Huelga “Robin Hood” de los trabajadores de la electricidad en Francia
Por La Izquierda diario
Estas acciones tienen un fuerte contenido simbólico y muestran la capacidad del movimiento obrero para ganar hegemonía y apoyo sobre el resto de los sectores populares, algo clave para extender el movimiento.
Las acciones “Robin Hood” de los trabajadores de la electricidad enervan al gobierno y la patronal: cortan la luz a los ricos y la conectan a los pobres. Pilotos de Air France van a la huelga.
El movimiento obrero está haciendo sentir su fuerza en Francia con sus métodos de lucha, la huelga y la movilización. Centrales nucleares, transporte ferroviario, portuarios, y otros sectores han votado la huelga reconducible para los próximos días, mientras se prepara una nueva jornada de huelga nacional para el 14 de junio.
En el marco de este nuevo clima social en Francia, el diario francés Liberatión informa hoy sobre las acciones de la CGT de la electricidad, al mejor estilo “Robin Hood”: los trabajadores han cortado la electricidad en empresas y actos del gobierno, mientras la restituyen para sectores pobres. De esta forma buscan lograr apoyo social para el movimiento de lucha contra la ley laboral.
“El sábado los oficiales han restablecido la electricidad a personas en una situación precaria” a las que la empresa les había cortado el servicio, informó Marie-Claire Cailletaud del sindicato CGT.
La patronal y el gobierno están sintiendo la presión de los trabajadores. “No vamos a cortar las líneas de 400.000 voltios para hundir a Francia en la oscuridad, pero podemos cortar a los clientes industriales aquí y allá”, amenazó la CGT. La CGT del sector ha llamado este jueves a la huelga reconducible, es decir que se prolongará.
El martes pasado, los militantes sindicales cortaron la corriente durante la inauguración de la “Ciudad del vino” en Burdeos, justo en el momento en que el presidente francés François Hollande se encontraba en el acto oficial.
Estas acciones tienen un fuerte contenido simbólico y muestran la capacidad del movimiento obrero para ganar hegemonía y apoyo sobre el resto de los sectores populares, algo clave para extender el movimiento.
Para sumar puntos al nerviosismo del gobierno, los sindicatos mayoritarios de los pilotos de la línea aérea de bandera Air France han convocado a la huelga contra los recortes, los ajustes y por una mejora de las condiciones salariales entre el 11 y el 14 de junio, en plena Eurocopa de football.
La protesta se decidió en un referéndum entre los pilotos y el lunes se comunicó el resultado de la votación, en el que participaron el 78 % de los pilotos: un 68 % se pronunciaron a favor de “un movimiento [de huelga] que dure”.
La celebración de la Eurocopa, que comienza el 10 de junio, agrega presión sobre el gobierno para poner freno al movimiento de lucha contra la reforma laboral, pero, por el momento, está lejos de poder hacerlo.
Este jueves las imágenes en las estaciones de trenes mostraban el pacto de la huelga, y los ferroviarios votaban la continuación de las huelgas a mano alzada durante una asamblea en la Estación “Gare de Lyon” en París.
En Rennes, este mismo jueves, hubo fuertes cargas policiales contra una manifestación, dejando numerosos heridos, según denunciaron los manifestantes.
La fuerte movilización social continúa, especialmente entre los sectores más combativos. En la zona portuaria de Le Havre se manifestaron 30.000 personas esta mañana con el objetivo de derrotar la Ley laboral de Hollande y Valls.
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Una nueva pesadilla comienza a preocupar a la burguesía francesa: el anticapitalismo
¿Cuál es el legado más importante del actual proceso de lucha en Francia?
Los liberales (o neoliberales) están preocupados.
Aunque no todavía porque la perspectiva de la huelga general esté a punto de concretarse. Pero si porque en el marco del clima de cólera y el profundo descontento, no solo contra la reforma laboral, sino por una serie de luchas en curso que prefiguran los prolegómenos de una etapa prerrevolucionaria.
Entre ellas, la de los ferroviarios que pararon por tercera vez este martes contra una degradación de sus estatuto profesional, los trabajadores eventuales del espectáculo que tomaron el teatro de El Odeón y la Comedia Francesa por su régimen que compensa la precariedad de su empleo, sin hablar de otros sectores sociales como los campesinos arruinados o los taxistas enfrentados a Uber.
Solo falta la chispa que permita la fusión de esas cóleras y la construcción consciente, es decir la preparación de la huelga general política buscando que la enorme actividad de los sectores avanzados del movimiento actual permita arrastrar y darle confianza a la masa de los explotados que aún teme y duda en ponerse en movimiento.
¿Se dará esto en el mes de mayo? No sabemos.
Lo que está claro es que algo de largo aliento comenzó a pasar en Francia y si no cristaliza esta o la próxima vez, cuando suceda, el Mayo de 1968 o diciembre de 1995 serán recordados de forma benévola por la polarización social y política reinante hoy en comparación a esos dos grandes episodios de la lucha de clases en Francia.
Pero lo que preocupa ahora a los liberales franceses es que después de años de TINA (TINA, en español “No hay alternativa”, slogan político atribuido a Margaret Thatcher cuando era primer ministro) el movimiento actual amplificado por Nuit Debout está comenzando a horadar este pensamiento único, sobre todo cuando la crisis económica y en particular la pérdida de competitividad y declinación industrial de Francia la obligan a un shock thatcheriano, como el que anuncian los candidatos de la derecha para las próximas presidenciales en 2017.
Este acrónimo, TINA, significaba que el mercado, el capitalismo y la mundialización capitalista son fenómenos necesarios y benéficos y que todo régimen que toma otra vía va a la derrota.
Mensaje que se hizo hegemónico (más que hegemónico consensuadamente autoritario) después de la implosión de la ex URSS y el fracaso del socialismo en un solo país de cuño estalinista.
El nacimiento de una esperanza y un proyecto que supere al capitalismo
En la editorial del día de hoy, titulada “Nuit Debout, cauchemar pour tous” (“Nuit Debout, una pesadilla para todos”) el director del diario ultra liberal L’Opinion (antiguo dueño de la revista patronal Challenges) describe atónito toda una serie de reivindicaciones escuchadas en la Plaza República como la semana de 25 horas, la abolición de los alquileres, etc. y dice preocupado que “…el manejo de conceptos también trágicamente simbólicos como ‘la expropiación de las grandes fortunas y la abolición de la propiedad privada de los medios de producción y cambio’, revela la existencia de un peligro absoluto”.
Y concluye alarmado que, “El gobierno ha tenido hasta ahora una lectura romántica-política de este cualquerismo. En pleno estado de emergencia, ha tolerado varios episodios violentos.
Ahora que los sindicalistas piensan a hacer la unión con esos militantes de otro siglo, es el momento de acabar con ella antes de que el dulce sueño de unos pocos se transforme en pesadilla de todos”.
Lo que teme éste patrón del diario, ligado al medio burgués de forma directa, es que la ausencia de perspectiva esperanzadora para las cases explotadas y oprimidas pueda empezar a revertirse. Que verdaderamente otro mundo (las consignas de las movilizaciones son “Contra la reforma laboral y su mundo”) puede ser pensable y por ende posible.
Y no solo un capitalismo con rostro humano, como fue la perspectiva del movimiento altermundialista y el Foro de Porto Alegre, por eso el peligro de que se hable de expropiación (objetivo) y una vía estratégica para lograrlo (la convergencia con los trabajadores y sus métodos: la huelga general).
Desde mediados de 1990 y la primera década del siglo XXI, Francia fue vanguardia (junto a Italia) de la lucha de clases.
La huelga de los estatales de 1995 cambió el clima contra el neoliberalismo, dando lugar al pensamiento político (sus corrientes políticas) anti neoliberales que demostraron su impotencia y capitulación frente a la guerra imperialista y la austeridad capitalista redoblada con la crisis de 2007/8.
Hoy, al movimiento de lucha de clases francés todavía le cuesta superar las dificultades para la concretización y preparación del grito de la vanguardia obrera y estudiantil por la huelga general.
Sin embargo, los trabajadores y estudiantes franceses están poniéndose a la avanzada en las ideas, mostrando la particularidad (con sus propias características) del movimiento francés en relación al 15M español o, a un nivel más de vanguardia, Occupy Wall Street.
A diferencia de estos ejemplos, lo que se está incubando en Francia es un anticapitalismo de vanguardia amplio, una bandera por la que luchar.
Eso es más peligroso estratégicamente para la burguesía que una mera victoria reivindicativa, aunque el resultado de la lucha contra la reforma laboral puede acelerar o retardar esta cristalización política.
Cuanto estas ideas más maduren, más se extienden desde los estudiantes y jóvenes radicalizados hacia los trabajadores, más peligrosos para el poder burgués.
Por eso el director de L’Opinion dice que hay que terminar con el movimiento Nuit Debout. No es éste el que le preocupa, sino el espectro naciente del anticapitalismo.
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Francia
Francia: “Crece la idea de que se puede doblegar al Gobierno”
"Hay mucha decepción de sectores que votaron por el Gobierno y que quedaron molestos con que intente pasar la Reforma por la fuerza, porque ni siquiera tuvo mayoría en el Parlamento".
En la última semana las protestas en Francia se intensificaron hasta el punto de que también el sector energético se sumó a la paralización. Los sindicatos siguen presionando al Gobierno de Françoise Hollande para que retire la controvertida Reforma Laboral. Le acusan de facilitar los despidos, aumentar la jornada laboral y recortar los derechos conquistados por los trabajadores franceses.
Por su parte, el Ejecutivo anunció que no dará marcha atrás y aplica mano dura y represión contra los manifestantes que ya hace casi dos meses que salen a las calles a protestar.
El Ciudadano conversó con el editor de Le Monde Diplomatique de Chile, Víctor Hugo de la Fuente, quien reside en París, para conocer en qué punto está el proceso de movilización y cuáles son los desafíos que enfrenta el movimiento.
¿Cómo está el clima político y social en el país?
Esta semana ha habido la octava jornada laboral de protesta y, efectivamente, hay muchas huelgas parciales, ocupaciones de sitios donde se produce la electricidad, en las refinerías, etc. Esto está afectando a una parte de la población por el transporte.
El clima social está bastante movilizado: manifestaciones, ocupaciones de empresas y también la #NuitDebout, la noche de pie, que ya se acerca a los dos meses de ocupación de la Plaza de la República en París y en otras plazas distintos barrios y ciudades.
"Es un proyecto que lo quiere a toda costa el Gobierno y los empresarios, pero no los trabajadores"
Hay mucha decepción de sectores que votaron por el Gobierno y que quedaron molestos con que intente pasar la Reforma por la fuerza, porque ni siquiera tuvo mayoría en el Parlamento y utilizó un artículo de la ley que permite aprobarla sin debatirla en la Cámara. Es un proyecto que lo quiere a toda costa el Gobierno y los empresarios, pero no los trabajadores. Es difícil saber hasta cuándo la población va a apoyar este movimiento porque empieza a haber problemas de transporte, de bencina para los autos, de electricidad, etc. y esto genera molestia.
Según los últimos sondeos, a pesar de las dificultades para algunos sectores de la población, el 68% de los franceses apoya las movilizaciones y se opone esta ley.
Este miércoles paralizaron 19 centrales nucleares que aseguran el 75% de la electricidad del país. ¿Cree que los sindicatos pueden apretar y presionar suficientemente como para lograr alguna mejora en el proyecto?
Las grandes centrales sindicales francesas han formado un frente común de lucha y han logrado movilizaciones importantes, que no se veían desde hace años. Pareciera que hay varias condiciones que juegan a favor de la movilización.
La crisis junto a la decepción ante las promesas del Gobierno no cumplidas, ha creado un clima social tenso, y crece la idea que sí se puede doblegar al Gobierno. Los propios parlamentarios socialistas se han dividido, algunos apoyan el movimiento sindical y critican al Gobierno. Eso alienta a los trabajadores a seguir la lucha.
Son casi dos meses que el país se moviliza en contra de esta Reforma Laboral. Se dice que la celebración de la Copa de Europa en la capital podría forzar al Gobierno a negociar. ¿Existe esa posibilidad?
La Eurocopa inquieta mucho al Gobierno, que no quiere que haya manifestaciones que puedan complicarlo ni problemas de transporte. Es una posibilidad muy real que ayudaría a resolver la situación antes de que empiece el campeonato, pero el Gobierno está muy firme y dice que no cambiará de posición, mientras que el movimiento sindical se amplía y se radicaliza.
La situación no aparece con una salida clara y pronta.
Si se mantiene el proyecto de ley, hay voces que aseguran que podría interpretarse como el fin de la socialdemocracia francesa. ¿Estaría de acuerdo? ¿Cómo se podría leer esto en clave internacional?
Evidentemente es un golpe muy fuerte a la socialdemocracia. Los objetivos de los manifestantes han sido, a parte de los bancos, las sedes y locales del Partido Socialista. Le rallan el número del decreto, 49-3 que es el que permite aprobar el proyecto sin discutirlo. Eso es considerado por todos como algo antidemocrático.
"Los propios parlamentarios socialistas se han dividido, algunos apoyan el movimiento sindical y critican al Gobierno"
Esta reforma favorece a las empresas y perjudica a los trabajadores. Quiere una mayor felixibilización en el contratar a gente y poder despedir más fácil, quiere que las negociaciones se den primero en las empresas, no por rama, cuando en Francia las negociaciones eran por rama. La movilización está muy focalizada en Hollande, el presidente, y el primer ministro, Manuel Valls.
¿Podría la ultraderecha de Maire Le Pen aprovecharse de alguna forma de este malestar?
La ultraderecha, el Frente Nacional, desde luego que intenta aprovecharse. Ya lo hizo con el tema del desempleo mezclándolo con la inmigración y aumentado sus votos con los decepcionados del Gobierno. Ahora está haciendo lo mismo. Es difícil que el Frente Nacional suba más de lo que ya ha subido. Está representando un tercio de los votos, se está acercando a las otras dos fuerzas. Según algunos sondeos hasta podría sobrepasar a la derecha. Esto es un peligro que se ve en Francia y el aumento de la extrema derecha se está dando en toda Europa aprovechando las crisis de la clase política.
¿Cómo se reflejará esta crisis en las elecciones presidenciales del próximo año?
Seguro que tendrá influencia. El Partido Socialista se enfrenta a una situación muy compleja, con muchos simpatizantes que se han alejado. En este contexto de movilización crece la simpatía hacia los sectores a la izquierda de la socialdemocracia, como el Partido de Izquierda (Parti de Gauche) que lleva como candidato a presidente a Jean-Luc Mélenchon, el PCF, sectores trotskistas (NPA) y también fuerzas antisistema. La derecha y la extrema derecha también espera sacar frutos del desprestigio del Gobierno, pero aún es muy pronto para saber las reales incidencias electorales y si será posible que se levante una verdadera fuerza alternativa popular.
Meritxell FreixasEl Ciudadanoperiodicodigitalwebguerrillero.blogspot.com.es
Las huelgas contra la reforma laboral ponen en jaque al gobierno francés
El gobierno francés reconoció que está utilizando las reservas estratégicas de carburantes para tratar de garantizar el aprovisionamiento frente a las huelgas y bloqueos en refinerías y depósitos petrolíferos contra su reforma laboral, que han agotado los tanques de centenares de estaciones de servicio en todo el país.
El secretario de Estado de Transportes, Alain Vidalies, explicó que se ha extraído el equivalente de tres días de consumo de esas reservas estratégicas, que son de 115 días, pero insistió en que no hay riesgo de agotamiento.
Vidalies, en declaraciones a los medios al término del Consejo de Ministros, se esforzó en señalar que se están utilizando esas reservas “de forma marginal”, al tiempo que reconoció que la situación en las gasolineras había empeorado en la región de París, donde un 40% se habían quedado sin carburante, mientras en el oeste del país ha “mejorado”.
En total, son más de 4.000 las estaciones de servicio en las que se había agotado total o parcialmente la nafta, lo que equivale a un tercio de las estaciones que hay en Francia, informó el funcionario, quien vinculó la situación con el comportamiento de los automovilistas, que realizan compras de combustible por precaución.
El responsable de Transportes insistió en que el problema no es de disponibilidad de carburante, sino de acceso a los depósitos donde está almacenado -en muchos casos bloqueados por piquetes de huelguistas-.
A ese respecto, señaló que las fuerzas del orden han procedido hoy al desbloqueo de 11 complejos petroleros y el vocero del gobierno, Stéphane Le Foll, había indicado anteriormente que esas operaciones van a continuar “con responsabilidad”.
El primer ministro Manuel Valls afirmó hoy ante la prensa que van a continuar las operaciones policiales para levantar los bloqueos, de los que se habían llevado a cabo once hasta esta mañana.
Valls reafirmó su posición de que no se retirará el proyecto de ley de reforma laboral, ni se modificará sus artículos más polémicos, y denunció la actitud de la Confederación General del Trabajo (CGT, que lidera la protesta), “una organización minoritaria que quiere hacer plegar al gobierno”, consignó la agencia de noticias EFE.
“La CGT no dicta la ley en este país”, advirtió el primer ministro, que argumentó que si bien “el derecho de huelga y de manifestación son derechos absolutos, esta radicalización (…) es inaceptable”, como también sus amenazas con paralizar una central nuclear.
Ante las perturbaciones que la escasez de carburante está empezando a causar en varios sectores económicos, y ante el riesgo de que las protestas se extiendan a la electricidad -hay una convocatoria de huelga desde hoy en, al menos, una central nuclear-, las organizaciones patronales reclamaron al gobierno que garantice la libertad de circular y trabajar.
En un comunicado conjunto, seis de esas organizaciones empresariales señalaron que “frente a esta situación, corresponde al Estado velar por el respeto del derecho y tomar las medidas que garanticen el interés general, la libertad de trabajar y de circular libremente”.
Pierre Gattaz, presidente de la principal de todas ellas, el Movimiento de Empresas de Francia (Medef), calificó de “irresponsables” a las centrales que bloquean los centros petroleros para tumbar la ley de la reforma laboral, que a su juicio “no servirá para nada” en su redactado actual.
Más allá del sector petrolero, el paro en los ferrocarriles hoy tuvo un seguimiento inferior al de la semana pasada, con un 10% de huelguistas, frente al 15% el miércoles de la semana pasada, según los datos presentados por la empresa SNCF.
Tras más de tres meses de protestas, mañana habrá una nueva movilización nacional en decenas de ciudades de todo el país, una jornada importante para las centrales sindicales que exigen la retirada de la reforma laboral.
También se han convocado huelgas intersectoriales, entre ellas en el control aéreo, que va a obligar a las compañías que operan en el aeropuerto parisino de Orly a cancelar un 15% de sus vuelos.
La CGT ya ha preparado para la semana próxima una batería de paros indefinidos en los ferrocarriles y en el transporte metropolitano de París, a los que se sumará otro de tres días (el 3, el 4 y el 5 de junio) de los controladores aéreos (en este caso por motivos propios de su convenio colectivo).
El inicio de la Eurocopa de fútbol, el 10 de junio, aparece como una fecha clave, porque según una encuesta publicada hoy, si las protestas tuvieran impacto en ese evento -con consecuencias negativas para la imagen del país-, un 61% de los franceses considerarían responsable al gobierno de Valls.
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