martes, 17 de mayo de 2016

#15M NO hay VOTO más ÚTIL que el VOTO de CONCIENCIA



El voto útil



Publicada 17/05/2016

“La amenaza destruye el argumento, igual que un animal muerto envenena todo el río”


Unas elecciones son un sistema de medida infalible, en ellas se ve qué talla política usan los que se presentan y también sus votantes, tal vez por eso las cabinas donde se puede votar en secreto se parecen tanto a probadores


Las urnas son transparentes y deberían hacer que lo sean quienes se acercan a ellas, porque el recuento de las papeletas se supone que debe explicar lo que quieren los ciudadanos, a qué aspiran y de qué reniegan, cuál es su opinión y su ideología, en quiénes van a confiar y quiénes les han decepcionado, dónde desean ir y de qué preferirían alejarse, por qué camino han decidido seguir adelante y detrás de qué bandera... 


Todo eso es legítimo porque es justo en lo que consiste la democracia, en escoger y decidir. Sin embargo, cada vez que los carteles vuelven a los muros y comienza una campaña, se repite un mensaje que simboliza exactamente lo contrario: el del voto útil, algo que tiene más de amenaza que de promesa y es a todas luces un intento de darle la vuelta a las cosas y transformar los principios en fines, porque lo que te sugiere es que dejes de lado lo que quieres que ocurra y pienses en lo que va a pasar; te piden que en lugar de hacer tu apuesta te subas al caballo del ganador y te dejan claro entre líneas que si no lo haces tendrás que atenerte a las consecuencias. 


A estas alturas, podría ser que les saliese rana, porque aquí ya hay mucha gente escarmentada y quien te pide eso se vuelve sospechoso, aunque quizás ellos no se han dado cuenta, ya sabemos que muchos candidatos no se distinguen por su originalidad y que una gran parte de ellos cree que haberte vendido algo una vez demuestra que pueden volver a hacerlo.

Aquí y ahora, 


¿qué se supone que es un voto útil? ¿Ir sobre seguro? ¿Volver a lo de siempre? 


¿Dejarse de inventos y aceptar que lo que mueve este planeta es la economía, quienes mandan son los mercados y las monedas sólo tienen cara y cruz? 


¿Cambiar los principios por los intereses y lo que piensas por lo que te imponen?


¿Hacer borrón y cuenta nueva? 


¿Deshacer lo logrado en los últimos tiempos y regresar al bipartidismo, de forma que si eres de derechas apoyas al PP y si eres de centro te quedas con el PSOE, ya que así es como define a este partido su actual secretario general, tal vez para justificar su acuerdo con Albert Rivera y los suyos en la salud y la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte los separe? ¿Y si eres de izquierdas? 


Claro, es que la izquierda se ve que en España no existe, sólo la “izquierda extremista”, como llama Pedro Sánchez, que en eso está en sintonía con el PP y Ciudadanos, a la coalición de Izquierda Unida y Podemos y por extensión a sus seis millones de votantes. 




Los candidatos, unos y otros, deberían saber a estas alturas que a los votantes hay que convencerlos, no intimidarlos


Y más aún en una cita en la que los mítines han cobrado la importancia que nunca habían tenido, porque esta vez no se va a tratar de hablarle a los convencidos sino de darles explicaciones: por qué pacté o no lo hice, cómo es que los enemigos pasaron a ser los aliados y a algunos compañeros de viaje les di la espalda... Lo mismo es que del voto útil al gobierno de concentración nacional, no hay más que un paso.


El asunto del voto útil refuerza la impresión de que hoy los dos partidos de siempre con aspiraciones a La Moncloa se han convertido en cuatro pero se siguen dividiendo en dos bloques: a un lado PP, PSOE y Ciudadanos y al otro Podemos. 


Por ejemplo, lo que dice Sánchez del partido de Pablo Iglesias y sus confluencias es un calco de lo que declaran por tierra, mar y aire Fernández Díaz o Esperanza Aguirre, que aparte de tener a Venezuela todo el día en la boca como antiguamente tenían a la ETA y con los mismos propósitos, quieren atacar a Podemos en su raíz o lo que ellos suponen que lo fue, en las movilizaciones del 15-M. 


Por supuesto, a las teorías hay que restarles o sumarles el historial de quien las sostiene, y si el ministro del Interior en funciones utiliza la palabra “libertad”, tenemos que recordar que se trata de un señor que va a rezar al Valle de los Caídos, condecora a estatuas de la virgen y, sobre todo, ha promulgado una ley mordaza cuyo único objetivo era amedrentar a sus compatriotas. 


Este hombre baja a Madrid desde la tumba de Franco y dice que algunas iniciativas de los reunidos hace cinco años en la Puerta el Sol eran "impropias" de una sociedad democrática y que “un Gobierno de Podemos e IU arruinaría España”, como si quedase algo que llevarse después de pasar por caja sus compañeros Rato, Bárcenas, Matas, Granados, Fabra y compañía. A ellos qué les importa la realidad, si alguien como Esperanza Aguirre se va de verbena por San Isidro y define el 15-M como “una privatización del espacio público”, igual que si el principal objetivo de su mandato en la Comunidad Autónoma de Madrid no hubiera sido robarle sus hospitales y sus escuelas a los ciudadanos para hacer negocios con ellos.

No se sabe bien qué es el voto útil, pero sí el voto de conciencia: ése que debería hacer que cada uno de nosotros metiera en el sobre blanco y el sobre color salmón exclusivamente las papeletas que cree que van a hacer que nuestro país salga adelante, la injusticia no nos tenga rodeados y la desigualdad insostenible a la que nos han conducido estos cuatro años siniestros de Mariano Rajoy y su banda pasen a mejor vida. Eso sí que sería un voto útil.


infolibre Periodismo libre e independiente


15-M



Publicada 17/05/2016 

Se ha celebrado el quinto aniversario del movimiento llamado 15-M, que supuso un auténtico revulsivo en nuestro país y que también tuvo resonancia internacional: Spanish Revolution, lo llamaron.

Da la casualidad de que yo también cumplo años ese mismo día.

La cuestión que planteaban los que tomaron la Puerta del Sol, gente de diferentes pelajes, edades e ideologías, era que la política, establecida como clase, con los partidos políticos como única vía de expresión de la voluntad popular, totalmente profesionalizados, se había acomodado en el bipartidismo


La falta de operatividad, de toma de decisiones en favor de los ciudadanos más desfavorecidos se había agudizado con la llegada de lo que llamaron y que siguen llamando crisis y que no es tal, en una clara dejación de funciones ante situaciones dramáticas de una injusticia palmaria que requerían soluciones urgentes, medidas de choque. 


Abandonaron a su pueblo, soberano en el período electoral, demonizado y reprimido con crueldad cuando protesta en el período entre urnas.


La crisis, como término, hace referencia a un episodio puntual, a una coyuntura susceptible de evolución provocada por factores externos y que revierte cuando estos desaparecen. 


Esto que nos está tocando vivir no tiene nada que ver con eso, es un cambio de modelo, un nuevo orden social. Los que lo pergeñaron, ya en los años setenta, así como los que lo han impuesto, no tienen la menor intención de revertirlo y, además, está fabricado desde dentro, lo llaman “Reformas Estructurales Profundas”, y es lo que son. 


Un cambio profundo en la estructura de un sistema político no tiene nada que ver con una crisis y su tratamiento paliativo, que requiere medidas puntuales, transitorias.

En este cambio profundo de las estructuras, puede haber periodos de crisis, pero cuando se resuelvan, los problemas que acucian a los ciudadanos –como la pérdida de poder adquisitivo, la temporalidad de los trabajos, la indefensión de los trabajadores frente al poder absoluto de las grandes corporaciones que deciden su vida, la falta de estabilidad para poder diseñar un plan de vida, la pérdida de derechos sociales y libertades– no se van a solucionar. 


Cuando los analistas den por concluida la crisis, como de hecho proclaman cada vez que se acercan las elecciones, ni siquiera cuando demuestran con cifras que la economía repunta, mejora la situación de los ciudadanos.Nos cuentan el cuento de la micro y la macroeconomía. Nos crían con cuentos, nos duermen con cuentos. Se llama redistribución y está diseñada para una desigualdad creciente. 

A este drama hay que sumar la deriva tomada por los socialdemócratas. No siempre fueron así. Hasta mediados del siglo XX caminaban en dirección opuesta a los de ahora. 


Su función en nuestros días parece ser ocupar el espacio de la izquierdainhibiendo de forma competitiva movimientos sociales espontáneos en lugar de hacer lo que les correspondería: ponerse a la cabeza. Me hacen recordar un juego infantil de mis tiempos en que cantábamos: “A tapar la calle que no pase nadie”.

Estas maniobras, que culminaron el sueño de los llamados neoliberales, que pretenden la abolición del Estado eliminando cualquier tipo de control o intervención en la llamada economía, aunque las maniobras de los potentados tiendan a esclavizar a esa población que los dirigentes políticos deberían proteger, se llevaron a cabo sin ningún tipo de debate, simplemente con la conjunción de la clase empresarial y la política. 


Para ello también se urdieron una serie de maniobras necesarias como son la concentración de medios de comunicación en esas mismas manosasí como la demonización de los sindicatos que, dicho sea de paso, también se estaban acomodando a las pretensiones de la clase dominante. 

Contra esta tesitura, llevada a cabo en una época en la que el paro amedrentaba a la clase trabajadora, donde se eliminaron prácticamente los contratos indefinidos como medida de coacción, y donde la juventud fue desplazada del mercado laboral, dejándola solamente como mano de obra complementaria, obligándola a aceptar contratos de aprendizaje que representan un nivel de explotación desconocido desde mediados del siglo XX, se revelaron los ciudadanos en lo que se conoció como “movimiento de los indignados”.

La doctrina del shock implantada a un pueblo amenazado con la pérdida del trabajo, y criminalizado por quienes les causaban el quebranto, acusándoles de vivir por encima de sus posibilidades, no encontró alivio en la acción política, no encontró respaldo en sus representantes, que sumidos en debates de otra índole, consentían los despidos masivos, los ERE, los desahucios y las estafas de los bancos. 


Manos Limpias representaba la única acción en los tribunales ante tanto desmán delictivo: manda huevos. Los partidos no eran partidarios de judicializar la política. La impunidad se había establecido. 

Bueno, no todo fue inactividad. Ante el latrocinio perpetrado por los consejeros de bancos y cajas de ahorros, ahí sí, tomaron la iniciativa con medidas de choque que vendidas como un crédito para evitar el “rescate” se convirtieron por arte de magia en otra carga para las arcas del Estado, anunciándonos que esos millones pagados a los bancos eran un regalo que tendríamos que restituir entre todos: ¡ahí sí interviene el Estado! 


Nacionalizaron parte de la banca 


para, una vez reflotada, devolvérsela 


a los que ellos entienden que son sus legítimos propietarios.



No tomaron medidas de choque para frenar la desgracia 


que afectaba a la inmensa mayoría de los ciudadanos. 


No se pusieron de su lado


De ahí surgió un eslogan muy acertado: No nos representan.

Como ya hiciera Sarkozy en Francia ante la estafa de Lehman Brothers y aquellas hipotecas subprime que se usaron de coartada para la implantación de este cambio de modelo, cuando salió en defensa de los ciudadanos atacando al “capitalismo salvaje” –¡¡Sarkozy!! anunciando que había que refundarlo–, en España también los líderes políticos desplegaron los capotes para recibir a portagayola, con alegría, a este movimiento de indignados y darle más tarde un par de pases cambiados con la muleta, tras manifestar su alegría con el despertar del pueblo y asegurar de forma unánime: "¡Los indignados tiene razón! ¡Estamos de vuestro lado!".



No les gustó la respuesta que encontraron cuando desde el movimiento de indignados les anunciaron que ellos no estaban del suyo, señalando a la clase política como parte del problema y no de la solución. 


Perdieron la gracia de esa clase política que demostraba su anquilosis ante la falta de reacción frente al drama social que se vivía, así como a la hora de atajar una corrupción que rebasaba las alcantarillas de la política para rezumar por los sumideros e invadir las calles de pestilencia y, entonces sí, tras constatar que era imposible la alianza con el enemigo, les calificaron de antisistema, les demonizaron, al tiempo que les invitaban a participar en las generosas instituciones que nos gobiernan desde el fin de la dictadura. 


A jugar con las mismas herramientas que ellos y no limitarse a criticar a los toros desde la barrera: les invitaron a saltar al ruedo de la política.

Así lo hicieron y entonces esa anquilosis, esa artrosis del Sistema se activó, pero no para solucionar los problemas de los ciudadanos sino para evitar que el cambio del modelo social que habían llevado a cabo con alevosía y sin contar con el beneplácito del pueblo, pudiera revertirse.

Este movimiento de indignados, convertido en fuerza política alternativa entró en el Congreso de los diputados, y desde el primer momento quedó manifiesto que aquello de que nadie les representaba era cierto. 


La mayoría de fuerzas políticas del hemiciclo, y con especial virulencia los dos partidos mayoritarios, aunque con diferente estilo, claro está, les mostraron un desprecio que superó las normas de la educación elemental y, sobre todo, pisotearon eso que tanto habían reclamado, el respeto a los representantes del pueblo que exigían cada vez que se les cuestionaba su condición de casta que vivía de espaldas a la realidad social. 


A Podemos, esa fuerza que se estrenaba, también la habían votado ciudadanos españoles para los que no se aplicó el principio de respeto que siempre han exigido los representantes del Congreso para sus votantes. Fueron tratados como chusma. Y sus votantes también, por extensión: solo chusma pudo llevar hasta allí a esa chusma. Mal olor, peligro de parasitosis pedicular, marginarlos con triquiñuelas de las Mesas del Congreso y Senado y sentarlos en la andanada fue su democrática, educada y peculiar forma de darles la bienvenida.

Mientras, la otra fuerza emergente, fue recibida de una forma mucho más civilizada, tal vez como consecuencia del poco peligro que representan para las estructuras del poder establecido que, dicho sea de paso, no cuestionan los impolutos, aseados y bellos miembros de Ciudadanos.

Tras la última jugarreta, tras una votación pactada entre PP, PSOE y Ciudadanos para dejarles fuera de la Diputación Permanente del Congreso, comentaban con sorna la falta de picardía y estrategia parlamentaria de los advenedizos pardillos: 


“No saben dónde están”. Sí lo saben, por eso han ido. En fin, la esperanza de sus votantes es que no olviden “para qué están”. 

Especial sorpresa causó en los días posteriores al 20-D la actitud de Pedro Sánchez, que tras prometer diálogo con todos, izquierda y derecha, mientras escribo este artículo el 14 de mayo, le escucho en la radio volver a decir lo mismo, a pesar de lo que hemos vivido en los últimos tiempos, convirtiéndose en aliado indisoluble y exclusivo de Albert Rivera, al que nombró único interlocutor válido para acceder a su persona. Los suyos, al parecer, lo entienden. Sus votantes, lo dudo.

Los ciudadanos que no se veían representados, por primera vez en muchos años, han tomado la iniciativa y se han plantado en el hemiciclo para decir allí lo que nadie escuchaba cuando lo hacían en la calle los profesores; los profesionales de la sanidad; las mujeres que vinieron desde todos los puntos de Europa a traer el manifiesto que elaboraron las Comadres de Gijón para protestar por la reforma de la ley del aborto; para exigir la dación en pago, esa de la que ya disfrutan los promotores inmobiliarios, para todos los ciudadanos; 


para pedir la reforma de la ley electoral que anula cientos de miles de votos que no encuentran representante y van a parar, por la cara, al candidato rival; para que se revise la situación del modelo de país; 


para exigir el derecho a decidir; para que nuestros jóvenes no tengan que emigrar al extranjero dejando a sus familias y sus estudios atrás como en la España negra de la dictadura; para que no se suprima el derecho al voto de los que viven fuera; para que las grandes corporaciones paguen impuestos, escaqueo que representa la inmensa mayoría del fraude fiscal; para que dejen de existir los paraísos fiscales; 


para que se consulte a los ciudadanos cuando se vayan a hacer cambios políticos que empeoren sus condiciones de vida; para que no nos impongan el TTIP gestionado con desprecio a la democracia, en secreto e impidiendo que nuestros representantes, tratados como delincuentes cuando quieren verlo, lo estudien y nos informen; para que la deuda y el déficit puedan ser estudiados por agentes independientes que nos certifiquen su legitimidad; 


para que se puedan debatir en Bruselas unas condiciones dignas de la salida de esta situación económica; para acabar con esta política de recortes exclusivamente en lo social; para acabar con la impunidad de la clase que opera al servicio del Gran Capital; para prohibir las puertas giratorias; para abolir los sobornos a los diputados que promulgan leyes en lo que ahora llaman lobbismo; para evitar por ese mismo método la privatización del Estado… 


Para crear desde la voluntad popular una democracia real con gobernantes al servicio de los ciudadanos y no de aquellos que los esclavizan.

Así es: bienvenidos los ciudadanos al mundo de la política entendida como el arte de mejorar las condiciones para una mejor convivencia.

Esperanza Aguirre ha sido, como siempre, clara y dice que ha vuelto para evitar que gane Podemos. Y lo ha dicho donde se dicen las cosas importantes en este país: el programa de Bertín.

Están jodidos… y lo saben. Ya era hora.

Ha merecido la pena. Gracias a todos los que hicieron lo que había que hacer.

Por aquellos que no arrojan la toalla
, que piensan en términos de “nosotros”, no de “yo”, que no renuncian a la esperanza en un mundo mejor, grito una y mil veces: ¡viva el 15 M!

Manque pierda. 


infolibre Periodismo libre e independiente







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Si nos han de robar, 
que sean otros y no los mismos de siempre

Si como votantes, no nos escuchan
como consumidores, lo harán
boicoetemos sus empresas.
Llevamos las de ganar. 

Como acabar con la ESTAFA de las ELÉCTRICAS... de una puta vez pasando de los Vendepatrias del Bipartidismo

Ante el robo continuo y escandaloso por parte de las eléctricas y sus abusos en el recibo de la luz
propongo... 
actuar todos unidos como consumidores
contratando TODOS 
o en su defecto una gran mayoría,
  otra compañia eléctrica que no sea ninguna de estas dos (ENDESA - IBERDROLA) y cambiarnos a otra cualquiera de las muchas ofertas que existen hoy en día.

De tal forma que no les quede otra a las grandes que plegarse a nuestras demandas de una tarifa más justa y mucho más barata
o atenerse a las consecuencias 
de seguir con su estafa.

En nuestra mano está que siga este robo o cortar por lo sano para que no nos sigan mangoneando

ARMAK de ODELOT

Canción del Indignado Global

(solo pá Mentes preclaras 

libres de Polvo y Cargas)

Si me han de matar que sea,
 un Trump que de frente va

  no un Obama traicionero, 

que me venga por detrás.


Éstos del bipartidismo, 

a nadie ya se la dan

Tanto monta, monta tanto,

ser sociata o liberal.


Que harto me tienen sus cuentos, 

de crisis y guerras sin más

Cuando no hay bandera que tape, 

la ansia de un criminal.


Daños colaterales son, 

inocentes masacrar

si lo hiciéramos con ellos, 

no habría ni una guerra más.


Por eso pasa que pasa, 

que nadie se alista ya

a no ser que la CIA pague,
 
como al ISIS del MOSAD


A mí, que nunca me busquen, 

ni me llamen pá luchar.

Que yo no mato por nadie. 

Yo mato por no matar.


La paz de los cementerios 

es la paz del capital

Si soy rojo es porque quiero, 

en vida, vivir en paz.


Hoy tan solo mata el hambre, 

del rico por tener más 

Con el cómplice silencio, 

de toítos los demás.


Que preferimos taparnos, 

los ojos pá no pensar

O mirar pá otro lado, 

pensando que el mal se irá.


Creer que lo que a otro pasa, 

no nos tiene que importar.

Cá palo aguante su vela, 

repetimos sin cesar.


Éste es el mantra egoísta 

que rula por la sociedad

como si lo que le pase a otro, 

no te pueda a tí pasar


Más todo, cuán boomerang vuelve, 

al sitio de donde partió

y tal vez ocupes mañana, 

el sitio que otro dejó.


Mil pobres ceban a un rico, 

otros mil le dan jornal,

y otros cuantos dan su vida 

porque todo siga igual. 


Que no me coman la oreja, 

que no me creo ya ná

de sus guerras, sus estafas, 

ni su calentamiento global


Tan solo vuestras mentiras, 

esconden una verdad

que unos pocos están arriba 

y abajo tós los demás.


Da igual que seas ateo, 

cristiano o musulmán.

Solo los elegidos, 

el paraíso verán.


Hay medios alternativos, 

amarillos muchos más.

Unos más rojos que otros. 

Los menos, de radikal.


Más todos tienen su cosa, 

y a todos hay que hojear

Que comparando se tiene 

opinión más general.


Qué de tó aprende uno. 

Nadie tiene la verdad.

Ser más papista que el Papa, 

no es garantía de ná.


Solo creo en lo que veo, 

díjome santo Tomás, 

que el que a ciegas se conduce, 

no para de tropezar.


Y al enemigo, ni agua, 

ni nunca contemporizar

No dudes, tarde o temprano, 

siempre te la jugará.


No hay que seguir a nadie 

y a todos hay que escuchar.

Si tu conciencia te guía, 

de nada te arrepentirás.


Dá gusto ver a los ricos, 

pegarse por serlo más

mientras en eso se hallen, 

quizás nos dejen en paz.


Si te crees o no sus mentiras, 

a ellos les dá igual.

Con tomarlas por veraces, 

les basta para actuar. 


Que no me cuenten más cuentos, 

que tós me los sé yo ya.

Se demoniza a cualquiera

que no se deje robar.



No basta con ser un santo, 

sino ser de"su santoral"

Como la cojan contigo, 

no te valdrá ni el rezar.


Pensamiento único llaman. 

Anteojeras pá no pensar

más que en la zanahoria. 

El palo irá por detrás.


Si no crees en lo dictado, 

anti-sistema serás

Y por mucho bien que hagas, 

te van a demonizar.


Que no me coman la oreja, 

que a mí, no me la dan.

Que me sé todos sus cuentos 

y también, cada final.


Si de cañon, quieren carne, 

pál matadero llevar

que busquen a otro tonto, 

que este tonto no va más



No se ha visto en tóa la historia, 

otra estafa sin igual.

Que la madre tóas las crisis, 

que creó el capital


Y cuando tan ricamente, 

uno estaba en su sofá

Relajado y a cubierto, 

de inclemencias y demás,


te cortan sin previo aviso

el grifo de tu maná. 


Y te dejan sin tus sueños,
 
sin trabajo y sin hogar


y pá colmo y regodeo 

de propios y extraños, van

y te dicen como aviso

que al rojo no hay que escuchar


que son peores que el lobo,

del cuento y mucho más

y que si vas y los votas

toíto te lo robarán.



Si como votantes, no nos escuchan

como consumidores lo harán.

Boicoetemos sus empresas

Llevamos las de ganar. 


Si no queda más remedio

que dejarnos de robar

que sea otro y no el de siempre

tal vez así, aprenderá


No hay pan pá tanto chorizo,

dicen, cuando lo que sobra es pan.

Lo que no hay es un par de huevos
 
pá que no nos choriceen más.


Resultado de imagen de eladio fernandez refugiados suecia

Ellos tienen de tó

los demás, cuasi-de-ná

mas ellos son cuatro mierdas

y nosotros sémos más.


La próxima revolución 

contra las corporaciones será

y si ésta no se gana 

no habrá ninguna ya más.

Quien sepa entender que entienda

lo que digo es pá mascar

despacio y con buena conciencia.

Mi tiempo no dá... pá más


Armak de Odelot


Dicen: 

No será televisada, 

la próxima revolución.

Más como nadie se fía 

de lo que se nos dice hoy en día,

pasamos los días enteros, 

tumbados en el sofá

delante la caja tonta,

 por no perder el momento
del pase de la procesión 
que tós llevamos por dentro