La ruptura de las relaciones entre Arabia Saudí y Qatar es la crisisdiplomática más grave entre los países del Golfo de los últimos años.
Pero sus motivos van más allá del supuesto apoyo a grupos terroristas y el acercamiento a Irán del gobierno de Doha.
Ambas potencias regionales llevan años enfrentándose entre bambalinas. Qatar es, podría decirse, el ‘verso libre’ del Golfo, dominado por la familia Saud desde los palacios de Riad.
Varios expertos señalan que la crisis podría estar gestándose desde 1995, y el gas natural es la mejor explicación de esta larga disputa.
Hace 22 años el que el padre del emir actual, Tamim bin Hamad Al Thani, depuso a su propio padre prosaudí.
Fue entonces cuando la pequeña península del desierto hizo el primer envío de gas natural líquido desde el mayor depósito del mundo. El yacimiento marítimo North Field, que suministra prácticamente todo el gas de Qatar, se comparte con Irán, el odiado rival de Arabia Saudí.
El rey saudí Salman bin Abdulaziz Al Saud, a la izquierda, habla con el jeque Mohammed bin Zayed Al Nahyan, príncipe de Abu Dhabi
Foto por: Untitled / AP
La crisis podría estar gestándose desde 1995, y el gas natural es la mejor explicación de esta larga disputa
La riqueza generada convirtió a Qatar no sólo en la nación más rica del mundo, con un PIB per cápita de 74.667 dólares al año, sino que también le convirtió en el mayor exportador mundial de gas natural licuado.
El enfoque en el gas lo diferenció de sus vecinos productores de petróleo en el Consejo de Cooperación del Golfo y le permitió librarse de la dominación de Arabia Saudí, que en la declaración del lunes calificó a los qataríes de “extensión de sus hermanos en el Reino” al tiempo que cortaba las relaciones diplomáticas y cerraba la frontera.
Qatar forjó sus propios vínculos con otras potencias, entre ellas Irán, Estados Unidos -Qatar alberga el Comando Central de Estados Unidos- y, más recientemente, Rusia.
El fondo de riqueza soberana de Qatar acordó el año pasado invertir 2.700 millones de dólares en Rosneft Oil Co. PJSC, empresa estatal petrolera rusa.
”Qatar solía ser una especie de estado vasallo saudita, pero utilizó la autonomía que creó su riqueza del gas para forjarse un papel independiente para sí mismo”, afirma Jim Krane, investigador de energía del Instituto Baker de la Universidad Rice, en Houston. “El resto de la región ha estado buscando una oportunidad para cortarle las alas a Qatar”.
Esa oportunidad vino con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en su reciente visita a Arabia Saudí, cuando instó a “todas las naciones con conciencia” a aislar a Irán y a dejar de funanciar “las ideologías radicales”.
De hecho, hoy el magnate ha asegurado que los países del Golfo le señalaron entonces a Qatar. Cuando Doha discrepó públicamente, en una declaración que el Gobierno posteriormente atribuyó a un ciberataque contra la web de su agencia de noticias estatal, Riad vio la oportunidad de atacar.
Qatar solía ser una especie de estado vasallo saudita, pero utilizó la autonomía que creó su riqueza del gas para forjarse un papel independiente para sí mismo”
Según explican en el diario francés ‘Libération’, el detonante de la crisis podría haber esta declaración atribuida al líder de Qatar, Sheikh Tamim al-Thani, que habría advertido a sus compañeros del Golfo contra un enfrentamiento con “Irán, un peso pesado regional islámico que no podemos ignorar”.
En esas supuestas declaraciones también defendía a Hamas y Hezbolá. Pese a que Doha se apresuró a desmentir esta información, sus vecinos árabes respondieron bloqueando medios con base en el país, incluyendo la influyente Al-Jazeera, y medios saudíes, egipcios y de los Emiratos le dieron credibilidad, desatando una tormenta en las redes sociales.
La producción de gas natural de Qatar ha estado libre de la influencia de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, el cártel petrolero que domina Arabia Saudí.
El nuevo emir, que había sobrevivido a un intento de golpe de Estado en 1996, no construyó gasoductos que hubieran integrado a Qatar a los mercados de sus vecinos del Golfo.
Dos altos funcionarios del Gobierno qatarí adujeron durante el juicio de los golpistas en 2000 que Bahréin ayudó a organizar la intentona con el consentimiento de Arabia Saudí, según un informe de la BBC.
”La gente aquí está tratando de entender qué esperan los saudíes que haga Qatar”, dijo Gerd Nonneman, profesor de relaciones internacionales y estudios del Golfo en el campus de Doha de la Universidad de Georgetown.
“Parece que quieren que Qatar ceda completamente, pero no llamará a los Hermanos Musulmanes una organización terrorista, porque no lo es. Y no va a excluir a Irán, porque eso pondría en peligro una relación que es demasiado fundamental para el desarrollo económico de Qatar”.
Qatar ha sido criticada desde hace tiempo por sus vecinos debido a su apoyo a ciertas organizaciones islamistas, principalmente los Hermanos Musulmanes.
Un grupo político islámico sunita que se opone a los gobiernos monárquicos y que tiene especial influencia en Egipto, donde el mariscal Al Sisi los persigue tras el golpe de estado de 2013 en el que depuso y encarceló a Mohamed Mursi, el primer presidente electo democráticamente en el país y líder de la cofradía.
“Parece que quieren que Qatar ceda completamente, pero no llamará a los Hermanos Musulmanes una organización terrorista, porque no lo es”
En marzo de 2014, Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y Bahrein ya retiraron a sus embajadores de Qatar debido a este motivo. Ocho meses más tarde, las relaciones se volvieron a normalizar después de que Qatar obligara a algunos miembros de la Hermandad a abandonar el país.
Qatar niega financiar a grupos extremistas.
Sin embargo, sigue siendo un benefactor clave del movimiento islámico Hamas, que gobierna la Franja de Gaza. Funcionarios occidentales también han acusado a Qatar de permitir o incluso alentar la financiación de extremistas suníes como Al Qaeda en Siria, antes conocida como Frente de Nusra.
No obstante, esta acusación también recae sobre otros países del Golfo como Arabia Saudí, país con el mayor número de seguidores del Estado Islámico y principal patrocinador del wahabismo, una de las corrientes más reaccionarias del Islam.
El país tiene una constitución, aprobada por referéndum y en vigor desde 2005, que no permite los partidos políticos, sino que establece el principio, aunque no se ha aplicado, de la elección de dos tercios del Consejo Asesor, que tiene 45 miembros. Las mujeres votaron por primera vez en 1999 en las elecciones municipales.
El país ha aumentado su influencia a nivel internacional a través de multitud de inversiones. Es dueño del 17% del capital social de Volkswagen y el 10% del Empire State Building de Nueva York.
Ha invertido cerca de 46 mil millones de euros en el Reino Unido en los últimos años, con tiendas de alto nivel como Harrods y la segunda mayor cadena de supermercados en el país, Sainsbury.
En Francia, su activo más emblemático desde 2011 es el club de futbol París Saint-Germain y el canal de deportes beIN.
También es el mayor accionista en el grupo de medios Lagardere y publicación e inversores qataríes son propietarios de tiendas Printemps.
El país comenzó a construir infraestructuras faraónicas para la Copa del Mundo que acogerá el 2022. La decisión tomada en 2010 por la Federación Internacional de Fútbol (FIFA) para adjudicar el torneo en Qatar provocó controversia. Jueces suizos y estadounidenses investigan un posible caso de soborno.
Mientras tanto, las condiciones de trabajo de los trabajadores extranjeros que construyen los estadios han sido criticadas por organizaciones de defensa de los derechos humanos.
Irán y Catar se acercan y ponen en jaque a EEUU
Catar le cantó jaque a las posiciones de EEUU en el tablero del Golfo Pérsico. Y sin tener que mover un dedo. Al bloquear a Doha, lejos de someterla, el resto de países árabes se metió en una trampa, y podrían terminar confirmando lo que es un secreto a voces en Catar: que Trump es un “caballo perdedor”.
Arabia Saudí encabeza una lista de países (las petro-monarquías), que no sólo rompieron relaciones diplomáticas con Catar, sino que lo han bloqueado por tierra, mar y aire.
La excusa: el apoyo al terrorismo.
Ese terrorismo del que la propia Arabia Saudí, señalada de estar detrás de los atentados de las torres gemelas en Nueva York el 11S, también es acusada de patrocinar.
El analista internacional Juan Aguilar explica que la posición que exponen ante la opinión pública Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Egipto, a quienes luego se sumaron Libia, Yemen y otros países, para justificar la ruptura de relaciones y el posterior bloqueo, “no cuadran mucho con la realidad”.
Aguilar entiende que “es absurda la acusación de que Catar apoya al terrorismo, que es verdad, pues en la misma línea están prácticamente el resto de las petro-monarquías, y todas encabezadas por Arabia Saudí, por lo cual la acusación es realmente ridícula”.
El también periodista analiza la situación de cada uno de los países que ha roto relaciones y bloqueado a Catar.
“En Bahréin hay un Gobierno títere que se sostiene por el Ejército saudí; Yemen es un Gobierno títere que ya no está ni siquiera en Yemen, está en Riad y hará lo que le digan los Saúd.
Egipto, simplemente está sacándose una espinita, que es la que tiene con los Hermanos Musulmanes que están apoyados por Catar. Igual que Libia, que tiene un Gobierno no reconocido internacionalmente, que no está en Trípoli (que es el reconocido por la ONU), y que es el que apoyaba a Catar.
Los Emiratos Árabes Unidos (EAU), harán lo que diga Riad, porque dependen de ellos. Es decir, en el fondo lo que hay es un puñetazo de Arabia Saudí que los demás empujan porque les conviene a sus propios intereses”, apunta Aguilar.
Todo comenzó tras la visita de Donald Trump a Arabia Saudí, donde ordenó que todos los esfuerzos tenían que centrarse contra Irán. “Aquí es donde Catar empieza a desencajar”, indica Aguilar. Por esos días el jeque Tamim bin Hamad al Thani, pronuncia un discurso en el que “critica la posición de EEUU y se opone al aislamiento del país persa.
Asimismo, expresa desacuerdos significativos con la actual administración norteamericana, incluso llega a afirmar la posibilidad de que Donald Trump sea un “caballo perdedor” porque un impeachment lo quite de la presidencia de EEUU”, explica Aguilar.
El experto señala que para la Casa Blanca, “la posición de Catar tiene dos puntos gravísimos: el distanciamiento con la administración Trump; y que no tiene intención de aislar a Irán, entre otras cosas porque ambos países comparten el mayor yacimiento de gas natural”.
Catar es un puntal estratégico de primer orden en la región, señala el analista, por lo cual EEUU puede hacerse con su control en el momento que lo desee al tener ubicada allí la base militar más grande de la región con unos 11.000 efectivos.
Pero, ¿qué otros motivos hay para esta embestida contra Catar? Juan Aguilar lo explica: “Arabia Saudí está en una situación económica muy mala, como ya he reconocido el Fondo Monetario Internacional, que prevé que no podrá hacer frente a sus presupuestos en los próximos 5 años.
Por lo cual no le queda más remedio que seguir la senda que le marque la Casa Blanca. Y esa agenda implica el control en Oriente Medio, aislar a Irán, y tener atados a esos países”.
En este contexto, los rivales de Arabia Saudí aprovecharán esta situación. Así, comienzó a producirse un acercamiento entre Catar e Irán, un movimiento peligroso a los ojos de EEUU y las petro-monarquías.
Y es que luego de que Arabia Saudí, Bahréin, Egipto y Emiratos Árabes Unidos cerraran su espacio aéreo a Catar, Irán neutralizó esa jugada: anunció que todas las aerolíneas de Catar podrían utilizar su espacio aéreo a partir de 6 de junio.
“Irán también ofreció disponer en 12 horas de un puente aéreo para enviar alimentos, agua potable, y demás insumos a Catar.
Esto lo que hace es elevar la tensión, porque es tanto como decirle que se le va a ofrecer a Irán una cabeza de puente en la propia península arábiga, a 30 kilómetros de la base más grande de EEUU con el centro de control de operaciones combinadas”, señala Aguilar.
“Esto es un casus belli, no se va a permitir, y si eso llegara a ser así, veríamos algún tipo de agresión militar de Arabia Saudí, o algún tipo de golpe de Estado o similar en Catar. Es por eso que Kuwait, Rusia, Turquía y otros países están llamando a una moderación, y a que Catar, que es el país agredido, no tome ninguna respuesta para no elevar la tensión”, apunta el experto.
“Lo mejor que puede hacer ahora mismo la familia real catarí es ponerse de perfil, no responder a nada, callarse y esperar a ver cómo transcurren los acontecimientos. Cualquier movimiento en falso, incendia la región”, concluye Juan Aguilar.
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