El 30 de diciembre de 2016 se cumple el décimo aniversario de la ejecución de Sadam Husein. La muerte del líder iraquí ha supuesto una dura lección de geopolítica para EEUU y los partidarios de exportar la democracia occidental, escribe Alexánder Jrolenko para RIA Nóvosti.
Según el autor, desatar una guerra en Irak sin la autorización de la ONU supuso una agresión directa contra un Estado soberano.
Por aquella invasión, EEUU ha pagado con las vidas de 5.000 de sus militares.
Decenas de miles han resultado heridos o sufrido graves lesiones.
Además, el precio de esta "corrección geopolítica" por parte de EEUU ha tenido el coste astronómico de 6 billones de dólares.
"Mientras se producía la ocupación estadounidense [de Irak] se unieron 11 agrupaciones islamistas radicales distintas, lideradas por una escisión de Al Qaeda.
Así fue como nació Daesh, organización terrorista proscrita en Rusia y otros países", apunta Jrolenko.
La principal riqueza de Irak es su petróleo, dado que posee el 20% de las reservas mundiales.
No obstante, a pesar de las grandes ventas de entre 2006 y 2014, el país se encuentra al borde de la quiebra. Irak no tiene el dinero suficiente para pagar salarios y pensiones y muchas localidades no disponen de acceso a agua potable y electricidad, asegura el experto.
Asimismo, agrega que el nuevo Ejército de Irak, creado conforme a los estándares estadounidenses, no es capaz de proteger al país de los terroristas.
"De esta manera, surge la siguiente pregunta: ¿para qué destruyó EEUU el Irak de Sadam Husein?", se pregunta el experto.
El caos traído por EEUU Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, EEUU, en el marco de su estrategia de Seguridad Nacional, declaró que la esfera de sus intereses era todo el mundo.
En aquel momento, Irak se convirtió en uno de los blancos de Washington, dos años después del inicio de la operación militar estadounidense en Afganistán.
La intervención de EEUU y sus aliados contra Irak comenzó en la primavera de 2003, con los ataques aéreos y de misiles de crucero contra las instalaciones de importancia estratégica.
El principal objetivo de aquella operación fue la lucha contra Al Qaeda, que supuestamente estaba respaldada por Husein.
Otra 'excusa' para enviar tropas a Irak fueron las supuestas armas de destrucción masiva en poder de Sadam.
El autor prosigue afirmando que, tras haber ocupado Bagdad y haber derrocado al Gobierno iraquí, Washington descubrió que Irak no tenía armas de destrucción masiva ni daba cobijo a los terroristas de Al Qaeda.
Sin embargo, la operación militar de EEUU no se detuvo.
Cuando los estadounidenses destruyeron el sistema de seguridad creado por el régimen de Sadam, los miembros de Al Qaeda empezaron a infiltrarse en el país.
"Irak se vio inundado por la violencia sectaria, atentados terroristas y enfrentamientos sangrientos. Además, existen pruebas de que EEUU utilizó en el país armas radiológicas", detalla.
Según Jrolenko, Washington asumía que la mayoría de los iraquíes daría la bienvenida a la invasión estadounidense, considerándola una liberación.
Sin embargo, los militares de EEUU no lograron 'seducir a los iraquíes', ni tampoco conquistar Irak. Este error de cálculo de Washington les ha costado la vida a más de 500.000 personas.
La 'muerte del dictador' no marca el final de la guerra
Después de haber sufrido la derrota, Sadam Husein se escondió en Tikrit —su ciudad natal—, donde fue capturado el 14 de diciembre de 2003.
Seis meses después, fue transferido a las nuevas autoridades iraquíes, que lo acusaron de crímenes de guerra y de lesa humanidad.
Husein fue colgado unos minutos antes de la oración de la mañana, que marca el final del Ramadán.
No obstante, su ejecución, "organizada según las reglas de Hollywood", no pudo humillar al expresidente de Irak, por el contrario, para algunos "lo convirtió en un héroe nacional y un mártir de la fe musulmana", enfatiza el experto.
"Fue una muerte que despertó en toda mi familia y todos aquellos que lo amaban y respetaban un fuerte sentimiento de orgullo", dijo Raghad, la hija mayor de Sadam.
La noticia de la muerte del líder iraquí envió un claro mensaje al mundo de que "la horca es la advertencia que Washington dirige a todos los líderes independientes".
Una estrategia incompleta
Muchos todavía siguen creyendo que el mundo moderno ha sido creado por EEUU.
Es cómodo para Washington y sirve para garantizar la tranquilidad de otras naciones.
Por lo tanto, "la eliminación del dominio estadounidense es calificada como el fin del mundo".
De esta manera, en caso de que se produzcan conflictos y discrepancias, es más fácil derrocar a los "dictadores" que no se someten a sus políticas y "desmantelar a los países marginales".
Sin embargo, desde 2001, EEUU "sigue dando muestras de una falta total de esperanza" en Afganistán y en otros países de la región, según el periodista.
Hay que tener en cuenta que Sadam no fue el primer "dictador" ejecutado con la ayuda de EEUU. Mohammad Najibulá, expresidente de la República de Afganistán, fue también torturado y asesinado en 1996.
Además, en 2006, el expresidente de Yugoslavia, Slobodan Milosevic, fue eliminado, según considera el autor.
Cinco años más tarde, en 2011, el líder libio Muamar Gadafi fuebrutalmente torturado hasta la muerte.
La lista de líderes nacionales ejecutados por iniciativa de EEUU y el número de Estados destrozados por Washington sigue creciendo cada año.
"Los estadounidenses no son capaces de anticipar y controlar las consecuencias de sus acciones en los países del llamado Tercer Mundo", apunta.
Y ahora, 13 años después de la llamada "liberación de la dictadura", el nuevo Ejército iraquí intenta liberar la ciudad de Mosul, ocupada por los extremistas de Daesh, en cuyas filas están muchos exsoldados de las antiguas Fuerzas Armadas iraquíes desmanteladas por EEUU. "EEUU, que quiere para sí el dominio mundial, es geopolíticamente ineficaz.
Su castillo de naipes en Oriente Próximo se está cayendo a pedazos. Washington no es capaz de terminar una guerra y conservar su buena reputación e influencia", concluye Jrolenko.
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