'Mr. Robot': el Robin Hood antisistema
Todas las temporadas una remesa de nuevas series se bate casi en duelo para alzarse con el título de estreno revelación o en la inmensa mayoría de los casos conseguir sobrevivir hasta la siguiente temporada.
La primera prueba de fuego, la que en muchos casos determinará el futuro de estas ficciones, está ocurriendo ahora mismo en Estados Unidos con los upfronts, las presentaciones que organizan las principales cadenas estadounidenses para las marcas que se anunciarán durante las pausas publicitarias pero que para los espectadores es la primera oportunidad de ver los primeros avances de las series que llegarán después del verano.
Pero si el guión fuera el mismo todos los años, la temporada de estrenos perdería emoción y para que no decaiga están las sorpresas, esas series que a priori pasarían discretas bajo el gran ruido mediático de estos días y entregarían su futuro y las bondades de sus propuestas a las recomendaciones a posteriori de críticos y espectadores.
Esto fue lo que pasó la temporada pasada con Mr. Robot, una serie de una cadena minoritaria (USA Network que ya había conseguido colocarse en posición con Suits) que desde su primer capítulo reclamó su espacio en la selva seriéfila con una historia demasiado inquietante para ser solo ficción, que iba a ser mirada con lupa y comentada desde varios colectivos y una apuesta creativa que iba a ser imposible que pasara desapercibida.
El hacker Elliot Alderson se presenta como un tópico con patas de su gremio: trabaja en solitario, es un inadaptado social adicto a la morfina y lleva una doble vida que resulta su mejor tapadera.
Por el día trabaja como programador en una empresa de seguridad informática y fuera de la oficina ejerce de Robin Hood moderno, atacando a todos los que considera culpables de la podredumbre de nuestra sociedad.
Desde el minuto 1 nos convertimos en sus cómplices por una voz en off al estilo de la que nos hizo partícipes de los pensamientos de Dexter Morgan, aquel asesino en serie de Miami que durante las mejores temporadas de su serie consiguió que la audiencia sufriera cada vez que su tapadera de policía forense de vida ordenada y aburrida estaba en peligro.
Las actividades clandestinas de Elliot le ponen en contacto con fsociety, un grupo de hackers que tiene como objetivo tumbar la sociedad capitalista desde su corazón financiero, una Nueva York desalmada, opresiva y con las secuelas del 11S todavía visibles a la vuelta de cualquier esquina.
Son los ingredientes que han catapultado a Mr. Robot pero no son los únicos.
La primera temporada de 10 capítulos (disponibles en Movistar+) juega también con la percepción que tiene el espectador de la realidad que le rodea a través de la frágil estabilidad emocional del propio Elliot.
Adicto a varias sustancias para sustraerse de una sociedad que no comprende y que rechaza más allá de su nulo parecido por la convenciones sociales, lo que Elliot trasmite al espectador como cierto puede que sea también una distorsión de su imaginación y sus traumas personales.
Ahí es donde Mr. Robot luce toda su propuesta estética, el trabajo de su creador Sam Esmail y la actuación de Rami Malek, un actor que estaba esperando su gran oportunidad después de trabajos tan breves como inquietantes en The Pacific o 24.
Por triunfar, además de ganar dos globos de Oro, Mr. Robot también puede apuntarse haber dejado en suspenso la fama de gafe que se había ganado Christian Slater, sobre todo en televisión.
Para la segunda temporada no habrá que esperar nada, en julio llegan los nuevos capítulos y Mr. Robot tiene varios frentes abiertos para seguir siendo una de las series más comentadas.
Muy bueno blog
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