Tulsi Gabbard: Para Resolver la Crisis de los Refugiados, dejar de Financiar el Terrorismo
De los refugiados a la hipocresía de los bienintencionados
Manifestación masiva en Barcelona este fin de semana en favor de acoger a los refugiados. Buena la intención para una mala solución y etendedme no estoy diciendo que no se deban acoger a refugiados algo que si se debe hacer, pero acogerlos sólo es un mal parche que poco soluciona en un problema que sin duda irá a mucho más si no se imponen soluciones que atajen el problema de verdad.
Probablemente lo más llamativo de todo es la hipocresía de algunos de los que se manifiestan abiertamente a favor de los refugiados.
Por un lado piden tender la mano y abrir las puertas por razones humanitarias a cuantos refugiados sea necesario.
Por otro lado, estos mismos son los que están totalmente en contra de la globalización y buscan con políticas populistas el proteccionismo de los puestos de trabajo en Europa, bien subsidiando la producción local bien estableciendo fuertes aranceles a los productos importados.
Protección para la generación de riqueza local, mano abierta para acoger a millones de desplazados por la pobreza en el tercer mundo que provoca el proteccionismo comercial en los países desarrollados.
Una política social un tanto extraña que por un lado impide que los países del tercer mundo puedan generar puestos de trabajo y riqueza pero por el otro ofrece mano tendida a acoger a un puñado de ellos en el paraíso de los países desarrollados.
Eso si, tras un largo y peligrosos viaje que sólo enriquece a las mafias.
Muchos de los que defienden indignados la nula acogida de refugiados, son los mismos que acusan a Amancio Ortega de esclavista por producir prendas en Bangladesh pagando bajos salarios, los mismos que no dudan en comprarse una americana de Zara mientras acusan a Ortega de negrero moderno y no dudan en poder comprarse una prenda de cierta calidad a bajo precio.
Sin embargo, la realidad es que Ortega, otras empresas textiles, junto con los consumidores que compran sus prendas, hayan hecho mucho más por la gente pobre de Bangladesh que todas las ONG o las limosnas repartidas en forma de donaciones por parte de los países desarrollados.
Mirad sino la evolución del PIB per cápita de un país pobre cómo Bangladesh y comparadlo con la evolución del PIB per cápita de otros países pobres que no han recibido la supuesta “maldición” de fabricar para empresas textiles.
A principios de los años noventa, cuando las textiles empezaron a fabricar en Bangladesh, el PIB per cápita de Bangladesh, Etiopía y Liberia eran similares.
Hoy, el PIB per cápita de Bangladesh triplica el PIB per cápita de los otros dos países, con el mérito de que hablamos de un país de 161 millones de habitantes cuyos ciudadanos han pasado de ganar poco más de 300 dólares al año a cerca de 1.200 dólares al año.
Si, es cierto, 1.200 dólares al año es una auténtica miseria, pero la diferencia entre ganar 1.200 dólares al año o ganar 300 dólares al año es la diferencia que hay entre ser muy pobre o simplemente morir de hambre.
Obviamente para que Bangladesh haya logrado triplicar su PIB per cápita tiene que haber pasado algo. Lo que ha sucedido es simplemente una transferencia de riqueza de los países desarrollados donde antes se fabricaban las prendas textiles hacía países pobres cómo Bangladesh.
Esta transferencia provoca una pérdida de puestos de trabajo en los países desarrollados, pero también tiene dos efectos beneficiosos.
El primero es que millones de personas en Bangladesh pueden tener un trabajo que aunque mal remunerado les permite salir de la pobreza extrema.
El segundo, que los consumidores en los países desarrollados pueden comprar prendas de vestir a precio más asequibles.
Lo que estamos viendo y viviendo hoy en Europa, con miles de personas desesperadas muriendo en nuestro mar Mediterráneo son sólo el aperitivo o la punta del iceberg de lo que está por venir.
Las tendencias demográficas son demoledoras.
En 2060, sólo Nigeria tendrá más población que los EEUU, hoy son 182 millones, en 2060 serán más de 400 millones.
En 2060 el Congo tendrá más habitantes que Brasil.
Si no empezamos a tomar acciones efectivas para eliminar la pobreza en el origen y eso supone asumir una transferencia de riqueza de los países desarrollados a los países pobres dejándolos competir en producir aquellos bienes en los que hoy pueden ser competitivos el drama actual de los refugiados será una broma en comparación con lo que está por venir.
Y si, sin duda hay que acoger a los refugiados, pero algo cruje seriamente cuando los mismos que se indignan por los refugiados son también los que prometen proteger los puestos de trabajo en nuestro país vía subvenciones y aranceles y a la vez que critican a las marcas y empresas que llevan su producción a países menos ricos.
Algo cruje seriamente en su supuesta buena intención.
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