"Lo más cruel de este teatro es que el problema del caos climático es real"
ACUERDO DE PARÍS:
EL ÚLTIMO FRAUDE DE LA ONU SOBRE EL CAMBIO CLIMÁTICO
Abundan - denuncia Silbia Ribeiro - afirmaciones engañosas de fuentes oficiales y empresariales para desviar la atención de la gravedad del caos climático, dando así coartada y protección a quienes lo han causado:
Por SILVIA RIBEIRO (*).-
Abundan afirmaciones engañosas de fuentes oficiales y empresariales para desviar la atención de la gravedad del caos climático, dando así coartada y protección a quienes lo han causado: transnacionales de energía (petróleo, gas, carbón), agronegocios, construcción, automotrices; y el 10 por ciento de la población mundial más rica que con su sobreconsumo es responsable de 50 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero.
El primer objetivo del acuerdo es “mantener el aumento de la temperatura media mundial [para el año 2100], muy por debajo de 2º C respecto de los niveles preindustriales y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1.5º C… ”
Pero la misma semana que entró en vigor el Acuerdo de París, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente publicó el informe Brecha de emisiones 2016, donde señala que con el actual curso de emisiones, habrá un aumento de 1.5º C, ya en 2030 o antes.
Agrega que sumando los compromisos oficiales que han declarado los gobiernos a la Convención sobre Cambio Climático, la temperatura aumentará 3.5º C hasta fin de siglo. (http://tinyurl.com/jr3n9mk).
¿Por qué dos organismos de Naciones Unidas
dan mensajes tan contradictorios?
Para empezar el Acuerdo de París pone una meta ideal –que se propagandea y festeja como si fuera real– pero permite que cada país haga contribuciones voluntarias de reducción de emisiones llamadas Contribuciones Previstas Determinadas a nivel nacional.
No son vinculantes, no obligan a tomar medidas para cambiar el curso de la crisis climática y, peor aún, lo que declaran ni siquiera son necesariamente reducciones reales (en sus fuentes y por parte de quienes se benefician con el consumo), porque la contribución de muchos de los principales países emisores no es tal: se basa en gran parte en mecanismos fallidos como mercados de carbono y tecnologías no probadas ni viables.
El artículo 4.1 del Acuerdo de París agrega que para cumplir los objetivos, se propone que “las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero alcancen su punto máximo lo antes posible (…) y a partir de ese momento reducir rápidamente las emisiones de gases de efecto invernadero (…) para alcanzar un equilibrio entre las emisiones antropógenas por las fuentes y la absorción antropógena por los sumideros en la segunda mitad del siglo...”
Si las metas son teóricas, la forma de llegar a ellas que establece el acuerdo es surrealista: primero se puede seguir emitiendo –hasta alcanzar un punto máximo o pico que no se define cuánto es– y luego hay que reducir rápidamente (lo cual no se podía hacer antes, pero al alcanzar el pico mágicamente sí se podrá) y luego, continúa sin hacer reducciones, sino que se trata de alcanzar un equilibrio entre emisiones y absorción antropógena, o sea, por medios tecnológicos, no naturales.
Esta última parte es particularmente perniciosa, porque justifica el concepto fraudulento de cero emisiones netas o hasta negativas. No son reducciones sino compensaciones, es decir, contabilidad no realidad. Presupone que se puede seguir aumentando la emisión de gases de efecto invernadero porque se compensarán con tecnologías de emisiones negativas.
Las tecnologías a las que se refieren mayoritariamente son captura y almacenamiento de carbono en fondos geológicos y bioenergía con captura y almacenamiento de carbono (CCS y BECCS por sus siglas en inglés), ambas consideradas técnicas de geoingeniería.
En sí mismas conllevan riesgos importantes –todos los estudios recientes sobre BECCS muestran que las plantaciones para bioenergía en la escala requerida tendrán un impacto devastador en suelos, agua, ecosistemas y producción de alimentos. CCS es una vieja técnica de la industria petrolera que no se usa porque es cara e ineficiente: se llamaba antes
Recuperación Mejorada de Petróleo pero cambiaron el nombre para venderla como tecnología para el cambio climático.
Se trata de inyectar CO2 para empujar a la superficie reservas profundas de petróleo y dejar el carbono en el suelo. No es técnica ni económicamente viable –tampoco sirve para el cambio climático porque aumenta el consumo de petróleo– pero si se paga con subsidios públicos, es un jugoso negocio para las empresas que causaron el problema.
Cuando en unos años sigan sin dar emisiones negativas y el planeta se siga calentando, dirán que para enfriarlo sólo quedan otras formas aún más riesgosas de geoingeniería.
Lo más cruel de este teatro es que el problema del caos climático es real, nos afecta a todos, se conocen claramente las causas y responsables, pero la mayoría de las propuestas oficiales y empresariales son falsas soluciones.
Por el contrario, muchas organizaciones y movimientos sociales muestran que hay gran diversidad de alternativas que funcionan, son viables y benefician a la mayoría de la gente y el planeta.
La más fuerte por su alcance y capacidad de contrarrestar el cambio climático son los sistemas agroalimentarios campesinos, agroecológicos y locales.
Pero también energías renovables con las comunidades, sistemas de basura cero, recuperar ferrovías, buen transporte colectivo de bajas emisiones y muchas otras. Cada una no es suficiente, pero juntas tienen un enorme y potencial real, viable económica, ambiental y socialmente.
Lo criminal es seguir con el mismo modelo de producción y consumo, aumentar la civilización petrolera, su devastación ambiental y social y sus dueños hagan nuevos negocios con tecnologías para compensarlos.
(*) Silvia Ribeiro es investigadora del Grupo ETC.
De La Jornada
Trump al menos no es un hipócrita
Los del Cambio Climático NO CUMPLEN ni una sola de las condiciones que firman
mientras los ROTSCHILD hacen negocio con la Estafa
"Lo más cruel de este teatro es que el problema del caos climático es real"
ACUERDO DE PARÍS:
EL ÚLTIMO FRAUDE DE LA ONU SOBRE EL CAMBIO CLIMÁTICO
Abundan - denuncia Silbia Ribeiro - afirmaciones engañosas de fuentes oficiales y empresariales para desviar la atención de la gravedad del caos climático, dando así coartada y protección a quienes lo han causado:
Por SILVIA RIBEIRO (*).-
Abundan afirmaciones engañosas de fuentes oficiales y empresariales para desviar la atención de la gravedad del caos climático, dando así coartada y protección a quienes lo han causado: transnacionales de energía (petróleo, gas, carbón), agronegocios, construcción, automotrices; y el 10 por ciento de la población mundial más rica que con su sobreconsumo es responsable de 50 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero.
El primer objetivo del acuerdo es “mantener el aumento de la temperatura media mundial [para el año 2100], muy por debajo de 2º C respecto de los niveles preindustriales y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1.5º C… ”
Pero la misma semana que entró en vigor el Acuerdo de París, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente publicó el informe Brecha de emisiones 2016, donde señala que con el actual curso de emisiones, habrá un aumento de 1.5º C, ya en 2030 o antes. Agrega que sumando los compromisos oficiales que han declarado los gobiernos a la Convención sobre Cambio Climático, la temperatura aumentará 3.5º C hasta fin de siglo. (http://tinyurl.com/jr3n9mk).
¿Por qué dos organismos de Naciones Unidas dan mensajes tan contradictorios?
Para empezar el Acuerdo de París pone una meta ideal –que se propagandea y festeja como si fuera real– pero permite que cada país haga contribuciones voluntarias de reducción de emisiones llamadas Contribuciones Previstas Determinadas a nivel nacional.
No son vinculantes, no obligan a tomar medidas para cambiar el curso de la crisis climática y, peor aún, lo que declaran ni siquiera son necesariamente reducciones reales (en sus fuentes y por parte de quienes se benefician con el consumo), porque la contribución de muchos de los principales países emisores no es tal: se basa en gran parte en mecanismos fallidos como mercados de carbono y tecnologías no probadas ni viables.
El artículo 4.1 del Acuerdo de París agrega que para cumplir los objetivos, se propone que “las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero alcancen su punto máximo lo antes posible (…) y a partir de ese momento reducir rápidamente las emisiones de gases de efecto invernadero (…) para alcanzar un equilibrio entre las emisiones antropógenas por las fuentes y la absorción antropógena por los sumideros en la segunda mitad del siglo...”
Si las metas son teóricas, la forma de llegar a ellas que establece el acuerdo es surrealista: primero se puede seguir emitiendo –hasta alcanzar un punto máximo o pico que no se define cuánto es– y luego hay que reducir rápidamente (lo cual no se podía hacer antes, pero al alcanzar el pico mágicamente sí se podrá) y luego, continúa sin hacer reducciones, sino que se trata de alcanzar un equilibrio entre emisiones y absorción antropógena, o sea, por medios tecnológicos, no naturales.
Esta última parte es particularmente perniciosa, porque justifica el concepto fraudulento de cero emisiones netas o hasta negativas. No son reducciones sino compensaciones, es decir, contabilidad no realidad. Presupone que se puede seguir aumentando la emisión de gases de efecto invernadero porque se compensarán con tecnologías de emisiones negativas.
Las tecnologías a las que se refieren mayoritariamente son captura y almacenamiento de carbono en fondos geológicos y bioenergía con captura y almacenamiento de carbono (CCS y BECCS por sus siglas en inglés), ambas consideradas técnicas de geoingeniería.
En sí mismas conllevan riesgos importantes –todos los estudios recientes sobre BECCS muestran que las plantaciones para bioenergía en la escala requerida tendrán un impacto devastador en suelos, agua, ecosistemas y producción de alimentos.
CCS es una vieja técnica de la industria petrolera que no se usa porque es cara e ineficiente: se llamaba antes Recuperación Mejorada de Petróleo pero cambiaron el nombre para venderla como tecnología para el cambio climático.
Se trata de inyectar CO2 para empujar a la superficie reservas profundas de petróleo y dejar el carbono en el suelo.
No es técnica ni económicamente viable –tampoco sirve para el cambio climático porque aumenta el consumo de petróleo– pero si se paga con subsidios públicos, es un jugoso negocio para las empresas que causaron el problema.
Cuando en unos años sigan sin dar emisiones negativas y el planeta se siga calentando, dirán que para enfriarlo sólo quedan otras formas aún más riesgosas de geoingeniería.
Lo más cruel de este teatro es que el problema del caos climático es real, nos afecta a todos, se conocen claramente las causas y responsables, pero la mayoría de las propuestas oficiales y empresariales son falsas soluciones.
Por el contrario, muchas organizaciones y movimientos sociales muestran que hay gran diversidad de alternativas que funcionan, son viables y benefician a la mayoría de la gente y el planeta.
La más fuerte por su alcance y capacidad de contrarrestar el cambio climático son los sistemas agroalimentarios campesinos, agroecológicos y locales.
Pero también energías renovables con las comunidades, sistemas de basura cero, recuperar ferrovías, buen transporte colectivo de bajas emisiones y muchas otras. Cada una no es suficiente, pero juntas tienen un enorme y potencial real, viable económica, ambiental y socialmente.
Lo criminal es seguir con el mismo modelo de producción y consumo, aumentar la civilización petrolera, su devastación ambiental y social y sus dueños hagan nuevos negocios con tecnologías para compensarlos.
(*) Silvia Ribeiro es investigadora del Grupo ETC.
De La Jornada
El acuerdo de París: ¿éxito o fraude?
LA GRAN MENTIRA SOBRE EL CAMBIO CLIMÁTICO. OTRO GRAN NEGOCIO
Día tras día aparecen en los medios de comunicación cada vez más noticias alarmantes sobre el calentamiento global del planeta producido, según la camarilla de expertos de turno, por el efecto invernadero que, a su vez, es causado por las emisiones de CO2 a la atmósfera.
Estas noticias, como no podía ser de otra manera, son recogidas y creídas por el público, en general, y no hay tertulia en la que sus interlocutores no se pronuncien ante el inminente riesgo que tiene para la población el tan anunciado cambio climático (entre otras cosas se habla del derretimiento de los casquetes polares, con la consecuencia de la subida del nivel de los mares que provocarían inundaciones en las poblaciones costeras)
Pero vayamos por partes:
1. ¿Qué es el efecto invernadero?
Todos habréis observado que en una noche de invierno cuando el cielo se queda raso (sin nubes) amanecemos con una gran helada y, por el contrario, si durante la noche el cielo ha estado cubierto de nubes, no hiela.
Pues bien. Esas nubes son las que han hecho posible que la noche fuera más cálida, o lo que es lo mismo, que se produjera el efecto invernadero.
Lo que llamamos efecto invernadero se produce de la siguiente manera:
Los rayos del sol calientan nuestra tierra. La atmósfera de la tierra, por otra parte, está compuesta por gases. Estos gases funcionan como una especie de sombrilla que retiene parte de ese calor, no permitiendo que se devuelva al espacio.
El mayor gas de "efecto invernadero" no es, como se nos quiere hacer creer el CO2, sino el vapor de agua, que supone el 96% del total. La influencia real del CO2 en el efecto invernadero en la historia supone sólo el 0,00022% del total de gases. Por nuestro bien, esperemos que nunca desaparezca el efecto invernadero ya que entonces la tierra viviría una glaciación permanente.
2. ¿Quién o quienes han sido los promotores y divulgadores del cambio climático?
De entre los artífices principales sobre la divulgación y promoción de los peligros sobre el cambio climático están Al Gore (presentador del documental “Una verdad incómoda”) y Donald Rumsfeld (ambos políticos de los EEUU y ex vendedores de AZT en África para laboratorios Gilead, propiedad de los Rothschild) junto a ellos, Greenpeace, financiada por el clan Rockefeller y los Rothschild (mediante Shell) la WWF/Adena, la ONU, y todos los medios de comunicación controlados por los Rothschild.
De esta manera es como se ha procedido a una operación mundial de terror -Léase "Calentamiento Global"- que ha conducido a la destrucción de la industria del carbono.
3. ¿Es el CO2 el responsable de la subida de la temperatura?
Se nos dice a menudo que las temperaturas nunca han sido tan altas como ahora, y que la causa es el aumento del dióxido de carbono en la atmósfera producido por la actividad industrial humana. Y no es verdad.
Justamente es al contrario, es el aumento de la temperatura la causa del incremento en la atmósfera de CO2 y no el efecto.
En los siguientes enlaces tienes los datos científicos que desmontan la versión oficial de que el CO2 es la causa del calentamiento global.
Y por último.
4. ¿Hay dinero de por medio? ¿Alguien se lucra con ello? (mi opinión es que siguiendo el rastro del dinero siempre se descubre la verdad)
Definitivamente sí. Parece ser que como resultado de la mentira masiva se han implementado los impuestos por "emisión de gases con efecto invernadero", en base a falsos estudios de la NASA y Naciones Unidas.
Como resultado las compañías de carbono quedaron al borde de la quiebra y fueron compradas a un precio irrisorio por la familia bancaria de los Rothschild.
Actualmente Rothschild Australia y el E3 International (Environment, Economics, Ethics) encabezan la comercialización en el mercado global de carbono.
- Rotschild Australia y el E3 Internacional se convertirán en los principales protagonistas de la comercialización de créditos del mercado de carbono internacional. Un mercado que los analistas estimaron podría alcanzar la suma de hasta 150 mil millones de dólares en el 2012.
Rotschild Australia y E3 Internacional anunciaron su intención de promover el Consorcio del anillo de Carbono (un medio de inversión que proveerá a las empresas de la región Asia-Pacífico mediante una innovadora forma de aprender y entender sus riesgos en lo referido al nuevo mercado de carbono).
El Consorcio del anillo de carbono es el primero en su tipo en la región Asia-Pacífico y la primera de una serie de inversiones privadas que el anillo de Carbon Pty Ltd promoverá en los próximos años.
Richard Martin, director ejecutivo de Rotschild Australia, dijo: "Con el reciente desarrollo en materia de política internacional sobre cambio climático; la cuestión no es ya si surgirá, sino cuando lo hará", en referencia a "esta nueva forma de comercialización". "Rotschild Australia, mediante los anillos de carbono, intenta estar a la vanguardia de este tipo de mercados, brindando formas de inversión privadas a empresas que buscan compensar sus pasivos de emisión de gas invernadero".
Bueno, pues aquí lo tenemos. Todo esto del cambio climático ha sido un montaje para establecer un nuevo tipo de negocio, el negocio del carbono.
Veamos cómo funciona:
¿Cuál es la definición de comercio de carbono?
El comercio de carbono permite a las empresas, organizaciones o incluso naciones enteras, comprar y vender "créditos de carbono" que van a reducir el dióxido de carbono atmosférico.
¿Cómo calcular créditos de carbono?
Los créditos de carbono son una forma en que las empresas o individuos pueden reducir su impacto sobre el medio ambiente. En vez de fomentar la acción directa, un crédito de carbono, o compensación de carbono, permite la compra de los ahorros de carbono acumulado de otras empresas de desarrollo de carbono. La compra de créditos de carbono podría no reducir directamente tu huella de carbono personal, pero puede fomentar de una manera larga a que las empresas sean más responsables. La determinación de tu huella es el primer paso para conocer cuál es la mejor manera de compensar esa salida.
¿Cómo vender créditos de carbono?
Vender créditos de carbono a grandes compañías que producen un gran volumen de polución puede ser una manera lucrativa para que las pequeñas compañías ganen ingresos. Los negocios involucrados en reducir las emisiones de carbono o quienes producen bajas emisiones en general pueden vender créditos en la Bolsa Climática de Chicago (CCX, por sus siglas en inglés). Los negocios que pueden vender créditos de carbono son granjas, empresas madereras, empresas de energía solar y cualquier compañía o empresa que produzca emisiones de carbono bajas o nulas.
En fin. Como verás este negocio no es poca cosa ya que hasta se ha creado una bolsa (Bolsa Climática de Chicago) debido a la gran cantidad de dinero que esto genera y, además, ya has visto en qué manos está. En los mismos de siempre.
Y claro está. Ahora, a todos los que, apoyados en estudios científicos tan rigurosos o más que los oficiales, decimos que esto del cambio climático es una gran mentira, se nos tachará –como siempre- de lunáticos, paranoicos y conspiradores. Puede que también estemos equivocados, aunque si te quedas con la duda, investiga tú –a ver a que conclusión llegas- pero, en mi opinión, no deberíamos creer todo aquello que sale en los medios de comunicación manipulados por el poder establecido, por muy importantes instituciones o revistas científicas que lo respalden.
Ah! se me olvidaba. Ojo, no confundir: una cosa es cuidar e intentar mejorar el planeta y otra muy distinta esta farsa con la que lo único que se pretende es hacer negocio.
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