El proceso de paz en Colombia es un fiasco
para apartar a las FARC de la lucha armada
Este proceso de paz nació muerto, porque nunca hubo intención ni de cumplirlo ni de ratificarlo por parte de Santos y la derecha colombiana.
Su tramitación por parte de Santos, no ha sido más que una estrategia para ganar votos de la izquierda menos radical y ganarse un espacio político, el centro, que ni existe en Colombia y él ni merece ni representa.
Tan derecha es Uribe como Santos. Y ambos representan a los mismos intereses.
Uno crispa. El otro calma. Propaganda y fuegos de artificio... el eterno juego del poli-malo y poli-bueno... que tan bien escenifica el bipartidismo sionista en todas partes.
Todo ello, para dejar ante el pueblo colombiano, desligitimado y en fuera de juego a las FARC y a la parte más radical de la izquierda.
Tras su salida de la presidencia, Uribe aceptó ser el malo de la película, para hacer bueno a Santos.
Y el Proceso de Paz no ha sido más que una trampa en la que ha caído el grupo guerrillero.
Con la zanahoria de darlos cancha en la arena política se encubría la idea por un lado de debilitar y desarmar a las FARC y por otro, dejar adormecer con el tiempo... las proclamas revolucionarias que latían en el pueblo.
Los motivos ocultos
que subyacen tras la farsa del proceso de paz son
1º - por si hay conflicto con Venezuela, cosa probable tras acuerdo con la OTAN y la presión que ejerce para ello EEUU, no tener también al enemigo en casa y por ende dos frentes diferentes al que combatir y enfrentar
2º - matar, como está haciendo ahora el paramilitarismo con la complicidad del estado colombiano, la oposición política que frena los planes expansionistas y expoliadores de las corporaciones extranjeras en la región, representada por líderes sindicales y campesinos que caen impunemente, al no tener ahora quien les defienda, como antes tenían en los territorios otrora ocupados por las FARC
3º Tras la desarticulación y desarme de las FARC, asesinarlos y acabar de una vez por todas con . De hecho ya se han revelado varios planes para ello.
No hay que ser un lince para concluir que la reunión de Trump con Uribe va encaminada a desactivar como sea el proceso de paz con las Farc y a implementar algún plan subversivo para generar más injerencia y violencia contra Venezuela. Tanto en su interior a través de las guarimbas y algún que otro atentado de falsa bandera que levante aún más a la población y desate la ira internacional como desde fuera, intentando crear algún tipo de enfrentamiento armado en la frontera que posibilite un conflicto entre ambos paises y por ende una mas que posible intervención extranjera.
La paz para la derecha global, no es mas que un descanso en el tiempo para continuar después con su obsesiva agresión.
Un alto el fuego en falso. Una tregua en el camino para coger aire, recomponer fuerzas, replantearse nuevas estrategias de acoso y derribo y tras rearmarse de nuevo, como en Ucrania y Siria, seguir en las mismas... con su eterna guerra por dominarlo todo y a todos.
Armak de Odelot
Álvaro Uribe invitó a un golpe de Estado en Venezuela
Resumen Latinoamericano/Colombiainforma, 24 de abril 2017.
En un video publicado en su cuenta de Facebook, el senador Álvaro Uribe por el partido Centro Democrático invitó a la comunidad internacional a intervenir en Venezuela. Sus declaraciones se suman a las del presidente Juan Manuel Santos, quien la semana pasada manifestó que “la Revolución Bolivariana fracasó”.
En el video, Uribe señala que la situación de Venezuela es comparable a la crisis humanitaria por la que atraviesa Siria: “Esta tiranía tiene la misma gravedad de las armas químicas que Siria utiliza contra sus ciudadanos”. Señaló además a funcionarios del gobierno venezolano de ser “socios de la criminalidad”.
Tras una semana de protestas chavistas y opositoras, las declaraciones del senador Uribe alimentan la tensión diplomática entre Colombia y Venezuela. Nicolás Maduro manifestó hace un par de días: “Nos duele en el alma la amarga ingratitud del Gobierno Santos hacia Venezuela y su Gobierno que tanto ha hecho por la paz de Colombia”.
María Ángela Holguín, Canciller de Colombia, señaló ante la Organización de la Naciones Unidas -ONU- que en Venezuela hay un armamento de milicias civiles cuya peligrosidad preocupa al gobierno colombiano. Rafael Ramírez, embajador venezolano en la ONU, explicó que no se trata de civiles ya que se trata de un ejército dependiente de las Fuerzas Armadas.
¿Qué es un golpe de Estado?
Cualquier intervención política, económica o militar, e incluso mediática, a un Gobierno legítimo y legalmente constituido, son prácticas consideradas como amenazas a un posible golpe de Estado. Actualmente Venezuela atraviesa por una amenaza de ese tipo, bajo el apoyo de gobiernos como el de Colombia.
En América Latina se destacan golpes a la soberanía de naciones, en su ejercicio de poder democrático gubernamental, en casos como el de Chile con Augusto Pinochet (1973) y Argentina con Jorge Rafael Videla (1976), condenadas por cometer delitos de lesa humanidad.
REUNIÓN SECRETA de TRUMP con EXPRESIDENTES COLOMBIANOS siembra dudas sobre la PAZ mientras crece la tensión con Venezuela
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- abril 21º, 2017
El presidente estadounidense, Donald Trump, ha mantenido un encuentro secreto con dos expresidentes colombianos antes de reunirse con uno de sus enemigos políticos, el mandatario Juan Manuel Santos.
El discreto encuentro con los expresidentes Álvaro Uribe y Andrés Pastrana ha desatado la especulación en Colombia de que los antiguos mandatarios colombianos trataban de conseguir el apoyo del nuevo inquilino de la Casa Blanca contra el histórico acuerdo de paz negociado por Santos con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Trump recibió a Uribe y Pastrana el pasado viernes en su residencia en Florida, Mar-a-Lago.
Aunque la reunión fue ampliamente recogida por los medios colombianos, nunca fue anunciada por la Casa Blanca.
El portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, declinó inicialmente responder a las preguntas sobre la reunión.
Posteriormente, la Casa Blanca confirmó la reunión restándole importancia, al afirmar que el encuentro de Trump y los exmandatarios colombianos fue una mera coincidencia en el club del presidente norteamericano.
Se espera que Trump se reúna el próximo mes de mayo con su homólogo colombiano, que buscará el apoyo del líder estadounidense en el acuerdo de paz con las FARC.
El expresidente de EE.UU., Barack Obama, prometió al Ejecutivo colombiano 450 millones de dólares en asistencia con objeto de implementar el plan para poner fin al conflicto armado más prolongado en la historia de la región.
Tensión bilateral
entre Colombia y Venezuela
“La revolución bolivariana fracasó”
Aunque las últimas semanas el Presidente colombiano, Juan Manuel Santos, había hecho afirmaciones duras contra el gobierno de Maduro en Venezuela, la declaración del último miércoles fue casi la declaración de muerte del modelo político (socialismo del siglo XXI) creado por el extinto Hugo Chávez, al que Maduro considera “herencia sagrada para su nación”.
Tal como señala El Tiempo, apenas 24 horas antes, Santos había dado otro portazo al gobierno de Maduro.
Le había pedido a su canciller, María Ángela Holguín, que solicitara a la Secretaría de la ONU estar atenta al anuncio de Maduro de armar 500.000 civiles para impedir un golpe de Estado, supuestamente liderado por Washington.
La canciller Holguín, quien se encontraba en Nueva York en cumplimiento de lo ordenado por Santos, dejó su queja en el despacho del secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres.
Estas dos declaraciones del jefe de Estado colombiano parecieron marcar un punto de quiebre definitivo en el papel de apoyo que Colombia ha dado a Caracas en los últimos años y la furia de Maduro no se hizo esperar.
El mandatario venezolano arremetió este jueves en la tarde durante un encuentro público en Caracas y aseguró en varias oportunidades que “Colombia es un Estado fallido”.
Su afirmación parecía ser una respuesta directa a la declaración de Santos sobre el “fracaso” de la revolución bolivariana.
En esa dirección, Maduro dio un paso más allá y señaló que su país está siendo invadido por miles de colombianos que huyen “presionados por el hambre, la miseria, la violencia y el desempleo”.
Según el presidente de Venezuela, ya son cinco millones seiscientos mil colombianos los que han llegado a Venezuela en busca de ayuda.
Y agregó que el año pasado llegaron 100.000 y en los primeros tres meses de 2017, 35.000.
Al mismo tiempo que consultaba estadísticas con miembros de su gobierno, Maduro dijo que “hay más de 10 millones de colombianos exiliados por hambre, miseria y desempleo”.
“En Colombia, todo es privatizado,
todo es para la oligarquía, nada para el pueblo. Para el pueblo solo plomo y muertos”, gritó Maduro.
Visiblemente enfurecido, Maduro amenazó con “revelar toda la verdad sobre el proceso de paz” con la guerrilla, pues, según dijo, tiene información de inteligencia según la cual “se está preparando una matanza contra los líderes de las Farc que firmaron la paz”.
Expresó que hará estas revelaciones porque le “duele cómo en Colombia se burlan del proceso de paz”.
A manera de reclamo, señaló que Colombia hizo el proceso de paz gracias al extinto presidente Chávez y a él.
Las relaciones bilatarales comenzaron a tornarse más críticas desde agosto del 2015, cuando Maduro decretó el cierre de la frontera.
Luego, la tensión aumentó cuando, el pasado 26 de marzo, miembros del Ejército venezolano se instalaron en territorio colombiano (en Arauquita), alegando soberanía.
Desde finales de marzo, Colombia se sumó a los países que pidieron desde la OEA detener la desinstitucionalización en Venezuela, convocar elecciones, liberar a los presos políticos y revertir la decisión de proscribir el poder legislativo.
A todo esto se sumó que este jueves el presidente Santos recibió en la Casa de Nariño al diputado opositor venezolano Luis Florida.
¿Habrá punto de retorno para esta tensa relación entre los países vecinos de la región?
Los asesinatos de activistas en Colombia están amenazando el proceso de paz del país
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- febrero 28º, 2017
En la madrugada del 10 de enero, un grupo de hombres armados secuestraron a José Yilmer Cartagena en un mercado en El Cerro, un pueblo en el noroeste de Colombia.
El próximo día su cuerpo fue hallado en una carretera.
El cadaver mostraba señales de tortura: tenía más de 32 heridas de cuchilladas, su garganta tenía cortaduras en cuatro lugares y su lengua fue cortada en pedazos.
Cartagena era el vicepresidente de una organización que ha luchado para la devolución de tierras a los campesinos que perdieron sus bienes durante la guerra civil colombiana.
También fue miembro del partido político izquierdista Marcha Patriótica.
Ahora han silenciado a su voz de la misma manera que han hecho con otros 40 activistas que han sido asesinados desde que se firmó el Acuerdo de Paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) el pasado noviembre.
Líderes guerrilleros y organizaciones de derechos humanos atribuyen estas muertes a grupos paramilitares de la derecha.
Dicen que los asesinatos de estos activistas podrían desestabilizar, e incluso destruir, el acuerdo de paz que tomó cuatro duros años en finalizar.
“Están matando a los líderes que deben implementar el acuerdo de paz en sus regiones”, me dijo León Fredy Muñoz, director de Fenalpaz, una ONG que trabaja con organizaciones rurales.
“También están mandando un mensaje claro de que tratarán de matar a cualquier persona que se ponga en su camino”.
De acuerdo con la organización de Muñoz, muchos de los activistas que han sido asesinados en Colombia han estado trabajando en temas como la reforma agraria o la protección al medio ambiente. Su trabajo los pone frente a frente con empresas locales y multinacionales que quieren desarrollar proyectos de infraestructura o grandes proyectos agroindustriales en las zonas rurales.
Activistas como Cartagena también han estado trabajando para asegurarse que el gobierno implemente las normas del acuerdo de paz que prometen devolver la tierra a las personas que tuvieron que huir del campo durante la guerra.
Defensores de los derechos humanos dicen que los paramilitares están asesinando a los activistas para que la gente no regrese a los terrenos y para que puedan desarrollar sus propias empresas ilegales, como minas de oro y campos de coca.
“En Colombia tenemos la mala fortuna de ser ricos en recursos naturales y los esfuerzos para controlarlos han resultado en violencia, desplazamiento y sangre”, me dijo Margarita Herrera, una activista de Agua Vive, un grupo que defiende los derechos del agua y de la tierra de la comunidad.
Herrera y su colega Ángela Moreno dijeron que fueron amenazadas después de que intentaron detener un proyecto hidroeléctrico cerca de la ciudad de San Carlos, un pueblo afuera de Medellín.
“Estaba caminando a la casa con mis dos hijas y cuando abrí la puerta, dos hombres en una motocicleta aceleraron hacia nosotras”, dijo Moreno. “Los hombres me dijeron que dejara de dar información o que iba acabar como mis hermanos”.
Sus tres hermanos fueron asesinados por milicias hace varios años.
Muñoz, el director de Fenalpaz, dijo que las amenazas y los asesinatos podrían tener un doble efecto sobre el proceso de paz con las FARC.
Para empezar, Muñoz afirmó que los asesinatos podrían ser interpretadas por la guerrilla como una señal de que las políticas izquierdistas todavía se encontrarán con una respuesta armada. Eso podría impulsar algunos guerrilleros a salir de los campamentos transitorios del gobierno en donde ahora viven y se están preparando para renunciar a las armas.
En segundo lugar, dijo que los asesinatos podrían provocar una nueva lucha armada por la gente que esta siendo perseguida.
“¿Qué más pueden hacer?”, preguntó Muñoz.
El gobierno de Colombia afirma que los grupos armados que operan en las zonas rurales son narcotraficantes sin agenda política. También han anunciado que están invirtiendo recursos para erradicarlos.
Pero las FARC y varios grupos de la izquierda argumentan que estas facciones son los sucesores de grupos de la derecha de los años 90 y principios de 2000 que defendían los intereses de los grandes propietarios y las empresas mineras.
Los líderes de las FARC han dicho que este grupo es “el obstáculo principal” para lograr la paz en Colombia.
León Muñoz no tiene ninguna duda de que la violencia política sigue existiendo en Colombia. Él ha sobrevivido seis intentos de asesinato en los últimos cuatro años.
El último ocurrió hace cinco meses, cuando un grupo de hombres armados lo siguieron y le dispararon a su camioneta. “Si el carro no fuera antibalas, me hubieran matado”, dijo.
Muñoz está preocupado de que cuando las FARC salgan de los campamentos y hagan la transición a la vida civil, grupos paramilitares ocuparán las zonas rurales antes controladas por las guerrillas y sacarán a los activistas y pequeños agricultores.
Sin embargo, dijo que seguirá haciendo su trabajo y denunciará asesinatos como el de José Cartagena.
“Se han llevado tanto de nosotros que también nos quitaron el miedo”, dijo Muñoz. “Creo que es mejor vivir y morir por algo que por nada”.
Pero, ¿Qué son los Derechos Humanos? Según la oficina del Alto Comisionado para los DDDHH, estos son “derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición.
Todos tenemos los mismos derechos humanos, sin discriminación alguna.
Tanto hablar de Venezuela y no la veo... ah, es que en Venezuela se respetan los DDHH |
Estos derechos son interrelacionados, interdependientes e indivisibles” (Oficina del Alto Comisionado para Derechos Humanos, 2016)
En un mundo lleno de desigualdades y violencias, algunas personas dedican su vida a la defensa de los derechos de los otros, esforzándose para que hombres, mujeres, niños, niñas y jóvenes puedan vivir plenamente.
A raíz de sus múltiples esfuerzos, actores siniestros se han empeñado en interrumpir su labor.
Colombia está viviendo un momento de alta complejidad política debido al proceso de paz con la guerrilla de las FARC-EP; fuerzas de la extrema derecha y enemigos de la paz insisten en proseguir con la lucha armada en pro de los beneficios económicos de unos pocos.
Es por esto que en el marco del Día Internacional de los Derechos Humanos, Caribe Afirmativo realiza este documento para dar a conocer la situación de DDHH de aquellas personas que justamente se encargan de defender los Derechos de los demás en la región Caribe colombiana, y de presentar los retos a los que el Estado colombiano se enfrenta en el marco del pos conflicto.
Como se dijo anteriormente, si bien el 2016 se ha considerado como el año de la paz, debido a que el presidente Juan Manuel Santos logró (en dos ocasiones) la firma de un acuerdo final de paz con la guerrilla de la FARC-EP, también fue un año contradictorio, ya que pese a la firma del Acuerdo de Cartagena (septiembre de 2016), el ganador en el plebiscito para refrendar el acuerdo (octubre) fue el NO, ante lo cual ciudadanos y ciudadanas se movilizaron en diferentes ciudades para respaldar dicho acuerdo y exigir la no dilatación de construcción del nuevo acuerdo, ante esto se dio la construcción de un nuevo acuerdo que tuvo en cuenta las recomendaciones de voceros del NO, estos se han opuesto al acuerdo, el cual ya fue refrendado por el Congreso y en espera para que la Corte Constitucional apruebe el Fast Track para su implementación.
En el marco de esto, grupos criminales han amenazado a un alto número de líderes y lideresas sociales, cuyo trabajo se centra en la defensa de los derechos humanos de quienes habitan sus comunidades, pese a que estas amenazas han sido reportadas en años anteriores, según datos de la ONG Somos Defensores, la preocupación que nace en el año 2016 es que las amenazas se han materializado, encontrándonos así en una crisis de garantías ad portas de la implementación del acuerdo de paz.
Según afirmó Somos Defensores en una presentación realizada en el Congreso de la República el miércoles 7 de diciembre, se encuentra que:
1) En lo que va del año van 10 Defensores más asesinados que en 2015 sin que aún termine el año.
2) Han disminuido las acciones del conflicto y homicidios Nacionales pero han incrementan muerte de líderes y lideresas.
3) Se reporta el mismo modus operandi 2010 – 2016.
4) Los responsables Desconocidos incrementan. (Somos Defensores, 2016)
A continuación se presentan las cifras 2010 – 2016, resaltando que la información 2016 comprende los meses de enero a septiembre, con excepción de las cifras de asesinatos, que se tienen hasta el 5 de diciembre del presente año.
Tabla 1
Cifras violencia contra líderes y lideresas 2010 – 2016
Cifras violencia contra líderes y lideresas 2010 – 2016
Con un total de 74 asesinatos de líderes y lideresas sociales (con fecha de corte de 5 de diciembre) a nacional, la cifra más alta desde 2013, y una de las más altas en los últimos 5 años, en el mes de noviembre y diciembre se volvió tendencia en las redes sociales el hashtag #NosEstanMatando, a través del cual se buscó llamar la atención de las autoridades competentes para que adelantaran investigaciones sobre estos crímenes.
El resto de la información (con corte en septiembre de 2016), muestra que han disminuido las detenciones arbitrarias a la mitad, en comparación con el año anterior, al igual que las desapariciones y el robo de información sensible, y aumentó en un caso el uso del arbitrario del sistema penal.
Se observa también que, como se dijo anteriormente, desde el 2010 hasta el 2015 se dio un aumento en las amenazas, aunque entre los años 2015 y 2016 se dio una disminución de un 50% en estas; para el 2016 (con corte al 5 de diciembre), aunque aumentaron los asesinatos de líderes y lideresas.
A continuación se presentan las cifras de los líderes y lideresas sociales asesinadas en el 2016 (corte diciembre 5).
En la anterior tabla se observa que más de la mitad de los casos de asesinatos de defensores y defensoras de Derechos Humanos corresponden a líderes y lideresas comunales, campesinos, indígenas y comunitarios.
Esto probablemente se dé debido a que estos tipos de liderazgos se relacionan directamente con las tierras, de ser así, se entendería que el core del conflicto armado es la posesión de las tierras y la apropiación ilegal de las mismas por parte de actores que han llegado a desterrar a poblaciones enteras.
Es igualmente alarmante el número de asesinatos a nivel nacional de liderazgos afro, víctimas, LGBTI, y sindicales, debido a que su labor ha sido la defensa y protección de poblaciones históricamente vulnerables, para que estas puedan disfrutar plenamente de sus derechos.
Y, es inadmisible que sigan siendo asesinados líderes y lideresas de Derechos Humanos que se ocupen de temas ambientales, juveniles y abogados defensores.
74 líderes y lideresas asesinados en lo que va del 2016 es una cifra alarmante a nivel nacional, ya que la gran mayoría de estos no sólo velaba por un grupo poblacional específico, sino que han trabajado acciones concretas para la construcción de paz.
En un contexto donde las movilizaciones sociales fueron claves para acelerar el proceso de un nuevo acuerdo de paz, con estos asesinatos no sólo se pretende acabar con sus vidas, sino también atemorizar a quienes le rodean, para que tampoco continúen estos procesos.
Un hecho inquietante es que la mayoría de los asesinatos están siendo realizados en los territorios; el Acuerdo final de paz hace referencia a la “paz territorial”, según la cual la construcción de paz no puede obedecer a un proceso centralizado, sino que se enfocará en los territorios, su particularidades y realidades, ya que fue en estos en donde más impactos tuvo el conflicto armado.
Si el panorama Nacional es desolador, el de la Costa Caribe Colombiana no es mejor. Amenazas, panfletos y asesinatos hace parte del pan nuestro de cada día de defensores y defensoras de Derechos Humanos, quienes sin muchas garantías estatales, continúan realizando sus acciones de paz cada día.
En la información entregada por Somos Defensores, hasta septiembre de 2016 se identificaron un total de 12 líderes y lideresas sociales asesinados en el Caribe colombiano; todas personas comprometidas no solamente con la defensa de los DDHH de un grupo poblacional en específico, sino también con la construcción de paz territorial.
A continuación se presentan los líderes y lideresas asesinadas en la costa Caribe colombiana entre los meses de enero a septiembre de 2016.
Tabla 3
Líderes y lideresas asesinados en el Caribe colombiano (enero – septiembre 2016).
Líderes y lideresas asesinados en el Caribe colombiano (enero – septiembre 2016).
En todos los casos de asesinatos de líderes y lideresas se desconoce, hasta el momento, el autor del crimen; lo cual debe representar un llamado de atención a la Fiscalía Nacional como a las demás autoridades competentes para que agilicen las investigaciones y no se quede en la impunidad.
Por otro lado, de los 8 departamentos del Caribe Magdalena es quien más defensores de Derechos Humanos asesinados tiene en lo que va del año, con un total de cuatro, seguido de Córdoba con tres, La Guajira y Cesar con dos cada uno y Bolívar con uno. Atlántico ha reportado amenazas, panfletos y atentados contra líderes y lideresas sociales en los últimos dos meses del año.
De los 12 líderes y lideresas asesinados hasta septiembre de 2016, dos adelantaban procesos con comunidades afros en Cesar; cuatro fueron líderes comunales (JAC) en Córdoba (dos), La Guajira y Magdalena; uno fue líder comunitario y ambiental en Córdoba; dos fueron líderes de restitución de tierras en Magdalena; dos fueron líderes que lucharon por la defensa de los derechos de la población LGBTI en Bolívar y La Guajira respectivamente; y uno fue un líder sindical en Magdalena.
Observándose que la mayoría de muertes registradas de defensores de Derechos Humanos en el Caribe corresponden a líderes y lideresas comunales, quienes desde las veredas que habitaron intentaron aportar a mejorar la calidad de vida de sus habitantes; seguidos de líderes afros, población históricamente vulnerada y maltratada que aun hoy en día sigue viviendo el racismo de una sociedad hipócrita y mestiza; líderes de restitución de tierras, quienes se enfrentaron a la maquinaria latifundista que en un pasado cercano desterró a un sinnúmero de campesinos; líderes LGBTI, los cuales se han tenido que luchar por la igualdad de derechos en una sociedad doble moral, donde la homofobia fue prácticamente legitimizada después de la victoria del NO.
Por último están líderes ambientales y sindicales, quienes velando por los llamados DESCA (Derechos económicos, sociales, culturales y ambientales) han intentado crear un mejor país.
Ante esta situación de zozobra generalizada, en donde pareciera que no hay quien pueda defender los derechos de quienes dedican su vida a la defensa de los derechos de quienes les rodean, y donde los mismos líderes y lideresas no dejan de repetir ¡Nos están matando!, no se puede hacer menos que exhortar a la Fiscalía General del Estado Civil, a la Policía Nacional, alcaldes, gobernadores y al mismo presidente Juan Manuel Santos para que tomen cartas en el asunto y estos crímenes no queden en la impunidad.
Cabe recordar que el día 10 de diciembre Santos recibió el Nobel de la Paz por sus esfuerzos para la firma del Acuerdo final con las FARC-EP; ante lo cual tenemos Nobel, pero aún no hemos alcanzado la paz. Es preciso adelantar esfuerzos para la protección de líderes y lideresas sociales, quienes en su día a día adelantan procesos de construcción de paz. Es imposible imaginar un país en paz donde quienes la defienden desde los territorios sean asesinados de manera sistemática y despiadada.
La costa Caribe votó por la paz y se movilizó posteriormente por ella; un nuevo genocidio como el que ocurrió con la Unión Patriótica a finales de los 80’s y principios de los 90’s es inadmisible.
La paz se debe construir desde los territorios y de la mano con quienes han adelantado procesos de pedagogía para la paz desde años atrás; la firma de un papel no significa nada si grupos ilegales continúan sembrado el miedo, es por esto que se requieren medidas efectivas y eficaces para brindar garantías a los y las defensoras de Derechos Humanos.
Referencias
Oficina del Alto Comisionado para Derechos Humanos. (11 de Diciembre de 2016). Obtenido de http://www.ohchr.org/SP/Issues/Pages/WhatareHumanRights.aspx
Programa Somos Defensores. (2016). Cifras homicidios a líderes y lideresas sociales 2016.
Programa Somos Defensores. (2016). Situación de defensores y defensoras de derechos humanos en Colombia 2016. Presentación en el Congreso de la República sobre crímenes contra la paz. Bogotá.
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