sus miembros en multitudinarios ‘Autos de Fe’.
LOS “PORTUGUESES”
Pero también algunos de aquellos que no practicaron el judaísmo, o que no fueron descubiertos por la Inquisición, llamaron la atención y la envidia de sus vecinos ‘cristianos viejos’.
A diferencia de los últimos, a quienes les gustaba sentarse en las tabernas tomando unas tapas, los ‘portugueses’ aprovechaban muy bien su tiempo y su ingenio para recuperar sus haciendas perdidas en la expulsión, y tal vez de esta forma vengarse de aquellos que se las habían comprado medio gratis en los tres meses que tuvieron para despacharlas antes de la expulsión.
Algunos se establecieron en la Calle de las Sierpes, en Sevilla, no muy lejos de la Torre del Oro, donde llegaba el cargamento de las Indias, para ocuparse del creciente comercio en la zona.
Otros de ellos se embarcaron al Nuevo Mundo, donde había muchos valientes y muy crueles soldados, pero pocos mercaderes que se encargaran de mandar las enormes riquezas expoliadas de los ‘indios’ a la Madre Patria.
Allí, creían encontrarse seguros, lejos de la Inquisición que se había impuesto en Castilla diez años antes del viaje de las Tres Carabelas.
LOS MERCADERES DEL NUEVO MUNDO
Pero el Santo Oficio, no tardó en enterarse que según el mensaje del Inquisidor que visitó los lugares, “la ciudad de Lima está llena de judíos. Todo pasa por sus manos, de brocados a sayos, de diamantes a semillas de comino, a la más preciosa perla o el más vil negro de Guinea”.
También en Potosí, en Bolivia, donde había una montaña de plata, según el reporte del Inquisidor “estaba todo el comercio casi exclusivamente en manos de los criptojudíos”.
También en Potosí, en Bolivia, donde había una montaña de plata, según el reporte del Inquisidor “estaba todo el comercio casi exclusivamente en manos de los criptojudíos”.
No solo los inquisidores se quejaban, también los ingleses que acababan de ‘conquistar’ la isla de Santiago, que había sido propiedad de la familia de Colón, afirmaban que “los descendientes de los que crucificaron a Jesús bendito, se comen nuestro comercio y el de nuestros hijos.
Compran toda la carga del navío mercante, la dividen conforme a las participaciones pagadas y distribuyen los productos a través de agentes en cada una de las colonias”.
Al principio su comercio era con sus hermanos judíos encubiertos de la Península, pero más tarde osaron traficar con judíos ingleses y holandeses (antes y después de las guerras y de los embargos, o burlándolos), a veces con navíos alquilados de sus propietarios judíos en Amberes o en Ámsterdam.
Habían puesto en marcha el sistema de las ‘letras de cambio’ y todos acudían a ellos para comerciar con más seguridad.
VENTA DE INFORMACIÓN
Parece que este dominio del comercio, llevó a unos pocos de ellos a vengarse más cruelmente de los españoles que habían expulsado a sus bisabuelos, y que seguían persiguiéndolos en las Américas, poniendo la información de la carga de un navío determinado en conocimiento de sus enemigos holandeses o ingleses.
Tanto los ingleses como los franceses y los holandeses, ya desde el siglo dieciséis, todo el diecisiete y comienzos del dieciocho, envidiando el saqueo perpetrado por los españoles en el Nuevo Mundo y queriendo sacar ellos también su provecho, habían abierto una guerra.
Con sus treguas más o menos respetadas por ambos bandos, la guerra se perpetró contra los centros españoles en América, desde Florida hasta Buenos Aires e incluso, al seguir los pasos de Magallanes, hasta la costa del Perú, que sufrió ataques ingleses y holandeses.
Así, islas como Barbadas, San Cristóbal y Santo Tomás se convierten en nidos de bucaneros. Y sobre todo la isla de Santiago, ahora en manos inglesas y rebautizada como Jamaica, se convertía en el gran centro de los corsarios que atacaban sin cesar los puertos y los navíos españoles.
LOS “PORTUGALES” DE JAMAICA
Parece que en esta isla, había ya un grupo de criptojudíos llamados ‘Portugales’.
Los mismos, se habían instalado en la isla ya en el año 1510, en Sevilla su primera capital, la cual fue abandonada al cabo de dos décadas por ser insalubre. Seguramente, estos criptojudíos se trasladaron a la llamada Santiago, a la cual más tarde los ingleses denominaron Kingston.
Cuando el Lord Protector Cromwell, envió sus tropas al Caribe con la intención de instigar la Flota de las Indias españolas, parece que los criptojudíos jamaicanos intervinieron para que, después de su vergonzosa derrota en La Española, la ‘Expedición del Oeste’ conquistara la isla Jamaica. Dicho evento, causó el comienzo de la guerra anglo-española la cual perduró entre el 1655-1660.
BUCANEROS JUDÍOS
En fin, según parece, hubo incluso varios piratas, los hermanos Abraham y Moisés Cohen Henriques, Yaacov Koriel y David Abrabanel, judíos ‘portugueses’, al servicio de los holandeses o de los ingleses para luchar contra los españoles que habían expulsado a sus padres y que seguían persiguiéndoles con su Santo Oficio.
Estos piratas guardaban el shabat y tenían sinagogas con suelo arenoso, navegando en naves llamadas La Reina Ester, el Profeta Samuel o El Escudo de Abraham, desde Recife (al nordeste de Brasil) hasta las Guayanas y las islas caribeñas.
Existen investigaciones sobre los judíos caribeños, verdaderos Bnei Anusim que regresaron orgullosamente a sus raíces judías. Pero sin duda, merecen un estudio mucho más detallado de cómo llegaron y cómo se establecieron en cada isla y cada comunidad y las actividades comerciales y religiosas que tenían. Nos alegraremos, por supuesto, de recibir noticias y nuevos datos.
Los piratas judíos del Caribe
Por Guido Maisuls.
Yo mismo me imaginaba un gran jefe corsario que al mando de mi banda de piratas judíos y marranos, hacíamos justicia asaltando los galeones españoles que viajaban repletos de riquezas a la viaja Europa y luego repartíamos el preciado botín entre los indios sometidos y los esclavos negros que habíamos liberados con nuestra lucha de las huestes españolas en las paradisíacas isla de Jamaica, de Haití o de Cuba.
En aquel entonces yo ignoraba de que en los antiguos cementerios de Jamaica y otras lejanas islas del Caribe se encontraran lapidas con inscripciones en hebreo y que pertenecieran a esos piratas descendientes de judíos españoles y portugueses que se radicaran en la joven América luego de la expulsión de la península ibérica o de las persecuciones de la non sancta inquisición.
¿Había llegado el tiempo de la revancha hacia la Corona? ¿Habrán estado orgullosos de vengarse de los Reyes de España por los sufrimientos que les causaron a sus abuelos?
La principal zona de operaciones de los piratas fue el mar Caribe, desde allí podían asaltar los barcos que usaban la ruta de comercio entre América y Europa.
Sus claros objetivos eran las ricas colonias españolas en América y las flotas españolas que transportaban metales preciosos y joyas.
Sus claros objetivos eran las ricas colonias españolas en América y las flotas españolas que transportaban metales preciosos y joyas.
Como Jacob Mashaj que junto a su esposa Deborah yacen en sus sepulturas judías donde aparece el típico símbolo de la calavera con los huesos cruzados que identificaban a los piratas de aquellos tiempos.
Como el gran pirata Henry Morgan, un cristiano gales que fue el mas famoso y legendario pirata del Caribe y que empleaba preferentemente como tripulantes de su flota a muchos judíos fugados de Portugal y también a esclavos negros liberados.
Se unieron a el tantos judíos que llego a formar una colonia en la isla de Jamaica donde construyeron sus sinagogas, escuelas judías y albergues para los fugitivos de la Inquisición.
Entre mi fértil imaginación infantil y las recientes investigaciones históricas se produce un increíble punto de contacto. Pueden ser casualidades, coincidencias, simples fantasías, determinismos históricos, fantasmas del pasado, rigurosidad científica o esas ansias locas de reivindicar ese mítico pasado para conectarlo decididamente con el idealizado, nebuloso y probable futuro.
Si…! no te asombres ; son los sepulcros de aquellos hebreos que fueron expulsados por los reyes conquistadores de España y Portugal y que navegaron junto a los “descubridores” del nuevo continente. Y ya alli, desarrollaron una nueva vida y se fortalecieron (pese a que la corona les mantenía semi frenados con mil leyes antijudias).
Y en tierras de piratas, muchos de ellos se hicieron piratas y corsarios, iniciando de esa forma, una intensa lucha de represalia contra aquellos reyes y la codiciosa inquisición.
Ya en el Siglo XVII, toda nave de la Armada Española que se pusiera a tiro de cañon, era atacada por los hábiles piratas judios, en un acto de venganza contra aquellos que les expulsaron en humillación discriminada.
La mayor parte de estos Bucaneros Hebreos se mostraban orgullosos de su origen e identidad y existen documentaciones fidedignas de que daban a sus naves nombres tales como: “Samuel, el Profeta”,”La Reina Esther” y “El escudo de Abraham”.
Entre los piratas judios mas notables, se destaca el nombre del portugués Don Moisés Cohen Enriques,que en 1628 se alió con el almirante holandés Piet Hayne en una feroz campaña de abordaje a los barcos españoles que procedentes de Cuba, se dirigían a Cadiz cargados de oro y plata producto de sus “esquilmas civilizantes” a los indígenas antillanos.
Con estos ataques a las naves españolas, los piratas judíos concretaban una ilusión de venganza, evitando que el oro del Perú, la plata de Mexico y las esmeraldas de Venezuela (Nueva Granada) robados desvergonzadamente, llegaran a los puertos de España y se repartieran con El Vaticano.
Esta fue una de las operaciones que constituyó uno de los golpes mas fuertes a la “gloriosa Armada Española”.
Aquellos atrevidos piratas hebreos asolaban las costas de Mexico, sembrando el terror entre los navegantes españoles y portugueses, que se auto-calificaban como “Los dueños y señores de los mares”, “La Armada Invencible”.
Es sumamente dificil conocer con exactitud la cantidad de piratas judios en el Caribe, aunque como antes dijéramos los viejos cementerios estan practicamente “sembrados” de sepulcros con escrituras hebreas y símbolos de piratería, como sucede en la tumba de Yacoob Mashaj y la de su esposa Deborah en el cementerio judío de Bridgetown, Barbados.
Entre otros piratas judíos cabe mencionar a Yaakov Koriel, comandante de trés naves corsarias furiosamente activas contra la armada de los inquisidores.
Yaakov abandona en cierto momento sus actividades de navegante y se retira a Safed (Zfat) en donde se dedica al estudio de la Kabbalá, siendo alumno del Rabbí Isaac Luria, junto a quien fue enterrado a la hora de su muerte.
David Abrabanel, proveniente de una dinastía rabínica española (a la que perteneció el rabbi Isaac Abrabanel), logra zafarse de la sangrientas garras inquisitorias y llega a las Antillas convirtiendose en un temido bucanero y se une a los “privateers” ingleses, asolando las costas sudamericanas, utilizando como pseudónimo el nombre de “Capitán Davis”, comandando una esbelta nave llamada “The Jerusalem”.
De entre los piratas judíos en Sud América, se destaca su nombre y su irrevocable costumbre de evitar atacar nave alguna en “Shabbat”; los víveres en su embarcación eran rigurosamente “casher” y la bitácora de viaje de sus naves estaba escrita en caracteres hebreos.
Uno de sus compañeros de operaciones fue el pirata Subatol Deul.
El Capitán Davis trabó relación con el hijo del corsario Sir Francis Drake y con él establece una alianza anti-española que, en la historia de la piratería caribeña, es conocida como la “Fraternidad de la Bandera Negra” (Black Flag Fraternity).
La persecución a los judíos se trasladó desde España a todas sus nuevas colonias americanas con mas fuerza y perversidad. La ley inquisidora de España y Portugal determinó que: “ser judío era un estado delictivo.”
A raíz de este estado de cosas, los judíos se transformaron en fuertes piratas, bucaneros y filibusteros, causando preocupación y temor a los marinos españoles y respondiendo a la violencia e injusticia de la inquisición con una violencia mas enérgica y sofisticada.
Cuando comienza a manifestarse esta reacción? ; dificil es saberlo con exactitud, Ya que en lo que respecta a la cuestión caribeña, los archivos españoles y portugueses están cerrados a triple vuelta de cadenas.
Pero si nos adentramos en los anales de la historia, podemos encontrar sin grandes esfuerzos datos que nos muestran que la rebelión contra el infinito odio xenofobo y la irracional repulsa al judío es cosa muy antigua.
La existencia y actividad de piratas judíos defendiendose de una agresión continua ininterrumpida, tiene testimonios que aseveran su realidad.
Flavio Josefo relata en sus escritos, sobre los intensos ataques de piratas judíos provistos de pequeñas embarcaciones, que partiendo del puerto de Jaffa (Yafo), acosaban sin tregua al enemigo romano.
En el Siglo VI de la era cristiana, la acción de los piratas judíos era una candente realidad. Sacerdotes cristianos manifiestan en sus escritos la evidencia de los ataques de estos marinos hebreos a lo largo de toda la costa del Norte de Africa.
Un documento clerical del Siglo VI, narra de como en la costa de Cairruán, en Túnez, que fue un gran centro de cultura judeo-sefaradí, los piratas judíos capturan al obispo Sinesio, en represalia a encarcelamientos que este ordenaba realizar a sus esbirros contra vecinos judíos.
Bibliografía:
Flavio Josefo: “Las Guerras de los Judios
Gonzalo torrente: “Crónica del Rey pasmado”
Cesareo Fernandez Dura: “La Armada Invencible”.
Lucena Salmoral: “Piratas, corsasrios y filibusteros”.
Edward Kritzler: Los Piratas Judios del Caribe”.
Rafael Patai: “Hasapanut HaIvrit”.
Mordechai Bell: “The Jewish Nation in the Carribean”
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