La historia de Mossack Fonseca es la misma que la de tantos dictadores, países y empresas al servicio de SIÓN que tras ser utilizados, expoliados y exprimidos como limones son echados sin miramientos a los leones en cuanto dejan de ser útiles... aprovechándose de toda esa información privilegiada que tienen ya que ellos mismos son los que los crearon, financiaron, dieron cobertura, taparon y pringaron hasta la médula.
ARMAK de ODELOT
Denuncian vínculos de Mossack-Fonseca con invasión a Panamá
POR EL COMUNISTA el ABRIL 21, 2016 •
Panamá, 21 abr (PL) La denuncia de que el bufete Mossack-Fonseca (MF) surgió al calor del escándalo Irán-Contra en 1986 y supuestamente estuvo vinculado con la invasión de Estados Unidos a Panamá en 1989, estremece hoy el amanecer en el país centroamericano.
Lo anterior fue publicado por el diario La Estrella de Panamá en un artículo del analista Julio Yao, quien además cita a The New York Times:
“En 1986, mientras el país aún estaba bajo el gobierno del general Manuel Noriega, estos hombres (Ramón Fonseca y Jürgen Mossack) fusionaron sus pequeños despachos de abogados y así crearon lo que se convertiría en el centro de las operaciones bancarias sigilosas para la élite, un paraíso fiscal.”
Sin embargo, los archivos de la firma señalan que se creó en 1977, información que negó el articulista y aseveró que su fundación fue en 1986, en Islas Vírgenes Británicas.
Al explicar por qué no se creó en Panamá, el texto denuncia que el dinero proveniente de la venta de armas se invertía en drogas, que altos funcionarios en Washington introdujeron en barrios pobres de Estados Unidos y parte de esos fondos se entregaron al Proyecto Democracia para derrocar a Noriega.
El escándalo Irán-Contra (1985-1986) fue una operación encubierta de ventas de armas a Irán realizada por el Gobierno de Estados Unidos bajo la administración de Ronald Reagan, y con ese dinero financiaron las bandas de la “contra” nicaragüense, para derrocar a la Revolución Sandinista.
La operación produjo más de 47 millones de dólares, fondos gestionados por el coronel estadounidense Oliver North mediante un entramado de cuentas bancarias en Suiza, según investigaciones oficiales.
El financiamiento a la contrarrevolución en Nicaragua provenía de tres fuentes: la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA), el tráfico de armas a Irán y el narcotráfico, en el cual participaron connotados terroristas de la mafia cubano-americana radicados en Miami, como Luis Posada Carriles, revelaron documentos.
Entre las afirmaciones de Yao, están los vínculos de MF “con personajes siniestros de casi todos los continentes vinculados a servicios de inteligencia”, a quienes ha servido.
Como parte de las denuncias dentro del escándalo Papeles de Panamá, se divulgaron las relaciones con el estadounidense-iraní Farhad Azima, a quien se vinculó al Irán-Contra a pesar de su negativa, pero el Senado norteamericano aseguró que al menos uno de los aviones de su compañía transportó 23 toneladas de armas a Irán.
Los documentos muestran que Azima incorporó su primera sociedad anónima con Mossack Fonseca en las Islas Vírgenes Británicas en 2000, nombrada ALG (Asia & Pacific) Limited.
Otro personaje que aparece entre los clientes de MF es el multimillonario saudí Adnan Khashoggi, también participante en la venta de armas, quien creó con el bufete la firma ISIS Overseas S.A. Khashoggi y otras tres sociedades entre 1980 y 2000.
La investigación periodística reveló que en los documentos incluyen al primer jefe de inteligencia de Arabia Saudí, el fallecido jeque Kamal Adham, nombrado por un comité del Senado estadounidense como el “principal enlace de la CIA con todo el Medio Oriente desde mediados de los 60 hasta 1979”.
Además, aparecen el exjefe de inteligencia aérea de Colombia, el mayor general retirado Ricardo Rubianogroot, quien era accionista de una compañía de aviación y logística; y el brigadier general Emmanuel Ndahiro, un médico convertido en jefe de espías del presidente de Ruanda, Paul Kagame.
Otra notable conexión con la CIA es Loftur Johannesson, actualmente un adinerado hombre de 85 años de Reykjavík, Islandia, a quien en varios libros y artículos periodísticos se le identifica como proveedor de armas a guerrillas anticomunistas en Afganistán durante las décadas de los 70 y 80.
El bufete de abogados Mossack-Fonseca argumenta que su labor es crear estructuras legales y no son responsables de su uso, pero sus voceros eluden referirse a las filiales Mossfon Trust Corporation (MTC) y Mossfon Asset Management (MAM), que sí asesoran financieramente a los clientes.
La Superintendencia del Mercado Valores de Panamá anunció que inspecciona desde el lunes pasado al consorcio Mossack-Fonseca, tras las múltiples denuncias del escándalo; algunos analistas locales señalan con suspicacia que tal vez sea un poco tarde.
POR EL COMUNISTA
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