Incluso en EEUU, que tiene seguramente el cuerpo electoral más estúpido del planeta, se está denunciando la existencia de un gobierno en la sombra regido por las élites financieras (banca sionista, seamos claros) que eligen el plantel de funcionarios que realmente toman decisiones gubernamentales. Gente como el secretario de Estado, el de Defensa, el del Tesoro, etc, etc.
Goldman Sachs, JPMorgan, Citi y así hasta 25 grandes bancos internacionales que poseen la FED --entidad absolutamente privada, a pesar del adjetivo "federal"-- deciden la política de los EEUU.
No debe extrañar a nadie, pues, la guerra permanente en Oriente Próximo, Este de Europa y Mar de China, acosando a los países que ellos consideran el Eje del Mal y que, casualmente, tienen autonomía bancaria y no pertenecen al BPI, BM y FMI (Banco de Pagos Internacionales, Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional).
Sigamos siendo claros sacando conclusiones: Israel es el estado más poderoso de la Tierra, aún siendo uno de los más pequeños y menos poblados (sólo unos 8 millones de judíos viven en él).
Los bancos crearon la crisis con sus préstamos suicidas, sus estafas con los derivados y su mala gestión.
Ante el abismo, tomaron como rehenes a los estados, amenazándolos con derribar la economía si no eran rescatados.
La base de ese chantaje era que los estados no habían tomado la precaución de tener entidades bancarias públicas capaces de sustituir a las privadas.
Los estados, con sus funcionarios corrompidos hasta el tuétano, no tuvieron las agallas ni el personal necesarios para intervenir todos los bancos en crisis y poner entre rejas a sus consejos de administración en pleno.
Eso sólo lo hizo Islandia.
Y, naturalmente, salió de la crisis en poco tiempo.
¿Y en España? ¿Hay también un gobierno en la sombra?
Por supuesto.
Dirigido por los mismos bancos internacionales con el aderezo de las élites financieras autóctonas.
También son sionistas Ana Patricia Botín, Francisco González y tantos otros.
El objetivo del gobierno en la sombra es manipular la política para que nada cambie en sus negocios.
Negocios que no crean empleo ni riqueza real, sino beneficios para sus bancos y, muy especialmente, para sus consejos de administración.
De modo que les da igual que los españoles voten al PP y su marca blanca, Ciudadanos, o al PSOE.
Lo único que les resulta intolerable es que la ciudadanía trate de hacerse con el control político de la nación, del Estado Español,
a través de partidos incontrolables por sus raíces asamblearias.
El espectáculo que nos ha ofrecido el PSOE estos últimos meses demuestra la tesis.
Ha llegado incluso al suicidio político, con tal de que Podemos y sus confluencias no tengan peso político en la cámara baja.
Y en Madrid y Barcelona se acosa permanentemente a los gobiernos de Podemos y Barcelona en Comú desde los medios y se maquinan alianzas políticas para derribarlos.
La ciudadanía debe saber que si no lucha contra ese gobierno en la sombra, no le merece la pena ni acercarse a las urnas, pues todas las elecciones están manipuladas:
no sólo se falsean las encuestas y los medios ningunean a las izquierdas, especialmente la TV, sino que se llega la pucherazo directo controlando los ordenadores del Ministerio del Interior.
Y no pasa nada, porque el pueblo ignora que el gobierno en la sombra existe y manda verdaderamente sobre sus destinos.
Por eso los gobiernos de ZP y Rajoy han rescatado bancos que debieran haber quebrado.
Y no ha sido para salvar a los depositantes, puesto que los depósitos son intocables y permanecen siempre intactos, sino para salvar a los bancos internacionales que se han ido apropiando de los bancos con problemas por cantidades simbólicas, tras ser saneadas sus cuentas a lomos de todos los españoles.
El gobierno en la sombra no es una idea conspiranoica.
Existe realmente y decide cada día muchas cosas para las que nadie les ha elegido.
Peor aún, son ellos los que deciden quién será el ministro de Economía, la ministra de Defensa, la de Empleo y Seguridad Social y el propio presidente del Gobierno.
El Parlamento español se constituye actualmente en rodillo de amasar la economía de los españoles.
Hace pocos días, PP, C's y PSOE han votado como un solo hombre (esta vez el PSOE no se ha abstenido siquiera) una propuesta legislativa de Podemos que solicitaba un referéndum en España que aprobase o no el acuerdo CETA entre la UE y Canadá/EEUU, acuerdo que lamina la poca soberanía que nos queda a los españoles
y que permite que las multinacionales puedan demandar a la Administración española si consideran que sus políticas perjudican sus intereses, cosa etérea, opinable e impensable en países soberanos.
Los abogados sionistas y norteamericanos se van a poner las botas a nuestra costa, de paso.
Los españoles tienen que aprender la lección de esta crisis, programada para destruir su dignidad y esclavizarlos de por vida.
La lucha debe empezar ya no sólo contra Rajoy y sus secuaces, sino contra quienes los han puesto ahí, que son los bancos.
¿La prueba del nueve?
Las puertas giratorias que han aupado a un banquero como De Guindos, ex CEO de Lehmann Brothers, al timón del Ministerio de Economía.
O que han llevado a la ex ministra Elena Salgado a la vicepresidencia de una filial de Endesa, antigua empresa estatal privatizada a precio de risa.
La traición a los españoles se paga bien.
Los españoles deben volverse contra la banca que los explota y dirige sus vidas. Retirar depósitos, nóminas y pago de recibos de los bancos sionistas cuanto antes.
Es difícil hacerles daño, pues están enmarcados en la Sinarquía Financiera Internacional, como el Santander, el BBVA, el Sabadell o Caixa Bank.
Pero por lo menos sabrán que está poniendo su grano de arena para derribar un gobierno absolutamente ilegal.
Al tiempo que aportan su voto a las izquierdas insurrectas, siempre con el ojo vigilante, no sea que cambien de bando en cualquier momento, que el dinero es muy goloso y todo hombre tiene un precio.
La separación de poderes es fundamental en democracia. Y en España no existe.
Iniciativas tendentes a procurarla, como el sencillo cambio del artículo 99 de la Constitución que permita a todos los españoles decidir quién será el Presidente del Gobierno en segunda vuelta electoral, entre los cabezas de las dos listas más votadas, ha sido ninguneado por el poder, que no se da por enterado; y por los medios, a pesar de que se fingen escandalizados por que se tarden 11 meses en investir a un presidente "por consenso".
¿Qué consenso ni qué niño muerto?
En democracia no existe el consenso. Para eso están las urnas. Si no, ¿para qué sirven? ¿Para qué sirve el Parlamento, los 350 diputados y los 266 senadores electos o designados?
Las decisiones podrían tomarse entre los jefes de los partidos, alrededor de una mesa tomando café. Y mucho nos tememos que es así como se toman la mayoría de esas decisiones. Pero no se sientan a la mesa del café los jefes de los partidos, sino los presidentes de los más importantes bancos.
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