El presidente de la República, Nicolás Maduro, señaló este martes que tras la ola de violencia y terrorismo proclamado por la oposición, han sido asesinadas 26 personas durante manifestaciones en el mes de abril.
Responsabilizando rotundamente a la oposición por estas lamentables pérdidas Maduro expreso durante el Congreso de la Patria con los trabajadores del país, que “ha habido 26 compatriotas que han sido asesinados por culpa de la derecha.
Buena parte de esos asesinos están presos, otros estamos buscándolos y no descansaremos hasta capturar hasta el último asesino, guarimberos”.
Por su parte la Fiscal General, Luisa Ortega Díaz, informo que esta agenda de violenta ha dejado 26 muertos en las últimas semanas. también se pudo conocer que 1.289 personas han sido aprehendidas por hechos vandálicos, de estos 65 han sido privados de libertad.
Mientras que 267 serán presentadas este martes. 437 personas resultaron lesionadas.
Los usuarios de las redes sociales ven a diario cientos de imágenes que hablan de la represión del Gobierno de Nicolás Maduro contra la población civil que lo adversa.
Sin embargo, es paradójico que la foto de un encapuchado destruyendo una escuela no genere reacción de rechazo.
Los titulares sobre Venezuela hablan de brutal represión contra la población civil, sin embargo surge la pregunta:
¿Por qué estos medios no catalogan como violenta la imagen de un encapuchado lanzando una bomba casera contra un Policía?
El periodista y analista político venezolano William Castillo, entrevistado por RT, considera que actualmente podría hablarse de “una naturalización o frivolización del mal en las redes”, frente a las informaciones que se difunden sobre la situación política en el país suramericano.
Aunque los últimos días los venezolanos han visto imágenes de grupos de choque pagados por la oposición, que han atacado instituciones públicas, educativas, de salud y de justicia, los medios internacionales no han dado cobertura a estos hechos que han dejado pérdidas de más de 50 millones de bolívares (unos 5 millones de dólares), según el presidente Nicolás Maduro.
Opositores usan pupitres y muebles del liceo Gustavo Herrera para atacar a cuerpos de seguridad
“Hay una construcción mediática que dice que ‘ser malo no es malo’, destruir la ciudad y sentirse que estás en una protesta pacífica no tiene contradicción, matar a un militar no es negativo porque está justificado en el logro de un objetivo superior”, considera Castillo.
La naturalización de la violencia, refiere, “está justificada porque es en contra del adversario”.
En su opinión, “derrocar al Gobierno de Maduro” es el fin que justifica cualquier acción para conseguirlo.
El fin de toda esta campaña, considera, tiene como objetivo “criminalizar” al Gobierno para “abrir el camino a cualquier forma de intervención o agresión”.
‘Puesta en escena’
El diputado opositor Freddy Guevara publicó en su cuenta de Instagram la imagen en primer plano de una joven con expresión de sufrimiento delante de un grupo antimotines de la Guardia Nacional Bolivariana.
“Este es el rostro de un régimen opresor”, escribió Guevara. Sin embargo, posteriormente los usuarios de las redes encontraron otro ángulo de la imagen con la joven sonriente y posando frente a los funcionarios de seguridad.
Una foto para el Facebook y otra para el Twitter, como dice @raulcazal
Castillo afirma que la estrategia está basada en la “limpieza que hace la mediática internacional. Estas imágenes van a ser digeridas y metabolizadas en las cosas que ellos quieren, por ejemplo: ‘protesta pacífica amenazada por una dictadura'”.
Este experto en comunicación piensa que existe una escenificación. “Saben que eso va a terminar en titulares, agencias de noticias, portadas y alarma en la opinión pública”.
En sus palabras, el país atraviesa un “momento de clímax, porque ha sido invertida una gran cantidad de dinero para lograr que las informaciones de Venezuela estén en los medios, a través de las giras internacionales de los dirigentes de la derecha venezolana”.
‘Una mentira tapa a la otra’
La campaña transmedia en contra de Venezuela hace que el asesinato de un agente de seguridad del Estado sea solapado por las imágenes de un hombre desnudo en una manifestación opositora, dice Castillo.
Matan a un sargento de la Guardia Nacional durante las protestas en Venezuelahttps://es.rt.com/52e8
En un video se aprecia al joven Hans Wuerich subiéndose desnudo a una tanqueta de las fuerzas de seguridad en señal protesta.
Distintos medios noticiosos se refirieron a los fuertes golpes y balas de goma en contra del manifestante. Sin embargo, eso no se aprecia en las imágenes.
En #Venezuela un hombre se sube desnudo a tanqueta
de la Guardia Nacional, como protesta
“Una mentira es tapada con otra. Se presentan muchas falsedades sucesivas, cosas indemostrables. Viene otro escándalo y tapa a otro”, explica.
A su modo de ver, el país atraviesa el mayor momento de “arremetida cultural, mediática, política y financiera que pudiéramos ver”.
Nathali Gómez
Agaton
En entrevista para el canal Telesur, el profesor e investigador Matías Bosch Carcuro analizó la actual situación en Venezuela, marcada por las recientes movilizaciones de calle de la derecha, que en los últimos días ha auspiciado vandalismo y focos de violencia en diversos puntos del país.
– ¿Cómo procedería un régimen dictatorial ante las protestas que se tornan violentas?
La nueva matriz de opinión construida por los dirigentes de la MUD, apoyados por las grandes transnacionales de la comunicación, es que en Venezuela hay una “dictadura”, contando además con el aval del Secretario General de la OEA, Luis Almagro, quien intentó establecer oficialmente que en Venezuela había un quiebre del orden constitucional.
Lo primero es tomar con pinzas el concepto de dictadura. En algún momento hasta Simón Bolívar fue dictador, y no por eso alguien justificaría hoy su derrocamiento.
Las dictaduras y su significado conocido en América Latina data del siglo XX, sobre todo de la segunda mitad del mismo, época en la cual no hubo en muchos países la menor tolerancia a la disidencia y la discrepancia, un gobernante o junta de gobierno se erigieron en poderes absolutos, y los derechos individuales fueron violados a gran escala.
Cuando ello ha ocurrido, jamás un grupo de opositores hubiese podido participar en elecciones, ganarlas, ser reconocidos, ocupar puestos públicos, tener partidos, periódicos, canales de televisión, etc.
Cuando Lilian Tintori quiere hacerse pasar por la esposa de Martin Luther King olvida que King nunca hizo como Leopoldo López, llamar al derrocamiento de un gobierno, y que un grupo de sicarios lo asesinó, mientras López gozó de un juicio transparente y apegado a la ley.
Lo que pasa en Venezuela no es ni parecido a lo que hace la policía en Chile ni Nueva York, y nadie acusa a Bachelet ni a Obama ni Trump de ser dictadores.
En México, Colombia y Honduras todas las semanas asesinan dirigentes y activistas y nadie acusa a sus gobiernos de lo que se acusa al gobierno de Venezuela.
Hay una falacia total en llamar “dictadura” a lo que hay en Venezuela, y un doble estándar terrible.
A mí me parece que se falta el respeto a los miles y miles de víctimas y familiares de víctimas que en América Latina han padecido dictaduras, torturas, ejecuciones y destierros, cosa que Capriles, Borges, Ramos Allup ni Tintori han soñado padecer.
Tintori se ha sacado fotos con presidentes, mientras en Chile las viudas de ejecutados políticos aún buscan sus huesos en las arenas del desierto.
No pueden confiar, porque eso significaría, principalmente, atenerse a las reglas del juego democrático, que el primero que las desconoció fue Henrique Capriles en 2013, cuando tildó al gobierno electo de Nicolás Maduro como “ilegítimo”, llamó a militares a insubordinarse y a la población “descargar la arrechera”, lo que derivó en las guarimbas de 2013 y siguieron luego en las de 2014.
Como ellos no creen en las reglas de ganar y perder, de aceptar las reglas y aceptar las instituciones, mucho menos pueden dialogar, que sería, una vez aceptadas las normas y reglas del juego, poder entenderse y tener canales fluidos de cooperación y colaboración entre poderes, primero, y entre litorales políticos, después.
Ellos no van a dialogar porque no aceptan a Chávez, no aceptan a la Revolución, y mucho menos aceptan a Maduro.
Ellos sólo aceptan que el chavismo sea anulado en la Historia de Venezuela, como una pesadilla para los privilegios que siempre gozaron y que creen se merecen por designio divino.
En ese sentido, es increíble que logren convencer a parte de la población de una vocación democrática y política que no tienen, gente que creían en los crímenes de la Cuarta República y creyeron en los métodos del golpe de 2002.
Si han logrado persuadir a parte de los venezolanos sólo se debe a la crisis económica y comercial de los últimos dos años, y la han capitalizado e instrumentalizado, cuando todos sabemos que si ellos hubiesen gobernado, esa crisis hubiese sido mucho peor.
– ¿Es posible que, manteniendo a los opositores en las calles, el Gobierno venezolano dimita?
Nicolás Maduro y el gobierno bolivariano no van a dimitir.
Eso es imposible. Sería violar la Constitución, la legalidad, y sería concederle a la derecha de la MUD un derecho que no tiene. Si quieren llegar a la presidencia de la República, que compitan legalmente en 2019.
Hay que decirlo:
la derecha venezolana y latinoamericana es golpista, no es verdad que creen ni que respetan la Constitución, todo esto es puro montaje.
Ellos son lo que hicieron en 2002: su proyecto es barrer con el gobierno, con los poderes públicos, la Constitución, las políticas de 2000 hasta aquí, y restaurar un gobierno de élites, que garantice que las riquezas son para unos pocos.
Y eso no se les puede conceder, bajo ningún concepto. Si todo se resolviera con una renuncia, las cosas fueran muy simples.
Pero la pugna de lo que hoy es la MUD con el gobierno bolivariano no es por la falta de productos básicos ni por medicinas, es por un modelo de país.
Ahí hemos visto a Capriles con Macri, hemos visto a Lilian Tintori haciendo campaña para Lasso en Ecuador.
Eso es lo que creen, lo que persiguen. Esto no es que hayan elecciones para resolver una determinada crisis, eso es una vulgar pantalla.
Si ellos quieren imponer su proyecto, pues que esperen a elecciones presidenciales de 2018, que convenzan a la mayoría de los venezolanos y compitan limpiamente con votos, que no esperen que el pueblo y su gobierno les entregue el poder “porque se lo merecen como un don de clase”.
Como decía más arriba, hay un doble estándar terrible.
En Chile y en Argentina hay presos políticos de los cuales no se habla. En Estados Unidos se mata a ciudadanos negros.
En España y Europa se apalea sin piedad a los protestantes, por cosas mucho menores que lo que hacen los encapuchados en Venezuela.
Pero eso se debe a que las transnacionales de las comunicaciones, las empresas de persuasión de masas, responden a un interés empresarial.
Su interés es demostrar con fotos y relatos que lo de Venezuela es un proyecto fallido, un fracaso total, y que es un mal ejemplo para los demás países, y crear las condiciones que justifiquen si un golpe de Estado se llega a ejecutar.
Frente a eso, hay que denunciar la situación calamitosa de los Derechos Humanos en todo el continente, mostrar lo que hace la policía y los paramilitares en México, Brasil, Colombia, Honduras, Guatemala, República Dominicana, mostrar lo que se hace a los mapuches en Chile, y mostrar que en Venezuela no se reprime la libre expresión, sino que la violencia se desata por grupos organizados, desde 2002, para llevar la situación de toda protesta al límite de la crisis social.
Es un plan muy bien estudiado, muy bien implementado, y curiosamente manipula lo que hicieron históricamente las dictaduras de derecha para adjudicárselo ahora a la democracia revolucionaria en Venezuela.
Por eso es muy importante que las verdades que se detecten inmediatamente se difundan por las redes sociales que es la forma en que desde afuera podemos ayudarles.
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