martes, 18 de abril de 2017

El algodón transgénico de Monsanto se ha convertido en una lacra para los campesinos de Burkina Faso

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Cómo el algodón transgénico de Monsanto se ha convertido en una lacra para los campesinos de Burkina Faso

Mohamed Traore contempla el trabajo de recolección en su tierra. Actualmente, el algodón es el único producto agrícola que puede comercializarse. Dependen de él para para la escolarización de sus hijos. Sin embargo, si pudiera, dejaría de cultivar algodón. 

© Wouter Elsen.

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En Burkina Faso, la compañía Monsanto tiene los días contados: la multinacional abandona el país. 

La introducción de su algodón genéticamente modificado en 2009 no ha dado los frutos esperados. 

Esta nueva variedad, presentada como una solución milagrosa para el control de las plagas, ha terminado destruyendo la calidad y la reputación del algodón burkinés. 

Sin embargo, el gigante agroquímico no es el único implicado: a la hora de nombrar responsables, las autoridades locales se encuentran en primera línea. 

En este artículo, se lleva a cabo una investigación en tres partes sobre la industria del algodón transgénico en este país de África Occidental. 


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Primera etapa: ¿Cómo ha conseguido la empresa estadounidense vender su algodón transgénico?

Monsanto se ha marchado, pero mis problemas continúan”. Mohamed Traoré cultiva algodón en la región de Houndé, en el suroeste de Burkina Faso. 

En su país, todas las miradas se dirigen hacia Monsanto, la multinacional menos apreciada. Semanas después del anuncio de una posible compra de este gigante de la química por parte de su competidor alemán Bayer, en octubre de 2016, la revista Jeune Afrique publicaba un correo electrónico interno de la empresa en el que anunciaba su próxima retirada de Burkina Faso. ¿La causa? 

Un rotundo fracaso agroindustrial que ha conseguido que toda la economía agrícola del país se tambalee. 

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Años después de su introducción masiva, presentada como una solución milagrosa ante las dificultades del sector local, la variedad OGM (organismo genéticamente modificado) comercializada por Monsanto ha sido el origen de una dramática degradación de la calidad del algodón burkinés, cuyas propiedades, en particular el tamaño de la fibra, eran hasta entonces muy apreciadas por países importadores de este “oro blanco”.
El algodón OGM, importado para resistir a los ataques de los insectos que suelen devastar los cultivos del país, tiene como efecto secundario la reducción progresiva, año tras año, del tamaño de la fibra. Esto supone un problema: cuanto más larga es la fibra, más eficaz es la maquinaria de la industria textil. Frente a esta situación, Monsanto parece haber optado por una retirada estratégica del país.

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Sin embargo, la salida de la multinacional todavía no se ha confirmado oficialmente y los responsables del sector algodonero burkinés declaran que las transacciones continúan en curso. Pero muchas personas cercanas a Monsanto confirman que la empresa no quiere quedarse. 

Los grupos de acción locales e internacionales contra el algodón OGM se alegran. Comparan esta situación con las manifestaciones de valientes burkineses que echaron del poder al dictador Blaise Compaoré el 31 de octubre de 2014. 

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En las redes sociales el pueblo está feliz de haber dicho “no” a Monsanto.
De la crisis del algodón a la introducción de algodón transgénico
Para entender las causas de este fracaso tenemos que remontarnos a 1996. Toda la región de África Occidental se encontraba entonces afectada por una invasión masiva de orugas que destruían las cosechas. 

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Los pesticidas que se utilizaban desde hacía años en los países productores de algodón de África Occidental ya no eran eficaces. 

Fue entonces cuando el sector lanzó el “Programa Ventana” para conseguir un tratamiento de las plantas de algodón más avanzado y de más diferenciado a lo largo del tiempo. 

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El programa pareció resultar eficaz pero, al cabo de dos años, los agricultores de algodón burkinés sufrieron de nuevo un duro golpe. 

En septiembre de 1998, un insecto hasta entonces desconocido, la mosca blanca, provocó severos daños cuando los campos estaban blancos como la nieve.
El pánico fue total. 
El algodón es un sector muy estratégico en Burkina Faso y representa el 4 % del PIB, así como dos tercios de los ingresos de exportación, aproximadamente. El sector crea de manera directa e indirecta al menos el 25 % de los empleos del país. 

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Se cuenta que la introducción del algodón genéticamente modificado en Burkina Faso está relacionada con el hecho de que el antiguo presidente, Blaise Compaoré, mantenía una complicada relación con los Estados Unidos. 
En el año 2000, los Estados Unidos amenazaron al país con sanciones porque Compaoré traficaba ilegalmente con armas y con diamantes durante la guerra civil de Sierra Leona. 
El presidente habría aceptado el algodón transgénico de Monsanto como intercambio de su silencio en cuanto a ese tráfico ilegal de armas.

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“Un algodón antiplagas: era como estar en un sueño”
El profesor Roger Zangre, responsable a finales de los 90 de la Agencia Nacional de Valorización de la Investigación (ANVARR), cuenta una historia diferente: 
En 1999, participé en una conferencia con algunos compañeros en Camerún. Fue allí donde conocimos a Monsanto. 
La presentación de su algodón que contenía el gen Bt (Bacillus thuringiensis) fue para nosotros una verdadera revelación. Era como estar en un sueño: un algodón que podía defenderse contra las plagas. Entonces invitamos a Monsanto a Burkina Faso”.

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Cyr Payin Ouedraogo, periodista científico, también afirma que el algodón transgénico no se impuso en Burkina Faso. 
En realidad, los cultivadores de algodón fueron los que constataron que existía un serio problema. 
El gobierno pidió a los científicos que encontraran una solución y se llegó a ella a través de Monsanto. No se tomó la decisión de la noche a la mañana: los burkineses quisieron ser prudentes y llamaron también a la sociedad suiza Syngenta. 
Sin embargo, esta última desapareció de las negociaciones, puesto que su producto no era lo suficientemente eficaz. Finalmente, decidieron trabajar con Monsanto. 
Así es el mundo de los negocios, eso es todo.
La cosecha de algodón es muy intensiva y requiere mucha mano de obra. Son sobre todo las mujeres las que pasan largas jornadas de trabajo en los campos durante la cosecha. 
Ganan alrededor de 1.000 francos CFA (1,5 euros) al día. 
© Wouter Elsen.

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El algodón transgénico probablemente fuera eficaz al principio.
El sector del agodón se encontraba bajo presión debido a sucesivas plagas de insectos. 
Si el gobierno no hubiera actuado, habría corrido el riesgo de enfrentarse a movimientos sociales, puesto que numerosas familias dependen del algodón para su supervivencia. 
El sector genera muchos empleos secundarios: industrias de desmotado, transporte, industrias aceiteras, etc., y ha sido durante mucho tiempo la única actividad que ha traído divisas extranjeras al país [1]. 
En cuanto al papel de los Estados Unidos, Cyr Pavim Ouedraogo explica que “si esto permitía calmar ligeramente las tensiones entre Washington y Ouagadougou, ¿por qué no iba a hacerse?”.

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El incumplimiento de la normativa con el apoyo del gobierno
Una de las condiciones para que Monsanto introdujera los OGM en un nuevo país era el respecto de la normativa nacional sobre bioseguridad. Primero, tendría que existir esa normativa. 
El profesor de ANVARR Roger Zangre también era presidente del Comité Provisional de Bioseguridad que, en el año 2000, comenzó a redactar la ley burkinesa respecto a este tema.
El grupo trabajó durante 10 años sobre esta normativa, validada a principios de 2003. Zangre sostiene que todas las etapas legales han sido respetadas. 
¿Burkina Faso ha sufrido presiones para aceptar los transgénicos? 
En julio de 2003, Sofitex, que en aquella época era la única sociedad algodonera nacional, organizó una conferencia internacional sobre la biotecnología. 
Todo el mundo estaba representado: las empresas, los investigadores, los consumidores y los líderes tradicionales. 
Alguien del público dijo que había estado de misión en Dakar y que se había enterado allí de que cultivaban algodón OGM en Burkina Faso. 
La gente, enfadada, comenzó a hacer preguntas y Monsanto se vio obligada a reconocer delante de todo el mundo que, efectivamente, se estaban realizando ensayos en medio controlado. Yo era el presidente del Comité, pero no estaba al tanto”, cuenta Zangre.

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Un comité para guardar las apariencias
Sin embargo, Monsanto recibió una autorización para realizar estas pruebas, a través de un decreto incluso presidencial. 
El periodista Cyr Payim Ouedraogo suaviza: 
Las autoridades no supieron cómo comunicarlo. ¿Qué quieren ustedes? En muchas de las instituciones del país, incluso a día de hoy, no hay muy buena comunicación”.
El profesor Zangre tiene otra opinión: 
A la salida de la conferencia, alguien de Monsanto se me acercó para pedirme que escribiera que el comité estaba al corriente de las pruebas. Me negué y me insistió. Dos semanas después, escribí un documento que Monsanto no pudo utilizar en su favor porque se consideró como demasiado superficial. 
Después, me apartaron de la presidencia del Comité”. 
Parece que este comité provisional solo se creó para guardar las apariencias. 
Obviamente, las decisiones ya se habían tomado al más alto nivel. El supuesto debate democrático que debería haber tenido lugar con anterioridad se produjo, en realidad, posteriormente y a toda prisa.
El rápido deterioro de las plantas OGM
Aunque Zangre sea un defensor de los OGM, en general está de acuerdo con su compañero Didier Zongo, también profesor pero completamente en contra de los transgénicos, cuando evoca las enormes meteduras de pata cometidas como consecuencia de la introducción del algodón transgénico. 
Para el profesor Zongo, 
el algodón OGM es, en Burkina Faso, el resultado del cruce de una variedad estadounidense que contiene el gen Bt con una variedad local burkinesa. La característica más importante de la variedad burkinesa era la fibra larga. La nueva variedad tras el cruce contenía el gen Bt y la fibra larga.
Todos los investigadores saben que no podemos alegrarnos por ello. Debemos hacer retrocruzamientos y seleccionar cada vez la planta que contiene las buenas características, es decir, la fibra larga y el gen Bt [2]. 
Normalmente tenemos que efectuar hasta siete retrocruzamientos para fijar, al mismo tiempo, la resistencia contra los insectos que procura el gen Bt y todas las características de nuestra variedad local. 
En la práctica, la variedad comercializada en Burkina Faso solo era el resultado de dos retrocruzamientos”. 
La variedad comenzó a deteriorarse rápidamente, pese a que la calidad del algodón burkinés estaba reconocida como la mejor en el mundo por su fibra excepcionalmente larga. 
Esta negligencia ha provocado que nuestro país, antaño sin igual respecto a otros países algodoneros, haya perdido su sello de calidad”.

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Según un antiguo empleado de Monsanto “no se ha hecho lo que se debía”
Desde que Burkina Faso anunció en abril de 2016 un “cese provisional” del cultivo de algodón genéticamente modificado, Monsanto se niega a añadir cualquier comentario o comunicado oficial. Sin embargo, un antiguo empleado de la multinacional ha querido hablar con nosotros. 
Sus revelaciones no son nada menos que una confesión: 
El análisis de los retrocruzamientos es correcto y debería haberse continuado. Se han cometido grandes errores. No se ha hecho lo que se debía”.
Parece como si Monsanto hubiera utilizado hábilmente la desesperación que reinaba en aquel momento en el sector del algodón para introducir su producto. 
El contrato con Monsanto prometía una solución inmediata a los problemas de los insectos en los campos de algodón, así como un aumento de la producción por hectárea y del número de granos por cápsula de algodón.
El algodón transgénico ha cumplido estas condiciones durante años. Sin embargo, en el contrato no estaba estipulado ningún detalle sobre la largura de la fibra de algodón. 
Los investigadores de Monsanto y sus compañeros burkineses sabían, sin embargo, que una sola negligencia en los retrocruzamientos traería serios problemas. “Nadie ha reflexionado sobre las consecuencias” confirma el antiguo empleado de Monsanto. 
No valen excusas para esto, todo ha sucedido por culpa del laxismo. A los agentes del sector del algodón no les importan lo más mínimo los agricultores, muestran una indiferencia total por los campesinos. Es lamentable, pero es así”.
“No se ha cumplido ninguna promesa”
Ante la pregunta de por qué no se siguió con los retrocruzamientos cuando se constató la reducción del tamaño de la fibra en el año 2010, puesto que todo el mundo sabía que la solución estaba ahí, el antiguo empleado de Monsanto responde: 
Sí, es un asunto serio. Para una empresa como Monsanto, el mercado de un país como Burkina Faso no es muy importante; no representa los dólares suficientes. No valía la pena invertir aún más”.
En el Instituto Nacional de Investigación Agrícola (INERA), la institución burkinesa que trabajó con Monsanto, nadie está autorizado para hacer ningún comentario. 
Aunque hubieran querido, los científicos burkineses no habrían podido manipular esta variedad.
 “Cuando se dispone de la tecnología de alguien, no se puede utilizar y cambiar libremente. Existe un contrato que describe la colaboración y las implicaciones. Así son los negocios”, explica Cyr Payim Ouedraogo.
La decepción de los científicos es enorme, como demuestra el profesor Roger Zangre: 
Lo esencial en el contrato con Monsanto era el refuerzo de las capacidades de la planta. Pensábamos que nuestros investigadores iban a aprender cómo aislar los genes y cómo introducirlos en otras plantas. Podríamos haber sido los líderes de la biotecnología en África Occidental. Sin embargo, no se ha cumplido ninguna de esas promesas”.
Abdul Razac NaponMien De GraeveWouter Elsen.
Traducción del neerlandés por Jos Mestdagh.
Esta investigación ha sido posible gracias al apoyo de Journalismfund(Flanders Connecting Continents). Los autores expresan su profundo agradecimiento a los jóvenes investigadores, Edouard Idrissa Sanou y Lodewijk van Dycke, por sus valiosos e innovadores puntos de vista, así como por sus consejos científicos. El artículo se publicó primero en neerlandés en la página web www.mo.be.
[1] La exportación de oro de Burkina Faso ha sobrepasado la del algodón.
[2] En genética, un retrocruzamiento, también llamado retrocruce, se refiere al cruce de un descendiente híbrido con uno de los padres o con un genotipo idéntico al paterno, de manera que se obtiene un descendiente con una identidad genética aún más próxima a la paterna.
Tomado de Investig’Action.
Traducido del francés para UMOYA por Lorena Gómez Pérez (Universidad de Salamanca).

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Si nos han de robar, 
que sean otros y no los mismos de siempre

Si como votantes, no nos escuchan
como consumidores, lo harán
boicoetemos sus empresas.
Llevamos las de ganar. 

Como acabar con la ESTAFA de las ELÉCTRICAS... de una puta vez pasando de los Vendepatrias del Bipartidismo

Ante el robo continuo y escandaloso por parte de las eléctricas y sus abusos en el recibo de la luz
propongo... 
actuar todos unidos como consumidores
contratando TODOS 
o en su defecto una gran mayoría,
  otra compañia eléctrica que no sea ninguna de estas dos (ENDESA - IBERDROLA) y cambiarnos a otra cualquiera de las muchas ofertas que existen hoy en día.

De tal forma que no les quede otra a las grandes que plegarse a nuestras demandas de una tarifa más justa y mucho más barata
o atenerse a las consecuencias 
de seguir con su estafa.

En nuestra mano está que siga este robo o cortar por lo sano para que no nos sigan mangoneando

ARMAK de ODELOT

Canción del Indignado Global

(solo pá Mentes preclaras 

libres de Polvo y Cargas)

Si me han de matar que sea,
 un Trump que de frente va

  no un Obama traicionero, 

que me venga por detrás.


Éstos del bipartidismo, 

a nadie ya se la dan

Tanto monta, monta tanto,

ser sociata o liberal.


Que harto me tienen sus cuentos, 

de crisis y guerras sin más

Cuando no hay bandera que tape, 

la ansia de un criminal.


Daños colaterales son, 

inocentes masacrar

si lo hiciéramos con ellos, 

no habría ni una guerra más.


Por eso pasa que pasa, 

que nadie se alista ya

a no ser que la CIA pague,
 
como al ISIS del MOSAD


A mí, que nunca me busquen, 

ni me llamen pá luchar.

Que yo no mato por nadie. 

Yo mato por no matar.


La paz de los cementerios 

es la paz del capital

Si soy rojo es porque quiero, 

en vida, vivir en paz.


Hoy tan solo mata el hambre, 

del rico por tener más 

Con el cómplice silencio, 

de toítos los demás.


Que preferimos taparnos, 

los ojos pá no pensar

O mirar pá otro lado, 

pensando que el mal se irá.


Creer que lo que a otro pasa, 

no nos tiene que importar.

Cá palo aguante su vela, 

repetimos sin cesar.


Éste es el mantra egoísta 

que rula por la sociedad

como si lo que le pase a otro, 

no te pueda a tí pasar


Más todo, cuán boomerang vuelve, 

al sitio de donde partió

y tal vez ocupes mañana, 

el sitio que otro dejó.


Mil pobres ceban a un rico, 

otros mil le dan jornal,

y otros cuantos dan su vida 

porque todo siga igual. 


Que no me coman la oreja, 

que no me creo ya ná

de sus guerras, sus estafas, 

ni su calentamiento global


Tan solo vuestras mentiras, 

esconden una verdad

que unos pocos están arriba 

y abajo tós los demás.


Da igual que seas ateo, 

cristiano o musulmán.

Solo los elegidos, 

el paraíso verán.


Hay medios alternativos, 

amarillos muchos más.

Unos más rojos que otros. 

Los menos, de radikal.


Más todos tienen su cosa, 

y a todos hay que hojear

Que comparando se tiene 

opinión más general.


Qué de tó aprende uno. 

Nadie tiene la verdad.

Ser más papista que el Papa, 

no es garantía de ná.


Solo creo en lo que veo, 

díjome santo Tomás, 

que el que a ciegas se conduce, 

no para de tropezar.


Y al enemigo, ni agua, 

ni nunca contemporizar

No dudes, tarde o temprano, 

siempre te la jugará.


No hay que seguir a nadie 

y a todos hay que escuchar.

Si tu conciencia te guía, 

de nada te arrepentirás.


Dá gusto ver a los ricos, 

pegarse por serlo más

mientras en eso se hallen, 

quizás nos dejen en paz.


Si te crees o no sus mentiras, 

a ellos les dá igual.

Con tomarlas por veraces, 

les basta para actuar. 


Que no me cuenten más cuentos, 

que tós me los sé yo ya.

Se demoniza a cualquiera

que no se deje robar.



No basta con ser un santo, 

sino ser de"su santoral"

Como la cojan contigo, 

no te valdrá ni el rezar.


Pensamiento único llaman. 

Anteojeras pá no pensar

más que en la zanahoria. 

El palo irá por detrás.


Si no crees en lo dictado, 

anti-sistema serás

Y por mucho bien que hagas, 

te van a demonizar.


Que no me coman la oreja, 

que a mí, no me la dan.

Que me sé todos sus cuentos 

y también, cada final.


Si de cañon, quieren carne, 

pál matadero llevar

que busquen a otro tonto, 

que este tonto no va más



No se ha visto en tóa la historia, 

otra estafa sin igual.

Que la madre tóas las crisis, 

que creó el capital


Y cuando tan ricamente, 

uno estaba en su sofá

Relajado y a cubierto, 

de inclemencias y demás,


te cortan sin previo aviso

el grifo de tu maná. 


Y te dejan sin tus sueños,
 
sin trabajo y sin hogar


y pá colmo y regodeo 

de propios y extraños, van

y te dicen como aviso

que al rojo no hay que escuchar


que son peores que el lobo,

del cuento y mucho más

y que si vas y los votas

toíto te lo robarán.



Si como votantes, no nos escuchan

como consumidores lo harán.

Boicoetemos sus empresas

Llevamos las de ganar. 


Si no queda más remedio

que dejarnos de robar

que sea otro y no el de siempre

tal vez así, aprenderá


No hay pan pá tanto chorizo,

dicen, cuando lo que sobra es pan.

Lo que no hay es un par de huevos
 
pá que no nos choriceen más.


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Ellos tienen de tó

los demás, cuasi-de-ná

mas ellos son cuatro mierdas

y nosotros sémos más.


La próxima revolución 

contra las corporaciones será

y si ésta no se gana 

no habrá ninguna ya más.

Quien sepa entender que entienda

lo que digo es pá mascar

despacio y con buena conciencia.

Mi tiempo no dá... pá más


Armak de Odelot


Dicen: 

No será televisada, 

la próxima revolución.

Más como nadie se fía 

de lo que se nos dice hoy en día,

pasamos los días enteros, 

tumbados en el sofá

delante la caja tonta,

 por no perder el momento
del pase de la procesión 
que tós llevamos por dentro