Irán y Rusia han estrechado lazos y cooperaciones a fin de acabar con el terrorismo takfirí que opera en Siria.
Estos dos países, para materializar ese objetivo, también quieren contar con el apoyo de Turquía, especialmente después de un giro profundo en su política exterior, que se dio a conocer tras el fallido golpe de Estado del pasado 15 de julio.
En este artículo queremos estudiar la postura ruso-iraní hacia Siria y el tema del terrorismo, además de analizar el cambio experimentado por la política turca respecto a los avatares en el país árabe tras la intentona golpista que vivió y la posible cooperación de Ankara en la lucha contra los takfiríes.
Acercamiento ruso-iraní
A principios de 2011, cuando estalló el conflicto sirio, los países occidentales se posicionaron en contra del Gobierno de Bashar Al-Asad y empezaron a armar a los que llaman “opositores moderados” o “terroristas buenos”. 
A partir de la referida fecha, Teherán y Moscú, que compartían la postura de apoyar al Gobierno sirio, estrecharon lazos para impedir que se produjera un posible cambio de poder en ese país árabe. 
No obstante, otros dos temas motivaron un acercamiento aún más estrecho, es decir, el tema de Ucrania y los diálogos nucleares entre Irán y el Grupo 5+1 (Rusia, EE.UU., China, Reino Unido y Francia, más Alemania).
En este contexto, cuando Rusia apoyó al gobierno derrocado de Víktor Yanukóvich y reunificó a la Península de Crimea, Occidente, encabezado por EE.UU., recurrió a medidas de presión, así como a sanciones contra Moscú, algo que motivó al país euroasiático a encontrar nuevos socios y fortalecer lazos con los que compartía una postura antimperialista similar hacia Washington, por lo que se acercó a China, Irán y varios países de América Latina.
Y justo en esos momentos estaban en marcha los diálogos nucleares, que eran cruciales para Irán, y en los que Rusia desempeñó un rol positivo para alcanzar el acuerdo. 
Así que estos dos temas allanaron el terreno de una mayor cooperación que ni siquiera antes habían mantenido estos dos países.
En los últimos meses, Teherán y Moscú celebraron diferentes reuniones en las que analizaron la crisis que vive Siria y las posibles opciones que se pueden aplicar para acabar con ese conflicto. 
En este contexto, se puede mencionar la visita del mandatario ruso, Vladimir Putin, a Irán y su encuentro con el Líder iraní, el ayatolá Seyed Ali Jamenei; así como la visita de su canciller y vicecanciller, además de los viajes de las autoridades iraníes, en varias ocasiones, a ese país.
La más estrecha y reciente cooperación que, de hecho, no tiene precedentes, ha sido el uso de un aeródromo en Irán para atacar las posiciones estratégicas de los terroristas en Siria, incluidos almacenes de armamento. 
Esto mientras, hasta ahora, los bombarderos y cazas rusos habían despegado de aeródromos nacionales y de la base siria de Hmeimim. 
De hecho, el uso del aeródromo iraní ayudará a aumentar la eficacia del operativo antiterrorista. 
Los bombarderos han de cubrir una distancia de casi 2.000 kilómetros para alcanzar las posiciones de los terroristas en Siria si realizan sus vuelos desde los aeródromos nacionales. Sin embargo, solo 900 kilómetros separan la base iraní de los objetivos en Siria, lo que disminuye el tiempo de vuelo en casi un 60 %.
Al respecto, el secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán, Ali Shamjani, confirmando el hecho, indicó que existe una amplia cooperación. 
Además, manifestó que las cooperaciones entre Irán y Rusia en la lucha contra el terrorismo en Siria son de carácter estratégico y el país persa, en este ámbito, cuenta con la capacidad necesaria para el intercambio de instalaciones.
El hecho de autorizar el uso de la base iraní por los rusos solo se puede considerar como un acontecimiento de mayor relevancia, pues indica el inicio de un camino hacia la formación de una coalición antimperialista que podría contar también con el apoyo de Turquía.
¿Turquía, un ángulo del triángulo sobre Siria?
Después del fallido golpe de Estado en Turquía, numerosos gobiernos occidentales, como Alemania, el Reino Unido, Francia y EE.UU., entre otros, empezaron a criticar a Ankara por lo que llamaron la represión y la gestión dictatorial del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y de hecho no le apoyaron, mientras que Irán y Rusia figuraron como los primeros países que apoyaron al gobierno turco democráticamente elegido. 
Asimismo, el mandatario sirio, un día después de lo sucedido en Turquía, en un comunicado, condenó el golpe de Estado, algo que motivó un cambio en la política exterior turca hacia los avatares regionales. 
Erdogan calificó de una puñalada por la espalda la postura de Occidente y elogió el posicionamiento de Irán, Rusia y Siria, que le apoyaron en esos momentos críticos. 
Posteriormente, el canciller turco, Mevlut Cavusoglu, manifestó que su país se había propuesto realizar operaciones conjuntas con Rusia contra el grupo terrorista Daesh en territorio sirio. 
Además, afirmó que el actual liderazgo político de Siria formaba parte del proceso de negociación; cosas que indican un giro de 180 grados en la política exterior turca, que, por supuesto, concuerda con la de Irán y Rusia en Oriente Medio.
Por todo ello fuimos testigos de la visita de Erdogan a Rusia, donde ambos mandatarios reafirmaron su voluntad de mejorar los lazos bilaterales y señalaron que abordarían la crisis siria desde un ángulo diferente al que ha habido hasta ahora. 
Incluso, Turquía afirmó que está dispuesta a abrir al menos una de sus bases aéreas a los aviones de combate rusos en el marco de la lucha contra el grupo terrorista Daesh. 
Posteriormente, el canciller iraní, Mohamad Javad Zarif, realizó una corta visita a Turquía con el mismo propósito y, durante el transcurso de la misma, se abordaron los mismos temas, cuyo eje principal fue Siria.
El conjunto de esas visitas y el acercamiento de posturas de Turquía a Rusia e Irán respecto al conflicto sirio, de hecho, nos conducen hacia una coalición trilateral que marca una perspectiva positiva para el fin de una crisis de más de cinco años, ya que estos tres son los actores clave de la región de Oriente Medio. 
Además, no hay que olvidar que el tema no es solo Siria, ya que, en realidad, el país árabe es un punto de conflicto entre el Este y el Oeste, y con ello Irán y Rusia buscan frustrar los planes de EE.UU. y sus aliados occidentales en la región.