En los últimos días se han sucedido una serie de iniciativas para controlar su uso en la composición de ciertos alimentos.
“Stop al aceite de palma. El cáncer se alimenta de grasas saturadas para hacer metástasis”.
Esta petición de Cristina Rodas dirigida al Ministerio de Sanidad y al Defensor del Pueblo a través de la plataforma Change.org ya ha alcanzado las 41.000 firmas, y su objetivo es llegar a las 50.000 en los próximos días.
“Solicito la eliminación del aceite de palma de los productos fabricados en España sustituyéndolo por otros aceites vegetales, como el de oliva o girasol”, concluye Rodas, quien basa su petición en un estudio del Institut de Recerca Biomédica de Barcelona (IRB) publicado en la revista Nature que ha identificado las células responsables de iniciar y promover metástasis en diversos tipos de tumores humanos a través de un marcador específico, la proteína CD36.
Esta proteína, que está en las membranas de las células tumorales, se encarga de capturar e internalizar ácidos grasos.
La investigación puso el foco en el ácido palmítico, el ácido graso saturado más común de la dieta de los países industrializados.
Esta sustancia se encuentra en muchos productos de supermercado y comida preparada (cremas, coberturas, salsas, pasteles, bollos, galletas, precocinados, aperitivos, cosmética) sobre todo en forma de aceite de palma porque el producto no se oxida (resiste muy bien a las altas temperaturas) y es bastante más económico que el aceite de oliva o girasol.
La conclusión fue clara: “Parece existir un enlace directo entre consumo de grasas y potenciación de las metástasis a través de CD36, al menos en ratones inoculados con células tumorales humanas.
Hay que hacer más estudios para entender esta intrigante relación entre dieta y metástasis, sobre todo porque en las sociedades industrializadas estamos incrementando de forma alarmante el consumo de grasas saturadas y de azúcares”.
“Las grasas son necesarias para el organismo pero la desmesura puede tener un impacto en salud como ya se ha demostrado antes para algunos tumores, como el de colon, y como ahora demostramos para el proceso metastático”, explica Salvador Aznar, responsable del estudio.
Desde hace algún tiempo, el aceite de palma está en el punto de mira de asociaciones de consumidores, ecologistas, médicos y científicos.
Aunque su uso está permitido,
la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda limitar su consumo, ya que contiene casi un 50% de ácidos grasos saturados (o colesterol malo).
Este mismo miércoles, la cuestión llega al Congreso de los Diputados de la mano de ERC, que presenta una proposición no de ley en la que insta al Gobierno a incrementar el control sobre el uso de este aceite en los alimentos e iniciar la retirada progresiva de los productos con este componente de las máquinas expendedoras de centros educativos, deportivos y de salud.
Pocas horas antes,
el Parlamento Europeo aprobó un informe en el que se explicita la relación existente entre las plantaciones de palma aceitera y la severa deforestación que padecen los países en los que se cultiva.
El documento aprobado en Estrasburgo insta a la Unión Europea a tomar un papel más activo en la limitación de estas prácticas, creando un plan de acción concreto, evitando cualquier respaldo a prácticas perjudiciales y solicitando el apoyo a los países en desarrollo para que puedan garantizar la defensa de sus hábitats naturales y las comunidades que las habitan.
La producción de aceite de palma se concentra en países tropicales —sobre todo Malasia, Colombia e Indonesia—, donde su cultivo y fabricación ha provocado graves problemas medioambientales.
Una exhaustiva investigación del proyecto periodístico Carro de Combate, publicado en el número de noviembre de La Marea, destapa todos los puntos oscuros de este producto omnipresente en nuestro día a día.
En los últimos días, distintas cadenas de supermercados ya han anunciado su intención de vetar el uso del aceite de palma en los productos que ocupan sus estanterías.
En octubre, la cadena SuperSano ya anunció la retirada de alimentos con presencia de este aceite.
“Ha supuesto una decisión complicada porque hemos tenido que reducir nuestro surtido de productos de panadería, pastelería, bollería, galletas, chocolates, cremas para untar, snacks, etc., pero queremos ser coherentes con nuestros principios”, explicó en su día el gerente de este supermercado ecológico, Jesús Sánchez. La decisión ha sido rentable: las ventas de SuperSano han aumentado un 20%.
Ahora, las principales cadenas de distribución españolas han comenzado a reclamar a sus proveedores que dejen de usar aceite de palma, y en los casos en que no sea posible sustituirlo, piden utilizar aquel que cuenta con certificado de sostenibilidad, informa Efe.
Mercadona, DIA, Lidl y Auchan han confirmado que ya mantienen conversaciones con sus proveedores para eliminar este ingrediente. Carrefour exige el uso de aceite de palma sostenible a sus proveedores, mientras que desde
El Corte Inglés recuerdan que la empresa forma parte de un grupo de trabajo sobre este ingrediente en el marco del Consumer Goods Forum con el propósito de que todo el aceite de palma utilizado cuente con un certificado ecológico.
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