Tras la polémica decisión del gobierno de Donald Trump de reconocer a Al-Quds – Jerusalén – como capital del régimen israelí y definir el traslado de su Embajada desde Tel Aviv a la ciudad sagrada, el mundo reaccionó con decisión para oponerse a esta determinación.
Efectivamente, el día 18 de diciembre del 2017 en el seno del Consejo de Seguridad, catorce de los quince miembros de este Consejo se opusieron a la idea estadounidense.
Washington se enfureció, ejerció su derecho a veto tras la resolución presentada por Egipto que buscaba frenar la decisión unilateral de Trump y comenzó a amenazar a diestra y siniestra frente a lo que considera una afrenta contra su “soberanía”.
El mundo al revés, La creencia hegemónica no acepta disensos.
Tres días después, el día 21 de diciembre, en el seno de la Asamblea General de las Naciones Unidas, 128 países le dijeron a Estados Unidos, que su política no era aceptada. A pesar de amenazas y fuegos del infierno expresadas por la alianza entre Washington y Tel Aviv, que llegó a extremos escandalosos, que no impidieron que sufrieran una derrota de proporciones.
Del total de 193 naciones, treinta y cinco se abstuvieron – de países que se sintieron afectados por la amenaza de Washington de tomar buena nota de aquellos que no apoyaran la política exterior de Trump” al igual que otros 21 países que prefirieron ausentarse de la votación.
Como prueba del aislamiento de la alianza entre el imperialismo y el sionismo, sólo 9 países – entre ellos microestados como Nauru, Micronesia, Palau Islas Marshall, junto a Togo, Guatemala y Honduras, con el lógico voto del gobierno de Netanyahu apoyaron la postura ilegal de Estados Unidos, negándose a aprobar la resolución presentada por Turquía y Yemen, que reafirmaba la idea que el estatus final de Al-Quds debe ser acordado vía negociaciones y que cualquier decisión adoptada fuera de ese marco es “nula”, no tiene efectos legales y debe ser rescindida.
Los votos contrarios a mantener el estatus jurídico de Al-Quds son, indudablemente, votos reprobables indignos.
Sobre todo el de una Honduras sujeta a la ilegitimidad de un gobierno surgido tras acusaciones de fraude y una Guatemala sumida en acusaciones de corrupción contra el gobierno del ex cómico Jimmy Morales y bajo el temor de las amenazas de Washington.
Lo claro es que el escaso apoyo a Trump y por extensión el negarse a ser cómplice de los crímenes contra el pueblo palestino, muestra que el mundo está cansado de la crónica conducta de Israel – su hijo putativo – que trata de mostrar una cara de victima ante el mundo, al mismo tiempo que reparte plomo y muerte en los territorios ocupados.
El Doble Rasero Sionista
La historia del sionismo respecto a Palestina se caracteriza por una conducta, donde a la par del papel de victimarios, colonialistas, dotados de una ideología racista y criminal, suelen acompañar sus acciones con excusas del tipo “nuestros actos son de legítima defensa” o explicar sus ataques aéreos y bombardeos como “acciones de represalia frente al poder de fuego palestino”.
Claramente una argumentación ridícula cuando comparamos a una Palestina dotada de milicias mal armadas y una entidad sionista, con armas de última generación, naves aéreas, buques y submarinos, blindados y un poder militar y económico de origen estadounidense.
Un sostén económico y militar de Washington, que los dota de 4 mil millones de dólares anuales sin reembolso – más armamento a destajo.
A lo que hay que sumar el apoyo del Comité de Asuntos Públicos Estadounidense- Israelí – AIPAC por sus siglas en inglés.- que constituye el llamado lobby sionista, unido al financiamiento proveniente del llamado cristianismo sionista que agrupa a iglesias evangélicas en Estados unidos.
Es el pago para servir de instrumento del imperialismo en Oriente Medio y esta mitología de pueblo elegido.
La historia del sionismo en Palestina, tanto con anterioridad de la entidad israelí el año 1948, como posterior a esta fecha, ha sido la historia de una ocupación, de un proceso de expansión a costa de los derechos del pueblo palestino, circunscrito hoy a menos del 22% de su territorio histórico.
Una historia donde la noción del otro como un “no humano” un “no judío” en su conceptualización jurídica ha significado crear un sistema de apartheid igual o más horroroso que aquel que dominó Sudáfrica de la mano de los colonos blancos a la mayoría negra, desde la instalación de la Colonia del cabo por Gran Bretaña el año 1814 pero con forma jurídica específica desde el año 1948 hasta el año 1992.
Para el analista Jonathan Cook esta dicotomía perversa del sionismo, que lo mismo asesina, pero luego lamenta estas muertes en función de un supuesto carácter de autodefensa, sólo es posible descifrarlo, tal como sostuve en un artículo donde recordaba el tema de la partición de Palestina que “si comprendemos los dos temas, aparentemente contradictorios, que han acabado dominando el paisaje emocional de Israel.
El primero es la creencia visceral de que Israel existe para realizar el poder judío; y el segundo es el sentimiento igualmente fuerte de que Israel encarna la experiencia colectiva del pueblo judío como víctima eterna de la historia.
A los propios israelíes no les pasa completamente desapercibido este paradójico estado mental, y a veces se refieren a él como “el síndrome de dispara y llora”.
Esto, sin duda, es una conducta escandalosa, inmoral, que pretende enmarcar y explicar la política de ocupación de Palestina bajo el supuesto mitológico de un dios, que dotado de cierta simpatía hacia un solo pueblo le entrega un título de propiedad de una tierra que no le pertenecía.
En ese marco, a la narrativa sionista impone la idea que instalarse en Palestina, colonizarla y pasar por encima de sus habitantes es un derecho indiscutible en función de ser un “pueblo elegido”.
Bajo esa perspectiva, para ese imaginario no es posible hablar de “usurpadores” sino de alguien que recupera una tierra que habían dejado hace dos mil años. Dios mismo les hizo ese regalo e incluso la leyenda alcanza a la propia Al-Quds sosteniendo que ella es su capital eterna e indivisible.
Bajo ese supuesto, esta sociedad sionista, que lo mismo es victimaria pero se presenta como víctima, minimiza el papel cumplido respecto a sus creaciones segregacionistas, ocupando para ello el método propagandístico de la hasbara – explicación, esclarecimiento lo denominan sus propulsores – cambiando el sentido real de la política de ocupación.
Trabajo que implica, llamar como valla de Seguridad a lo que es un Muro de Apartheid.
Hablar de territorios en disputa a la ocupación de la Palestina histórica y los territorios de la Ribera Occidental.
Tratar de judaizar Al-Quds y asentar miles de colonos extremistas en territorio palestino, con el objeto de impedir la futura instalación de un Estado palestino.
Autodenominarse como la “mayor democracia de Oriente Medio” cuando en realidad se trata de una etnocracia – donde es la etnicidad y no la ciudadanía es la que otorga derechos, poder y recursos en Israel.
A tanto llega la invención oficial y la creación de una historia que reafirme sus creencias, que la educación escolar israelí está profundamente imbuida de esta narrativa mitológica.
Para el profesor de Sociología de la Universidad de Haifa, Sammy Smooha esta democracia étnica es un tipo de democracia disminuida “porque toma la nación étnica, no la ciudadanía como la piedra angular del Estado…en Israel los judíos se apropian del Estado y lo convierten en una herramienta para promover sus seguridad nacional, la demografía, el espacio público, la cultura y los intereses…y el millón 300 mil ciudadanos de origen palestino – 20% de la población son percibidos como una amenaza”
La Profesional judía, profesora de la Facultad de Educación de la Universidad Hebrea de Jerusalén, Nurit Peled-Elhanan en su libro “Palestina en los textos escolares de Israel afirma que se ha construido una memoria y una identidad colectiva homogénea, que concretara una narrativa que conectara a los estudiantes judíos con sus supuestos orígenes en la tierra que están ocupando “los libros escolares israelíes siempre han presentado a los judíos israelíes como los “indígenas” de regreso a casa”.
El victimario sionista necesita mostrarse como víctima y para ello le sirve tanto la historia de los pogromos, como también el holocausto – generando una industria de estos crímenes como lo afirma el intelectual judío Norman Finkelstein – las condenas internacionales, al igual que el papel cumplido por organismos como las Naciones Unidas u otras que le exigen el cumplimiento del derecho internacional.
Todo en un mismo saco, todo sirve para sostener que son un pueblo “eternamente” perseguido y que en la actualidad, con relación a palestina oculta sus propias violaciones a los derechos humanos de otros pueblos que efectivamente son víctimas de la política colonialista, racista y criminal del régimen sionista.
De víctima a victimario utilizando incluso métodos al que el propio nacionalsocialismo recurrió contra los judíos:
apartheid, segregación racial, construcción de guetos, expulsión, destrucción de viviendas, asesinatos por su origen étnico.
A tanto llega el abuso de este papel victimista del sionismo, que su clase política cae continuamente en este juego impresentable.
Así sucedió con Danny Danon, Embajador del Régimen de Israel ante la ONU, que ante la mayoritaria posición de negarse a aceptar la defunción de Trump respecto a Al-Quds presentó a su gobierno como víctima de una confabulación internacional liderada por Palestina señaló “Los que apoyan la resolución de hoy son como títeres tirados por los hilos de los maestros titiriteros palestinos.
Los defensores de los palestinos son “marionetas obligadas a bailar mientras el liderazgo palestino mira con regocijo”.
Resulta evidente que uno de los objetivos fundamentales de la narrativa sionista, sea en el ámbito diplomático, militar como también en la educación, es lo que Nurid Peled Elhanan denomina “la creación de una identidad homogénea para todas las etnias judías en Israel…mientras intentan borrar, tanto física como espiritualmente los rastros de una vida palestina continuada en la tierra”.
Un claro ejemplo de esto es la denominada Ley Nakba que tiene como objetivo evitar la conmemoración pública de la catástrofe – Nakba en árabe – palestina tras la proclamación de la entidad sionista el año 1948.
Para Peled, esta es una policía típica de regímenes etnocráticos que “construyen narraciones históricas acerca de la etno nación dominante, como si fuera el verdadero propietario de la tierra mientras la historia de “Los Otros – los palestinos – su lugar y aspiraciones políticas se presentan como un paquete amenazante que debe ser rechazada totalmente.
Israel en su papel de victimario no podrá ocultar – a pesar de su patética actuación de entidad martirizada –que ha sido esta entidad, la que permanentemente aprieta el gatillo, quien dispara y después llora, quien arrasa y después presenta alegaciones falsas de una autodefensa imposible de sostener racionalmente.
Lo han hecho así desde su creación el año 1948 y se incrementa año tras año de ocupación y guerras de agresión.
La política de Israel respecto a Palestina ha sido de arrasar toda presencia de este pueblo en el territorio, fundando incluso unidades militares de limpieza como lo reveló el historiador israelí Aharon Shay en el diario Cathedra el año 2002. Unidad fundada por David Ben Gurion el año 1965 y que ha significado borrar toda presencia palestina en los territorios históricos.
Una Unidad que el profesor Gadi Algazi nos presenta como una creación secreta cuya misión era limpiar la palestina histórica ocupada tras la instalación de la entidad sionista “borrando sistemáticamente del paisaje los remanentes de las aldeas palestinas, que quedaron abandonadas, tras ser expulsados sus habitantes.
Para los gobiernos israelíes la ruina de las aldeas a lo largo de los caminos daban lugar a “preguntas innecesarias” de parte de los visitantes y lo mejor era “nivelar” las aldeas.
Decisión que evitaría, al mismo tiempo la angustia y frustración de los ciudadanos árabes de Israel de anhelar volver a sus aldeas de nacimiento, sin poder concretarlo.
La Unidad de “nivelación” dirigida por el oficial Hanan Davidson borró más de cien aldeas palestinas bajo la premisa de encuestar y demoler, documentar y borrar como actos que iban de la mano. Se me viene a la memoria la acción de nivelar llevada a cabo por el régimen nacionalsocialista al arrasar la aldea checoeslovaca de Lídice el año 1942.
La dirigencia sionista tuvo que haber tomado buena nota de estas acciones – cuando parte de su pueblo cumplía el papel de víctima, para ejecutarlas en su papel de verdugo y victimario en el proceso colonizador de Palestina.
Buen alumno ha resultado el sionismo.
Los propios historiadores israelíes señalan que esta operación de Nivelación era financiada por la oficina de Administración de tierras de Israel, que no se detuvo sólo en la palestina histórica, sino que también traspasó la Línea Verde del año 1967 y aldeas como Yalou, Beit Nouba y Amwas recibieron la visita de esta Unidad. Se expulsó a sus residentes y se destruyó piedra sobre piedra estas tres aldeas. Todo ello por orden del fallecido Premio Nobel de la Paz, el ex General Yitzhak Rabin.
Para ocultar su papel de victimarios, Israel construyó en estas tierras el llamado Parque Canadá Park.
Nada mejor que ocultar el crimen y la usurpación, bajo el manto bucólico de un parque de atracciones financiado con aportes de la comunidad sionista de Canadá, cómplices activos de este crimen de guerra.
Desde el año 1948 a la fecha, la víctima de antaño, aupada por una ideología surgida en Europa como es el sionismo, ha devenido en victimario, en usurpador, en un experto manipulador.
Una entidad que pretende mostrar su política criminal como justa y necesaria para no ser víctima de crímenes y persecuciones sufridas y condenables, ciertamente, pero que no justifican en modo alguno su actual conducta.
Ese dispara y llora, no sólo es impresentable, sino que una farsa con la cual hay que acabar.
No podemos aceptar el chantaje permanente de crímenes pasados cometidos contra el pueblo judío, para justificar la política criminal contra el pueblo palestino. Así lo entiende incluso organizaciones judías como Neturei Karta que agrupa a creyentes de esa religión, que se definen como antisionistas.
El sionismo, su dirigencia, sus colonos extremistas, la utilización de la hasbara, el lobby sionista en Estados Unidos, Francia e Inglaterra, presentan al mundo su peor: el victimismo como política de ocupación, colonialismo, racismo y crimen.
Sobre el autor: Pablo Jofré Leal
Periodista y escritor chileno.
Analista internacional, Master en Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid.
Especialista en temas principalmente de Latinoamérica, Oriente Medio y el Magreb.
Es colaborador de varias cadenas de noticias internacionales. Creador de página WEB de análisis internacional
ANÁLISIS GLOCAL www.analisisglocal.cl
Fuente: Pablo Jofré Leal, Hispan TV
Franceses denuncian a Israel por maltrato a niños palestinos y exigen la libertad de Ahed Tamimi
Varias ciudades francesas han sido escenario de manifestaciones para denunciar las torturas y detenciones de menores palestinos por parte del régimen de Israel. Los manifestantes han pedido sanciones contra Tel Aviv.
© YouTubeFoto por: captura de pantalla
La menor se ha convertido en pocos días en la cara visible de la lucha del pueblo palestino.
Los menores palestinos, niños y adolescentes sufren la persecución del ejército de Israel que no duda en disparar contra ellos.
Una petición en francés, que denuncia las violaciones de los derechos de los menores por parte del régimen de Tel Aviv, ha recogido en pocos días más de 300.000 firmas. Junto a Ahed Tamimi se oye el nombre de otros jóvenes como el de Ibrahim Abu Thuraya, asesinado el 15 de diciembre por los sionistas.
Según el Centro Abdolá Al-hourani de Estudios y Documentación, en 2017 el régimen israelí detuvo a 1467 menores palestinos y asesinó a 16.
Para los manifestantes es indecente y criminal que el Gobierno francés mire hacia otro lado ante estas violaciones flagrantes y permanentes de los derechos humanos.
Se multiplican las iniciativas de los colectivos ciudadanos franceses para denunciar al régimen israelí y las atrocidades cometidas contra los menores palestinos.
Los franceses exigen que el régimen de Tel Aviv sea juzgado por la comunidad internacional.
La Unión Europea condena a Israel por aprobar pena de muerte a presos palestinos
La Unión Europea (UE) condenó el miércoles la decisión de Israel de aprobar un proyecto de ley que facilita a los tribunales israelíes emitir sentencias de muerte contra los presos palestinos, acusados de llevar a cabo ataques de represalia.
"La pena de muerte es incompatible con la dignidad humana. Constituye un trato inhumano y degradante, no tiene un efecto disuasivo comprobado y permite que los errores judiciales se vuelvan irreversibles y fatales", denunciaron los Veintiocho en un comunicado.
© Desconocido El premier israelí, Benyamin Netanyahu, habla durante una sesión del parlamento del régimen de Tel Aviv.
La legisladora de oposición Tzipi Livni se pronunció en contra del proyecto de ley antipalestino, calificándolo de "imprudente, 100 por ciento político".
Además, la Sociedad de Prisioneros Palestinos (SPP) ha denunciado este jueves de forma contundente el proyecto israelí, que aún necesita dos lecturas más para entrar en vigencia.
"La nueva ley es un nuevo crimen cometido por la potencia ocupante queaprueba leyes destinadas a degradar la dignidad y la libertad humana de los palestinos", ha declarado Qaddoura Faris, director del PPS, en un comunicado.
Mientras que en el mundo se están aplicando medidas para suspender la pena de muerte, ha afirmado Faris, el régimen de Israel "está buscando nuevos métodos fascistas para adoptar la pena de capital contra los prisioneros palestinos".
El parlamento israelí hizo esta votación contra los presos palestinos, mientras las fuerzas de guerra israelíes (IDF, por sus siglas en inglés) han detenido recientemente a más de 600 palestinos, muchos de ellos menores de edad, durante las protestas contra la decisión del presidente de EE.UU., Donald Trump, de declarar la ocupada Al-Quds (Jerusalén) como la capital del régimen de Israel.
Ahed: el guantazo que ha sacudido la moral del ejército israelí
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- enero 4º, 2018
Javier Díaz Muriana
Su nombre es Ahed, tiene tan solo 16 años y se ha convertido en la nueva cara de la resistencia en Palestina. Ahed Tamimi fue detenida el 20 de diciembre en una redada nocturna en el que los soldados isralíes irrumpieron en su casa para llevársela.
Lo que ha precipitado su detención es un video en el que la joven adolescente le da un guantazo a un soldado israelí.
Un sonado guantazo que se ha sentido en todo Israel como una humillación a su ejército, la institución más importante del país. Una señal de rebeldía ante la ocupación que Israel no podía dejar sin castigo.
El castigo, como suele hacer Israel, siempre es colectivo. También detuvieron a su prima Noor, que vive un par de casas más abajo.
Días después detuvieron a su madre, Nariman, cuando acudía a visitarla a la prisión y hace tan solo una semana detuvieron a su tia Manal, liberada ayer después de pasar 7 días entre rejas.
A pesar de ser una adolescente, Ahed está siendo juzgada en un tribunal militar israelí con una tasa de condena superior al 99%
Desde 2012, los militares israelíes han detenido a un promedio de 700 niños palestinos cada año, y más de tres cuartas partes de ellos han sufrido algún tipo de violencia física tras su detención, como torturas.
En la actualidad, hay más de 400 niños y niñas palestinos en prisiones de Israel.
En su juicio, el fiscal del tribunal militar ha presentado 12 cargos contra ella, entre los que se encuentran amenazar con pegar a un soldado en el momento del arrestro, impedir que un soldado haga su trabajo, incitanción, tirar objetos a los soldados o parar a un soldado.
Las mujeres Tamimi
Las mujeres de la familia Tamimi ha liderado la resistencia pacífica en su pequeño pueblo, Nabi Saleh, habitado por poco más de 600 personas a escasos 50 kilómetros al norte de Ramala y rodeada de colonias israelíes.
Otro lugar cualquiera de la Palestina ocupada si no fuera por el protagonismo femenino en la resistencia contra la ocupación y por la imagen que se han granjeado las Tamimi desde muy pequeñas, brindando alguna de las imágenes más irritantes para la credibilidad del ejército israelí.
Ocurrió en agosto de 2015. La niña, ataviada con la camiseta rosa de piolín es Ahed y tan solo tenía 14 años. Defendía a Mohammad Fadel Tamimi, su primo de 12 años, de ser arrastrado por un soldado a las cárceles de la ocupación.
Dos años más tardes y horas antes de la famosa bofetada que le ha devuelto a la palestra mediática, su primo Mohammad recibía un disparo en la cabeza que lo ha mantenido entre la vida y la muerte y le ha provocado graves secuelas de por vida.
Días antes de esa bofetada los soldados volvían a entrar en Nabi Saleh, su pequeño pueblo, como de costumbre, como hacen cada semana desde hace décadas, a sembrar miedo y terror por doquier.
En las tierras de acceso al pueblo, los casquillos de los gases lacrimógenos, las bombas de sonido, las balas de goma y de munición real compiten en presencia con la hierba. Los Tamimi los recogen y los exponen para denunciarlo antes los medios.
A menudo el aire es irrespirable, sobre todo para los visitantes, periodistas y activistas. No para ellos, ya están acostumbrados.
Es su dia a día, el día a día para el que educan a sus hijos con el objetivo de que no tengan miedo.
Porque tener miedo en tu propia tierra significa darles tu vida al intruso, al ocupante extranjero.
Por eso Israel teme a esta niña de 16 años, por que su desafío ataca al corazón de la ocupación y desenmascara la verdadera naturaleza de la misma, la de un gran ejército de ocupación extranjero contra una población indefensa.
Una imagen que deslegitima las violencias que ejerce Israel contra los palestinos como ya lo hiciera en la primera y segunda intifada las fotos y videos de niños lanzando piedras a los tanques. Algo que Israel no va a permitir que vuelva a ocurrir.
Pero lo que más irrita al gobierno de Netanyahu es que Ahed se convierta en un ejemplo para una generación que debiera, para Israel, olvidar la ocupación, sumirse en la rutinaria deshumanización de los puestos de control militares, las redadas nocturas, las detenciones, humillaciones constantes y la discriminación racial.
La generación de la transferencia voluntaria, una generación que tendría que haber normalizado la ocupación, como lo ha hecho la comunidad internacional y que encuentra en Ahed un acicate para la rebeldía, para la insurrección.
Un ejemplo a seguir.
La detención de las mujeres Tamimi es también un síntoma de la guerra de Israel contra las mujeres.
Una guerra que demuestra que la fortaleza de la resistencia reside en las mujeres, por que son ellas las que están manteniendo la memoria viva, algo que décadas de limpieza étnica continuada no han podido lograr, a pesar la judaización de la palestina histórica.
Una memoria que transmite no solo el idioma y la cultura, sino también el recuerdo vivo de los lugares de procedencia de los refugiados, aquellos pueblos arrasados por tropas sionistas en la Nakba “El Desastre”, hace 70 años. Una memoria que pervive en la nueva generación de palestinos a los que hoy pone rostro una jóven de 16 años con una larga cabellera rubia.
Ya ha pasado más de dos semanas desde la detención de esta joven heroína, la Malala palestina, con un silencio mediático en occidente mezquino y sepulcral.
¿Donde están las organizaciones de derechos humanos para reivindicar la figura de Ahed en la construcción de referentes de empoderamiento de la mujer?
¿Donde están las organizaciones feministas para salir a la palestra y demandar boicot a Israel ante la detención de una niña ejemplo de liderazgo, autonomía y lucha por la emancipación?
La guerra de Israel contra las mujeres y las niñas que resisten de forma activa la ocupación exige una respuesta internacional sólida y sin fisuras.
Una respuesta que lleve de forma explícita una estrategia global que respete las estrategias locales: impulsar la campaña de boicot a Israel desde las organizaciones feministas como una forma de acabar con todas las formas de opresión, incluida la ocupación.
Ahed Tamimi, la heroína palestina, permanece aislada y atada de pies y manos en una celda israelí
Ahed Tamimi, con su rabia, se ha convertido en el nuevo símbolo de la resistencia palestina.
Lleva años levantándose, sin miedo.
La joven visitó España gracias al activista español Manuel Pineda. laSexta Noticias ha estado con él y cuenta que después de dos viajes a Gaza se enamoró de la causa del pueblo palestino y de la familia Tamimi.
No está siendo fácil para Ahed, que está sola. "Está aislada, no está en contacto con su padre ni con su madre. La llevan esposada de pies y manos", detalla Manuel. La joven se enfrenta a 12 cargos y a una condena que se prevé dura.
Ahed estuvo en Castellón, junto a dos hermanos y su padre, quien le pidió a Manuel una salida para sus hijos. Vinieron a un campamento de verano.
Su fuerza la llevó hasta el Parlamento europeo, allí habló sobre la situación de las mujeres palestinas.
Ahed, su madre y su prima siguen encarceladas. Precisamente sobre su prima el tribunal tendría que pronunciarse hoy si la dejan en libertad o prorrogan la cárcel preventiva durante 100 días más.
La estrategia de Ahed pasa por el silencio porque no reconoce al tribunal. Su valentía, con 16 años, le está sirviendo para convertirse en icono de la resistencia.
Ministro de Defensa israelí: “El beneficio israelí está en llamar la atención del mundo sobre lo que sucede en Irán, no en Gaza”
El ministro de Defensa israelí, Avigdor Lieberman, dijo que el beneficio de Israel radica en llamar la atención del mundo sobre lo que está sucediendo en Irán, no en Gaza.
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