jueves, 15 de febrero de 2018

Australia confiscó las armas a sus ciudadanos. Y desde entonces no ha tenido tiroteos masivos

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Australia confiscó las armas a sus ciudadanos

Y desde entonces no ha tenido tiroteos masivos


El titular de The Onion es dolorosamente cierto: 
Ningún otro país cuenta con tantas armas de fuego por habitante, y ningún otro país sufre con tanta frecuencia las devastadoras consecuencias de los tiroteos masivos. 
El de ayer, en una escuela de Florida, se ha saldado con 17 muertos (niños en su mayoría).
Los datos son surrealistas: sólo en 2018 llevan ya 18 masacres ¡en colegios! La cifra global se dispara por encima de los cuarenta (llevamos escasos 44 días de año). Anualmente, el número de muertos atribuible a tiroteos masivos (considerados como tales por encima de los tres fallecidos) supera con creces a los directamente asociados al terrorismo. Sin embargo, mientras el segundo es una emergencia nacional, el primero no.
De forma habitual, quienes defienden la existencia de la Segunda Enmienda y el derecho a portar cualquier tipo de armas, sin apenas "background checks", lo hacen en torno a dos argumentos. 
Primero, es una forma de protección contra la tiranía. Segundo, Estados Unidos es particular: ningún otro país tiene su historia, su tamaño demográfico, sus particularidades culturales. 
No hay casos comparables en el resto del globo terráqueo, ejemplos a los que aferrarse.
Ahora bien, ese segundo argumento obvia una historia muy similar. La de Australia.

Port Arthur: la gota que colmó el vaso

Al igual que Estados Unidos, Australia fue una dependencia de la Corona Británica colonizada a fuerza de violencia y explotación. Cuando los primeros colonos se asentaron, lo hicieron en una tierra vastísima, repleta de amenazas y con una administración política débil. 
Si aquellas personas querrían defenderse, tendrían que hacerlo en sus propios términos. Durante siglo y medio, ambos países permitieron a sus convecinos guardar armas de fuego.
Hasta que sucedió Port Arthur.
Escena de uno de los últimos tiroteos mediáticos de Estados Unidos, en Las Vegas.Foto por: John Locher/AP
En 1996, un tiroteo en la atracción turística más popular de Tasmania, un ex-presidio colonial, acabó con la vida de 35 personas, hiriendo a otras 23
Fue el tiroteo masivo más grande jamás registrado en Australia, y motivó un escándalo y debate público que, en última instancia, obligó a los políticos conservadores australianos a afrontar la dura realidad. 
Si querían detener el elevado número de "mass shootings" del país, tendrían que confiscar las armas de sus votantes.
Al igual que Estados Unidos, Australia había mantenido un irregular conjunto de legislación en torno a la posesión de armas. La jurisdicción era territorial, y no correspondía al Gobierno Federal pronunciarse sobre el asunto excepto acuerdo pleno de todos los gobernadores. Así, en regiones como New South Wales (la más urbana y progresista) la posesión se había abolido en términos generales después de la Segunda Guerra Mundial, mientras en otras, como en Queensland, no.
Las diferentes sensibilidades geográficas y políticas de los votantes australianos configuraban un clima social, a menudo, enconado. 
Los votantes rurales y conservadores del Partido Nacional (siempre en alianza electoral con el Partido Liberal, también conservador pero con un perfil más urbano) se oponían de forma furibunda a cualquier tipo de regulación, mientras que grandes sectores liberales y laboristas la observaban como un paso necesario.
John Howard, primer ministro de Australia desde 1996 hasta 2006.Foto por: R D Ward/Wikipedia
El clima cambió decididamente tras una serie de matanzas entre mediados de los ochenta y de los noventa, estallando de forma definitiva tras Port Arthur.
Es aquí donde entra en escena John Howard, líder del Partido Liberal (y por tanto de la Coalición que incluía al Partido Nacional, de votantes reacios) y primer ministro australiano desde 1996. Howard se había definido como un crítico de la posesión desregulada de armas desde la oposición, y su acceso al gobierno le permitió implementar una serie de reformas que, de forma extraordinaria, terminarían en el National Firearms Programme Implementation Act 1996.

Ir contra tus votantes, a veces, es lo adecuado

Port Arthur ofrece algunas similaridades con el caso americano. Al igual que ahora, había un sector de votantes muy reticente, cuando no beligerante (un grupo de pro-armas trató de afiliarse al partido Liberal con objeto de desestabilizar la balanza interna favorable a la regulación), en contra de cualquier tipo de regulación. 
La base de la oposición tendía a ser rural y conservadora, y sostenía, en parte, las aspiraciones electorales de la Coalición.
Y del mismo modo, Australia contaba con un amplio espectro social que, si bien no favorable 100% a la abolición de la regulación, optaba por fórmulas que restringieran de forma mucho más clara la posesión de armas semi-automáticas, las causantes de los peores tiroteos. 
Al contrario que sus colegas republicanos, Howard se lanzó a la regulación previendo un taxativo rechazo por una sección sustancial de sus votantes (lo que incluyó abucheos públicos o que Howard acudiera con chalecos antibalas a algún foro público).
El mérito de Howard fue convencer a los gobernadores de los estados para que aceptaran el proyecto federal. 
La constitución australiana no permitía que el gobierno central levantara legislación en contra del deseo de los estados, por lo que necesitó de la colaboración consciente de figuras como Tim Fischer, líder del Partido Nacional, o Rob Borbidge, premier de Queensland, el estado más conservador, para aprobar el proyecto de ley. Borbidge lo hizo, muy a su pesar político: perdería su reelección hundido en su baja popularidad.
En el plazo de tres meses, el gobierno federal redactó, debatió y aprobó con apoyo de casi todos los partidos el NFA, y confiscó y destruyó alrededor de un millón de armas de fuego automáticas y semi-automáticas.
A largo plazo la política fue un éxito. 
Las matanzas públicas desaparecieron hasta convertirse en elementos residuales de la sociedad. La tasa de homicidios bajó, y también la de suicidios a causa de armas de fuego. 
En 2002 el gobierno federal recrudeció las condiciones para acceder a determinadas armas de fuego a consecuencia de otro tiroteo. 
A día de hoy, hay permisos para portar expedidos por todo el país, pero tanto la tipología de arma como las condiciones son duras.
Por Arthur, monumento nacional y lugar del último gran tiroteo mortal en Australia.Foto por: Pixabay
En esencia, un grupo de políticos australianos decidió sacrificar parte de su capital político para atender a una urgencia social. 
Las consecuencias, en el largo plazo, han sido muy positivas
La tenencia libre de armas es una cuestión políticamente muerta: no hay voces en la agenda mediática que reclamen su regreso. Y lo más importante de todo: los tiroteos (y las víctimas mortales) se redujeron drásticamente.
El ejemplo australiano es un cóctel perfecto que puede trasladarse de forma mimética a Estados Unidos. 
Cuestión distinta es que el clima político estadounidense lo acepte algún día.

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Si nos han de robar, 
que sean otros y no los mismos de siempre

Si como votantes, no nos escuchan
como consumidores, lo harán
boicoetemos sus empresas.
Llevamos las de ganar. 

Como acabar con la ESTAFA de las ELÉCTRICAS... de una puta vez pasando de los Vendepatrias del Bipartidismo

Ante el robo continuo y escandaloso por parte de las eléctricas y sus abusos en el recibo de la luz
propongo... 
actuar todos unidos como consumidores
contratando TODOS 
o en su defecto una gran mayoría,
  otra compañia eléctrica que no sea ninguna de estas dos (ENDESA - IBERDROLA) y cambiarnos a otra cualquiera de las muchas ofertas que existen hoy en día.

De tal forma que no les quede otra a las grandes que plegarse a nuestras demandas de una tarifa más justa y mucho más barata
o atenerse a las consecuencias 
de seguir con su estafa.

En nuestra mano está que siga este robo o cortar por lo sano para que no nos sigan mangoneando

ARMAK de ODELOT

Canción del Indignado Global

(solo pá Mentes preclaras 

libres de Polvo y Cargas)

Si me han de matar que sea,
 un Trump que de frente va

  no un Obama traicionero, 

que me venga por detrás.


Éstos del bipartidismo, 

a nadie ya se la dan

Tanto monta, monta tanto,

ser sociata o liberal.


Que harto me tienen sus cuentos, 

de crisis y guerras sin más

Cuando no hay bandera que tape, 

la ansia de un criminal.


Daños colaterales son, 

inocentes masacrar

si lo hiciéramos con ellos, 

no habría ni una guerra más.


Por eso pasa que pasa, 

que nadie se alista ya

a no ser que la CIA pague,
 
como al ISIS del MOSAD


A mí, que nunca me busquen, 

ni me llamen pá luchar.

Que yo no mato por nadie. 

Yo mato por no matar.


La paz de los cementerios 

es la paz del capital

Si soy rojo es porque quiero, 

en vida, vivir en paz.


Hoy tan solo mata el hambre, 

del rico por tener más 

Con el cómplice silencio, 

de toítos los demás.


Que preferimos taparnos, 

los ojos pá no pensar

O mirar pá otro lado, 

pensando que el mal se irá.


Creer que lo que a otro pasa, 

no nos tiene que importar.

Cá palo aguante su vela, 

repetimos sin cesar.


Éste es el mantra egoísta 

que rula por la sociedad

como si lo que le pase a otro, 

no te pueda a tí pasar


Más todo, cuán boomerang vuelve, 

al sitio de donde partió

y tal vez ocupes mañana, 

el sitio que otro dejó.


Mil pobres ceban a un rico, 

otros mil le dan jornal,

y otros cuantos dan su vida 

porque todo siga igual. 


Que no me coman la oreja, 

que no me creo ya ná

de sus guerras, sus estafas, 

ni su calentamiento global


Tan solo vuestras mentiras, 

esconden una verdad

que unos pocos están arriba 

y abajo tós los demás.


Da igual que seas ateo, 

cristiano o musulmán.

Solo los elegidos, 

el paraíso verán.


Hay medios alternativos, 

amarillos muchos más.

Unos más rojos que otros. 

Los menos, de radikal.


Más todos tienen su cosa, 

y a todos hay que hojear

Que comparando se tiene 

opinión más general.


Qué de tó aprende uno. 

Nadie tiene la verdad.

Ser más papista que el Papa, 

no es garantía de ná.


Solo creo en lo que veo, 

díjome santo Tomás, 

que el que a ciegas se conduce, 

no para de tropezar.


Y al enemigo, ni agua, 

ni nunca contemporizar

No dudes, tarde o temprano, 

siempre te la jugará.


No hay que seguir a nadie 

y a todos hay que escuchar.

Si tu conciencia te guía, 

de nada te arrepentirás.


Dá gusto ver a los ricos, 

pegarse por serlo más

mientras en eso se hallen, 

quizás nos dejen en paz.


Si te crees o no sus mentiras, 

a ellos les dá igual.

Con tomarlas por veraces, 

les basta para actuar. 


Que no me cuenten más cuentos, 

que tós me los sé yo ya.

Se demoniza a cualquiera

que no se deje robar.



No basta con ser un santo, 

sino ser de"su santoral"

Como la cojan contigo, 

no te valdrá ni el rezar.


Pensamiento único llaman. 

Anteojeras pá no pensar

más que en la zanahoria. 

El palo irá por detrás.


Si no crees en lo dictado, 

anti-sistema serás

Y por mucho bien que hagas, 

te van a demonizar.


Que no me coman la oreja, 

que a mí, no me la dan.

Que me sé todos sus cuentos 

y también, cada final.


Si de cañon, quieren carne, 

pál matadero llevar

que busquen a otro tonto, 

que este tonto no va más



No se ha visto en tóa la historia, 

otra estafa sin igual.

Que la madre tóas las crisis, 

que creó el capital


Y cuando tan ricamente, 

uno estaba en su sofá

Relajado y a cubierto, 

de inclemencias y demás,


te cortan sin previo aviso

el grifo de tu maná. 


Y te dejan sin tus sueños,
 
sin trabajo y sin hogar


y pá colmo y regodeo 

de propios y extraños, van

y te dicen como aviso

que al rojo no hay que escuchar


que son peores que el lobo,

del cuento y mucho más

y que si vas y los votas

toíto te lo robarán.



Si como votantes, no nos escuchan

como consumidores lo harán.

Boicoetemos sus empresas

Llevamos las de ganar. 


Si no queda más remedio

que dejarnos de robar

que sea otro y no el de siempre

tal vez así, aprenderá


No hay pan pá tanto chorizo,

dicen, cuando lo que sobra es pan.

Lo que no hay es un par de huevos
 
pá que no nos choriceen más.


Resultado de imagen de eladio fernandez refugiados suecia

Ellos tienen de tó

los demás, cuasi-de-ná

mas ellos son cuatro mierdas

y nosotros sémos más.


La próxima revolución 

contra las corporaciones será

y si ésta no se gana 

no habrá ninguna ya más.

Quien sepa entender que entienda

lo que digo es pá mascar

despacio y con buena conciencia.

Mi tiempo no dá... pá más


Armak de Odelot


Dicen: 

No será televisada, 

la próxima revolución.

Más como nadie se fía 

de lo que se nos dice hoy en día,

pasamos los días enteros, 

tumbados en el sofá

delante la caja tonta,

 por no perder el momento
del pase de la procesión 
que tós llevamos por dentro