Por qué rechazamos la infiltración de la sanidad pública por las empresas privadas y los grandes magnates
A las empresas no les interesa la Atención Primaria, la promoción de la salud, ni la mejora de los hábitos de vida para disminuir la incidencia de cáncer, sino el diagnóstico con equipos de alta tecnología y el tratamiento con costosos fármacos
Las redes y los medios de comunicación han ardido debido al rechazo de Asociaciones de profesionales (FADSP) de varias CCAA a la donación deAmancio Ortega, para la compra de equipos de Alta Tecnología.
Llevo más de 30 años ejerciendo mi profesión de radióloga en la sanidad pública, y trataré de explicar mi opinión sobre lo que está pasando, centrando el tema en mi comunidad, Galicia, la que más conozco, y la que recibió la primera donación de Amancio Ortega, también gallego.
En esas fechas (octubre de 2015) publiqué un artículo en Nuevatribunasolicitando que se aclarase como era posible que Amancio Ortega donara 17 millones de euros para comprar equipos de Radioterapia y Mamógrafos que ya habían sido previamente comprados por Philips y la Multinacional Estadounidense Varian Medical y por los que el Sergas pagaba un alquiler (11 millones de euros al año durante 8 años), sin que tan siquiera se redujera dicho alquiler: ¿a dónde han ido a parar esos 17 millones de euros?
Los profesionales que defendemos el Sistema Sanitario Público estamos muy preocupados por su deriva privatizadora, especialmente en Galicia, donde su I+D+i se encuentra privatizado y en manos de un oligopolio de empresas, algunas imputadas por corrupción y todas con estrategias para eludir impuestos.
¿Le gustaría a Amancio Ortega que los profesionales del Sergas gestionáramos el I+D+i de Inditex? ¿lo permitiría?
Claro que no.
La Xunta de Feijóo junto a Inditex, Abanca y otras empresas gallegas han formado un fondo de capital riesgo.
Estas empresas acceden a datos de la Administración, e investigadores públicos trabajan para generar sus patentes.
En Galicia, Indra gestiona la Historia clínica, con todos los datos sanitarios de los pacientes, a los que próximamente se unirán los datos sociales (maltrato, recursos económicos de la población etc). Indra cede esos datos a los hospitales privados, concertados o no concertados, mientras los profesionales del Sergas no podemos acceder a la información sanitaria de los hospitales privados, ni disponemos de herramientas para explotar los datos de nuestros pacientes y así auditar nuestros resultados. Si hacemos las cosas mal hechas, mal quedan.
En Galicia, el Centro Oncológico de A Coruña, el registro de los pacientes con cáncer y los ensayos clínicos, está en manos de la AECC, que se presenta como la gran valedora de la defensa de los pacientes con cáncer, aunque realmente está dirigida por Inés Entrecanales (Acciona), la Banca March y la Fundación Garrigues.
Las empresas tecnológicas gestionan la alta tecnología del Sergas y el control de calidad de los equipos, aparatos que imparten altas dosis de radiación, y que se utilizan 30%-50% más de lo necesario según muchos estudios realizados.
Sin embargo, los radiólogos podemos hacer poco para adecuar las exploraciones, ya que las empresas verán mermados sus beneficios si los estudios por sala se reducen a partir de un porcentaje, según el contrato firmado con la Xunta de Feijóo.
Por ello los estudios crecen y crecen más y más, incluyendo los realizados a los niños, y de forma especial en el sector sanitario privado, donde no existe transparencia ni control, incumpliendo el principio internacional ALARA “las exploraciones que aplican radiaciones ionizantes deberán disminuirse al mínimo posible”.
¿Son necesarios 290 equipos nuevos en el SNS? Probablemente no, al menos no tantos. Muchos de los existentes pueden actualizarse únicamente modificando su Software, que además permite disminuir las dosis de radiación aplicada. Pero claro, los beneficios empresariales disminuirían drásticamente.
¿Son mejores los mamógrafos con tomosíntesis regalados por Amancio Ortega?
En primer lugar no disminuyen la radiación aplicada, sino que por lo contrario la incrementan discretamente.
Por otra parte, según las empresas se identifican un 42% más de lesiones, tan pequeñas que son “casi invisibles al ojo humano” y muchas con significado desconocido.
En muchos casos se descartará cáncer en nuevos controles, tras meses de angustia, en otros casos se tratarán de forma agresiva (con sus efectos secundarios incluidos), lesiones dudosas que en un 20% de los casos no representan realmente cáncer.
Según datos de la OMS en España la incidencia de cáncer de mama se incrementó un 68% en una década, en parte por este sobrediagnóstico y en parte por el empeoramiento de las condiciones de vida de la gente, y aunque es verdad que mejora el ratio de supervivencia, no así la mortalidad absoluta de las mujeres. Así que es muy importante actuar contra los determinantes del cáncer.
Sin embargo el gobierno se niega a marcar los alimentos poco saludables y los coches fraudulentos que contaminan hasta 70 veces más siguen circulando por nuestras carreteras ¿que pasará en el futuro con los pulmones de nuestros hijos?
Por otra parte, a las empresas no les interesa la Atención Primaria, la promoción de la salud, ni la mejora de los hábitos de vida para disminuir la incidencia de cáncer, sino el diagnóstico con equipos de alta tecnología y el tratamiento con costosos fármacos.
Son empresas, son magnates, pretenden incrementar sus beneficios. No los culpo, pero no comparto sus objetivos ni su estilo de vida, y no nos interesan en nuestra sanidad pública.
Que se dediquen a fabricar ropa o a la construcción de puentes. “Zapatero a tus zapatos”.
Además, no es la falta de equipos de AT sino la falta de personal para utilizar esos equipos lo que aumenta las listas de espera para los pacientes con cáncer u otras enfermedades en el Sergas, un equipo sin dotación adecuada de profesionales es como un avión sin pilotos.
La mayoría de nuestros equipos de diagnóstico no funcionan los sábados ni por supuesto los domingos, y algunos ni tan siquiera las tardes de diario, a no ser para urgencias, mientras que se derivan los estudios a los centros privados con su maquinaria al 100%.
En Madrid ya se señaló en 2014 que los equipos de resonancia magnética de los centros públicos solo funcionaban al 64%, al final ¿no resultara que tendremos mas aparatos sin utilizar?, es decir negocio para los fabricantes ninguna ventaja para los enfermos.
Por una sanidad pública y de calidad para todos, financiada por impuestos al 100%, a través de una hacienda libre de amnistías fiscales, sin donaciones, mecenas, magnates ni multinacionales en su seno, con profesionales dedicados al sistema público y con control de su I+D+i como cualquier empresa que se precie ¿no les parece, Sra Entrecanales y Sr Amancio Ortega?
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