Ya lo decía el alquimista y médico suizo Paracelso
Todo es veneno, nada es veneno. Solo la dosis hace el veneno
Eso también aplica a sustancias que en dosis normales son inocuas, pero que en cantidades muy elevadas pueden matar a una persona ¿A partir de qué cantidad un alimento completamente inocuo se convierte en un veneno letal?
La dosis letal de una sustancia depende de muchos factores. Depende de su concentración, pero también del peso de la persona que lo ingiere, de cómo la ingiere, de su edad, o de la resistencia de su metabolismo. Por esa razón las cantidades aquí son meras aproximaciones a título de curiosidad científica.
Cuando se trata de toxicidad, la medida más aceptada es lo que se conoce comoDosis letal media o LD50 (Lethal Dose 50) que es la cantidad, en miligramos por cada kilo de peso corporal, que mataría al 50% de las personas que la ingieran. 
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En su propia definición está ya la idea de imprecisión. La mitad de sujetos que se someten a esa dosis masiva podría sobrevivir. La ciencia simplemente considera la LD50 suficiente garantía de toxicidad como para no calcular la LD100. 
Se trata de salvaguardar vidas, no de calcular asesinatos. Para las cifras que damos en titulares hemos calculado la LD50 para una persona adulta de 75 kilos de peso.
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Cafeína: 93 cafés expreso

La posibilidad de morir por tomar demasiado café suele ser motivo de muchas conversaciones... delante de una taza de café. Afortunadamente para los que no podemos vivir sin esta maravillosa bebida, la cantidad de café necesaria para que la cafeína (el principio activo del café) alcance una dosis letal es elevadísima. Según la página Coffee Faq:
La LD50 de la cafeina es de 10 gramos. Sin embargo, esta dosis letal varía mucho de un individuo a otro. En general, se considera que ingerir 150 miligramos de cafeína por cada kilo de peso corporal puede matar. Siguiendo este cálculo,una persona de 50 kilos moriría tras ingerir 7,5 gramos de cafeína pura. Una de 80 fallecería con 12 gramos. En niños, la dosis es mucho menor (35 miligramos por kilo de peso corporal) porque metabolizan la cafeína mucho más lentamente.
Según la Asociación Nacional del Café Una taza pequeña de café expresso de 240 mililitros tiene entre 65 y 120 miligramos de cafeína. La diferencia se debe a las distintas variedades de esta semilla y su forma de preparación. En definitiva, si asumimos que estamos tomando café del flojito (65 miligramos por tacita) Una persona de 75 kilos podría morir con 173 tazas de café. Si el café es potente (120 miligramos), bastan 93. Coffee Faq estima que la dosis letal se traduce en un número entre 50 y 200 tazas de café del tirón.
Si hablamos de pastillas de 200 miligramos de cafeína, una persona de 75 kilos estaría en serio peligro tras ingerir unas 56 pastillas. Entre los síntomas de una intoxicación aguda por cafeína están temblores, vómitos, taquicardia, arritmias o hiperglicemia.
De todos modos, no es buena idea abusar del café. Según Coffee Informer, un adulto sano no debe tomar más de 300 o 400 miligramos de cafeína al día (o 6 miligramos de cafeína por kilogramo de peso corporal). Aplicado a diferentes bebidas, eso se traduce en cinco tazas de expresso o casi doce latas de Coca-Cola. En la página tienen hasta una calculadora para determinar la dosis según tu peso corporal.
Por supuesto, hablamos de cafeína pura, no de todo lo demás que lleva asociado un producto como la Coca-Cola. Si bebes 12 latas de Coca-Cola al día la cafeína va a ser el menor de tus problemas. Lo que nos lleva al siguiente punto.

Azúcar: 2 kilos

A todos nos gustan los dulces, pero la dieta moderna tiene demasiados azúcares añadidos. El problema no es tanto el azúcar que le echamos al café, sino los azúcares que incorporan en su composición de muchos productos como los refrescos.
De nuevo, la cantidad de azúcar que haría falta para matar a alguien es tan alta que no hay estómago que la resista. 
Según pruebas hechas con ratas, la toxicidad LD50 de la sacarosa (azucar de mesa) es de 29.700 miligramos por kilo de peso corporal. Si lo extrapoláramos a un ser humano de 75 kilos de peso, estaríamos hablando de comerse 2,17 kilos de azúcar a cucharadas. ¡Ugh!
Por si te lo estabas preguntando, una lata de refresco tiene alrededor de 39 gramos de azúcar. Para alcanzar una dosis media letal de azúcar (para una persona de 50 kilos) a base de Coca-Cola habría que tomarse 38 latas de refresco o algo más de 7 botellas de dos litros.
El gran problema del azúcar no es la dosis que causa una intoxicación aguda, sino la intoxicación crónica. La Organización Mundial de la Salud recomiendaque solo entre un 5 y un 10% de las calorías que ingerimos al día provengan directamente del azúcar. 
En un adulto sano, eso son unos 25 gramos de azúcar al día. Una lata de Coca-Cola aporta 39 gramos. La lista de problemas de salud derivados de esta dieta tan golosa es larga y va desde las caries a la obesidad, la diabetes, los problemas hepáticos o incluso el cáncer de páncreas.
Foto: Jiri Hera / Shutterstock

Sal: 4 cucharadas soperas

De la más dulce de las muertes a la más salada. ¿Cuánta sal basta para matar a una persona? La respuesta es que bastante poca. 
Hay una buena razón para no beber agua de mar, y es que la sal es especialmente tóxica en dosis relativamente pequeñas. La dosis letal (ingerida) LD50 en ratas es de 3.000 miligramos de sal por kilogramo de peso corporal.
En seres humanos adultos bastan entre 0,75 y 3 gramos de sal por kilo de peso para matar a alguien. Si lo consideramos a la baja (0,75 gramos), una persona de 80 kilos de peso puede morir con solo 60 gramos de sal ingeridos de golpe. 
Según NPR, una cucharada sopera de sal ya son 15 gramos así que la leyenda urbana puede ser cierta en algunos casos: cuatro cucharadas de sal pueden matar. Probablemente haga falta más, pero es mejor no arriesgarse a probarlo.
En países como Reino Unido cada adulto ingiere alrededor de 11 gramos de sal al día, de los que el 75% proviene de alimentos procesados. La cuestión es que la mayor parte de esa sal se suele eliminar con el agua que ingerimos.
La sal no solo es letal en estado puro. Algunos alimentos muy ricos en cloruro sódico pueden ser igualmente peligrosos. En 2011, la revista médica Journal of Forensic and Legal Medicine informó del caso de una mujer japonesa de 55 años diagnosticada con depresión que se suicidó bebiéndose una botella de salsa de soja. Los síntomas de la hipernatremia aguda incluyen convulsiones, edema cerebral y coma.

Agua: 6,7 litros

Sí, hasta el agua es tóxica si bebemos la cantidad suficiente, y esa cantidad es mucho menor de la que parece. De hecho, si alguien intentara suicidarse bebiendo Coca-Cola o café moriría por exceso de agua antes de que la cafeína le haga efecto. 
Según Science-Lab la LD50 del agua por vía oral es de 90 mililitros por kilo de peso corporal. 
Eso arroja una dosis letal de solo 6,7 litros (13 botellines de agua de 50 centilitros).
¿Cómo mata el agua? Al igual que la sal, el agua afecta a nuestro organismo a nivel celular. Si ingerimos demasiada agua de golpe y nuestros riñones no son capaces de procesarla, el cuerpo la almacena en los tejidos. 
En la mayor parte de zonas, las células tienen espacio para expandirse tras absorber el exceso de agua, pero el cerebro no es una de estas zonas. El exceso puede producir un edema cerebral. Es un caso extremo, pero ya ha pasado varias veces en adultos.

Alcohol: 13 chupitos

Que beber mucho es malo ya lo sabemos, pero ¿cuántas cervezas hay que tomarse para hablar de una dosis potencialmente letal? 
Basta mirar arriba para ver que, en un caso extremo, la cerveza nos mataría antes por su cantidad de agua que por su porcentaje de alcohol. 
La dosis letal del alcohol etílico o etanol es de 7.060 mililitros por kilo de peso corporal. En otras palabras, bastaría medio litro de alcohol para una persona de 75 kilos.
En páginas como Compound Interest, sin embargo, calculan esa cifra mucho más a la baja y aseguran que bastan 13 chupitos seguidos de un licor de alta graduación como el vodka (40 grados de concentración) para matar a un adulto de 75 kilos. 
Cada chupito o shot tiene alrededor de 45 mililitros. Todo depende de la tolerancia de la persona o su estado físico. También influye enormemente el tiempo de ingesta. 
El organismo hace un trabajo soberbio para procesar grandes cantidades de alcohol a lo largo de toda una noche. Al día siguiente, la resaca se encargará de recordarnos que los excesos nunca son buenos, incluso aunque no alcancemos una dosis letal.